22 mar 2018
SER FELIZ
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"DIOS ME HA DADO UNA TAREA Y YO TRATO DE HACERLA LO MEJOR POSIBLE" ...ALABADO SEA MI SEÑOR.
HUEVOS DE PASCUA LLENOS DE AMOR
" QUE NO SE ENFRÍE El AMOR EN NUESTRAS COMUNIDADES... PASCUA ES UNA BUENA OPORTUNIDAD DE TRANSMITIR LA ALEGRÍA DE SENTIRNOS RESUCITADOS Y COMPARTIRLO ...
¿Qué podemos hacer?" ... Él siempre nos da una nueva oportunidad para que podamos empezar a amar de nuevo.
Podremos buscar un gesto concreto, teniendo en cuenta las necesidades de cada Parroquia o Institución, o también repartir Mensajes de Amor en huevos que no son de chocolate, mensajes del amor de Dios entre los integrantes de nuestra Comunidad.
!Vamos a hacer algo especial para todos! Repartir palabras cariñosas, amorosas, amables y agradables Y/O versículos de amor, esperanza, significativos al tiempo que estamos viviendo, dentro de unos huevos decorados, ojo que no se comen!
♥ Para ello necesitaremos:
- caja de huevos de cartón
- tijeras
- papeles de colores
- papel de diario
- engrudo o adhesivo cola rebajada con agua
- pinceles y pinturas
Manos a la obra!
1. Recortar cada uno de los espacios individuales del cartón de huevos
2. Escribir en papeles de colores palabras dulces y cariñosas, mensajes de esperanza, citas bíblicas.
3. Doblar los papelitos y colocar en cada una de las mitades de los huevos.
4. Unimos las mitades y con engrudo hecho con harina y agua, o adhesivo cola rebajada en agua. Untamos trozos de papel de diario y pegamos sobre las mitades para que queden unidas.
5. Una vez secos los huevos, sólo nos queda decorarlos con pinturas.
6. Ya tenemos nuestros huevos sorpresa, llenos de mensajes de amor.
7. Ahora solo nos queda repartirlos.
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Recursos para vivir la Semana Santa
LA SEMANA SANTA
La Semana Santa es el momento litúrgico más intenso del año. Durante la misma, celebramos y revivimos la Pasión y muerte de Jesús, la entrega de su Vida y el poder de su Resurrección que es primicia de la nuestra. En esta Semana, Jesús nos muestra de manera especial el infinito Amor de su Corazón por todos y cada uno de nosotros.
DOMINGO DE RAMOS
Celebramos a Jesús entrando en la ciudad de Jerusalén, montado en un burro prestado y aclamado como Rey por la gente. Las aclamaciones con cantos que recibe, los gritos alegres y entusiastas, los mantos lanzados al suelo para alfombrar el camino del Rey y la agitación de las palmas nos marcan un cuadro de alegría y festividad.
Gracias a los escritos de Egeria, una peregrina del siglo IV, sabemos que ya en esa época se celebraba en la ciudad de Jerusalén. Destaca la participación de niños en ella, “Todos los niños que hay por aquellos lugares, incluso los que no saben andar por su corta edad, van sobre los hombros de sus padres, llevando ramos, unos de palmas, y otros, ramas de olivo”.
Previamente podemos hacer con los chicos sus propias palmas en cartulina para que las lleven ese día. Agitándolas le mostramos a Jesús que queremos que Él sea nuestro Rey para siempre. Es la respuesta que le damos a su infinito Amor por todos y cada uno de nosotros. ¡Qué lindo es compartir estos momentos! Hoy es común compartir imágenes en Instagram. Aquí va una de Jesús aclamado como Rey.
Sugerimos contemplar con los chicos la imagen, que puede ser ampliada y pegada en una cartulina o pueden utilizar alguna que ya tengan, para ver la SENCILLEZ de nuestro Rey. Un rey que ni siquiera tiene caballo, sólo un burrito prestado, ni soldados que lo custodien, ni sirvientes que lo sirvan permanentemente.
- ¿Jesús se asemeja a la imagen de un Rey de las películas que vemos o de los cuentos?
- ¿Qué diferencias encuentran?
- Guardamos la imagen porque nos seguirá “diciendo” cosas en el día de Pascua.
