24 feb 2016

PARÁBOLA de la higuera según San Lucas ...

EVANGELIO


Si no se convierten, todos acabarán de la misma manera

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     13, 1-9

     En cierta ocasión se presentaron unas personas que comentaron a Jesús el caso de aquellos galileos, cuya sangre Pilato mezcló con la de las víctimas de sus sacrificios. El les respondió:
     «¿Creen ustedes que esos galileos sufrieron todo esto porque eran más pecadores que los demás? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera. ¿O creen que las dieciocho personas que murieron cuando se desplomó la torre de Siloé, eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera.»
     Les dijo también esta parábola: «Un hombre tenía una higuera plantada en su viña. Fue a buscar frutos y no los encontró. Dijo entonces al viñador: "Hace tres años que vengo a buscar frutos en esta higuera y no los encuentro. Córtala, ¿para qué malgastar la tierra?"
     Pero él respondió: "Señor, déjala todavía este año; yo removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré. Puede ser que así dé frutos en adelante. Si no, la cortarás."»


Palabra del Señor.
Introducción

Cuaresma: La Cuaresma es el tiempo litúrgico de conversión, que marca la Iglesia para prepararnos a la gran fiesta de la Pascua. Es tiempo para arrepentirnos de nuestros pecados y cambiar algo de nosotros para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo.
La Cuaresma dura 40 días. Comienza el Miércoles de Ceniza y termina antes de la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo. El color litúrgico de este tiempo es el morado. Además no se reza el Gloria, ni se canta el Aleluia.

Recurso:

Opción 1: realizar la representación previa de la clase de ciencias naturales. 
Opción 2: presentar directamente la canasta con frutas.

Materiales previos: necesitamos una canasta con distintas frutas. Un animador o catequista que represente al maestro y algunos alumnos.

La idea sería que en la representación de una clase de ciencias naturales en el colegio, podamos descubrir la gran variedad de frutas que existe, sus cualidades, sus propiedades, lo bien que nos hacen al consumirlas y los cuidados que reciben para que puedan ser buenos frutos.
Se puede presentar el diálogo de una maestra con alumnos que traen las frutas (manzanas, bananas, kiwi, naranjas, mandarinas; propias de nuestras comunidades) distintas en tamaños, colores, formas, brillo, y las van mostrando y contando lo que averiguaron. (sus propiedades en vitaminas, antioxidantes, potasio, fibras etc, etc)
La maestra les hace notar a través del diálogo también todo lo necesario que los agricultores pusieron de cuidado, paciencia, espera en el crecimiento, abono, combatir plagas, riego, poda, quitar malezas, para que estas frutas estén  hoy delante nuestro. (puede hacer la presentación de estas palabras con carteles)


Sugerencias para la Predicación:

Reconstrucción en el diálogo con los chicos de la dramatización anterior.

+ ¿Dé qué hablaban recién los alumnos y la maestra? De frutas, de su variedad, de sus propiedades tan buenas y necesarias, de los cuidados que hay que ofrecerles para que crezcan y maduren… 

+ Saben que hay casas y sobre todo en el interior del país que tienen árboles frutales en sus patios; y que cada vez que uno quiere comer, sólo tiene que salir al patio y tomar la fruta del árbol que desee. A la sombra de ese árbol puede disfrutar de un momento muy especial, de descanso, de encuentro, de juego…

+ Hoy Jesús nos presenta una historia acerca de un hombre que plantó un árbol de higos en su jardín. Después de pasar un tiempo, fue a buscar los frutos, pero no los encontró. Así es que el hombre vio al jardinero, que cuidaba del árbol y le dijo: "Hace tres años que vengo a buscar frutos en esta higuera y no los encuentro. Córtala, ¿para qué malgastar la tierra?"

+ El viñador le dijo: "Señor, déjala todavía este año; yo removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré. Puede ser que así dé frutos en adelante. Si no, la cortarás."»

+ Saben que Jesús, al contar esta historia, estaba hablando sobre nosotros y sobre la paciencia de Dios Padre. Nosotros nos parecemos a esos árboles que Dios ha sembrado en su creación y espera que demos buenos frutos en nuestra vida.

+ Dios sabe que somos diferentes, y que cada uno da distintos frutos, por eso tenemos distintas habilidades, carismas, dones, talentos, etc. ¿Todos sabemos hacer todo en la vida? No. Unos saben cantar, otros bailar, otros escribir, otros pintar, etc.

+ Dios quiere que demos frutos, la vida no nos es dada para dar sombra  nada más, y ser estéril. El Señor espera que nosotros demos frutos de acuerdo a nuestras posibilidades; nunca nos va a exigir más de la cuenta, ni va a despreciar nuestros logros, por pequeños o imperfectos que sean.

+ Dios tiene mucha paciencia, por eso no corta el árbol; y nos da una nueva oportunidad: “siempre”. Frente a la esterilidad del árbol, permite empezar de nuevo, con esperanza, remover la tierra, regarlo, abonarlo, para que así dé frutos más adelante.

+ La cuaresma es el tiempo de volver a Dios, de cambiar, de remover la tierra y sacar todo aquello que nos impide dar frutos y ser felices. Demos gracias en este día por la paciencia que el Creador nos tiene y por darnos siempre una nueva oportunidad.

23 feb 2016

Parábola de la higuera ...actividades interactivas

                "Dios de la segunda oportunidad"



 


Escritura: Lucas 13,6-9-Parábola de la higuera.

inicio:  "Perdón de Dios" estará escrito en letras grandes en la pizarra faltándole algunas de las letras. (Ejemplo: Pe___d__n de Di___s.
También puede escribir "Segunda oportunidad" debajo de Perdón de Dios, faltando algunas letras. Acostumbro a escribir el versículo bíblico a memorizar de la misma manera para que los niños lo completen o escriban los número de la cita bíblica mientras se da la lección. ¡Me encanta observar a los niños mientras tratan de adivinar el versículo bíblico de la lección, aún antes de comenzar la clase!
JUEGO DE LA SEGUNDA OPORTUNIDAD: Use una de las ideas abajo indicadas para demostrar la segunda oportunidad de la cual se habla en nuestra lección. La maestra puede usar uno o más de estas sugerencias según les dé el tiempo.
1. Juegue Trivia Bíblica permitiéndole a los niños una segunda oportunidad cuando den una contestación equivocada.
2. Deje que los niños enhebren una aguja y dele una segunda oportunidad utilizando un enhebrador de hilo o una aguja con un ojo más grande.
3. Deje que los niños traten de citar un versículo bíblico y brindarle una segunda oportunidad al brindarle la ayuda de otro niño o del versículo bíblico escrito.
4. La maestra le pide a los niños decir los libros del Antiguo y Nuevo Testamentos y les da una segunda oportunidad al permitir que otros niños les ayuden.
5. Los niños tiran una moneda para que caiga en un vaso o taza permitiéndole tener una segunda oportunidad si fallan.
6. Haga que los niños tiren un anillo o aro para que caiga sobre una botella o una clavija. Dele una segunda oportunidad si no lo logran.

MANUALIDAD SOBRE EL ÁRBOL DEL HIGO (HIGUERA): La maestra puede tener algunas ramas para que los niños las peguen a una cartulina o papel de construcción. Galletas de higo pueden ser pegadas con cinta adhesiva cerca de las ramas mientras discuten la historia de la higuera en la lección de hoy.

AFICHE GRUPAL-FRUTA DE LA SEGUNDA OPORTUNIDAD:
Opción 1: Deje que los niños tracen o dibujen varias frutas en una cartulina o un papel de estraza colgado en una pared. La maestra le pedirá que escriban cada "fruto del espíritu" debajo de cada una de las frutas dibujadas. Si los niños son muy pequeños, la maestra puede dejar que los niños tracen la fruta y la letras del fruto del espíritu.
Opción 2: La maestra tendrá dibujadas varias frutas en una cartulina o en papel de estraza colgado en la pared con los frutos del espíritu en palabras incompletas para que ellos las llenen, como por ejemplo: A __ ___ ___ (amor), P __ __ (Paz), etc. A los niños les encantará llenar los blancos.

El tiempo para dar fruto es limitado. Dios es don incondicional, pero no puede suplir lo que tengo que hacer yo.
La tarea del ser humano no es hacer cosas sino hacerse, es decir, tomar conciencia de su verdadero ser y vivir esa realidad en plenitud.
¿Qué significa dar fruto? No se trata de hacer o dejar de hacer esto o aquello para "hacer méritos". Se trata de alcanzar una liberación interior que me lleve a hacer esto o dejar de hacer lo otro porque me lo pide mi auténtico ser.
#Cuaresma

Parábola de la higuera. Cuaresma 3 domingo C para niños

Tema: El amor y perdón de Dios ...


Objeto: Una bombilla

Escritura:  "Señor, le contestó el viñador, déjela todavía por un año más, para que yo pueda cavar a su alrededor y echarle abono. Así tal vez en adelante dé fruto; si no, córtela" (Lucas 13:8-9 - NVI).

Las bombillas eléctricas son tan comunes hoy que ni siquiera pensamos en ella.  Si estuviéramos cambiando una bombilla y, se cayera y rompiera, no nos preocuparíamos por ello.  Secillamente buscariamos otra.  No ha sido siempre así.

Cuando Thomas Edison estaba luchando por lograr una bombilla perfecta, le tomó a su equipo de trabajadores veinte y cuatro horas el lograr obtenerla.  Cuando el equipo terminó su bombilla, Edison se la dio a un joven para que la llevara a la planta alta.  El muchacho subió cuidadosamente las escaleras, temiendo que pudiera caérsele esa pieza tan increíble.  Probablemente te imagines que pasó; el pobre muchacho dejó caer la bombilla.  Le tomó al equipo otras veinte y cuatro horas para crear otra bombilla.  Finalmente, cansados y listos para tomar un descanso,  Edison estaba listo para que la bombilla se guardara en la planta alta.  Le dió la bombilla al mismo joven que había dejado caer la anterior.  ¡El Sr. Edison le dió una segunda oportunidad! Eso es un verdadero perdón, ¿no les parece? [1]

En nuestra lección bíblica de hoy, Jesús nos enseña acerca del perdón de Dios.  Jesús  nos cuenta acerca de un hombre que ha visto una higuera en su viña.  Fue a la viña esperando encontrar higos en el árbol, pero no había ninguno.  Le dijo al hombre que cuidaba de la viña: "Mira, ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no he encontrado nada. ¡Córtala! ¿Para qué ha de ocupar terreno?"

"Señor, le contestó el viñador, déjela todavía por un año más, para que yo pueda cavar a su alrededor y echarle abono.  Así tal vez en adelante dé fruto; si no, córtela."

En esta historia el dueño de la viña es Dios. El viñador, el que cuida la viña, es Jesús, y el árbol representa los hijos de Dios. Dios tiene toda la razón para esperar que sus hijos produzcan buen fruto.  ¿Qué clase de fruto?  Cosas como amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. En ocasiones no producimos esa clase de fruto, pero tenemos a un Dios amoroso y perdonador.  Al igual que el dueño de la viña le dio a la higuera una segunda oportunidad, Dios no da a segunda oportunidad también y es importante el que sepamos que no tenemos que hacerlo solos.  El que cuida la viña ayudó a la higuera trabajando la tierra y añadiendo abono.  Cuando permitimos que Jesús trabaje en nuestras vidas, él nos ayudará  a producir la clase de fruto que Dios espera de nosotros.

¿No te alegras de que tengamos un Dios amoroso y perdonador que nos da una segunda oportunidad?

Amado Padre, estamos agradecidos de que aunque no siempre producimos la clase de fruta que deseas, Tú nos das una segunda oportunidad. Ayúdanos a permitirle a Jesús el que trabaje en nuestras vidas para que produzcamos la clase de fruto que esperas de nosotros. En el nombre de Jesús oramos. Amén.

[1] James Newton, Uncommon Friends: Life with Thomas Edison, Henry Ford, Harvey Firestone, Alexis Carrel and CharlesLindbergh, 1989, p.22. 

PARÁBOLA de la higuera seca , estéril...

