22 jul 2015

VOCABULARIO DEL PAPA FRANCISCO: NINGUNEAR

5 Esa anulación que elimina al Otro. No se dejen ningunear...

El tiempo nos confunde. ¿Cuándo dijo en realidad que no tenemos que dejarnos ningunear? ¿En Roma, en Brasil, o en un aula del Colegio de la Inmaculada, allá en Santa Fe, cuando él ni siquiera estaba ordenado y nosotros éramos adolescenten que vivían una edad feliz con pocas responsabilidades? No lo sé, no lo recuerdo, pero no quiero depender de los buscadores de Internet… que también mienten. Por otro lado, aunque uno quisiera, es difícil acordarse de todo. “No se dejen ningunear”. Lo único que tengo en claro es que lo dijo y no una sino varias veces. Y también que lo volverá a decir… ¿Por qué? Porque el hombre es paciente y en ciertas cosas, reiterativo. Tiene ese estoicismo de la gota que porque no se cansa horada la piedra, la paciencia de la Fe, la Esperanza del sembrador y la Caridad de quien se multiplica dandose.
Quizá lo bueno de las palabras es su posibilidad de expresar lo que la gente siente, aunque sea su desvarío o su locura. Desde la lógica no se entiende que alguien pueda ponerse a conjugar como verbo una palabra como “ninguno” que es adjetivo y pronombre indefinido. Pero alguien lo hizo. Si lo hubiera hecho yo en aquellas viejas aulas no creo que el Profesor Bergoglio lo hubiese aprobado. O sí. Si algo nunca le faltó fue la capacidad de adaptarse a lo nuevo, a lo inesperado.
Ningunear tiene un sentido que remite a la ofensa, es menospreciar, no dar valor a alguien o no prestarle atención, es ignorarlo. Es hacer como que el otro no existe, com si su opinión no tuviera ninguna importancia, como si la persona misma non contara para nada.
No, no hace tanto tiempo. Seguramente ya sería Cardenal Primado de la República Argentina y los medios recogían sus palabras, no diferentes a las de ahora. Y entonces la radio, la televisión o los diarios informaban… dijo Bergoglio: “no se dejen ningunear, vivan la Fe”. Y todo, como siempre, remitiendo al testimonio de los cristianos, a dar pruebas de quienes somos sin avergonzarnos de hacerlo.
Quizá se lo escuché más de una vez. “No se dejen ningunear como cristianos, den testimonio”. Pero también: “No ninguneen al que sufre, al que no consigue trabajo o no tiene dinero”. Siempre con el mensaje a flor de piel.
Me confunde el tiempo. Me siento de nuevo adolescente, hablando, discutiendo a veces con esa vehemencia juvenil que suponía poder con todo, frente al maestrillo jesuita que rompía nuestra solemnidad juvenil con un chiste, una historia, o un comentario de futbol y “nos la dejaba picando”.
“No te dejes ningunear” y el consejo era más de hermano que de padre, de uno que sabe lo que está diciendo y te levanta la alicaída autoestima.
En aquellos días de colegio no importaba si esa recomendación apuntaba a otro profesor, a algunos compañeros que se suponían mejores que los demás, o a un desesperado amor juvenil que dándonos calabazas nos había hundido en la desesperanza.
Es que a la hora de predicar todo sirve. Para los soldados de Loyola cualquier cosa podía ser un arma en la propagación de la Fe. Y la palabra es la principal, no importa su pureza idiomática o que tenga origen en periferias ciudadanas sino que esté cargada de sentido y pueda hacer llegar al otro el mensaje de Cristo.

VOCABULARIO DEL PAPA FRANCISCO:FALSEADO-PASADO DE ROSCA

3 . Una civilización que está “falseada” tiene urgente necesidad de la esperanza cristiana.


