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14 nov 2014

Encuentro de Primera Comunión 2 -


Para empezar...

Vamos a ambientar un salón como si fuera el Cenáculo.

 Una mesa larga baja, almohadones en el piso (o no), todo iluminado con velas. Tenemos que tener preparado un lugar especial para el
Santísimo. Un altar con un mantel, la imagen de la Virgen, una vela.
Armar el lugar de manera que resulte un lugar cálido, lindo, que propicie la oración y el encuentro con Jesús.
Actividad
En un primer momento, los chicos van a estar afuera del salón. Los catequistas pueden explicar que van a vivir un momento muy especial, que hay alguien muy importante que nos está esperando para compartir un rato de oración entre amigos.
Aquí, en la puerta antes de entrar, les leemos Mt 18, 19-20 (“La oración común”). Una vez finalizada la lectura, entramos al salón y nos sentamos con los chicos alrededor de la mesa, mirando al Santísimo.
 Una vez que estamos todos acomodados en el salón leemos Lc 22, 14-20 (“La comida pascual y la institución de la Eucaristía”).
 Podemos señalar la similitud del lugar donde Jesús compartió una cena con sus amigos por última vez y en el que estamos nosotros. ¿Cómo nos hace sentir? ¿Nos dimos cuenta quién nos estaba esperando?
 Habiendo compartido la Palabra, nos disponemos a escuchar el siguiente audio:
https://www.youtube.com/watch?v=OVFIRBurcMA
¿Sentimos que nos habló a cada uno de nosotros? ¿Qué  sentimos cuando Jesús nos habla?

Podemos invitar a los padres que lleguen un ratito antes para que participen en la oración final y la bendición junto con Jesús y todos los chicos.

Sugerencia para los dos encuentros propuestos:
Es importante crear un clima de oración, donde prevalezcan la calidez y la belleza. Podemos poner una
música de fondo o invitar a algún catequista que toque la guitarra para cantar alguna de las canciones
que los chicos conocen mientras ellos desarrollan la actividad.

fuente :Vicaría Episcopal de Pastoral para niños -Arquidiócesis de Buenos Aires
www.vicarianiños.org.ar


Encuentro de Primera Comunión - 1

Vicaría Episcopal para niños


Para empezar...
Podemos comenzar iluminando el encuentro con la lectura Lc 18,35-43 (“Curación de un ciego de Jericó”) Una vez que leemos la Palabra, les proponemos a los chicos la actividad.
Actividad
Le damos a cada uno de los chicos un espejo pequeño (en el caso de no conseguir la cantidad suficiente de espejos para cada uno, se pueden utilizar tapas para bandejas de aluminio que se consiguen fácilmente en las papeleras). Les vamos a pedir que se miren detenidamente y que se dibujen como se ven.
 ¿Pudieron versebien? ¿Descubrieron algo que hasta ese momento no habían visto?

 Luego, les vamos a dar una hoja con la inscripción, “Así lo veo a Jesús…” y, como no lo podemos ver, les vamos a pedir que lo dibujen tal cual se lo imaginan.
 ¿Se parece a nosotros? ¿Todos lo imaginamos igual?

 Una vez que se pudieron ver a sí mismos y pudieron imaginarse y dibujar a Jesús, pensamos:
Alguna vez, ¿pudimos ver a Jesús en un amigo, en algún familiar, en algún vecino o en otra
persona que conozcamos?
¿Pudimos descubrir a Jesús en algún gesto que hayan tenido con nosotros?
Cuando tengan la respuesta, la van a escribir en la misma hojita donde dibujamos a Jesús diciendo: “Yo descubrí a Jesús en otro cuando…”.
La hoja puede estar dividida en dos para los dos momentos de la actividad con las dos frases principales ya escritas.
 Podemos pegar todas las hojas en un afiche o en cartulinas y ofrecerlas el día de la Comunión, o bien exhibirlas para que las familias puedan verlas a medida que vayan llegando a la celebración.
Oración final:
Para finalizar el encuentro, los invitamos a rezar juntos pidiendo por todos los
chicos que muy pronto van a recibir a Jesús en la Eucaristía.

8 nov 2014

Frutos y condiciones de la Eucaristía.


