16 ene 2016

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15 ene 2016

ADORACION DE NIÑOS A LA EUCARISTIA


El orgullo y el miedo, no permiten que el amor de Jesús y su paz gobiernen el corazón


La Madre habla en el mensaje de 2 actitudes que frenan el avance de la vida espiritual: el orgullo y el miedo. El orgullo, porque es el sentimiento y actitud que conduce a la persona a cerrar el corazón a Jesús, a Su amor y a Su paz. La persona orgullosa “decide” cerrar el corazón a Dios. Piensa resolverlo todo desde sus propias capacidades y así no le permite a Dios resolver las situaciones adversas. Entonces, el orgullo no es bueno para la vida espiritual, porque el orgullo no deja crecer en el corazón el amor y la paz de Jesús.
El otro problema que enuncia María, que dificulta acogerla y acoger a Jesús, es el sentimiento del miedo. Y obsérvese que la Madre no procede como lo haría un psicólogo, que primero averiguaría por el origen de ese sentimiento en la persona. No. La técnica de María es distinta: primero va al grano, al meollo de la situación, evidencia el problema para luego presentar la forma en que se puede superar el sentimiento negativo. Ha dicho que ese medio es la oración dirigida a Jesús. Entonces, hay que considerar que el miedo hace daño al alma y a la vida cotidiana, paraliza la vida espiritual, la entorpece, la encadena, no le permite avanzar, y el Maligno también se aprovecha de él. Y cuando el miedo no se atiende a tiempo, puede transformarse en una enfermedad. De hecho, hay muchos fieles que padecen de la enfermedad del miedo, sobre todo, del miedo espiritual que es el que destaca la Madre. Y dejarse encadenar por él, impide conocer el amor de Dios, significa vivir en la oscuridad. El miedo espiritual tiende a rechazar a Dios y a sus proyectos.
El miedo espiritual además justifica no hacer una buena confesión, no hablar las cosas como se debe con el sacerdote, con un padre espiritual; justifica no ayunar, no rezar el rosario, no buscar las respuestas en la Biblia. En fin, el miedo, cuando es enfermizo, puede hasta conducir a las personas a la depresión y a los trastornos de ansiedad y al pánico… Y la Madre en el mensaje muestra una vez más la solución: el miedo y el orgullo se sanan con la oración dirigida a Jesús. Pero no con un Padrenuestro o una visita al Santísimo, sino con un proceso de oración, que es el que sana el orgullo y el miedo obsesivos e irracionales; porque muchas personas no se dan cuenta que los poseen.
Padre Francisco Verar

13 ene 2016

CATEQUESIS SOBRE LA EUCARISTIA

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Hoy os hablaré de la Eucaristía. La Eucaristía se sitúa en el corazón de la «iniciación cristiana», juntamente con el Bautismo y la Confirmación, y constituye la fuente de la vida misma de la Iglesia. De este sacramento del amor, en efecto, brota todo auténtico camino de fe, de comunión y de testimonio.
Lo que vemos cuando nos reunimos para celebrar la Eucaristía, la misa, nos hace ya intuir lo que estamos por vivir. En el centro del espacio destinado a la celebración se encuentra el altar, que es una mesa, cubierta por un mantel, y esto nos hace pensar en un banquete. Sobre la mesa hay una cruz, que indica que sobre ese altar se ofrece el sacrificio de Cristo: es Él el alimento espiritual que allí se recibe, bajo los signos del pan y del vino. Junto a la mesa está el ambón, es decir, el lugar desde el que se proclama la Palabra de Dios: y esto indica que allí se reúnen para escuchar al Señor que habla mediante las Sagradas Escrituras, y, por lo tanto, el alimento que se recibe es también su Palabra.
Palabra y pan en la misa se convierten en una sola cosa, como en la Última Cena, cuando todas las palabras de Jesús, todos los signos que realizó, se condensaron en el gesto de partir el pan y ofrecer el cáliz, anticipo del sacrificio de la cruz, y en aquellas palabras: «Tomad, comed, éste es mi cuerpo... Tomad, bebed, ésta es mi sangre».
El gesto de Jesús realizado en la Última Cena es la gran acción de gracias al Padre por su amor, por su misericordia. «Acción de gracias» en griego se dice «eucaristía». Y por ello el sacramento se llama Eucaristía: es la suprema acción de gracias al Padre, que nos ha amado tanto que nos dio a su Hijo por amor. He aquí por qué el término Eucaristía resume todo ese gesto, que es gesto de Dios y del hombre juntamente, gesto de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.
Por lo tanto, la celebración eucarística es mucho más que un simple banquete: es precisamente el memorial de la Pascua de Jesús, el misterio central de la salvación. «Memorial» no significa sólo un recuerdo, un simple recuerdo, sino que quiere decir que cada vez que celebramos este sacramento participamos en el misterio de la pasión, muerte y resurrección de Cristo. La Eucaristía constituye la cumbre de la acción de salvación de Dios: el Señor Jesús, haciéndose pan partido por nosotros, vuelca, en efecto, sobre nosotros toda su misericordia y su amor, de tal modo que renueva nuestro corazón, nuestra existencia y nuestro modo de relacionarnos con Él y con los hermanos. Es por ello que comúnmente, cuando nos acercamos a este sacramento, decimos «recibir la Comunión», «comulgar»: esto significa que en el poder del Espíritu Santo, la participación en la mesa eucarística nos conforma de modo único y profundo a Cristo, haciéndonos pregustar ya ahora la plena comunión con el Padre que caracterizará el banquete celestial, donde con todos los santos tendremos la alegría de contemplar a Dios cara a cara.
Queridos amigos, no agradeceremos nunca bastante al Señor por el don que nos ha hecho con la Eucaristía. Es un don tan grande y, por ello, es tan importante ir a misa el domingo. Ir a misa no sólo para rezar, sino para recibir la Comunión, este pan que es el cuerpo de Jesucristo que nos salva, nos perdona, nos une al Padre. ¡Es hermoso hacer esto! Y todos los domingos vamos a misa, porque es precisamente el día de la resurrección del Señor. Por ello el domingo es tan importante para nosotros. Y con la Eucaristía sentimos precisamente esta pertenencia a la Iglesia, al Pueblo de Dios, al Cuerpo de Dios, a Jesucristo. No acabaremos nunca de entender todo su valor y riqueza. Pidámosle, entonces, que este sacramento siga manteniendo viva su presencia en la Iglesia y que plasme nuestras comunidades en la caridad y en la comunión, según el corazón del Padre. Y esto se hace durante toda la vida, pero se comienza a hacerlo el día de la primera Comunión. Es importante que los niños se preparen bien para la primera Comunión y que cada niño la reciba, porque es el primer paso de esta pertenencia fuerte a Jesucristo, después del Bautismo y la Confirmación.
PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Plaza de San Pedro
Miércoles 5 de febrero de 2014

12 ene 2016

En este video de Playing for change es posible un mundo mejor!

http://www.playingforchange.com/
El pasado 15 de diciembre de 2015 en la "celebración" del Día Universal del Niño, Playing for change lanzo esta canción con la colaboracion de niños de distintas partes del mundo.
Los niños son nuestra esperanza para el futuro y es nuestra mision allanar el camino para que su futuro sea mejor. Si nos unimos en pos de este objetivo podemos hacer de este mundo un lugar mejor para nosotros y todos los niños.
Una sociedad sin niños es triste y gris dijo el Papa Francisco! En este video de Playing for change ellos le ponen color y alegria y nos demuestran que es posible un mundo mejor!