“¡Esta civilización mundial se pasó de rosca!”, les dijo el Papa Francisco a los jóvenes en Río de Janeiro. El Papa volvía a lanzar uno de esos argentinismos que adquirió en sus años de acción pastoral como simple cura.
En mecánica, cuando una tuerca se ajusta más de lo debido, se rompe y empieza a girar en falso, ya no puede “agarrar” la materia, o sea, la realidad. Entonces queda “falseada”. No es difícil comprender de dónde viene esta expresión que forma parte de la manera de hablar de los argentinos y del Papa Francisco en particular: los talleres mecánicos de barrio.
Estar “pasado de rosca” también significa que alguien ha pasado el límite, que le ha dado tantas vueltas a las cosas que ya no razona, que ya no piensa con claridad y supone que la vida es ese girar sin sentido. Poco importa que la expresión se use para hablar de la droga o del alcohol, que no es demasiado diferente de abusar del poder, del dinero o de las influencias. El resultado es el mismo: ya no ve la realidad, ya no la “agarra” tal como es, la distorsiona exagerándola o la envilece mortificándola.
En Brasil el Papa Francisco estuvo centrado en el objetivo de las jornadas desde el momento mismo en que pisó el suelo de esa tierra tan querida: la juventud. Fue allí, ante los jóvenes, cuando se refirió a esa sociedad, a esa civilización mundial que “se pasó de rosca”, y en la visita al hospital de San Francisco de Río hizo una cruda pintura de la realidad: “¡Cuántos mercaderes de muerte que siguen la lógica del poder y el dinero a toda costa! La plaga del narcotráfico, que favorece la violencia y siembra dolor y muerte, requiere un acto de valor de toda la sociedad”.
Era necesario decirlo así, para que lo entendieran los jóvenes y los que ya no lo somos tanto. “¡Esta civilización mundial se pasó de rosca! (…) porque es tal el culto que ha hecho al dios dinero que estamos presenciando una filosofía y una praxis de exclusión de los dos polos de la vida que son las promesas de los pueblos”: los jóvenes y los ancianos. El párrafo quedó flotando entre la gente que llenaba la Catedral. Es  que la denuncia no sacude solo a los denunciados sino a todos. De alguna manera cada uno siente el peso de su propio silencio, de la complicidad por no haber hablado, por no haber sido capaz de ese “acto de valor” que Francisco reclamaba con urgencia.
Los teóricos tratan de explicar con sus análisis que la sociedad está dividida, confundida, desintegrada, complicada, desconcertada, trastornada y miles de términos más para justificar la realidad.
Justificar el error, en vez de reconocerlo y buscar el perdón, es una patología que intenta suavizar los efectos sin necesidad de confesar el pecado. Francisco nos simplifica las cosas porque “la tiene clara”: “¡Esta civilización mundial se pasó de rosca!”.
http://www.terredamerica.com/

OTRO:Esta civilización mundial se pasó de 'rosca', porque es tal el culto que ha hecho al dios dinero que estamos presenciando una filosofía y una praxis de exclusión de los dos polos de la vida (jóvenes y ancianos) que son las promesas de los pueblos..

VOCABULARIO DEL PAPA FRANCISCO:BALCONEAR...

2. “No balconeen la vida, métanse en ella, como hizo Jesús”.