El sacramento de la Eucaristía, como todo sacramento, es eficaz. Al recibirlo hay cambios reales en la persona que lo recibe y en toda la Iglesia aunque los cambios no se puedan palpar:
Acrecienta nuestra unión con Jesucristo.
Al comulgar recibimos a Jesucristo de una manera real y substancial. Es una unión real, no es un buen deseo o un símbolo. El sacramento de la Eucaristía es una unión íntima con Dios que nos llena de su Gracia.
"Quien come mi carne y bebe mi sangre está en mí y yo en él" (Jn, 6,56).
Nos perdona los pecados veniales.
Para recibir a Jesús, es indispensable estar en estado de gracia y al recibirlo, la presencia de Dios dentro de nosotros hace que se borren las pequeñas faltas que hayamos tenido contra Él y recibimos la gracia para alejarnos del pecado mortal.
Fortalece la caridad, que en la vida diaria tiende a debilitarse.
El pecado debilita la caridad y puede hacernos creer que vivir el amor como Jesús nos lo pide es muy difícil, casi inalcanzable.
Sin embargo, Jesús ya sabía que nos costaría trabajo y que nos sentiríamos sin fuerzas para lograrlo, por eso quiso quedarse con nosotros en la Eucaristía para alimentarnos y ayudarnos fortaleciendo nuestra caridad.
La Eucaristía, siendo el mayor ejemplo de amor que podemos tener, transforma el corazón llenándolo de amor, de tal manera que quien la recibe es capaz de vivir la caridad en cada momento de su vida.
"Que nunca os falte, queridos jóvenes, el Pan eucarístico en las mesas de vuestra existencia. ¡De este pan podréis sacar fuerza para dar testimonio de vuestra fe!"
(Juan Pablo II. Queridísimos jóvenes)
Nos preserva de futuros pecados mortales.
Una persona que vive de acuerdo a la caridad, difícilmente cometerá faltas graves de amor a Dios.
Da unidad al Cuerpo Místico de Cristo que es la Iglesia.
Cada persona que recibe a Jesús en la Eucaristía se une íntimamente a Él, que es la cabeza de su Cuerpo Místico del que todos los cristianos formamos parte.
De esta manera, el cristiano que se une a Cristo en la Eucaristía, se une al mismo tiempo al resto de los cristianos miembros de su Cuerpo Místico. Por ésta razón, a la recepción de la hostia consagrada se le llama comunión, que significa común-unión o unión de toda la comunidad.
"Te pido que todos sean uno. Padre, lo mismo que tú estás en mí y yo en ti, que también ellos estén unidos a nosotros; de este modo, el mundo podrá creer que tú me has enviado. Yo les he dado a ellos la gloria que tú me diste a mí, de tal manera que puedan ser uno, como lo somos nosotros".(Juan 17, 21-22.)
Fortalece a toda la Iglesia.
Por la misma unidad de los cristianos en el Cuerpo Místico de Cristo sucede que al fortalecerse uno de sus miembros con las gracias de la Eucaristía, se fortalece la Iglesia entera.
Entraña un compromiso en favor de los demás.
Al estar más unido al Cuerpo Místico de Cristo, aquél que recibe la Eucaristía, se hará más consciente de las necesidades de los otros miembros. Se identificará con los intereses de Cristo, sentirá el compromiso de ser apóstol, de llevar a Cristo a todos los hombres sin distinción y de ayudar en sus necesidades espirituales y materiales a los pobres, los enfermos y todos los que sufren.
Características de la participación en la Eucaristía

Cuando vamos a participar en la Eucaristía debemos prepararnos adecuadamente para poder participar con las debidas características y disposiciones. Estas deben ser:
 
·        Externas: para el sacerdote consistirán en el perfecto cumplimiento de las rúbricas y ceremonias que la Iglesia señala. Para los fieles respeto, modestia y atención para participar activamente.
·        Internas: Identificarse con Cristo. Ofrecerle al Padre y ofrecerse a sí mismo en Él, con Él y por Él.
·        Profunda: entrega total.
·        Vital - Existencial: no de palabras solamente, sino de todos y cada uno de mis actos de mi vida.
·        Confianza ilimitada: tener confianza en la Bondad y Misericordia de Dios.
·        Hambre y sed de comulgar: Esta es la que más afecta a la eficacia santificadora de la gracia, ensancha nuestra capacidad del alma y la dispone a recibir la gracia sacramental en proporciones enormes. La cantidad de agua que se coge de la fuente depende del tamaño de la vasija.
Para recibir a Jesús
Cuántas veces nos acercamos a comulgar, sin siquiera habernos preparado!, o lo que es peor ¡sin poner atención!

 FUENTE : http://www.es.catholic.net/.

25 abr 2014

Adoración Eucaristía para niños.

Sugerimos que en la Santa Misa, antes de la bendición final, se puede realizar un momento de Adoración Eucarística. También les proponemos que lo puedan realizar en la semana.

Catequesis previa
Es importante, si es la primera vez que se realiza adoración Eucarística con niños, realizar previamente una catequesis para recordar:
- Jesús se quedó entre nosotros realmente en su Cuerpo y Sangre.
- En ese instante le podemos contar todo lo que queremos a Jesús y escuchar que nos quiere decir.
- Debemos estar tranquilos, en silencio y de rodillas.
- Acompañar el momento de Adoración con cantos y oraciones apropiadas.
- El momento de Adoración debe ser breve y se puede ir extendiendo a medida que pasa el año.

ADORACIÓN EUCARÍSTICA

Animador: La Eucaristía es la presencia real de Jesús entre nosotros. Jesús es nuestro gran tesoro y por eso lo adoramos.
Ahora, nos vamos a arrodillar y en silencio, mirando a Jesús que está en esa hostia, vamos a hablar con Él y sobre todo vamos a tratar de escuchar lo que Él nos quiere decir.

Sacerdote: Bendito y alabado sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar
Todos: Sea por siempre bendito y alabado.

Canto: 11 - Sé que estás aquí - CD: Misa Arquidiocesana de Niños 2011 – www.vicarianiños.org.ar

Moniciones: realizar algunas moniciones libres a cargo del sacerdote o animador.

Oraciones: 
A cada oración respondemos: JESÚS EUCARISTÍA ESCUCHANOS.

Niño 1: Te damos gracias por renovar nuestro corazón en esta Pascua de Resurrección y por San Juan XXIII y San Juan Pablo II, como modelos de santidad. Oremos…

Niño 2: Que la paz del mundo sea una realidad. Oremos…

Niño 3: Que siempre confiemos en tu Misericordia. Oremos…

Niño 4: Danos fuerza para salir a contagiar tu Amor en el barrio, en el colegio, en nuestras familias. Oremos…

Sacerdote: Bendito y alabado sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar
Todos: Sea por siempre bendito y alabado.

