29 may 2013

ORAD CONMIGO, EL ANGEL DE LA PAZ NOS INVITA....

Fuente: Maria Emília Carreira   www.fatima2017.org 
Objetivos:
1. Acoger la invitación del Ángel, como mensaje para hoy.
2. Conducir el encuentro de modo que los niños comprendan el valor de la oración.
3. Aceptar a Jesús, amarlo y adorarlo como Nuestro Señor.

 A - Contenido catequético
 1. Invitación a la oración
 Todos sabemos lo que es una invitación. Invitamos y somos invitados para  fiestas, paseos, cines, comidas,… Los amigos quieren estar juntos, por eso, se invitan mutuamente. Su presencia es siempre una alegría, una fiesta. Así, las invitaciones se vuelven muy importantes para todas las personas. Pero hay otras invitaciones mucho más especiales que vienen de Alguien para otro alguien. Orad conmigo es una invitación o una propuesta de Alguien muy especial. Vamos a ver de dónde viene y a quién se destina.Fátima, Cova de Iria, Aljustrel, Valinhos y Loca do Cabeço son localidades muy conocidas por los portugueses y por personas de muchos otros países. ¿Qué es lo que hizo que estos lugares se convirtieran en tan importantes? – podemos preguntarnos. Todo comenzó por una invitación que sonó en los cielos de estas pequeñas localidades de Portugal.Era al final de la tarde. Tres niños –Lucía, Francisco y Jacinta- jugaban alegremente, en un pequeño monte llamado Loca do Cabeço. Mientras jugaban, fueron sorprendidos por un Ángel de una enorme belleza y lleno de luz - ¡No temáis! Soy el Ángel de la Paz. Orad conmigo –dijo. Y arrodillándose hasta el suelo, rezó así: Dios mío, yo creo, adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman. Después se levantó y dijo: -Orad así. Los corazones de Jesús y María están atentos a vuestras oraciones. Y desapareció.
 El Ángel hizo una invitación a los tres pastorcitos y ellos aceptaron inmediatamente. Cambiaron el juego por la oración. Sintieron dentro de ellos como un impulso que los llevó a imitar al Ángel, rezando con él y como él. Esta invitación llegada del Cielo alteró los planes de estos tres niños, que tenían decidido jugar al juego de las piedrecitas en aquel final de la tarde. Mientras tanto, estaban felices, muy felices, con todo lo que había sucedido.
 Orad conmigo y orad así, fueron las primeras de muchas otras invitaciones que se siguieron en la vida de estos niños. Invitaciones diferentes de nuestras invitaciones, es cierto, pero invitaciones muy especiales, porque vienen del Cielo.
El Ángel vino a provocar un enorme deseo de Dios. Vino a despertar en ellos la voluntad de conocerlo y de amarlo más y mejor. Vino a enseñarles que, sin dejar de saltar, correr, jugar, bailar,… podían vivir la vida de otra manera que los ayudaría a ser mucho más felices. Les recordó que, en la vida, podemos descubrir cosas muy importantes y bellas. Y rezar es una de esas cosas lindas, porque ¡Dios nos da a conocer cosas maravillosas que jamás nadie enseñará! Rezar hace bien; nos da paz. Nos ayuda a ser buenos y a vivir la vida de acuerdo con el deseo de Dios. A Él le gusta que recemos. Y rezar es hablar con Dios como hablamos con nuestros amigos. Más que hablar es escuchar. Escuchar a Dios es estar atento a sus deseos y percibir lo que Él quiere de nosotros. Él nos hace invitaciones, muchas invitaciones.
 Si estuviéramos quietos, con los ojos cerrados, pensando en Dios, podemos sentir que Él nos sonríe, nos abraza y, tal vez, quién sabe, nos hace alguna invitación: ¡Reza! ¡Escucha! ¡Sigue! ¡Sé amigo!
 2. Invitación a la adoración
 Dios mío, yo creo, adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman.
Esta oración enseñada por el Ángel a los Pastorcitos y rezada por ellos con mucha fe y mucho amor, los ayudó a encontrarse con Dios y a comprender su gran amor. La rezaron muchas veces y con el rostro por tierra. Habían aceptado la invitación del Ángel y prometieron nunca olvidarlo. Poco a poco, la vida de ellos se fue transformando y Dios pasó a ser, para ellos, el Alguien más importante, lo único importante.
