10 abr 2018

ORACION


“Nunca dejes que nada te llene de tanto dolor o tristeza que llegue hacer que te olvides del gozo de Cristo resucitado”(Madre Teresa de Calcuta).



Para nuestra oración:
“Señor, Te espero al atardecer, al final de mis jornadas,
en el silencio de la tarde que cae.
No importa que mis puertas estén cerradas.
Tú, ¡entra! lo mismo. Preséntate ante mí,
déjame ver tu rostro radiante y regálame, como aquel día a tus discípulos,
el don precioso de la “paz”.
Yo también, como ellos, quiero ver tus manos y tu costado.
Quiero ver tu amor hecho manos y corazón traspasados por mí.
Jesús: dentro de mí encuentro mucho del Tomás desconfiado y necesitado de tu presencia.
Mi fe también es débil fatiga diaria por llegar a Ti,
por estar contigo, por sentir tu presencia en mí.
Señor, necesito tu amor, tu cercanía que comprende mi fe débil.
Necesito que al roce de mi mano con tu mano y tu costado,
me venza tu amor y me arroje con infinita ternura en tus brazos confesando que soy tuya y que Tú eres mío: „Señor mío y Dios mío‟. Amén”.


Hna. Clemencia Rojas, FMA (Hija de María Auxiliadora

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