JUEVES SANTO
Celebramos la Última Cena. Jesús y los Apóstoles reunidos como amigos compartiendo una cena que no era una más sino la última antes de la Pasión. Nadie ni nada le gana al Amor de Jesús por cada uno de nosotros. Hoy revivimos todo lo que nos dejó: la institución del servicio y de la Eucaristía junto al mandamiento del Amor. Él que es “el infinito Amor” nos da su mejor legado.
En su época, dado que los caminos eran de tierra, se acostumbraba que los sirvientes de la casa lavaran los pies de quienes asistían a ella. Un trabajo de esclavos, un trabajo menor que no es indiferente para Jesús porque en ese gesto instituye el servicio como estilo de vida para sus amigos. Jesús es servidor de Dios y de los hombres. Con el gesto del lavatorio de los pies, Jesús resume todo el sentido de su vida. Una vida entregada por los demás. Nos da el ejemplo para que nosotros hagamos lo mismo con nuestros hermanos y nos dice que seremos felices si lo hacemos (Jn. 13, 17). Un servicio que se basa en el mandamiento del Amor: “Ámense los unos a los otros, como yo los he amado.” (Jn. 15, 12). Un Jesús que en el servicio se hace cercano a cada uno.
Pero como dijimos, el Amor del Corazón de Jesús es infinito y quiso quedarse aún más cerca de todos. La Eucaristía nace de Su Amor. Quiso quedarse en el pan y en el vino, alimentos sencillos, simples. Él puso en nuestras manos la posibilidad de realizar sacramentalmente el encuentro más íntimo, más fuerte, más profundo del hombre con Dios: se hizo nuestro alimento, capaz de saciar toda hambre, y satisfacer toda sed.
Sugerimos contemplar con los chicos las imágenes, que pueden ser ampliadas y pegadas en una cartulina, para ver la CERCANÍA de Jesús para con todos.
- ¿Con quiénes está Jesús en ambas imágenes?
- ¿Qué hace en cada una de ellas?
Guardamos la imagen porque nos seguirá “diciendo” cosas en el día de Pascua.
VIERNES SANTO
Celebramos la Pasión y muerte de Jesús. El momento de la entrega de su vida. Esta entrega por cada uno de nosotros nace de su infinito Amor. Es una manifestación de cuánto nos ama. Jesús no se guardó nada para sí mismo. Por el contrario, dio su propia vida en la cruz para unirnos siempre a Dios. ¡Cómo dar gracias por tanto Amor! Quizás, el silencio que produce este misterio en lo más profundo de nuestro corazón es nuestra mejor respuesta.
Si hay una imagen que sintetiza todo es la cruz. El signo de la victoria sobre el pecado y del amor más grande que es dar la vida.
Sugerimos contemplar con los chicos esta imagen u otra que prefieran para reflexionar sobre la ENTREGA.
- ¿Qué sentimientos me produce ver a Jesús en la cruz?
- Reflexionemos juntos sobre el lema de este año: Jesús da la Vida por mí.
- Guardamos la imagen que nos seguirá “diciendo” cosas el día de Pascua.
DOMINGO DE PASCUA
Es la Gran Fiesta de los cristianos, Jesús pasó de la muerte a la Vida. Papá Dios lo resucitó al ver el inmenso Amor de Jesús por nosotros. Ese Amor que hace que dé su Vida por vos, por mí, por nosotros, por todos. La oscuridad del pecado y de la muerte desaparece por la Luz de Jesús Resucitado. Es el signo de la Vida Nueva que Jesús nos regala con su Resurrección. ¿Querés recibir este regalo?
Sugerimos tener una caja de regalo o puede ser en forma de huevo de Pascua, con cartel en letras doradas que diga VIDA NUEVA. Junto a los chicos abrimos y el regalo será un corazón iluminado (con lucecitas o en tela muy brillosa o con lentejuelas). Ese corazón que estuvimos preparando durante la Cuaresma para llegar a este gran día, el día de la Resurrección de Jesús, es el de cada uno de nosotros. Jesús nos transforma el corazón para que iluminemos este mundo al que le falta Su Luz.