Balconear”, en el lunfardo argentino literalmente quiere decir “mirar desde bel balcón”. Es una actitud puramente curiosa, sin participación, como un espectador de los demás que no participa de lo que está viendo. Siempre tiene un comentario crítico sobre lo que no le gusta o le parece mal, pero no se mezcla con la gente. En los años de nuestra adolescencia y anteriores; en aquellos mismos que el Maestrillo Bergoglio era nuestro profesor, nuestro Colegio de la Inmaculada Concepción de Santa Fe participaba, especialmente, en la procesión de Corpus Christi, junto a otros colegios católicos y la feligresía en general. En esa procesión que discurría por el centro de la ciudad en un largo recorrido, era típico ver muchos balconeros. En algunas casas, alguna imagen y un par de velas centraban la atención sobre una familia que se dedicaba a saludar a los procesionantes y hacer comentarios entre ellos. En ciertas zonas, una o dos casas por cuadra mostraban a un grupo curioso dedicado a la misma práctica. A mí me extrañaba un poco porque mis abuelos maternos, los que aún vivían, aún veteranos y algo achacosos se incluían entre los miembros de su parroquia y no consideraron nunca la idea de balconear.
Hablando con un cura del colegio me dio una definición sencilla: “Son viejas teñidas de fe. La fe no se vive desde el balcón, sino caminando”. Una frase que volvería a mi memoria haciendo el Camino de Santiago en 2010 y que remite a una Iglesia en marcha.
Cuando dijo: “No dejen que otros sean los protagonistas del cambio, ustedes son los que construyen el futuro”, me sentí joven yo también y pensé en lo bueno que era que esa juventud expectante lo comprendiera y en treinta o cuarenta años recordara sus palabras y analizara los resultados. Luego sentí esa ternura y admiración por el amigo al ver que “le saltaba el porteño que lleva adentro” cuando les insistió a los jóvenes con eso de: “No balconeen la vida, métanse en ella, como hizo Jesús”.
Para Francisco – y es difícil que alguien no lo entienda – el cristiano es un protagonista, no un espectador. En poco tiempo nos ha demostrado que desde el único balcón que se puede participar es aquel de la logia, en que una tarde lluviosa se asomó un Papa del fin del mundo y saludó a quienes lo esperaban con un simple: “Buona sera” se ganó el corazón del mundo pidiendo que recen por él…
– © TERRE D’AMERICA

VOCABULARIO DEL PAPA FRANCISCO: PRIMEREAR -PRIMEREA

1. Ese Dios católico que nos “primerea” siempre.

La mentalidad del “porteño”, del hombre que vive sobre el puerto de Buenos Aires, es un poco especial. Expresión de una sociedad cosmopolita más relacionada con el comercio y la industria, a diferencia de los argentinos del interior, dedicados a la producción primaria, tuvo cosas buenas y de las otras. La idea de saberlo todo, sumado a un sentido poco solidario, instituyeron la idea de “primero yo”. Poco importaba que lo que estuviera en juego fuera comprar una entrada para un partido de fútbol o la postulación a una cátedra universitaria. Nadie pensaba para tener tal actitud si sus virtudes y conocimientos eran los que merecían esa primacía, todo radicaba en ser el primero en estar, pedir, conseguir o exigir algo a puro golpe de mano, sólo por ser el primero. La idea era primerear, siempre y a cualquier precio
Primerear, nunca fue un neologismo virtuoso. Básicamente significa, ganar de mano, tomar la iniciativa antes que el otro, o antes que el otro se dé cuenta. Un dicho muy común en el Río de la Plata es: “el que pega primero, pega dos veces”. La palabra, salvaje aún y no domada por los diccionarios, se cuela en el periodismo. Una crónica policial puede decir: “… el ofendido lo “primereó” con el cuchillo”.
De lo anterior se deduce que primerear no suele ser una acción muy edificante, sino todo lo contrario. Al menos era así antes de Bergoglio.
La gente de las “villas” sabe perfectamente el significado de la palabra y su utilización, por eso cuando apareció un cura que les dijo que “hay que primerear la gracia, que hay que peleársela al pecado”, lo entendieron. Lo entendieron porque hablaba su idioma, sabía que ellos tenían que primerear a la droga, a la falta de oportunidades de trabajo, a la marginación… y no siempre lo lograban.
La acción no difiere a la vieja lucha entre la virtud y el pecado. Vuelve el concepto de “la Fe es milicia” basada en la idea de librar una permanente batalla entre el bien y el mal. Allí, entre los que iban a agradecer o a pedir a San Cayetano; allí, entre los marginados de la villa 11-14 o entre los olvidados del Borda, el soldado de la compañía de Ignacio los llamaba a la pelea, a “primerear” al pecado, “a ganarle de mano”, a sacarle ventaja a la injusticia. Y muchos descubrían en sus palabras que todavía tenían algo por qué luchar.
Pero esta acción de primerear también fue referida por él en la multitudinaria Vigilia Pentecostal con los miembros de los movimientos eclesiales laicos el 18 de Mayo, pero no ya en relación a cada creyente, sino a Dios. “Decimos que debemos buscar a Dios, pero cuando nosotros vamos Él nos estaba esperando. El ya está, y voy a usar una palabra que usamos en Argentina: el Señor nos primerea, nos está esperando. Pecas, y te está esperando para perdonarte. Él nos espera para acogernos, darnos su amor y así va creciendo la fe. Alguno preferirá estudiarla, es importante, pero lo importante es el encuentro con Dios, porque Él nos da la fe”.
Ante el Señor, que nos primerea, la consecuencia según Francisco, sería que nosotros primereásemos la gracia.