Oración Final:
Jesús, que quisiste quedarte en el Pan Consagrado
para alimentarnos y unirte a nosotros,
nos comprometemos a visitarte en el sagrario
para acompañarte y escucharte con nuestro corazón.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Bendición con el Santísimo Sacramento

Canto: 02 –Con Jesús yo voy - CD: Misa Arquidiocesana de Niños 2011 – www.vicarianiños.org.ar

18 ene 2014

LAS INTENCIONES PARA LA PRIMERA COMUNION


CADA MIEMBRO DE LA FAMILIA-ABUELOS -HERMANOS-PADRINOS-TIOS-PAPAS-ESCRIBEN EN UN PAPELITO LAS INTENCIONES O DESEOS O PETICIONES QUE LE HACEN A JESUS PARA TU RIMERA COMUNION Y QUEDAN EN EL SOBRE CORAZON QUE LLEVARAS EN TU PRIMERA COMUNION.


FUENTE: ESCUELA DE CATEQUESIS .

Jesús Eucaristía es el Cordero de Dios

  “Éste es el Cordero de Dios” (Jn 1, 29-34). Juan el Bautista ve pasar a Jesús, lo señala y dice: “Éste es el Cordero de Dios”. Esto constituye una novedad absoluta para los judíos, porque para los judíos, el cordero de Dios era el que se inmolaba en el templo. El nuevo nombre que el Bautista le da a Jesús señala la condición de Jesús, el ser el Cordero del sacrificio, y señala al mismo tiempo que los sacrificios antiguos ya han finalizado, para dar paso al nuevo sacrificio de la Nueva Alianza.
¿Por qué se hacían sacrificios y en qué consistían? ¿Cuál es la diferencia entre los sacrificios de la Antigua Alianza y el de la Nueva? Es necesario ver en qué consistían los sacrificios de los corderos animales en el templo de Jerusalén, para compararlo con el sacrificio del Cordero, Jesús.
La práctica del sacrificio ritual ha existido desde siempre, desde Caín y Abel, y existió en todas las religiones de los paganos, pero sacrificios idolátricos, dirigidos a los dioses de los paganos, los cuales son demonios, como dice San Pablo[1]. El sentido del sacrificio es ofrecer a Dios lo mejor que se tiene, en reconocimiento de su soberanía y de su majestad, y de la total dependencia que de Él tenemos.
Los judíos ofrecían constantes sacrificios[2] en el templo de Jerusalén, como muestra del reconocimiento de la soberanía y la majestad de Yahvéh, y estos sacrificios eran los más perfectos de la Antigüedad, porque estaban dirigidos al Dios Único y Verdadero, y además habían sido estipulados y establecidos por el mismo Dios. A Dios debían ofrendarse los primeros frutos de la tierra y los primeros nacidos de animales, y los primogénitos de los hombres debían ser también ofrecidos, pero no sacrificados, sino redimidos (Dt 12, 31), porque el sacrificio humano estaba prohibido, ya que se consideraba una profanación del nombre de Dios (Lev 20, 1ss). A Dios debía ofrecerse lo mejor; no se podía ofrecer un animal defectuoso, sino que tenía que ser perfecto; es lo que sucede con los sacrificios de Abel y de Caín: Dios prefiere la ofrenda de Abel, cuyo humo sube blanco hacia el cielo, y no la de Caín, una ofrenda de humo espeso y negro. El sacrificio de Abel es hecho con un corazón puro, y por eso es agradable a Dios, mientras que el sacrificio de Caín es hecho con un corazón torcido, y por eso Dios lo rechaza (cfr. Gn 4, 3-6).
¿Cómo eran los sacrificios de los corderos y qué se buscaba con eso? Para comprender el sacrificio del Verdadero Cordero, Jesucristo, es necesario saber cómo era el sacrifico de los corderos. En las fiestas religiosas de los judíos, los corderos eran llevados al templo, y allí eran sacrificados como ofrenda al único Dios, a Yahvéh: se derramaba su sangre en expiación de los pecados, y se consumía la carne en el fuego, como ofrenda divina.
El ritual consistía en la presentación de la víctima, momento en el que el cordero era llevado al altar de los sacrificios (Éx 29,42; Levítico 1,5; 3,1; 4,6); la inmolación, el momento en el que el sacerdote debía derramar la sangre de la víctima de la forma más rápida y completa posible, con un corte en el cuello (Lev 1,3 y ss); luego venía el rociado con la sangre, que sólo podía ser realizado por los sacerdotes (Lev 1,5; 3,2; 4,5; II Cro 29,23). Para la tradición judía esta parte del rito era como "la raíz y el principio del sacrificio", y como la sangre es la vida del cuerpo no se debe comer: es necesario derramarla sobre el altar (Lev 17,11); luego venía la quema del sacrificio, que se llamaba holocausto, si se quemaba la víctima entera. Por la acción del fuego, Yahvéh recogía el sacrificio ofrecido (Deut 4,24).