Acompañamos a Jesús durante la Semana Santa y tenemos imágenes de cada uno de esos días. Las volvemos a contemplar para recordar lo que estaba escondido en ellas. Tenemos preparados carteles, preferentemente con letras doradas, SENCILLEZ (que corresponde al Domingo de Ramos), CERCANÍA (que corresponde al Jueves Santo), ENTREGA (que corresponde al Viernes Santo). Jesús nos fue anunciando cómo es esta Vida Nueva, una vida que se vive en la sencillez sin creernos más que los demás. Una vida que se vive siendo cercanos a Dios y a los hermanos, rezando y estando atentos a las necesidades de los demás. Una vida que se entrega por los otros, ayudando, haciendo el bien.
El lema que nos acompaña es “Jesús da su Vida por mí.” Ahora nos toca a nosotros dar nuestra vida llena de Su Amor.
¡Feliz Pascua de Resurrección!
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20 mar 2018
La Pascua , tema difícil para los más pequeños, sin duda!
- TIPS:
- Trabajar simbología adecuada (a la edad)
- Utilizar signos claros (sencillos y concisos)
- Crear clima de paz, no de angustia (sereno y agradable)
- Poder reir con algún chiste que descomprima la sensación de angustia (ejemplo: un títere que hace preguntas y se confunde datos, con lo cual hay que corregirlo)
- Utilizar imágenes que no sean cruentas (queremos que conozca la historia sin angustiar)
- Utilizar juegos y canciones (que descomprimen y entusiasman)
- Hacer paralelismo con nuestra vida cotidiana (alguna vez nos paso?, alguna vez vivimos algo parecido?)
- Poner el acento en la vida (SE QUEDÓ PARA SIEMPRE JUNTO A NOSOTROS)
- JUGAMOS?
- SIGNOS Y SIMBOLOS DE LA CUARESMA: CAMINO, ACCIONES, HUELLAS, RELOJ, ORACIÓN, IMAGEN DE PROPÓSITOS, MUSICA SUAVE Y LENTA...
- SIGNOS Y SIMBOLOS DE LA PASCUA: LA LUZ!: VELA; LA ALEGRÍA: AMIGOS FESTEJANDO, MUSICA ALEGRA; EL PAN!: CENAMOS JUNTOS...
MISIÓN:
AYUDEMOS A QUIENES HOY NECESITAN ESTE PAN DE VIDA!
Publicado 5 days ago por PATRICIA LOPEZ de ALMOÑO
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"DIOS ME HA DADO UNA TAREA Y YO TRATO DE HACERLA LO MEJOR POSIBLE" ...ALABADO SEA MI SEÑOR.
LECTIO DIVINA DEL DOMINGO DE RAMOS DE LA PASIÓN DEL SEÑOR CICLO B.
Domingo 25 de marzo
de 2018.
Isaías 50,4-7; Filipenses 2,6-11; San
Marcos 14,1-15,47.
“He
aquí la debilidad de Dios que es más fuerte que los hombres, y la necedad de
Dios más sabia que los hombres”. (San Agustín)
Oración inicial:
“Cristo, siendo inocente, se entregó a la muerte por los pecadores, y
aceptó la injusticia de ser contado entre los criminales. De esta
forma, al morir, destruyó nuestra culpa, y, al resucitar, fuimos
justificados. (Prefacio Domingo de Ramos)
LECTURA.
Leemos los siguientes textos: Isaías
50,4-7; Filipenses 2,6-11; San Marcos 14,1-15,47.
Claves
de lectura:
Se pueden extraer
algunos de los principales acentos de la pasión según san Marcos y tratarlos a
la luz de las dos lecturas que la preceden: la del Antiguo Testamento, en la
que se pone de relieve la actitud del Siervo de Dios ante el sufrimiento
-soporta todo sin defenderse, sabiendo que Dios así lo quiere-; y la del Nuevo
Testamento, que describe el abajamiento voluntario del Hijo de Dios, en
perfecta obediencia, hasta la muerte en la cruz. Como este abajamiento no sólo
es modelo para nuestros sufrimientos, sino arquetipo de la perfecta obediencia
humana, se describe la posterior elevación pascual, sin la que tanto el
sufrimiento de Jesús como todo sufrimiento humano carecerían de sentido. Para
el creyente que escucha el relato de la pasión, este relato sólo tiene sentido
como obra del amor divino que culminará en Pascua. Pero este conocimiento
previo que posee el creyente no debe llevarle a edulcorar la dramática realidad
del viacrucis (al final «todo saldrá bien»), sino que tiene que tomarla -así lo
exige Dios y la Iglesia en nombre de Dios- lo más en serio posible.