 ¡Dios mío, yo creo… rezaron ellos muchas veces! Es como si dijeran:
Dios mío, yo creo en Ti. Sé que existes, que estás vivo, me conoces, me amas y cuidas de mí. Sé que me creaste, por eso, confío en Ti. Tú eres mi Señor, mi único Señor. Sin Ti mi vida no vale nada. Tú eres todo para mí. Te amo mucho. Me arrodillo, me postro delante de Ti… ¡Como eres de grande, Señor! Te adoro. Tantas veces rezaron así, que el Ángel, en la tercera aparición, les trajo una maravillosa sorpresa.
 Fue en Loca do Cabeço. Estaban con el rostro por tierra rezando la oración del Ángel cuando él apareció. Traía en la manos un cáliz y sobre él una hostia de la cual caían algunas gotas de sangre. El Ángel dejó el cáliz y la hostia suspendidos en el aire y se postró por tierra para adorar a Jesucristo, con esta oración:
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, os adoro profundamente y os ofrezco el preciosísimo  Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo, presente en todos los sagrarios de la Tierra, en reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que Él mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos de Su Santísimo Corazón y del Corazón Inmaculado de María, os pido la conversión de los pobres pecadores.
 Los pastorcitos, espantados con lo que estaba sucediendo, imitaron al Ángel y rezaron con él y como él. A continuación, el Ángel les dio la comunión diciendo: -Tomad y comed el Cuerpo y Sangre de Cristo. ¡Consolad a vuestro Dios!De nuevo se arrodilló y, postrado en tierra, rezó tres veces más la misma oración. Los pastorcitos se postraron también, para adorar a Jesús, consolarlo, presente, ahora, en sus corazones. Fue un momento único, maravilloso e inolvidable para ellos. Se sintieron totalmente envueltos por Jesús. Estaban tan unidos a él que hasta se olvidaron unos de los otros. Jesús les hizo sentir Su presencia y Su amor, que ellos permanecieron en oración durante largo tiempo.
A partir de esa experiencia que tuvieron con Jesús Eucaristía, su vida cambió para mejor. Decidieron amar y adorar a Jesús de tal manera que hasta dejaban sus juegos, para rezar y hacer compañía a Jesús escondido.
Quien cree en Dios vivo y verdadero, quien lo escucha, quien lo ama, lo adora profundamente. Y adorar a Dios es consolarlo, es reconocer que Él es todo para nosotros y que nosotros existimos en Él y gracias a Él. Adorar a Dios es amarlo con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con todas nuestras fuerzas. Adorar a Dios es no consentir en amar a nadie más que a Dios, pues solo Él debe ocupar el primer lugar en nuestro corazó
En nuestra vida hay cosas bellas, lindas, magníficas que nos gustan mucho. Mientras esas cosas tan bellas solo valen en cuanto nos ayudan a ser felices pues, un día, todas esas maravillas de la tierra se acabarán. Solo Dios, la mayor de todas las maravillas, permanece para siempre. Por eso, debemos amarlo y adorarlo, por encima de todas las personas y de todas las cosas.
 Los pastorcitos comprendieron esto muy bien. Dios, para ellos, fue el único y el más importante de sus vidas. Dieron a Dios todo el amor de sus corazones y solo tenían un deseo: darle alegría, escuchar su palabra, sus recados y hacer su voluntad. Y la voluntad de Dios para cada uno de ellos y para cada uno de nosotros es que lo amemos en serio y con mucha verdad, cumpliendo todos nuestros deberes para con Dios y para con todas las personas.
 3. Invitación a la reparación
 Estamos percibiendo que el Ángel transmitió a los Pastorcitos varias invitaciones de Dios: los invitó a la oración, a la adoración y a la reparación. Reparar es amar mucho; es estar con… es consolar a quién está triste, sufre o es ofendido.
 En esta oración: Dios mío, yo creo, adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman; los tres pastorcitos fueron invitados por el Ángel a rezar y a pedir perdón a Dios por los pecados de los otros, o sea, por todos los que no creen en Él, no lo adoran, no confían en él y no lo aman. Dios está muy ofendido y disgustado por los pecados de aquellos que viven lejos de Él, por los que los ignoran y desprecian, por los que hacen el mal.