Sin embargo, a pesar de ser el verdadero culto al Dios verdadero –todos los pueblos que rodeaban a Israel eran pueblos paganos y politeístas, es decir, tenían muchos dioses-, este culto de los corderos-animales era absoluta y totalmente insuficiente para obtener el perdón de los pecados y el favor divino, el cese de su ira para con el hombre, por la maldad del corazón humano.
Es el verdadero y único Cordero del sacrificio, Jesucristo, el único que puede expiar los pecados de toda la humanidad. Él, en su Pasión, cumple todos los pasos del ritual, inaugurando una nueva Pascua, la Pascua del Cordero. Si en el rito judío el cordero, el animal, era presentado y llevado contra su voluntad al altar del sacrificio -porque su instinto animal le hacía presentir que iba a ser sacrificado-, el Cordero de Dios, Jesucristo, libremente, y por propia voluntad, sube al altar del sacrificio, el ara de la cruz, presentándose Él en Persona al Padre, ofreciéndose al Padre como Víctima Pura y Santa, como Cordero Puro y Santo, para expiar la maldad de los hombres, que con sus corazones oscurecidos ofenden la santidad divina; si en el Templo de Jerusalén el cordero era degollado por los sacerdotes judíos en el altar, el Cordero de Dios, el Cordero que alumbra con su luz a la Nueva Jerusalén (cfr. Ap 21, 23), a la Jerusalén de los cielos, es inmolado en la cruz, porque Él, que es a la vez Sacerdote, Altar y Víctima, derrama en la cruz toda su sangre, hasta la última gota, en una muestra inaudita y jamás dada de amor eterno por los hombres, porque con su sangre derrama su vida, y con su vida, efunde el Espíritu Santo, el Espíritu del Amor divino, y así, derramada su sangre en el ara de la cruz, se convierte en el “Cordero como degollado” (cfr. Ap 5, 6), que con su sangre salva a todos los hombres y rescata a la humanidad; si en el sacrificio de los judíos la sangre del cordero animal se derramaba en el altar, y era a la vez esparcida sobre el altar, el Cordero Místico derrama su sangre en el ara de la cruz desde sus heridas, y con su sangre riega la tierra e inunda la humanidad entera, y a las almas todas, alcanzando con su sangre bendita a todos los hombres de todos los tiempos; si en el sacrificio de los judíos el cordero animal, ya presentado e inmolado era finalmente quemado, para ser convertido en holocausto, simbolizando, con la acción del fuego sobre la carne, que esta, al convertirse en humo, se hacía ofrenda espiritual que subía a Dios y a Él pertenecía, en el ara de la cruz, la carne virginal, santa y pura del Cordero de los cielos, Jesucristo, es abrasada en el fuego del Espíritu Santo, y su carne, así abrasada en el fuego del Espíritu de Dios, sube como suave incienso de agradable olor, en honor de Dios Padre.
Por último, si en el sacrificio de los judíos la ofrenda de la carne del cordero, convertida en humo por el fuego del altar, subía al cielo como ofrenda espiritual que pertenecía a Dios, y que Él recogía, en el sacrificio del Cordero, la santa misa, la ofrenda santa, que es el Cuerpo y la Sangre del Cordero, es llevada por el Ángel del altar[3], hasta el altar del cielo, para ser presentada ante Dios Uno y Trino, como ofrenda agradabilísima y espiritual, como incienso de suave perfume, que expía las maldades de los corazones humanos y da a Dios Trino alabanza, gloria, honra y adoración infinitos.
Si en el sacrificio de los corderos animales, estos eran sacrificados en abundancia para pedir el perdón y la expiación de los pecados de los hombres, pero su sacrificio era totalmente inútil, porque la sangre de un animal no puede, de ninguna manera, ni perdonar ni reparar el pecado del hombre, en el sacrificio del Cordero de Dios, Jesucristo, siendo Él uno solo, con su solo y único sacrificio, basta para perdonar y expiar los pecados de todos los hombres de todos los tiempos, desde Adán y Eva, hasta el último hombre nacido en el Día del Juicio Final.
“Este es el Cordero de Dios”, dice Juan el Bautista, al ver pasar a Jesús; “Este es el Cordero de Dios”, dice la Iglesia, al contemplar la Eucaristía en la ostentación eucarística, en la Santa Misa; “Este es el Cordero de Dios”, dice el alma fiel al acercarse a comulgar la Eucaristía sabiendo que, al comulgar, consume la carne del Cordero, asada en el fuego del Espíritu, fuego que penetra hasta lo más profundo del ser, abrasándolo en las llamas del Amor divino, purificando y quemando todo lo que no es grato a Dios, santificando el alma con la santidad divina, y elevándola a las alturas inimaginables de la comunión con el Padre.