1. La prodigalidad.
No es casualidad que al
principio aparezca el relato del amoroso derroche del perfume de nardo que una
mujer derrama sobre la cabeza de Jesús y que se conoce como la unción de
Betania. Jesús rechaza toda crítica al respecto; lo que la mujer ha hecho está
muy bien, pues le ha ungido (Mesías significa el Ungido) para su muerte: una
acción definitiva de la Iglesia amante que tiene validez hasta el fin del
mundo. La prodigalidad es la primera actitud cristiana, sólo después viene la
caridad calculadora para con los pobres. Cuando su muerte se ha convertido ya
en cosa cierta debido a la traición de Judas, Jesús se prodiga de una forma aún
más ilimitada en su Eucaristía. Todos beben por adelantado la sangre derramada,
y esto será así hasta el fin del mundo: la pasión entera está bajo el signo de
esta perfecta y pródiga auto donación del amor divino al mundo.
2. La traición general.
La actitud de los
hombres en la pasión está descrita con un realismo que frisa con la crueldad.
Es como una acumulación de todos los pecados imaginables que los hombres
cometen en la persona de Jesús contra el propio Dios. Primero el adormecimiento
de los discípulos mientras deberían velar y orar: una somnolencia que se
prolongará a través de la historia de la Iglesia. Después la traición abierta y
confesa por mor de una ventaja material; y esto siendo Jesús plenamente
consciente no sólo de la traición con que le pagará uno de sus discípulos, sino
también de la negación de que será objeto por parte del otro, sobre el que debe
construirse su Iglesia. Y finalmente la huida cobarde de todos los discípulos.
Que la traición se produzca con un beso, es algo que ciertamente se repetirá. Y
en la desbandada general de los que han sido llamados a seguir a Jesús cunde
tanto el pánico que uno de ellos se desprende de su vestido y escapa desnudo.
Esto en lo que a los discípulos se refiere. Después el pueblo elegido, en el juicio
público, reniega de su Mesías, entregándolo a los paganos, impidiendo su
liberación (elige a Barrabás) y pidiendo a gritos su crucifixión. Judíos y
paganos compiten en toda forma de injuria, de humillación, de ultraje corporal
y de tortura, de menosprecio de la misión salvífica de Jesús hasta el momento
supremo de la cruz.
3. El último grito.
En el relato de la
pasión sólo se recogen estas palabras de Jesús en la cruz: «¿Por qué me has
abandonado?». A este por qué no se le da ahora ninguna respuesta. De momento no
hay lugar para ningún tipo de alivio. Por eso la vida del Salvador del mundo
termina con «un grito muy fuerte» en el que da expresión, no sólo humanamente,
sino también divino-humanamente, a la tremenda injusticia perpetrada contra
Dios por la historia del mundo, a la ignominia más inconcebible. Y precisamente
este grito, con el que expira Jesús, conduce al centurión a la fe.
(Aporte de HANS URS von
BALTHASAR, LUZ DE LA PALABRA,
Comentarios a las lecturas dominicales A-B-C
Ediciones ENCUENTRO.MADRID-1994.Pág. 149 s.)
Comentarios a las lecturas dominicales A-B-C
Ediciones ENCUENTRO.MADRID-1994.Pág. 149 s.)
MEDITACIÓN.
La liturgia de este
domingo tiene su cumbre en la lectura de la narración de la Pasión del Señor.
Para muchísimos cristianos es la única ocasión que tienen para escuchar, en el
curso de una asamblea eucarística, esta parte del evangelio.
Algo a primera vista
extraño: la liturgia insertó esta lectura en el cuadro del domingo de Ramos que
se caracteriza por un clima de fiesta y de triunfo. Nuestra celebración de hoy
comienza con Hosanna y culmina con Crucifícalo. Sin embargo, esto no es un
contrasentido, es más bien el corazón del misterio. El misterio que se quiere
proclamar es el siguiente: Jesús se entregó voluntaria mente a su pasión; no ha
sido abatido por las fuerzas superiores a él: Nadie me quita (la vida); yo la
doy de mí mismo (Jn. 10,18). Es él quien escrutando la voluntad del Padre
comprendió que llegó su hora y la acogió con obediencia libre de hijo y con
infinito amor por los hombres: Sabiendo que ha llegado su hora de pasar de este
mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó
hasta el fin (Jn. 13,1).
