Para empezar...
Vamos a ambientar un salón como si fuera el Cenáculo.
Una mesa larga baja, almohadones en el piso (o no), todo iluminado con velas. Tenemos que tener preparado un lugar especial para el
Santísimo. Un altar con un mantel, la imagen de la Virgen, una vela.
Armar el lugar de manera que resulte un lugar cálido, lindo, que propicie la oración y el encuentro con Jesús.
Actividad
En un primer momento, los chicos van a estar afuera del salón. Los catequistas pueden explicar que van a vivir un momento muy especial, que hay alguien muy importante que nos está esperando para compartir un rato de oración entre amigos.
Aquí, en la puerta antes de entrar, les leemos Mt 18, 19-20 (“La oración común”). Una vez finalizada la lectura, entramos al salón y nos sentamos con los chicos alrededor de la mesa, mirando al Santísimo.
Una vez que estamos todos acomodados en el salón leemos Lc 22, 14-20 (“La comida pascual y la institución de la Eucaristía”).
Podemos señalar la similitud del lugar donde Jesús compartió una cena con sus amigos por última vez y en el que estamos nosotros. ¿Cómo nos hace sentir? ¿Nos dimos cuenta quién nos estaba esperando?
Habiendo compartido la Palabra, nos disponemos a escuchar el siguiente audio:
https://www.youtube.com/watch?v=OVFIRBurcMA
¿Sentimos que nos habló a cada uno de nosotros? ¿Qué sentimos cuando Jesús nos habla?
Podemos invitar a los padres que lleguen un ratito antes para que participen en la oración final y la bendición junto con Jesús y todos los chicos.
Sugerencia para los dos encuentros propuestos:
Es importante crear un clima de oración, donde prevalezcan la calidez y la belleza. Podemos poner una
música de fondo o invitar a algún catequista que toque la guitarra para cantar alguna de las canciones
que los chicos conocen mientras ellos desarrollan la actividad.
fuente :Vicaría Episcopal de Pastoral para niños -Arquidiócesis de Buenos Aires
www.vicarianiños.org.ar
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