[1] 1 Cor 10, 20.
[2] Las ofrendas que hacían los judíos era llamadas “korbán”, que quiere decir “venir a Dios” o “acercar a Dios” y eran ofrecidos sólo por los sacerdotes, y se hacían con el fin de expresar la sumisión a Dios, o agradecerle por sus beneficios, o en expiación por el pecado, o para pedir a Yahvéh algún favor. Cfr. Wikipedia, http://es.wikipedia.org/wiki/Sacrificios_judios, voz “korbán”.
[3] Cfr. Misal Romano.


FUENTE :www. adoramosalcordero.blogspot.com.ar.Agnusdei.

..."HE AQUI EL CORDERO DE DIOS QUE QUITA EL PECADO DEL MUNDO"...






















16 jul 2013

Encuentro de catequesis para niños que se preparan para recibir la primera Comunión...

 DIOS ALFARERO

 Introducción:

 Nos hemos reunido en torno a Ti Jesús, para recordar nuestra llamada. Para renovar nuestra Alianza de Amor Eterno, que por pura gratuidad hemos tenido una vez en nuestra vida.

 Quédate Señor con nosotros, porque necesitamos verte presente para no olvidarte, pues ya sabes con cuánta frecuencia te abandonamos… no sólo en nuestros pensamientos y palabras, sino también en nuestros gestos y actitudes…

 Canto: Yo quiero ser un vaso nuevo

 Lectura: Jer. 18, 2-6: “Bajé a la alfarería, y he aquí que el alfarero estaba haciendo un trabajo al torno. El cacharro que estaba haciendo con barro se estropeó en manos del alfarero, y este volvió a empezar, transformándolo en otro objeto diferente, como mejor le pareció al alfarero...”

 En manos del alfarero la arcilla responde a la mas mínima presión y no se resiste a las forma que está recibiendo. Nosotros no somos así, discutimos con Dios y resistimos a sus designios. Is. 45, 9- 11:

 “Litiga con el que la ha moldeado la vasija entre las vasijas de barro? Dice la arcilla al que la modela: ¿Qué haces tú?, y tu obra no está hecha con destreza?! ¡Ay del que dice a su padre: ¿Qué has engendrado? Y a su madre ¿Qué has dado a luz? Así dice el Señor, el Santo de Israel y su modelador: Van a interrogarme ustedes a mi acerca de mis hijos y a darme órdenes acerca de la obra de mis manos?”

 Muchas veces nos sentimos insatisfechos con la forma que Dios nos ha dado, aunque somos “una pieza de artesanía” amorosamente modelada por sus manos. Rom. 9, 20-21: ¡Oh hombre! ¿Quién eres tú para pedirle cuentas a Dios? Acaso la pieza de barro le dirá a quien la modeló: ¿porque me hiciste así´? o, es que el alfarero no es dueño de hacer de una misma masa unas vasijas para usos nobles y otras para usos ordinarios?”

 Is. 29, 16: “¡Qué error el de ustedes! como barro que se considerase alfarero; como obra que dijera del que la hizo: ´No me ha hecho´; como cacharro que dijera del alfarero: “No entiende”.

 Escribir y hablar de estas cosas es fácil. Lo difícil es vivirlas. Cada uno de nosotros es “una pieza de artesanía de Dios”. A cada uno de nosotros nos dice personalmente: “Porque tú eres precioso a mis ojos, yo te estimo, te amo mucho” Is. 43, 4.

 Reflexión personal:

 1. ¿Dónde encontró Dios “la arcilla viva” con que te formó?

 (Recuerda las personas, circunstancias, experiencias que han tenido una incidencia en tu vida)

 2. ¿Puedes recordar algunas “impurezas” o “burbujas de aire” que ya han sido purificadas o estrujadas en tu vida? (experiencias de conversión)

 3. ¿Cómo muestras tu deseo de volver a comenzar? ¿Cómo va tu PROYECTO DE VIDA –

 Viviré como venga... porque es lo que todos hacen? Tendré un sentido de la vida como misión?


En ORACION podes hacer el “objeto” que quisieras ser en manos de Dios (utilizando plastilina, o algún otro tipo de masa, o dibujando en un papel)

 NO OLVIDES NUNCA. Dios te dice:

 “TU ERES PRECIOSO A MIS OJOS, YO TE ESTIMO, TE  AMO MUCHO” (Is. 43, 4)


 Podemos repartirnos nuestras artesanías con el compromiso de rezar unas por otras.

13 jul 2013

ENCUENTROS EUCARISTICOS 5

CRISTO EN LA EUCARISTÍA ES EL CENTRO DE TODO

La dinámica de este tema, busca poner a Cristo Eucaristía en el centro de toda nuestra vida, hagamos lo que hagamos.

PARA NIÑOS DE 10 A 12 AÑOS

PREPARACIÓN

Son necesarios cuatro símbolos que podemos encontrar en la Eucaristía: la Palabra de Dios, un crucifijo o imagen de Cristo, un cáliz y pan ázimo (hostias o pan sin levadura).

Previamente, se dará una actividad a los niños, que realizarán al mismo tiempo cuando lo indique el catequista, como saltar, cantar, pintar, gritar, orar, cocinar, cuidar al bebé, trabajar en la obra, martillar, barrer, etcétera: tantas actividades cuantos niños estén en el grupo.

DESARROLLO

El catequista explicará que, cuando él lo indique, todos se pondrán en acción, no importando el ruido que se pueda generar, pero cuando él diga la palabra ‘Cristo’ en voz alta, todos deberán detenerse, guardar absoluto silencio e indicar con su dedo índice el signo eucarístico que se mueva entre ellos. Como ya se dijo, serán cuatro los signos que se moverán entre los niños mientras ellos realicen sus actividades, y que se detendrán también a la voz de ‘Cristo’.

Se comenzará con el crucifijo o la imagen de Cristo; éste se moverá de un lado a otro en el espacio de la reunión. Cuando se escuche la voz ‘Cristo’ y todos se detengan en silencio, el catequista se pondrá a un lado del signo y referirá con éstas u otras palabras:

Cristo el Señor ha dejado en su Iglesia, su pueblo santo, el regalo del Sacerdocio y la Eucaristía. Gracias a este banquete, Jesús forma a un gran pueblo, la Iglesia. Todos alrededor de este alimento de vida eterna, daremos mucho fruto; sin él estaremos sin vida y divididos.

Se continuará con la Palabra de Dios. El catequista indicará volver al trabajo, todos se pondrán en movimiento y verán pasar otro signo, la Biblia (habrá que portarla con cuidado y respeto). De nuevo, la palabra ‘Cristo’ se dejará escuchar. Todos se detendrán sin chistar, señalando el símbolo. El Catequista se pondrá a un lado del portador de la Sagrada Escritura y encenderá una vela o cirio. Dirá:

La Palabra de Dios en la Eucaristía, da luz a su pueblo que peregrina en el mundo.