Las narraciones de la
Pasión están en el origen y no al final del evangelio. Las biografías de los
hombres ilustres comienzan con la narración del nacimiento y terminan con la de
la muerte. La biografía de Jesús (si se puede hablar de biografía) comenzó con
la narración de la muerte y sólo más tarde llegó a la del nacimiento. Las
narraciones de la pasión fueron las primeras que se formaron en la tradición y
que fueron puestas por escrito, tanto que los evangelios han sido definidos:
“Relatos de la Pasión precedidos de una amplia introducción” (Kaeler). El
acuerdo entre los cuatro evangelistas es en esto mucho más grande que en el
resto del evangelio. En cuanto a la trama esencial, el acuerdo es hasta total.
Todas las tentativas hechas a lo largo de los siglos por la crítica no creyente
en este sentido han fracasado. Su descarnada simplicidad, el tono desprovisto
de toda polémica, el rol mezquino que juegan en la pasión los mismos autores de
los evangelios y hasta las mismas incoherencias que los evangelistas no se han
preocupado de eliminar: todo concurre para dar la impresión de un testimonio
objetivo y de primera mano frente al cual las reconstrucciones “críticas”
modernas terminan por aparecer siempre más o menos arbitrarias.
Cuando se lee la
narración de la Pasión con ojos de estudio so o de historiador, el problema
fundamental es: ¿quiénes fueron los responsables de la muerte de Jesús, los
judíos o los romanos? ¿Jesús murió por motivos religiosos (porque se proclamaba
Mesías) o por motivos políticos (como agitador social y rebelde contra Roma)?
Después de la última guerra, la tragedia del pueblo hebreo y la participación
de los cristianos en las luchas de liberación hicieron que este problema
empezara a apasionar a los lectores del evangelio más que cualquier otro. La
investigación más equilibrada ya dio respuesta a estos interrogantes: Jesús fue
condenado al mismo tiempo por los judíos y por los romanos. En su muerte se
realizó una extraña coincidencia de motivos religiosos y de motivos políticos,
aun cuando la responsabilidad más directa parece recaer sin duda -de acuerdo
con la versión evangélica- en los dirigentes hebreos de aquel tiempo (por
tanto, no en todo el pueblo hebreo de entonces, y menos aún, en las
generaciones hebreas posteriores).
Sin embargo, dicho esto,
uno se da cuenta de que el problema no está concluido. Y, en el fondo, ni
siquiera bien propuesto. Queda por explicar por qué motivo “era necesario” que
el Hijo del hombre padeciese (Lc. 24,26). El creyente busca por tanto otro
responsable de la muerte de Cristo. Siente que hay un acusador implacable a sus
espaldas, el cual aun antes de su arresto ya preparó a Jesús el cáliz de la
pasión.
La historia de la pasión
presenta extraños injertos que rompen aparentemente el hilo de la narración: la
historia de la traición de Judas, la negación de Pedro, el lavatorio de las
manos de Pilatos, Barrabás, los dos ladrones. Pero no son cuerpos extraños. En
ellos precisamente está la explicación de todo. Estas historias expresan y
simbolizan la sola gran realidad que llevó a Jesús a la cruz: El llevó nuestros
pecados en su cuerpo sobre el madero de la cruz (1 Pe. 2,24).
Jesús llevó nuestros
pecados a la cruz y nuestros pecados llevaron a Jesús a la cruz: Fue triturado
por nuestras iniquidades (Is. 53,5; 1 Fe. 2,24). A David, que furioso buscaba
al responsable del delito que le fue contado por Natán, el profeta respondió:
¡Tú eres aquel hombre! (2 Sam. 12,7). Lo mismo nos responde la palabra de Dios
a nosotros que preguntamos por el responsable de la muerte de Jesús: ¡Tú eres
aquel hombre! Judas que traiciona, Pedro que niega, Pilatos que se lava las
manos, la gente que se calienta con el fuego o que charla, los soldados que
reparten ávidamente la vestimenta del condenado, los ladrones que mataron no
están solos allí: detrás de cada uno de ellos hay muchedumbres y estamos
también nosotros.