21 jul 2015

Te Necesito - SDA "Lord I Need You" (Versión Español)


esta cancion es de adoracion se canto jesus en jmj 2013 pero en ingles...

13 jul 2015

PAPA FRANCISCO EN PARAGUAY




























TEXTO: El épico mensaje que Papa Francisco pronunció ante los jóvenes de Paraguay.


ASUNCIÓN, 12 Jul. 15 / 06:45 pm (ACI).- Este es el discurso que el Papa Francisco improvisó ante los cientos de miles de jóvenes reunidos en la Costanera, en el que habló sobre la importancia de la libertad, de la solidaridad, la verdadera amistad y la importancia de hacer lío de manera organizada.
A continuación la transcripción completa del discurso del Santo Padre:
Queridos jóvenes, buenas tardes. Después de haber leído el Evangelio, Orlando se acercó a saludarme y me dijo: “Te pido que reces por la libertad de cada uno de nosotros, que rece por la libertad de cada uno de nosotros de todos”. Es la bendición que pedimos ahora todos juntos, la libertad. Porque la libertad es un regalo que nos da Dios pero hay que saber recibirlo, hay que saber tener el corazón libre.
Porque todos sabemos que en el mundo hay tantos lazos que nos atan el corazón y no dejan que el corazón sea libre: la explotación, la falta de medios para sobrevivir, la drogadicción, la tristeza, todas esas cosas nos quitan la libertad. Así que todos juntos, agradeciéndole a Orlando que haya pedido esa bendición, tener un corazón libre, un corazón que pueda decir  lo que piensa, que pueda decir lo que siente y que pueda hacer lo que piensa y  lo que siente, ese es un corazón libre. Y eso es lo que vamos a pedir todos juntos, esa bendición que Orlando pidió para todos.
Repitan conmigo (Santo Padre invita a rezar todos juntos)
Todos:  Señor Jesús dame un corazón libre, que no sea esclavo de todas las trampas del mundo,  que no sea esclavo de la comodidad, del engaño, que no sea esclavo de la buena vida, que no sea esclavo de los vicios, que no sea esclavo de una falsa libertad de hacer lo que me gusta en cada momento.
Gracias Orlando por hacernos caer en la cuenta de que tenemos que pedir un corazón libre, pídanlo todos los días.
Ya hemos escuchado dos testimonios, el de  Liz y el de Manuel. Liz nos enseña una cosa, así como Orlando nos enseñó a rezar para tener un corazón libre. Liz con su vida nos enseña que no hay que ser como Poncio Pilato, lavarse las manos. Liz podría haber tranquilamente puesto a su mamá en un asilo y a su abuela en otro asilo y vivir su vida de joven divirtiéndose, estudiando lo que quería. Y  Liz dijo no... la abuela, la mamá,  y Liz se convirtió en sierva, en servidora  y si quieren más fuerte todavía, en sirvienta de la mamá y de la abuela y lo hizo con cariño.
Decía ella que hasta se cambiaron los roles y ella terminó siendo la mamá de su mamá del modo cómo la cuidaba. Su mamá con esa enfermedad (Alzheimer) tan cruel que confunde las cosas y ella quemó su vida hasta ahora, hasta los 25 años, sirviendo a su mamá y a su abuela. ¿Sola? No Liz no estaba sola.
Ella dijo dos cosas que nos tienen que ayudar. Habló de un ángel, de una tía que fue como un ángel y habló del encuentro con los amigos los fines de semana, con la comunidad juvenil de evangelización, del grupo juvenil que alimentaba su fe. Y esos dos ángeles, esa tía que la custodiaba y ese grupo juvenil le daba más fuerza para seguir adelante. Y eso se llama solidaridad. ¿Cómo se llama? (todos responden al Papa: solidaridad). Cuando nos hacemos cargo del problema de otro. Y ella encontró allí un remanso para su corazón cansado.