Esta Palabra es viva y eficaz; Dios realiza de nuevo en nosotros, en este tiempo, su plan de salvación. Al inicio de la Misa, la Sagrada Escritura se proclama y se escucha con respeto y atención, porque es Dios mismo el que pasa en medio de nosotros.

Finalmente, se emplearán los signos del pan y el vino. De nuevo, inicia el caos y estos signos se mueven entre los niños. Se pronuncia la palabra ‘Cristo’, deteniendo a la asamblea, que de nuevo señala el signo. Como en los momentos anteriores, el catequista de acerca al signo, enciende otra luz y refiere algo como esto: El pueblo santo, que somos todos los bautizados, no sólo urge de la Palabra de Dios que lo guíe como la luz en medio de la oscuridad, necesita también alimentarse. Jesús dejó a los apóstoles este banquete de amor. Se quedó en medio de nosotros para que lo comamos en la Sagrada Comunión, en cada Misa; somos su familia más querida y nos ordena que lo hagamos en memoria suya. Éste es el alimento de la unidad y de la garantía de la vida eterna.

En este momento los invita a cantar a Jesucristo y expresar espontáneamente su fervor a la Eucaristía. Se puede concluir con la oración de la fraternidad eclesial: el Padrenuestro.


FUENTE: LIBRO 13. LA EUCARISTÍA, LUZ Y VIDA PARA LOS NIÑOS DEL NUEVO MILENIO

PBRO. SERGIO JOEL ASCENCIO CASILLAS--PBRO. ADÁN JUÁREZ ROJAS.

ENCUENTROS EUCARISTICOS 4

LA EUCARISTÍA ES COMUNIÓN Y BANQUETE PREPARADO POR JESÚS.

 OBJETIVO: Que el niño descubra la Eucaristía como centro de la vida de la Iglesia.

. TEXTOS SUGERIDOS

-  Mt 6, 9-13: Oración del Padrenuestro.

-  Jn 17, 20-23: Jesús pide al Padre que todos seamos uno.

-  Hch 2, 42-47: La comunidad se reúne en torno a la Palabra y a la Eucaristía.

-  1Cor 10, 17: Todos formamos un solo cuerpo en Cristo Jesús.

-  CEC, 1166: El Día del Señor.

-  CEC, 1345: Testimonio de San Justino. La celebración del Día del Señor.

-  CEC, 1382-1390: El Banquete Pascual.

-  CEC, 1391-1401: Los frutos de la Comunión.

-  CEC, 1402-1405: La Eucaristía es anticipación de la gloria celestial.

-  TB, 44-51: La Eucaristía es misterio de comunión y centro de la vida de la Iglesia.

4.3. IDEAS FUERZA

-  La Eucaristía es sacramento de unidad en la Iglesia.

-  Después de instituir la Eucaristía, Jesucristo expresa al Padre su anhelo de que todos sean uno y permanezcan en Él.

-  El Concilio Vaticano II dice que la Eucaristía es sacramento de amor, signo de unidad y vínculo de caridad (cfr. SC, 47, refiriéndose a San Agustín).

-  La Eucaristía es centro de la vida de la Iglesia; ella es el Cuerpo de Cristo. Él es la cabeza y nosotros somos los miembros.

-  La Iglesia hace la Eucaristía y la Eucaristía hace la Iglesia (cfr. RH, 20).

-  La Eucaristía es centro de la vida de la Iglesia y hacia ella se ordenan los demás Sacramentos.

-  En la Eucaristía se contiene todo el bien espiritual de la Iglesia: Cristo mismo, nuestra Pascua.

-  El domingo, día del Señor, es el día en que la Iglesia se manifiesta viva en Cristo Resucitado (Pascua).

-  El domingo, día del Señor, la Iglesia se congrega en torno a la Eucaristía, proclama su fe en Cristo resucitado y vive la cardad fraterna.

 PARA NIÑOS DE 5 A 7 AÑOS: REPRESENTACIÓN: EL DOMINGO ES EL DÍA MÁS IMPORTANTE DE LA SEMANA

Se repasarán los días de la semana con los más pequeños, para descubrir que el trabajo, el aseo de casa o las tareas de la escuela son actividades que Dios quiere mucho; que eso une a la familia. Pero el día más importante para Dios es el Domingo. Si todos los días debemos orar, el Domingo es el día dedicado a Dios, el día en que nos reunimos todos los que creemos en Jesús, para que nos hable con su Palabra, nos dé a comer su Cuerpo y a beber su Sangre.

Recomendamos que el tema se desarrolle del siguiente modo:

Preparamos a un niño y una niña (aunque pueden ser los mismos catequistas) para que actúen como El Papá y La Mamá; los demás niños del grupo actuarán como Los Hijos de la casa. Se tendrán listos siete carteles con los días de la semana, que irán apareciendo durante la representación. Sugerimos indicar que los pequeñitos repitan lo que diga el papá.

Mamá. ¡Es lunes! (Suena un despertador). Todos arriba, es hora de despertar (La MAMÁ se apresta a levantar de la cama a todos).

PAPÁ. Nos asearemos para ir a trabajar.

TODOS. Nos asearemos para ir a trabajar.

MAMÁ. Sí, pero primero hay que orar. Todos de rodillas.

PAPÁ. Dios, Tú nos quieres mucho. Gracias por dejarnos despertar.

TODOS. Dios, Tú nos quieres mucho. Gracias por dejarnos despertar.