Tiempo de prórroga

ri_color_contornoOportunidades y goles
Dios no se cansa de darnos oportunidades. Esto nos llena de esperanza. Siempre cabe la posibilidad de responder positivamente a su plan. Pero, claro, hay que hacer algo por crecer y abrirse al abono con el que el Señor pretende sacarnos adelante. Necesitamos tiempo para madurar y dar fruto, para convertirnos y cambiar la mentalidad del corazón. Dios nos da una buena prórroga para que salgan brotes verdes de nuestra higuera un tanto marchita en el tercer domingo de cuaresma (cfr. Lc 13,1-9). Aprovechemos tantos momentos, personas, circunstancias que se nos brindan para desarrollar nuestra capacidad de acogida, de compromiso, de crecimiento espiritual. En los tiempos de prórroga, como sucede con los partidos de fútbol, puede haber sorpresas: ganar el partido y marcar un buen gol a nuestro egoísmo.
Jesús nos muestra cómo debemos juzgar los acontecimientos históricos, a raíz del asesinato de los galileos o de los que murieron aplastados por la torre de Siloé. Los fariseos veían en cada desgracia un castigo por los pecados. No hay que fijarse en los demás sino en nosotros mismos. Moriremos si no nos convertimos, si no cambiamos de rumbo, si no reconocemos que nos hemos enemistado con el Señor. Conversión no es solo ver y reconocer, también es decidir. “Me decido a vivir de otra manera -afirma Anselm Grün-, a vivir de modo que se exprese la voluntad de Dios y mi propia naturaleza”. La condición necesaria para el éxito en la vida es la conversión.
Jesús compara la vida estéril de una persona con una “higuera que no da fruto”. José Antonio Pagola formula algunas preguntas muy directas: ¿Para qué va a ocupar un terreno en balde? ¿Qué sentido tiene vivir ocupando un lugar en el conjunto de la creación si nuestra vida no contribuye a construir un mundo mejor? ¿Qué significa pasar por esta vida sin hacerla un poco más humana?
Proceso de maduración
 Son preguntas que nos remueven y nos llaman a la conversión. La conversión supone también la maduración. ¿Qué sentido tiene una higuera sin fruto? Podríamos compararla como una fotografía en blanco y negro al lado de una en color, con algún producto sucedáneo o con una fotocopia del original. A la higuera sin fruto le falta su proceso de maduración.
Este proceso lo descubrimos en la vida de san Camilo de Lelis. Su pasión por los juegos de azar le arrojó a la ruina. Así nos cuenta uno de sus primeros biógrafos su conversión: “¡Ah, mísero e infeliz de mí, qué gran ceguera la mía por no conocer antes a mi Señor! ¿Por qué no he dedicado toda mi vida a servirle? Perdóname, Señor, perdona a este gran pecador”.
Después Camilo dedicaría todas sus energías a los enfermos, poniendo en ello toda su pasión. En una ocasión a un religioso que se había enfadado con un enfermo, le llamó la atención: “Más corazón en esas manos, hermano”. Daremos fruto si ponemos corazón en las manos, a fondo perdido.
Monseñor Juan del Río Martín, en Santidad y pecado en la Iglesia, recoge una cita de san Juan de Ávila, que nos invita a la paciencia en ver los frutos: “Agora es tiempo de sembrar, de trabajos, de pasar heladas, tormentas y trabajos, hasta que llegue el tiempo del coger. ¿Cuándo es o será tiempo del coger? Cuando hobiere pasado el invierno de este mundo y viniere el verano del cielo… Entonces viene para los justos el tiempo sereno, el tiempo alegre y regocijado, cuando cogerán sus fructos no de la tierra sino del cielo”.
¡Nosotros vislumbremos ahora cuánta paciencia tiene el Señor con nosotros! Como el jardinero que no quiere que se pierdan ninguna de sus plantas, así también actúa para que no perdamos la oportunidad de poder crecer, desarrollarnos, darnos cuenta de la fe que recorre nuestras venas. El Padre nos protege, nos riega y cuida. Respeta nuestro ritmo, para que podamos despertar y algún día dar fruto. Pero no podemos beneficiarnos y echar en saco roto su ayuda.
Aprovechemos que el Señor está a nuestro lado para continuar nuestro crecimiento y que nuestra vida dé fruto abundante cuando sea oportuno. Él nos brinda cada día mil oportunidades para crecer. No seamos perezosos y continuemos nuestro proceso vital, tan entroncado en la fe. “Permanecer” en el amor afrontando la dificultad y todo lo que resulte imprevisible, frustrante, conflictivo y fatigoso. Dar fruto al final es el don total de la vida por amor, anclada en un horizonte de valores que escapa a la imaginación. De ahí que recuerde Gianni Cucci que “un buen novelista quizás podría inventar un personaje como el padre Damián, que vivió y murió entre los enfermos de lepra de Molokai, pero para ser Damián se requiere una visión de la vida que dé sentido a una vida semejante. Otro ejemplo sería el padre Kolbe”.
Dibu: Patxi Velasco FANO