 En la 3ª aparición, el Ángel, al darles la comunión, pidió: ¡Consolad a vuestro Dios! Esto significa que Dios está muy ofendido. Hay mucho odio en el mundo, mucha guerra, mucha venganza, muchos pecados. Consolar a Dios es pues reparar, darle alegría en vez de los que lo entristecen, no solo en oración/adoración, sino también en nuestra propia vida vivida con mucho amor y responsabilidad
Los pastorcitos llevaron muy en serio esta petición del Ángel. Quedaron muy impresionados, cuando supieron que Dios estaba así, tan triste. Después de las apariciones, Francisco solo pensaba en dar alegría a Jesús. Por eso, siempre que podía, iba a la Iglesia de su parroquia, a estar en la compañía de Jesús escondido. Quedaba horas seguidas consolando, escuchando, hablando con su gran Amigo, Jesús Eucaristía. Él no lo veía –igual que no veía al viento, ni al aire- pero sabía que Él estaba allá a la espera. Estar allí, en su compañía, hacía sentir su corazón feliz, muy feliz. Y el tenía, también, la certeza de que a Jesús le gustaba mucho su oración, su compañía, su presencia a veces decía a sus compañeras: -¡Me gusta tanto Dios! ¡Pero Él está tan triste, por causa de tantos pecados! Nosotros nunca haremos ninguno. Dar alegría a Dios fue una preocupación constante en la vida de Francisco: hasta podemos decir que él fue un gran consolador de Jesús escondido. Los pastorcitos aceptaron con mucho amor todas las invitaciones llegadas del Cielo. Por eso, decidieron ser diferentes en sus comportamientos, en sus actitudes y, sobre todo, en su oración. La vida de ellos fue una oferta total a Dios, ayudando a todas las personas. Dar alegría a Dios exige, como sabemos, muchos sacrificios; ¡pero ellos nunca tuvieron miedo! Se dejaron conducir por Jesús, por Nuestra Señora, y deprisa comenzaron a  tener comportamientos, actitudes y gestos lindos que agradaban a Dios y sorprendían a todos.
 Comenzaron a rezar más y mejor, a ser más obedientes; a respetar y a pensar en los otros; a compartir lo que tenían con los más pobres; a hacer bien sus trabajos y muchos otros sacrificios que ellos inventaban para ofrecer a Dios por la conversión de los pecadores.
 ¿Las invitaciones de Dios a través del Ángel, en el año 1916, no serán, también para nosotros, hoy? Fueron entregados a tres niños. La mayor, antes de morir, con 92 años, la Hermana Lucía, dio a conocer todas estas invitaciones, diciendo que también eran para todos nosotros, para todas las personas del mundo entero. Somos libres en aceptarlos o no, pues Dios respeta nuestra libertad.  Mientras, Él espera siempre que le digamos sí, porque desea nuestro amor, nuestra generosidad.
 Si abrimos nuestro corazón a Dios y le damos la atención que Él se merece, entonces estamos aceptando las invitaciones: ¡Orad conmigo y orad así! ¡Consolad a Vuestro Dios!
 B - Indicaciones pedagógicas
 1. Para el desarrollo de la catequesis a nivel temático, se presentan tres opciones:
1ª Opción
a) Dar la catequesis en su totalidad, en un único momento.
b) Para la adoración eucarística, se sugiere otro momento específico.
 2ª Opción
a) Presentar la catequesis durante una mañana o una tarde y culminar con la adoración eucarística.
 3ª Opción
b) Presentar la catequesis de forma más prolongada o sea, en tres momentos: un encuentro para la invitación a la oración; otro para la invitación a la adoración y otro para la invitación a la reparación.
c) Se sugiere un momento específico para la adoración eucarística.
(Los cánticos para la adoración eucarística podrán ser aprendidos por los niños a lo largo de la catequesis, para quien quiera escoger la 2ª o la 3ª opción.)
 2. Actividades
 A.) En un rectángulo de cartulina, escribir: Dios mío, yo creo, adoro, espero y os amo… Después, rezarla en grupo en el lugar de la catequesis o delante del sagrario. Se puede, también, dar a los niños hojas con la oración del Ángel.