MAMÁ. A asearse, pues (todos hacen la mímica con La MAMÁ; si puede poner música al texto, mejor):

Lavarse las manos, lavarse los pies; lavarse la cara al derecho y revés; limpiarse los dientes, peinarse muy bien, zapatos que brillan, la ropa también.

PAPÁ. ¡A desayunar! (todos corren al lugar que representará la mesa).

MAMÁ. Un momento: hay que bendecir los alimentos.

PAPÁ (pausado, para que los pequeños repitan). Dios nuestro, bendice este rico desayuno que preparó nuestra mamá con mucho cariño. Amén.

MAMÁ. En este momento termina el desayuno, querida familia. Tenemos que despedir a papá porque se va a trabajar (todos aplauden). Y para que no lleguen tarde, en este

momento llevamos a todos los niños a la escuela. ¿Están listos?

TODOS. ¡Sí!

MAMÁ. Vamos, pues (con un letrero que dice ‘escuela’, La Mamá guía a los niños a lo que

será ese lugar. Al llegar los entrega al MAESTRO o MAESTRA y se despiden).

La siguiente parte del día se puede abreviar, con una comida y cena muy rápidas y las oraciones antes de dormir (que deberá guiar El Papá). Al día siguiente se seguirá el mismo esquema del lunes, hasta el sábado, con las adecuaciones necesarias para el último caso.

Así, se llega al Domingo:

MAMÁ (se escucha un despertador o un gallo). Es Domingo, el día más importante de la semana.

PAPÁ. Es el día más importante.

TODOS. Es el día más importante.

MAMÁ. Vamos a rezar, todos con las manos juntas y de rodillas.

PAPÁ (pausadamente, para que todos repitan). Señor Jesús, hoy es domingo (enfatizando la palabra), el Día del Señor, el día más hermoso; Tú nos esperas en la Misa. Allá vamos.

MAMÁ: Domingo tan bello, es el día del sol; ponerse muy guapos, Cristo al corazón.

¿Quién dijo «Domingo, Día del Señor»? Yo creo que Cristo en su Cuerpo está;

Su cáliz, su Sangre, comida en verdad.

PAPÁ. Vamos a la Eucaristía.

TODOS. Vamos a la Eucaristía.

MAMÁ. ¿Qué es la Eucaristía?

PAPÁ. Eucaristía y Misa son lo mismo, Mamá.

TODOS. Eucaristía y Misa son lo mismo, Mamá.

Se retiran todos a la Misa Dominical; hacen un círculo. Aquí interviene la Mamá.

MAMÁ. ¡Cuánta gente, hoy domingo, en la Eucaristía!

PAPÁ. ¿Qué es la Eucaristía?

TODOS. ¿Qué es la Eucaristía?

MAMÁ. Eucaristía y Misa son lo mismo (todos aplauden a La Mamá).

MAMÁ. Ya aprendí. Pero cuánta gente viene a la Eucaristía.

PAPÁ. Es que todos somos la gran familia de Cristo.

TODOS. Es que todos somos la gran familia de Cristo.

PAPÁ. La familia de Cristo se reúne los Domingos en Misa.

TODOS. La familia de Cristo se reúne los Domingos en Misa.

En medio del círculo se colocará una mesita. Sobre ella una Biblia, una copa y un pan u hostias. Alguien puede vestirse como sacerdote, levantar la Biblia y decir fuerte «Palabra de Dios», para que se responda «te alabamos, Señor». Entonces se puede cantar el Aleluya u otro canto que los pequeños conozcan. Rezan juntos el Padrenuestro con lasmanos juntas y se distribuye el pan a Los Papás diciendo en voz alta «el Cuerpo de Cristo», a lo que ellos responderán «Amén». Continúa LA MAMÁ:

MAMÁ. ¿Quién quiere recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo? (muchos niños querrán).

PAPÁ. Para a Cristo recibir, al catecismo asistir.

TODOS. Para a Cristo recibir, al catecismo asistir.

PAPÁ. Lunes (todos repiten).

MAMÁ. A trabajar y a la escuela.

PAPÁ. Martes (todos repiten).

MAMÁ. A estudiar y hacer la tarea.

PAPÁ. Miércoles (todos repiten).

MAMÁ. La casa nos espera, como siempre.

PAPÁ. Jueves (todos repiten).

MAMÁ. Estudiar más, trabajar más.

PAPÁ. Viernes (repiten).

MAMÁ. Es el último día de escuela, pero los papás siguen trabajando.

PAPÁ. Sábado (repiten).

MAMÁ. También se hace tarea en sábado.

PAPÁ. Domingo, Domingo, Domingo (repiten).

MAMÁ. Ese día no se trabaja.

PAPÁ. Domingo, Día del Señor (también repiten).

MAMÁ. Día en que Cristo vuelve a la vida.

PAPÁ. Domingo, día de la Eucaristía (siguen a El Papá).

MAMÁ. Por eso juntamos nuestras manos y decimos.

TODOS. Señor Jesús, somos tu familia, tu gran pueblo; nos amas mucho. Nos vemos el

Domingo, por siempre. Amén.

Todos aplauden y cantan algo alegre que los pequeños conozcan, relacionado con la Eucaristía.

 PARA NIÑOS DE 8 Y 9 AÑOS:  REPRESENTACIÓN INTERACTIVA: “SUPERCRISTIANO”

La idea de «Supercristiano» está relacionada con la gracia que Dios concede a su pueblo para realizar las obras proféticas, de oración y servicio. Sólo con esas gracias sobrenaturales asumimos la responsabilidad, como Pueblo de Dios, de evangelizar, soportar adversidades, enfrentar al demonio, sanar a los enfermos, tomar serpientes con nuestras manos, beber venenos sin hacernos daño. Sólo el pecado nos resta la fuerza e impide la misión que Cristo da a la Iglesia, de ser «luz de las gentes» y signo de unidad.

