Los niños no sólo poseen un mundo espiritual muy rico, sino
que también creen en la existencia de una energía divina. Las caras de Dios son
diversas y sorprendentes en la mente infantil, prueba un estudio antropológico.
¿Qué lugar ocupa
Dios en el mundo de los niños, entre Harry Potter y el Game Boy? Es una opinión
muy difundida que los niños están a merced de los medios, que los atrapa varias
horas por día en sus mundos artificiales. La televisión les proporciona
innumerables posibilidades de identificación con sus personajes favoritos, y
los videojuegos hacen que vivan por momentos aventuras en las que siempre
encuentran una salida, con puntos extra a favor. Esto haría pensar que los
valores espirituales se van perdiendo y que los niños no crecen con una imagen
de Dios, a no ser que dichos valores se transmitan en el día a día familiar o
escolar.
Una antropóloga
alemana de la Universidad de Oldenburg, Ilse Flöter, investigó si Dios aparece
en las mentes y en los corazones de los niños, y obtuvo resultados
sorprendentes, especialmente en aquellos que no reciben una educación
religiosa.
Dios es amor
El estudio se
realizó en Alemania y se basó en preguntas hechas a 108 niños de 10 años en una
escuela primaria acerca de cómo se imaginan a Dios. Los escolares se dividieron en
tres grupos: los que no recibían educación religiosa de ningún tipo, los
musulmanes y los cristianos. La mayoría de los niños lo ve con la apariencia
del “padre bondadoso” tradicional en las religiones cristianas.
“Los niños tienen
una gran necesidad de hablar sobre religión, pero no en público, sino en
círculos pequeños”, comenta Ilse Flöter. Un aspecto importante de la
espiritualidad infantil radica en que imaginan a Dios y desarrollan un vínculo
espiritual con una figura divina, aunque no gocen de una educación religiosa.
Esto parece ser una constante en el estudio, según Flöter. La antropóloga
comenta también la gran disposición y entusiasmo de los chicos en participar de
la encuesta. “El deseo de hablar con alguien de lo que piensan sobre Dios y la
religión es enorme. Me asediaban ellos con preguntas”, dice.
Los diversos
'rostros' de Dios
“Me imagino a Dios
así: es grande y lleva una túnica blanca. Irradia un brillo dorado, una luz”.
“Creo que está en el cielo. A veces, cuando cae el sol, me imagino que está
dentro de él”. “Me imagino que camina sobre las nubes”. “Cuando pienso en Dios,
lo veo grande como un ángel y un poquito fuerte, porque tiene mucho que hacer,
crear la tierra y ayudar a los seres humanos”. “Una mano enorme que sostiene el
mundo, y un manto gigante que lo protege”, son los comentarios de algunos
niños.
Otros chicos
realizan una síntesis entre su mundo y la religión. Uno, por ejemplo, piensa
que “Dios es algo así como una organización externa”. Otro dice que “Dios está
sentado.en
una nave, rodeado de muchos extraterrestres, y cada uno tiene una computadora y
es responsable de una persona”.
Una escolar dijo que
“la primera vez que pensé en Dios fue al comenzar el primer grado. Antes no
sabía que existía Jesús o Dios”. La mayoría de los niños se caracterizaba
por haber recibido poca o ninguna orientación religiosa en su hogar, y lo
notable es que las fantasías eran las mismas en protestantes, musulmanes o
católicos: Dios es bondadoso y protege a los humanos, no es un Dios amenazante
ni castigador. La gran diferencia la marcaron los niños de familias
protestantes muy devotas. Para ellos, Dios puede ser malo y vengativo. Esto los
lleva, en parte, a sentir miedo.
Para los niños
Dios es uno solo
Según Ilse Flötner,
los niños musulmanes, de los cuales ninguno provenía de familias
fundamentalistas, relacionaron a Dios con amor, protección y ayuda. Pero el
juicio después de la muerte también era .importante.
Los niños protestantes son educados, según el estudio, bajo estrictas normas
religiosas en la familia y en la comunidad. Entre ellos Dios tiene apariencia
amenazante. Aunque el estudio no es representativo en cuanto a los niños
musulmanes y los protestantes, ya que se trató de una minoría, Flöter asegura
que su trabajo confirma la tesis psicoanalítica de C.G. Jung, sobre la religión
como expresión elemental de la psiquis humana. “La necesidad de creer en Dios
parece ser una de las constantes antropológicas que no cambian a través de las
épocas con las diversas condiciones de socialización. En cuanto a la
importancia de una educación religiosa, Flötner piensa que „se debe comprobar
si, en el anhelo de los niños por Dios, se respeta su mundo individual y no se
está contribuyendo a la división del mundo por la religión”. Cristina
Papaleo
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