Pero hay algo que se nos escapa. Ella no dijo  “bueno hago estoy y nada más”. Ella estudió y es enfermera y para hacer todo eso la ayuda la solidaridad que recibió de ustedes del grupo de ustedes, que recibió de esa tía que era como un ángel, la ayudó a seguir adelante.
Y hoy a los 25 años tiene la gracia que Orlando nos hacía pedir. Tiene un corazón libre. Liz cumple el cuarto mandamiento: “Honrarás a tu padre y a tu madre”. Liz muestra su vida, la quema en el servicio a su madre. Es un grado altísimo de solidaridad, es un grado altísimo de amor, un  testimonio.
Padre ¿entonces se puede amar? Ahí tiene a alguien que nos enseña a amar. Primero libertad, corazón libre, segundo solidaridad para acompañar. Solidaridad. Eso es lo que nos enseña este segundo testimonio. Y a Manuel no le regalaron la vida. Manuel no es un nene bien, no fue  un nene, un muchacho a quien la vida le fue fácil. Dijo palabras duras. Fui explotado, fui maltratado, a riesgo de caer en las adicciones. Estuve solo. Explotación, maltrato y soledad. Y en vez de salir a hacer maldades, en vez de salir a robar se fue a trabajar, en vez de salir a vengarse de la vida, miró adelante. Manuel usó una frase linda: “pude salir adelante, porque la situación en la que yo estaba era difícil hablar de futuro”.
¿Cuántos jóvenes, ustedes hoy tienen la posibilidad, de estudiar, de sentarse a la mesa con la familia todos los días, tienen la posibilidad de que no les falte lo esencial. Cuántos de ustedes tienen eso? Todos juntos, lo que tienen eso digan: Gracias Señor.
Gracias Señor porque acá tuvimos un testimonio de un muchacho que desde chico supo lo que es el dolor la tristeza, que fue explotado, maltratado, que no tenía que comer y que estaba solo. Señor salva a esos chicos y chicas que están en esa situación. Y para nosotros Señor, gracias, gracia Señor. (El Papa invita a todos a decir: Gracias Señor).
Libertad de corazón, ¿se acuerdan? Libertad de corazón, lo que nos decía Orlando: servicio, solidaridad. Lo que nos decía Liz: esperanza, trabajo, luchar, salir adelante, lo que nos decía Manuel. Como ven la vida no es fácil para muchos jóvenes y esto quiero que lo entiendan, quiero que se lo metan en la cabeza.
Si mi vida es relativamente fácil, hay otros chicos y chicas que no les es relativamente fácil, más aún, que la desesperación los empuja a la delincuencia, los empuja al delito, los empuja  a colaborar con la corrupción. A esos chicos, a esas chicas les tenemos que decir que nosotros le estamos cerca, que queremos darle una mano, que queremos ayudarlos con solidaridad, con amor, con esperanza.
Hubo dos frases que dijeron los dos que hablaron: Liz y Manuel, dos frases que son lindas, escúchenlas. Liz dijo que empezó a “conocer a Jesús”. ¡Conocer a Jesús! y eso es abrir la puerta a la esperanza. Y Manuel dijo: “conocí a Dios, mi Fortaleza”. Conocer a Dios es fortaleza, o sea, conocer a Dios, acercarse a Jesús es esperanza y fortaleza; y eso es lo que necesitamos de los jóvenes hoy: jóvenes con esperanza y jóvenes con fortaleza, no queremos jóvenes debiluchos, jóvenes que están “ahí no más”, ni sí ni no, no queremos jóvenes que se cansen rápido y que vivan cansados, con cara de aburridos.