PREPARACIÓN

Sobre el piso se dibuja la silueta de una persona, como si hubiera caído de lo alto.

Al centro del pecho de la figura, se escriben en un círculo las iniciales ‘SC’, de «Supercristiano» o «Supercatólico». Si se prefiere, pueden dibujarse también el pan y la flama del logotipo del próximo Congreso Eucarístico Internacional, y pintar allí las iniciales.

Un niño es disfrazado como superhéroe enmascarado, con los colores rojo, amarillo, blanco y azul (del logotipo para el 48º Congreso Eucarístico Internacional). Se dispone a los demás niños a participar como seres necesitados de la ayuda de «Supercristiano»: una anciana enferma, una señora que llora, niños abandonados, un señor que se emborracha.

Se emplearán también una Biblia, signos eucarísticos (como trigo, uvas, vino y pan), y cuatro carteles, con las palabras ‘Eucaristía’, ‘Palabra de Dios’, ‘Comunidad’ y ‘Gracia’.

El catequista debe guiar la dinámica con gran entusiasmo.

Asimismo, se confeccionarán varios antifaces como los de «Supercristiano» o círculos con las iniciales, para entregarlos a los niños durante el desarrollo de la actividad.

Desarrollo.

Los niños se acomodan, junto con el catequista (Narrador), formando un círculo en torno a la figura pintada en el piso. El catequista les cuenta, con palabras como éstas:

Narrador. Aquí cayó la última vez «Supercristiano», sólo quedó su marca sobre el pavimento y no hemos sabido nada de él. Su vida fue un ejemplo para todos, ayudó a los enfermos, enseñó a los ignorantes, visitó a los presos, aconsejó a los descarriados. Todos lo querían mucho. Mucha gente extraña su fuerza y energía (todos permanecen en círculo).

Su fuerza era tanta que mantenía unidos a todos como una gran familia... pero ya no está aquí... Los enfermos sufren, están solos, poca gente va a Misa, hay muchos niños solos, muchos borrachos por la calle (entran los actores y piden ayuda a los niños).

¿Qué podemos hacer, niños? ¿A quién podremos pedir auxilio? (El Narrador repetirá estas preguntas con insistencia. En medio del desconcierto, pedirá ayuda a Dios y entonará una melodía sencilla como las asociadas con los superhéroes; entonces, sólo escuchando esta melodía, responderán Los Niños).

Niños. ¡«Supercristiano»!

Narrador (con rostro de asombro, exclama). ¡Estás todavía vivo, «Supercristiano»!

Gracias a Dios. Ayúdanos, por favor.

Entonces, Supercristiano atenderá las necesidades de cada uno, por ejemplo, a los niños perdidos les pedirá no ser desobedientes con sus padres y llevarlos a un lugar seguro; a la señora que llora la consolará y hará oración por ella; le rogará al alcohólico pedir ayuda y no alejarse de su familia; a la enferma la llevará al doctor, etcétera.

Una vez que Supercristiano realiza estas obras admirables, el NARRADORCATEQUISTA lo coloca al centro.

NARRADOR (pregunta a los niños). ¿Quién quiere ser un «Supercristiano»? (Los Niños, debido al entusiasmo que les provocan los superhéroes, querrán ser como él).

CATEQUISTA (interroga a Supercristiano). «SuperCristiano», ¿cómo hacer para ser tan poderoso en palabras y obras, como tú lo eres? (el niño que representa al personaje, ya preparado, será quien responda).

SUPERCRISTIANO. Tengo mis superpoderes por la gracia de Dios. Sólo por Él puedo hacer todo esto.

TODOS (entonando la melodía de superhéroes elegida, al final dicen juntos) ¡«Supercristiano»!

CATEQUISTA. ¿Cómo llega el poder de la Gracia? (muestra el cartel de ‘Gracia’).

SUPERCRISTIANO. Hago mucha oración con mi familia y asisto todos los domingos a la Eucaristía (EL CATEQUISTA muestra las palabras ‘Oración’ y ‘Eucaristía’), como el Cuerpo de Cristo y bebo su Sangre; éste es el alimento más poderoso contra el demonio, contra las serpientes y todo mal.

TODOS (entonan la melodía de superhéroes y gritan) ¡«Supercristiano»!

CATEQUISTA. ¿Y ese poder para hablar, consolar y animar a la gente?

SUPERCRISTIANO. La Palabra de Dios es la luz, y la Eucaristía la vida. De allí viene todo poder.

TODOS: ¡«Supercristiano»!

SUPERCRISTIANO. Todos pueden ser «Supercristiano», superhijos de Dios, supercatólicos, acercándose a la Eucaristía y haciendo el bien.

CATEQUISTA. Todos ustedes, por su Bautismo, son Hijos de Dios; son Pueblo de Dios y el poder de Dios lo acompaña, especialmente en la Eucaristía.

CATEQUISTA. Repitan conmigo: «Somos el “superpueblo” de Dios, somos “superhijos” de Dios; somos “supercristianos”. Cristo Luz, Cristo Vida, Cristo Eucaristía» (en este momento se les entregan los antifaces de «Supercristiano», invitándolos a imitar a Cristo con este superhéroe).

SE CONCLUYE CON UN CANTO ALEGRE…