 B.) Aprender y cantar el siguiente cántico: Cristo Jesús, Tu me llamaste (H. Faria)
Cristo Jesús, Tu me llamaste
Yo Te respondo: aquí estoy.
Tú me llamaste por mi nombre,
Yo Te respondo: aquí estoy. (bis)

 3. Frases que pueden ser presentadas durante la catequesis
¡Orad comigo!
¡Orad conmigo y orad así!
Santísima Trinidad, Os adoro profundamente…
Consolad a vuestro Dios.
 C - Tiempo de adoración eucarística

tema: Santísima Trinidad, Os adoro profundamente

 Se sugiere que esta frase sea utilizada en la adoración y colocada en lugar bien visible, por ejemplo: delante del altar, de manera que sea leída por todos los niños.
 Se propone un momento de adoración eucarística delante del Santísimo Sacramento expuesto. En este momento de oración debe ser debidamente preparado por el orientador, así como los niños deben ser motivados y bien preparados para la adoración. Se puede, también, hacer este momento de oración al lado del sagrario. En este caso, el orientador hará adaptaciones necesarias al esquema presentado.

1. Acogimiento
Orientador: Estamos, hoy aquí, porque conocemos algunas invitaciones que Dios hizo a los Pastorcitos, a través del Ángel de Portugal:
- Invitación a la oración… (Rezad y rezad mucho).
- Invitación a la reparación… (Consolad a vuestro Dios).
- Invitación a la adoración… (Dios mío, yo creo, adoro…).
Conocemos estas invitaciones y como son los Pastorcitos, queremos aceptarlos, porque ellos son también para nosotros, para todas las personas. Por eso, vinimos para estar un momento con Jesús Eucaristía. Vamos a escucharlo y a hablar con Él. Vamos a alabarlo, consolarlo y adorarlo.
El silencio ayuda a preparar nuestro corazón para este momento tan importante.
(Silencio). Vamos a sentirlo dentro de nosotros… Pensemos en Jesús… Él está a nuestra espera, para escuchar nuestra oración… (Silencio)
2. Inicio de la oración
Entran en dos filas, en silencio o con fondo musical. Después de que todos se sitúen en sus lugares, se canta el cántico:
Cristo Jesús, Tú me llamaste,Yo Te respondo: aquí estoy.
Tú me llamaste por mi nombre,Yo Te respondo: aquí estoy. (bis)
Orientador: Estamos, aquí, porque Jesús nos llamó; Él nos hizo una invitación para estar en Su compañía y vernos. Vamos a mostrarle que lo queremos seguir y amar con mucha verdad.
3. Exposición del Santísimo De rodillas
Oración silenciosa
Orientador: Estamos delante de Jesús Eucaristía. Jesús Resucitado está presente en esta hostia santa que está sobre el altar. En silencio de nuestro corazón, digamos en voz baja: Jesús, yo estoy aquí…; Te amo mucho…; quiero ser tu amigo…(silencio)
4. Invocaciones
De rodillas. Todos repiten cada invocación:
Jesús, yo creo en Ti.Tú eres mi Señor.Te adoro, Jesús.Yo te amo.Yo te alabo.
5. Cántico
Tan cerca de mí,Tan cerca de mí Que hasta te puedo tocar Jesús está aquí (bis)
6. Momento de reflexión Sentados 
El orientador hará una breve reflexión sobre la frase: Santísima Trinidad, os adoro profundamente…
 Apelar para la lectura de la frase… Esta frase forma parte de la oración que el Ángel enseñó a los Pastorcitos, en la tercera aparición. Vamos a pensar en la palabra “adorar”.
Todos repetimos muchas veces esta palabra: decimos que adoramos un grupo musical, un deporte, un alimento… Cuando utilizamos esta palabra, queremos decir que nos gusta mucho alguna cosa. Pero el verdadero sentido de esta palabra está dirigido a Dios: adorar, significa prestar culto, homenajear a Dios. Adoramos únicamente a Dios. Ni siquiera adoramos a Nuestra Señora y a los Santos, pues no son dioses.
Adorar a Dios, como vimos en la catequesis, es amarlo con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con todas nuestras fuerzas. Adorar a Dios es consolarlo, es reconocer que Él es todo para nosotros y que nosotros existimos en Él gracias a Él. Sin Dios nuestra vida no vale nada. Adorar a Dios es dejarlo ocupar el primer lugar de nuestro corazón.
Los pastorcitos comprendieron esto muy bien. Dios, para ellos, fue el único y el más importante de sus vidas. Dieron a Dios todo el amor de sus corazones y solo tenían un deseo: darle alegría, escuchar su palabra, sus recados y hacer su voluntad.
En la tercera aparición, el Ángel después de dar la comunión a los Pastorcitos, les hizo una invitación muy importante: ¡Consolad a vuestro Dios! Consolarlo porque Él está muy ofendido, esto es, muy decepcionado y triste con el odio en el mundo, la guerra, la venganza, los pecados. Consolar a Dios es pues, darle alegría para compensar por todos los que lo entristecen.
En este momento, nosotros estamos, también, dando alegría a Dios; estamos consolándolo. Y consolamos a Dios, no solo cuando rezamos, sino también con nuestra propia vida vivida con mucho amor y responsabilidad.
En silencio y con los ojos cerrados para no distraernos, vamos a pensar:  Quiero amar a Dios muy en serio cumpliendo con mis deberes para con Dios y todas las personas? (Silencio) ¿Quiero consolarlo rezando más y mejor? (Silencio) ¿Quiero darle el primer lugar en mi corazón? (Silencio) 
7. Cántico
Jesús, yo te amo (4 x) Tú eres mi Señor (4 x) Jesús, yo creo en Ti (4 x) 
8. Oración de adoración
Recemos la oración que el ángel enseñó a los Pastorcitos.
Dios mío, yo creo, adoro, espero y os amo.
Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman.
9. Padrenuestro
Orientador: Ahora, con los brazos levantados, exprimiendo nuestra alabanza y nuestra alegría, vamos a rezar con mucho amor, unidos a Jesús aquí presente, la oración que Él nos enseñó:
Padrenuestro que estás en el cielo…
10. Bendición Eucarística
Si estuviera un sacerdote, se canta un cántico eucarístico y él da la bendición con el Santísimo Sacramento.
 

28 may 2013

UNA VISITA A JESUS EUCARISTIA

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Me pongo delante de Jesús que está bajo la apariencia del pan en el Sagrario.

Lo saludo haciendo la señal de la Cruz.

Puedo cantar una canción, o un estribillo que sepa. Por ejemplo: sé que estás aquí, te contemplo Jesús, tu presencia es real y me llena de luz.

Le cuento que vine a estar con El un rato, a escucharlo, a contarle de mí, de los que amo, de mis necesidades, a darle gracias por su amor, a rezar por otros.

Lo miro un ratito en silencio.

Escucho lo que me dice en su Palabra. Puedo rezar con alguno de estos textos.

… Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que come de este pan, vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne. Yo la doy para la vida del mundo. El que come mi carne y bebe mi sangre, vive en mí y yo en él. ..Juan 6, 51 ss

…El que quiera ser el más importante entre ustedes, que se haga el servidor de todos; y el que quiera ser el primero, que se haga siervo de todos. Así como el Hijo del Hombre no vino para que lo sirvieran, sino para servir y dar su vida como rescate de una muchedumbre… Marcos 10,43b- 45

…Cuando des un almuerzo o una comida, no invites a tus parientes, ni a vecinos ricos, porque ellos también te invitarán a su vez y recibirás de ellos lo mismo que diste. Al contrario, cuando ofrezcas un banquete, invita a los pobres, a los inválidos, a los cojos, a los ciegos, y serás feliz porque ellos no tienen con qué pagarte…. Lucas 14, 12- 14

Le hablo a Jesús pidiéndole lo que necesito; le doy gracias por su amor tan grande.

Rezo un Padrenuestro, un Ave María y un Gloria.

Lo saludo con la señal de la Cruz

Nos acercamos al Sagrario,colocamos una imagen de la Virgen, encendemos una vela.

Nos ponemos en la presencia de Jesús, hacemos la señal de la cruz y comenzamos con un canto que sepamos.

Alguien lee un tx. de la palabra:

“Dijo María: “Yo soy la servidora del Señor; hágase en mí lo que has dicho”. Después de estas palabras el ángel se retiró”. Lucas 1, 38

Hacemos un rato de silencio para pensar en la respuesta de María. Expresamos nuestras oraciones en voz alta pidiendole a Jesús que nos ayude a decir sí a la voluntad del Padre Dios, a ser generosos en nuestra vida.

A cada oración cantamos el estribillo de una canción conocida.

Escuchamos otro texto de la palabra:

“María dijo entonces: Proclama mi alma la grandeza del Señor, y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador, porque se fijó en la condición humilde de su esclava, y en adelante, todos los pueblos me llamarán feliz”. Lucas 1,46 -48

Igual que María alabamos a Dios por sus regalos, por sus dones, por la presencia de Jesús que se hizo uno de nosotros y se queda para siempre en la Eucaristía.

A cada oración respondemos cantando…..

Invitamos a cada uno de los chicos que se acerque al Sagrario y haga un gesto de cariño, de amor a Jesús, lo toque, le tire un beso, se ponga de rodillas, incline su cabeza…

 

Cuando todos han pasado,rezamos juntos un Padrenuestro, un Ave María, un Gloria,hacemos un canto y la señal de la cruz.

 

Sugerencia:

Sería muy lindo que los chicos participen de la procesión de Corpus con toda la comunidad. Pueden caminar acompañando con velas encendidas, llevando pétalos de flores y arrojarlas a medida que avanza el Santísimo. Tener porras o pañuelos para saludar el paso de la Custodia.

 

En los encuentros previos de catequesis pueden preparar tarjetas con frases para regalar a los vecinos, o redactar algunas intenciones o acciones de gracias.

 

También ensayar estribillos o preparar instrumentos musicales para acompañar las canciones durante la marcha.

26 may 2013


¿Qué es Corpus Christi? Explicación para niños.

Corpus Christi es la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo, de la presencia de Jesucristo en la Eucaristía. Este día recordamos la institución de la Eucaristía que se llevó a cabo el Jueves Santo durante la Última Cena, al convertir Jesús el pan y el vino en su Cuerpo y en su Sangre. Es una fiesta muy importante porque la Eucaristía es el regalo más grande que Dios nos ha hecho, movido por su querer quedarse con nosotros después de la Ascensión.

DINÁMICA -.Solemnidad del Cuerpo y Sangre de Cristo

 Objetivo :

Que los niños profundicen en el amor de Jesús, que a través del sacrificio eucarístico de su Cuerpo y de su Sangre, ha querido estar con nosotros hasta el final, hasta su vuelta.

Saludo

Queridos niños: Jesús, en la última Cena no sólo manifestó que quería estar siempre con nosotros sino que, a través del pan y del vino, convertidos en su Cuerpo y su Sangre por el poder de su palabra, ese deseo lo hizo realidad. Jesús está con nosotros y quiere que lo recibamos con mucha frecuencia para que seamos uno con él y con los demás. ¡Gracias, Jesús!

 EVANGELIO - Juan 6, 51-58.

 En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: Yo soy el Pan Vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este Pan vivirá para siempre. Y el pan que yo les voy a dar es mi carne para que el mundo tenga vida" Entonces los judíos se pusieron a discutir entre sí: "¿Cómo puede este darnos a comer su carne?" Jesús les dijo: "Yo les aseguro: Si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día. Mi carne es comida verdadera, y mi sangre es bebida verdadera. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que vive, me envió, y yo vivo por él, así, quien me come a mí tendrá de mí la vida. Este es el pan que ha bajado del cielo, no como el pan que comieron sus antepasados, los cuales murieron. El que coma este pan vivirá para siempre".

Reflexión

-¿Qué, dice Jesús, es verdadera comida y verdadera bebida?

-¿Quién puede darnos a comer su carne y a beber su sangre?

 -¿Quién permanece en Jesús y, Jesús en él?

-¿Quién tendrá la vida de Jesús?

-¿De qué pan se alimentaron los antepasados de los judíos?

-¿Quién, dice Jesús, vivirá para siempre?

 Comer y beber a Jesús es hacerse uno con él. Comida y bebida de salvación es ese pan, cuerpo de Jesús y ese vino, sangre de Jesús. Es el misterio del amor más grande, lo que escandalizó a muchos judíos que seguían a Jesús para oírlo, pero que no abrieron el corazón al contenido de su mensaje. Jesús ha venido para que tengamos vida y una vida plena, por eso, se hace alimento y al mismo tiempo, ideal y meta de nuestra vida, guía y maestro, amigo y hermano, fuerza y unidad con los demás, lo es todo para quien lo acepta de verdad.

Si pensamos que recibir a Jesús en la eucaristía se refiere solo al momento de la comunión no hemos entendido las palabras de Jesús. él desea transformarnos del todo, día a día, momento a momento. Vivir para siempre es pertenecerle a Jesús. Muchos pueden pensar que es difícil pero no lo es: si amamos de verdad, buscamos hacer el bien, tratamos de llevar nuestra alegría a otros y nos alejamos de lo malo, ya estamos haciendo vida la comunión con Jesús. Un niño misionero que ha sentido la invitación de Jesús a colaborar con él, vive la comunión con Jesús y con los demás. Sabemos que somos débiles y que nos podemos desanimar pero que Jesús está siempre ahí para darnos fortaleza. La comunión con Jesús nos une a toda la Iglesia y nos hermana con los más pobres y necesitados, como se hermanó Jesús con los pobres de su tiempo. Comulgando a Jesús: "Miramos a todos los hombres con ojos de hermano".

 Iluminación

La Eucaristía renueva el sacrificio de Jesús en la cruz, su entrega y salvación por todos. Es una realidad constante, que no pasa, que nos llena de Dios porque Jesús viene a nosotros y nos hace fuertes, animosos y alegres, sembradores de paz y de misericordia. La actitud que debemos tener ante este misterio, no puede ser la misma de aquellos que solamente oían y que en el momento de hacer la opción se alejaron, sino la actitud humilde de quien pide perdón porque peca muchas veces y comparte con los demás al Jesús que lleva en su corazón.

Celebración

El catequista invita a los niños a sentarse en el suelo formando un círculo. Les explicará lo que se va a hacer: elaborar una historia sobre el tema: El mundo cambia cuando los cristianos compartimos la Eucaristía . A cualquier niño, le entregará una hoja grande de papel en blanco, para que comience la historia sobre el tema asignado. Después de exponer su idea el primer niño pasará la hoja y el lápiz al compañero de la derecha para que continúe el relato y así hasta que todos escriban. Cada uno piensa en algo para escribir pero, al leer lo que los otros han escrito, tratará de hacer concordar las ideas. Al finalizar el cuento, el catequista lo leerá en voz alta. Se harán comentarios sobre: cómo se sintieron, que quisieron decir y lo que cambiaron, qué enseñanzas nos da la historia, cómo nos podemos ayudar, etc. Para finalizar se hace una oración de acción de gracias.

 Oración

Querido Jesús: sabemos que nos amas infinitamente y por eso has querido quedarte en la eucaristía. Te pedimos que la humanidad abra los ojos a ese misterio en el que te haces alimento de salvación, "Pan Vivo que ha bajado del cielo" Ayúdanos a comprender cada vez más, ese amor tuyo, que es una realidad que nos llena de alegría y de esperanza. Gracias, Jesús, eres incomparable. Amén.

 Compromiso

-Tratar de participar más en la Misa, estar atento, contestar las oraciones en voz alta, poner mucha atención a las lecturas, cantar.

 - Preguntar al párroco si podemos ayudar como monaguillos, hacer las lecturas, etc. en la Misa.

 -Prepararnos mejor para recibir a Jesús cada vez que comulgamos.

REFLEJOS DEL AMOR DE DIOS TRINITARIO












23 may 2013

Santísima Trinidad Piedra libre para Dios

 Lectura del santo Evangelio según san Mateo 28, 16-20
Los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús los había citado. Al verlo, se postraron delante de él; sin embargo, algunos todavía dudaron.

Acercándose, Jesús les dijo: «Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo.»Palabra del Señor.

 Pistas para la predicación:

(Este domingo resulta particularmente difícil  en la predicación no caer en el riesgo de tematizar la celebración y caer en explicaciones acerca del misterio de la Santísima Trinidad que serían más apropiadas para un encuentro de catequesis. Si los chicos han seguido el proceso del tiempo Pascual desembocando en Pentecostés sería importante que la predicación reafirmara que todo lo vivido se sustenta en el amor de Dios y provocar en ellos en este día la alabanza al Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo). 

Se inicia este momento pidiendo a los chicos que cierren los ojos y piensen en Dios (cuando decimos Dios, los chicos asocian directamente a Dios Padre) y  las cosas que conocemos de Dios.  Lo mismos hacemos con Jesús y con el Espíritu Santo.  Luego hacemos el juego del creo, creo. (Se les pide a los chicos que respondan a las consignas similares a las del juego veo, veo con lo que pensaron)

1.- Celebrante: Creo, creo

Chicos: ¿en qué creés?

Celebrante: Creo en Dios

Chicos: ¿en qué Dios? 

Celebrante: en un Dios que es Padre y… (Que los chicos digan en voz alta lo que pensaron)

El sacerdote recapitula todo invitando a la acción de gracias y se puede concluir este primer momento cantando: Saber que soy tu hijo o la primera parte del gloria breve (Gloria A Dios Padre creador, canten santos y ángeles del cielo gloria a nuestro Dios).


2.- Celebrante: Creo, creo

Chicos: ¿en qué creés?

Celebrante: Creo en Dios

Chicos: ¿en qué Dios? 

Celebrante: en un Dios que es Hijo y…

Se continúa del modo anterior y se puede concluir cantando: El Señor de Galilea o la segunda parte del gloria breve (A Jesús nuestro salvador, canten santos y ángeles del cielo gloria a nuestro Dios).


3.- Celebrante: Creo, creo

Chicos: ¿en qué creés?

Celebrante: Creo en Dios

Chicos: ¿en qué Dios? 

Celebrante: en un Dios que es Espíritu Santo y…

Se continúa del modo anterior y se puede concluir cantando: Ya llegó el Espíritu Santo o la tercera parte del gloria breve (Al Espíritu Santo del amor, canten santos y ángeles del cielo gloria a nuestro Dios). 

  • Dios nos muestra quien es. Lo podemos conocer a través de todo lo que ha hecho, lo podemos conocer a través de lo que sentimos en nuestro corazón y lo podemos conocer sobre todo por lo que nos ha mostrado y dicho Jesucristo.
  • En Cristo Dios se nos ha revelado como Amor hacia los hombres a los que hizo a su imagen y semejanza.
  • La Historia de la Salvación es un itinerario de amor de Dios a los hombres que nos muestra como amar a nuestros hermanos. A la vez, este amor a los hermanos es el modo para amara a Dios.
  • Este amor tiene un nombre. Es el Espíritu Santo que vive en nuestros corazones por el que podemos llamar: a  Dios “Abba” es decir “papito”; y a todos los hombres “hermanos”.
  • Esta fiesta nos invita a recordar que somos hermanos de Jesús, hijos de un mismo Padre, animados y vivificados por un mismo Espíritu, comprometidos en una única misión de anunciar a todos el amor grande de Dios.

P.N.S.J.

¿QUIÉN ES DIOS?  Y el misterio de la santisima Trinidad

Objetivo: Definición sencilla de Dios.

Ideas de ayuda: Credo.  

 En primer lugar se pregunta a los niños. Se les pregunta acerca de Dios, investigamos sobre qué piensan de Dios, quién creen ellos que es Dios, cuántos dioses hay,... Cuando observamos que ya están despistados, llevan un ratillo hablando ellos, comenzamos nosotros con la exposición.

 Encendemos tres velas, y las unimos de forma que formen una sola luz, les hacemos observar lo que ocurre y les explicamos el símil con Dios (Trinidad), que aunque son tres (como las velas), en realidad es uno solo, uno mismo (una misma llama).

Después vamos desglosando cada una de las personas, empezando por el Padre, siguiendo por el Hijo para acabar con el Espíritu Santo.

 *Dios Padre. Les decimos que digan cualidades de los padres y así directamente van conociendo las cualidades de Dios Padre. Podemos ayudarnos de la Parábola del Hijo Pródigo (Lucas 15, 11-32) para decir que Dios es bueno y misericordioso, que nos quiere tanto, nos ama tanto, que nos perdona siempre y se siente feliz cuando nosotros también lo queremos, y nos quiere también cuando somos malos y nos portamos mal. Dios es padre porque tiene un hijo, ese es Jesucristo, también lo dice en la Biblia en 1 Juan 3, 1 (“mirad qué amor tan grande nos ha regalado el Padre: ¡que nos llamemos hijos de Dios! Y, de verdad, ¡lo somos!”)

 Es Padre de todos los hombres porque nos ha creado y dado la vida; nos ama y cuida con cariño; y quiere que todos entremos en comunión de vida y amor con Él, como hijos suyos. Además lo decimos en el Credo y en la oración del Padre Nuestro (Mateo 6, 9-13)

Además es todopoderoso, porque no existe ningún otro poder que sea capaz de oponerse a Él como un rival. Solamente Dios gobierna de verdad el universo y la Historia de los Hombres.

 Dios es único, santo y justo.

 *Jesucristo. Jesús es el Mesías y el Señor y el Hijo único de Dios, hecho hombre que murió en la cruz por nuestros pecados; y a quien Dios, su Padre, resucitó de entre los muertos para nuestra salvación.

Jesucristo, sin dejar de ser Dios, se hizo hombre débil y mortal, igual en todo a nosotros, excepto en el pecado.

Fue concebido sin intervención de varón en las entrañas de la Virgen María, por obra y gracia del Espíritu Santo.

Dios Padre lo entregó a la muerte por amor a los hombres con Él y establecer con ellos la Nueva y Eterna Alianza.

