Concédeme, Señor, Dios mío,
una inteligencia que te conozca,
una atención que te busque,
una sabiduría que te encuentre,
una vida que te complazca,
una perseverancia que te espere
con confianza y una confianza que al fin te posea.
Concédeme, a través de la penitencia,
estar afligido por lo que tú has soportado,
hacer servir, en el camino, los bienes que
me has concedido por gracia,
gozar de tus gozos sobre todo
en la patria por la gloria.
A ti que, siendo Dios, vives y reinas
por los siglos de los siglos.
Amén
Santo Tomás de Aquino
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