Queremos jóvenes fuertes, queremos jóvenes con esperanza y con fortaleza ¿por qué? porque conocen a Jesús, porque conocen a Dios, porque tienen un corazón libre. Corazón libre, repitan, [y los jóvenes repiten] solidaridad, trabajo, esperanza, esfuerzo, conocer a Jesús, conocer a Dios mi fortaleza. Un joven que viva así ¿tiene la cara aburrida? (Pregunta el Papa) ¡No! (Responden los jóvenes). ¿Tiene un corazón triste? (Pregunta el Papa) ¡No! (Responden losjóvenes). Ese es el camino, pero para eso hace falta sacrificio, hace falta andar contracorriente.
Las Bienaventuranzas que leímos hace un rato son el plan de Jesús para nosotros. El plan, es un plan contracorriente. Jesús les dice: “Felices los que tienen alma de pobre”. No dice felices los ricos, los que acumulan plata. Los que tienen el alma de pobre, los que son capaces de acercarse y comprender lo que es un pobre. Jesús no dice felices los que lo pasan bien sino que dice felices los que tienen capacidad de afligirse por el dolor de los demás. Y así, yo les recomiendo que lean después en casa las Bienaventuranzas que están en el capítulo quinto de San Mateo. ¿En qué capítulo están? (Pregunta el Papa)¡Quinto! (Responden los jóvenes) ¿De qué evangelio? (Pregunta el Papa) San Mateo (Responden los jóvenes). Léanla y medítenla que les va a hacer bien.
Yo te agradezco Liz, que andas por aquí, supongo. Te agradezco Manuel ¿por dónde andas metido?  y te agradezco Orlando (El Papa los busca con la mirada). Corazón libre es lo que les deseo. Y me tengo que ir. ¡No! (Responden los jóvenes).
El otro día, un cura en broma me dijo: “Sí, usted siga aconsejándole a los jóvenes que hagan lío, siga, siga... pero después los líos que hacen los jóvenes los tenemos que arreglar nosotros”. ¡Hagan lío! pero también ayuden a arreglar y organizar el lío que hacen. Las dos cosas ¿eh? Hagan lío y organícenlo bien. Un lío que nos dé un corazón libre, un lío que nos dé solidaridad, un lío que nos dé esperanza, un lío que nazca de haber conocido a Jesús y de saber que Dios a quien conocí es mi fortaleza. Ese es, debe ser, el lío que hagan.
Como sabía las preguntas porque me las habían pasado antes, había escrito un discurso a ustedes para dárselos, pero los discursos son aburridos así que se lo dejo al señor Obispo  encargado de la juventud para que lo publique.
Y ahora, antes de irme les pido: Primero, que sigan rezando por mí, segundo, que sigan haciendo lío, tercero que ayuden organizar el lío que hacen para que no destruyan nada. Y todos juntos ahora en silencio, vamos a elevar el corazón a Dios, cada uno:
Señor Jesús, cada uno desde su corazón en voz baja repita las palabras.
Señor Jesús, te doy gracias por estar aquí, te doy gracias porque nos diste hermanos como Liz, Manuel y Orlando. Te doy gracias porque nos diste muchos hermanos que son como ellos, que te encontraron Jesús, que te conocen Jesús, que saben que Tú, su Dios eres su fortaleza.
Jesús, te pido por los chicos y chicas que no saben que Tú eres su fortaleza y que tienen miedo de vivir, miedo de ser felices, miedo de soñar.
Jesús, enséñanos a soñar, a soñar cosas grandes, cosas lindas, cosas que aunque parezcan cotidianas son cosas que engrandecen el corazón. Señor Jesús, danos fortaleza, danos un corazón libre, danos esperanza, danos amor y enséñanos a servir. Amén
Ahora les voy a dar la bendición y les pido por favor que recen por mí y que recen por tantos chicos y chicas que no tienen la gracia que tienen ustedes de haber conocido a Jesús que les da esperanza, les da un corazón libre, y los hace fuertes y, que los bendiga Dios Todopoderoso, el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo.