La dinámica de este
tema, busca poner a Cristo Eucaristía en el centro de toda nuestra vida,
hagamos lo que hagamos.
PARA NIÑOS DE 10 A 12 AÑOS
PREPARACIÓN
Son necesarios cuatro
símbolos que podemos encontrar en la Eucaristía: la Palabra de Dios, un
crucifijo o imagen de Cristo, un cáliz y pan ázimo (hostias o pan sin
levadura).
DESARROLLO
El catequista
explicará que, cuando él lo indique, todos se pondrán en acción, no importando
el ruido que se pueda generar, pero cuando él diga la palabra ‘Cristo’ en voz
alta, todos deberán detenerse, guardar absoluto silencio e indicar con su dedo
índice el signo eucarístico que se mueva entre ellos. Como ya se dijo, serán
cuatro los signos que se moverán entre los niños mientras ellos realicen sus
actividades, y que se detendrán también a la voz de ‘Cristo’.
Se comenzará con el
crucifijo o la imagen de Cristo; éste se moverá de un lado a otro en el espacio
de la reunión. Cuando se escuche la voz ‘Cristo’ y todos se detengan en
silencio, el catequista se pondrá a un lado del signo y referirá con éstas u
otras palabras:
Cristo el Señor ha
dejado en su Iglesia, su pueblo santo, el regalo del Sacerdocio y la
Eucaristía. Gracias a este banquete, Jesús forma a un gran pueblo, la Iglesia.
Todos alrededor de este alimento de vida eterna, daremos mucho fruto; sin él
estaremos sin vida y divididos.
Se continuará con la
Palabra de Dios. El catequista indicará volver al trabajo, todos se pondrán en
movimiento y verán pasar otro signo, la Biblia (habrá que portarla con cuidado
y respeto). De nuevo, la palabra ‘Cristo’ se dejará escuchar. Todos se
detendrán sin chistar, señalando el símbolo. El Catequista se pondrá a un lado
del portador de la Sagrada Escritura y encenderá una vela o cirio. Dirá:
La Palabra de Dios en
la Eucaristía, da luz a su pueblo que peregrina en el mundo.
Esta Palabra es viva
y eficaz; Dios realiza de nuevo en nosotros, en este tiempo, su plan de
salvación. Al inicio de la Misa, la Sagrada Escritura se proclama y se escucha
con respeto y atención, porque es Dios mismo el que pasa en medio de nosotros.
Finalmente, se
emplearán los signos del pan y el vino. De nuevo, inicia el caos y estos signos
se mueven entre los niños. Se pronuncia la palabra ‘Cristo’, deteniendo a la
asamblea, que de nuevo señala el signo. Como en los momentos anteriores, el
catequista de acerca al signo, enciende otra luz y refiere algo como esto: El
pueblo santo, que somos todos los bautizados, no sólo urge de la Palabra de
Dios que lo guíe como la luz en medio de la oscuridad, necesita también
alimentarse. Jesús dejó a los apóstoles este banquete de amor. Se quedó en
medio de nosotros para que lo comamos en la Sagrada Comunión, en cada Misa;
somos su familia más querida y nos ordena que lo hagamos en memoria suya. Éste
es el alimento de la unidad y de la garantía de la vida eterna.
En este momento los
invita a cantar a Jesucristo y expresar espontáneamente su fervor a la
Eucaristía. Se puede concluir con la oración de la fraternidad eclesial: el
Padrenuestro.
FUENTE: LIBRO 13.
LA EUCARISTÍA, LUZ Y VIDA PARA LOS NIÑOS
DEL NUEVO MILENIO
PBRO.
SERGIO JOEL ASCENCIO CASILLAS--PBRO. ADÁN JUÁREZ ROJAS.
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