LA SEMANA SANTA
La Semana Santa es el momento litúrgico más intenso del año. Durante la misma, celebramos y revivimos la Pasión y muerte de Jesús, la entrega de su Vida y el poder de su Resurrección que es primicia de la nuestra. En esta Semana, Jesús nos muestra de manera especial el infinito Amor de su Corazón por todos y cada uno de nosotros.
DOMINGO DE RAMOS
Celebramos a Jesús entrando en la ciudad de Jerusalén, montado en un burro prestado y aclamado como Rey por la gente. Las aclamaciones con cantos que recibe, los gritos alegres y entusiastas, los mantos lanzados al suelo para alfombrar el camino del Rey y la agitación de las palmas nos marcan un cuadro de alegría y festividad.
Gracias a los escritos de Egeria, una peregrina del siglo IV, sabemos que ya en esa época se celebraba en la ciudad de Jerusalén. Destaca la participación de niños en ella, “Todos los niños que hay por aquellos lugares, incluso los que no saben andar por su corta edad, van sobre los hombros de sus padres, llevando ramos, unos de palmas, y otros, ramas de olivo”.
Previamente podemos hacer con los chicos sus propias palmas en cartulina para que las lleven ese día. Agitándolas le mostramos a Jesús que queremos que Él sea nuestro Rey para siempre. Es la respuesta que le damos a su infinito Amor por todos y cada uno de nosotros. ¡Qué lindo es compartir estos momentos! Hoy es común compartir imágenes en Instagram. Aquí va una de Jesús aclamado como Rey.
Sugerimos contemplar con los chicos la imagen, que puede ser ampliada y pegada en una cartulina o pueden utilizar alguna que ya tengan, para ver la SENCILLEZ de nuestro Rey. Un rey que ni siquiera tiene caballo, sólo un burrito prestado, ni soldados que lo custodien, ni sirvientes que lo sirvan permanentemente.
- ¿Jesús se asemeja a la imagen de un Rey de las películas que vemos o de los cuentos?
- ¿Qué diferencias encuentran?
- Guardamos la imagen porque nos seguirá “diciendo” cosas en el día de Pascua.
JUEVES SANTO
Celebramos la Última Cena. Jesús y los Apóstoles reunidos como amigos compartiendo una cena que no era una más sino la última antes de la Pasión. Nadie ni nada le gana al Amor de Jesús por cada uno de nosotros. Hoy revivimos todo lo que nos dejó: la institución del servicio y de la Eucaristía junto al mandamiento del Amor. Él que es “el infinito Amor” nos da su mejor legado.
En su época, dado que los caminos eran de tierra, se acostumbraba que los sirvientes de la casa lavaran los pies de quienes asistían a ella. Un trabajo de esclavos, un trabajo menor que no es indiferente para Jesús porque en ese gesto instituye el servicio como estilo de vida para sus amigos. Jesús es servidor de Dios y de los hombres. Con el gesto del lavatorio de los pies, Jesús resume todo el sentido de su vida. Una vida entregada por los demás. Nos da el ejemplo para que nosotros hagamos lo mismo con nuestros hermanos y nos dice que seremos felices si lo hacemos (Jn. 13, 17). Un servicio que se basa en el mandamiento del Amor: “Ámense los unos a los otros, como yo los he amado.” (Jn. 15, 12). Un Jesús que en el servicio se hace cercano a cada uno.
Pero como dijimos, el Amor del Corazón de Jesús es infinito y quiso quedarse aún más cerca de todos. La Eucaristía nace de Su Amor. Quiso quedarse en el pan y en el vino, alimentos sencillos, simples. Él puso en nuestras manos la posibilidad de realizar sacramentalmente el encuentro más íntimo, más fuerte, más profundo del hombre con Dios: se hizo nuestro alimento, capaz de saciar toda hambre, y satisfacer toda sed.
Sugerimos contemplar con los chicos las imágenes, que pueden ser ampliadas y pegadas en una cartulina, para ver la CERCANÍA de Jesús para con todos.
- ¿Con quiénes está Jesús en ambas imágenes?
- ¿Qué hace en cada una de ellas?
Guardamos la imagen porque nos seguirá “diciendo” cosas en el día de Pascua.
VIERNES SANTO
Celebramos la Pasión y muerte de Jesús. El momento de la entrega de su vida. Esta entrega por cada uno de nosotros nace de su infinito Amor. Es una manifestación de cuánto nos ama. Jesús no se guardó nada para sí mismo. Por el contrario, dio su propia vida en la cruz para unirnos siempre a Dios. ¡Cómo dar gracias por tanto Amor! Quizás, el silencio que produce este misterio en lo más profundo de nuestro corazón es nuestra mejor respuesta.
Si hay una imagen que sintetiza todo es la cruz. El signo de la victoria sobre el pecado y del amor más grande que es dar la vida.
Sugerimos contemplar con los chicos esta imagen u otra que prefieran para reflexionar sobre la ENTREGA.
- ¿Qué sentimientos me produce ver a Jesús en la cruz?
- Reflexionemos juntos sobre el lema de este año: Jesús da la Vida por mí.
- Guardamos la imagen que nos seguirá “diciendo” cosas el día de Pascua.
DOMINGO DE PASCUA
Es la Gran Fiesta de los cristianos, Jesús pasó de la muerte a la Vida. Papá Dios lo resucitó al ver el inmenso Amor de Jesús por nosotros. Ese Amor que hace que dé su Vida por vos, por mí, por nosotros, por todos. La oscuridad del pecado y de la muerte desaparece por la Luz de Jesús Resucitado. Es el signo de la Vida Nueva que Jesús nos regala con su Resurrección. ¿Querés recibir este regalo?
Sugerimos tener una caja de regalo o puede ser en forma de huevo de Pascua, con cartel en letras doradas que diga VIDA NUEVA. Junto a los chicos abrimos y el regalo será un corazón iluminado (con lucecitas o en tela muy brillosa o con lentejuelas). Ese corazón que estuvimos preparando durante la Cuaresma para llegar a este gran día, el día de la Resurrección de Jesús, es el de cada uno de nosotros. Jesús nos transforma el corazón para que iluminemos este mundo al que le falta Su Luz.
Acompañamos a Jesús durante la Semana Santa y tenemos imágenes de cada uno de esos días. Las volvemos a contemplar para recordar lo que estaba escondido en ellas. Tenemos preparados carteles, preferentemente con letras doradas, SENCILLEZ (que corresponde al Domingo de Ramos), CERCANÍA (que corresponde al Jueves Santo), ENTREGA (que corresponde al Viernes Santo). Jesús nos fue anunciando cómo es esta Vida Nueva, una vida que se vive en la sencillez sin creernos más que los demás. Una vida que se vive siendo cercanos a Dios y a los hermanos, rezando y estando atentos a las necesidades de los demás. Una vida que se entrega por los otros, ayudando, haciendo el bien.
El lema que nos acompaña es “Jesús da su Vida por mí.” Ahora nos toca a nosotros dar nuestra vida llena de Su Amor.
¡Feliz Pascua de Resurrección!
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