 *Espíritu Santo. Es el espíritu de Dios. Es Dios mismo. En el Credo decimos “procede del Padre y del Hijo, con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria”.

            En toda la vida de Jesús éste tiene muy presente al Espíritu, empezando por la Anunciación (Mateo 1,18), en su Bautismo (Mateo 3, 16), en la Última Cena antes de despedirse de sus Discípulos (Juan 16, 13: “cuando venga Él, el Espíritu de la Verdad, os guiará hasta la verdad completa”).

            El Espíritu Santo habita como en su templo, en la Iglesia y en el corazón del hombre justo. El cristiano entra y se mantiene en comunión con Dios y sus hermanos en la Iglesia gracias a la acción del Espíritu Santo que nos une a Jesucristo, el Hijo de Dios.

¡Santísima Trinidad, Os adoro profundamente.!

P. Virgílio Antunes, Rector - Editorial del periódico "Voz da Fátima", de 13 de febrero de 2011

Las apariciones del Ángel de la Paz, en primavera, verano y otoño de 1916, constituyen el acontecimiento de la historia de Fátima que está en el origen del tema escogido para este año pastoral: Santísima Trinidad, Os adoro profundamente.

Se trata de una frase de contenido muy vasto. En primer lugar, la afirmación de Dios, Santísima Trinidad, un misterio revelado por medio de Jesucristo, aunque muy difícil de comprender en su significado y alcance. Entretanto, es el misterio central de la fe cristiana y expresa el modo de ser del Dios en quien creemos: un solo Dios, en la comunión de las tres personas, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

En segundo lugar, la afirmación de nuestra disponibilidad para adorar a Dios, profundamente, o sea, de la forma más sincera y noble que esté a nuestro alcance. De hecho, el objetivo pastoral de este año consiste en proporcionar a los peregrinos de Fátima la posibilidad de desenvolver en su vida y en su espiritualidad la actitud de adoración.

Al principio del siglo pasado, cuando se dieron las apariciones del Ángel en Loca do Cabeço y en Pozo do Arneiro, estábamos viviendo, en Portugal y en Europa, un periodo muy crítico en lo que respecta a la propaganda contra la fe cristiana. Era un tiempo de gran ebullición de los materialismos ateos, que conquistaban terreno en las sociedades más progresistas y sembraban la duda y la inseguridad en grandes sectores creyentes y cristianos, de cara a las pretensiones de los adversarios de la fe. En Portugal, había estallado la República, resultado de movimientos laicistas, anticlericales y anti-cristianos feroces, a punto de lanzar la confusión e incluso la persecución religiosa en nombre de la libertad.

Hablar de un Ángel que aparece a tres niños humildes e incultos, en un lugar distante y desconocido, y los invita a adorar a Dios, Santísima Trinidad, era una realidad contraria a la corriente oficialmente dominante. Podía incluso parecer una provocación, lo que acabó sucediendo. Y esta se volvió una provocación demasiado grande para el pequeño mundo que era Portugal en aquel momento. Después, acabó por volverse una provocación para el mundo más vasto que era Europa en brazos de la guerra, las revoluciones, el materialismo, el ateísmo galopante, sistemático y constituido en ideología camino del poder. Peor de lo que era el ateísmo teórico era ahora el práctico, que entraba silencioso en la vida de las personas y las transformaba sin que se dieran cuenta de eso. Y eso se extendía a escala universal.

En este contexto, las apariciones del Ángel de la Paz son un fuerte grito de Dios que irrumpe en el medio de un silencio creciente. Dios respeta la libertad, las opciones y los caminos escogidos por los hombres, pero cuando se aproxima el momento último, porque es Dios y no un hombre, no puede dejar de hablar para hacer oír sus definitivas llamadas del Padre, rico de gracias y de misericordia. Ese grito misericordioso de Dios, que se hizo oír por medio de Su Mensajero, continua haciendo eco por el mundo, que acogió el Mensaje de Fátima. Pasada la larga noche de la fe, que fue siglo XX, e iniciado el nuevo milenio bajo el signo de la esperanza, es urgente continuar oyendo la voz del Mensajero, que nos enseña a decir, como enseñó a los Pastorcitos: Dios mío, yo creo, adoro, espero y os amo; Santísima Trinidad, Os adoro profundamente.

La adoración a Dios es la actitud que mejor sintetiza la orientación más profunda de nuestra vida, pues manifiesta nuestra fe, nuestra esperanza y nuestro amor; es la actitud que mejor exprime nuestro respeto por Dios, el Absoluto, el Creador, el Señor de todas las cosas; es su actitud la que mejor revela nuestra consideración por el hombre, muy amado por Dios en su condición de criatura; y es la actitud que mejor muestra la condición relativa de las cosas de este mundo de cara a la realidades eternas.

A los lectores de Voz da Fátima, a los organizadores de peregrinaciones y a todos los peregrinos, invitamos a hacer de este año una gran escuela de adoración a Dios, Santísima Trinidad.