Nuestro Altarcito quiere ser un espacio de reflexión para acompañar la religiosidad y espiritualidad de nuestros niños, recuperando y recreando los diferentes modos de expresar el Don de la Fe.
En esta ocasión queremos hacerlo desde el “Sagrado Corazón de Jesús”, imagen cercana y muy apreciada por los más pequeños. ¿Por qué?, simplemente porque él les muestra y les hace conocer su corazón!
La espiritualidad expresada en devociones concretas, que la Iglesia nos enseña y trasmite con tanto amor, no están vacías de contenido, sino que son expresión simbólica de la confianza en Dios. Es una manera legítima de vivir la fe, un modo de sentirse parte de la gran familia que es la Iglesia, y una forma de ser misioneros. La espiritualidad de los más pequeños conlleva la gracia de la misionariedad, del salir de sí para anunciar y compartir con otros la alegría de ser amigos de Jesús.
Cada niño, al descubrir el amor de Jesús espontáneamente comunica y trasmite este regalo recibido. Y con su creatividad es capaz de expresarlo de diversas maneras. Aquí toma verdadera importancia la espiritualidad o religiosidad de los más pequeños. Se trata de una realidad dinámica y en permanente desarrollo, donde el Espíritu Santo es el agente principal.
Para entender esta realidad hace falta acercarse a ella con la mirada y el corazón del Buen Pastor, que busca y que ama. Sólo desde la con-naturalidad afectiva que da el amor de Jesús podemos apreciar la presencia de Dios en la piedad de los niños.
Pienso en la fe firme de ese niño que cuando tiene a mamá o papá enfermo, besa la estatuita o estampita del Sagrado Corazón de Jesús que le regaló su abuela, aunque no sepa pronunciar muchas oraciones de memoria…, o en tanta carga de esperanza e ilusión puesta en la velita que una niña enciende en ese rinconcito de oración o en su “Altarcito” para pedirle ayuda a Jesús porque le da miedo dormir sola de noche…; o en esas miradas y expresiones de admiración entrañable de los niños cuando ven una linda imagen del Sagrado Corazón de Jesús que les muestra su catequista. Quien tiene una mirada aguda y tocada por el amor de Jesús puede ver en estas acciones la manifestación de una vida llena de la presencia de Dios animada por la acción del Espíritu Santo que ha sido derramado en nuestros corazones (cf. Rm 5,5).
La fiesta del Sagrado Corazón de Jesús es una buena oportunidad no sólo para hablarles a los niños de Jesús, sino también para ayudarlos a hablar con Jesús. ¡No olvidemos esas hermosas jaculatorias que siempre nos dan alivio y confortan el corazón! “Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío” “Jesús manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo”.
La espiritualidad de los más pequeños, por ser fruto del Evangelio encarnado, renace siempre con una fuerza activamente evangelizadora que no podemos menospreciar: sería desconocer la obra del Espíritu Santo. Más bien estamos llamados a alentarla y fortalecerla. Las expresiones de la espiritualidad en los niños tienen mucho que enseñarnos y, para quien sabe leerlas, son un lugar teológico, lugar de la presencia de Dios…, al que debemos prestar atención, particularmente a la hora de pensar en cómo acompañar a nuestros niños para que crezcan en la feliz amistad con Jesús!
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