Al terminar de leer la
Pasión hemos cerrado hoy el libro, pero ahora sabemos que la historia no ha terminado,
continúa sucediendo. “Los acusadores de entonces están muertos -escribió un
hebreo como conclusión de un apasionado libro sobre el proceso de Jesús-. Los
testigos se fueron a casa. El juez dejó el tribunal. Pero el proceso de Jesús
sigue todavía” (P. Winter). Para él -hebreo- el proceso de Jesús y su pasión
continúan, pero en un sentido bien distinto. En dos sentidos: se renueva en
cada discípulo (y en todo hombre) que sufre y es perseguido, como Jesús, por la
justicia; es renovado por cualquiera que se abandona al pecado porque prolonga
el grito: ¡No a éste sino a Barrabás! ¡Crucifícalo!
Está en nosotros cómo
queremos entrar en la historia de la Pasión. Si como Cireneo que se acerca a
Jesús, hombro a hombro, para llevar con él el peso de la cruz; si como las
mujeres que lloran, como el centurión que se golpea el pecho, como María que
está silenciosa al lado de la cruz; o si queremos entrar en la pasión como
Judas, Pedro, Pilatos o aquéllos que “miraron de lejos” cómo iban a terminar
las cosas.
La narración de la
Pasión que hemos escuchado terminó con la imagen de la piedra rodada contra la
entrada del sepulcro (Mc. 15,46). Nosotros, empero, sabemos que esa piedra no
sirvió: Jesús resucitó y se sentó a la derecha del Padre. Sin embargo, mientras
dure este mundo de dolor y de pecado, él está todavía misteriosamente en la
tumba. No ha resucitado todavía del todo. “Él -escribe un autor del siglo II-
está en la cárcel, está en los sepulcros y en los cepos, está en las cárceles,
está en medio de las ofensas y bajo proceso; porque con los que sufren, sufre
también él” (Actas de Juan). La Semana Santa debe recordarnos sobre todo esto.
“De estos tres misterios (la crucifixión, la sepultura y la resurrección)
nosotros cumplimos en esta vida presente aquello de lo cual es símbolo la cruz,
mientras mantenemos por la fe y la esperanza aquéllas cuyo símbolo son la
sepultura y la resurrección de Cristo. Ahora se dice al hombre: Toma tu cruz y
sígueme (san Agustín, Ep. 55,24). Toda nuestra vida es, en cierto sentido, una
Semana Santa, si la vivimos con coraje y fe, en espera del “octavo día” que es
el gran domingo del reposo y de la gloria eterna.En este tiempo, Jesús nos
repite la invitación que dirigió en el Huerto de los Olivos: Permaneced aquí y
vigilad conmigo (Mt. 26, 38).
(Aporte del Raniero
Cantalamessa, La Palabra y la Vida-Ciclo B,
Ed. Claretiana, Bs. As., 1994, pp. 82-85)
Para la reflexión personal y grupal:
¿Qué
provoca en mí la pasión del Señor?
¿Qué me
revela este “amor hasta el extremo”?
ORACIÓN-CONTEMPLACIÓN.
Hay momentos en la vida
en el que nos llega el cansancio ante la lucha por el bien. Estamos por soltar
las armas. Estamos a punto de rendirnos y abandonarnos al mejor postor. “¡No
puedo más. Me abandono!” Que no nos sorprenda el dolor y las dificultades de la
vida: son camino de salvación. Que no nos desanime la vejez, la enfermedad, las
desgracias naturales, las guerras... hemos de caminar confiando en la fuerza
oculta del Reino de Cristo, a pesar del mal que parece rodearnos. Por encima
del mal y del pecado, está el amor de Dios en Cristo Jesús. No dejemos de
caminar. Quizá en esos momentos nos conviene repetir la oración que compuso
Romano Guardini para aquellas horas que no pasan:
Dios viviente nosotros
creemos en Ti.
Enséñanos a comprender la hora en la que parece
que Tú nos has abandonado, Tú, que eres la fidelidad eterna....
Enséñanos a comprender la hora en la que parece
que Tú nos has abandonado, Tú, que eres la fidelidad eterna....
Dios viviente, nosotros
creemos en Ti.
Danos la fuerza para resistir cuando todo se hace vano a nuestro alrededor.
Danos la fuerza para resistir cuando todo se hace vano a nuestro alrededor.
Padre, nosotros creemos
en Ti, porque aquello que nosotros llamamos mundo, es obra de tus manos. Tú lo
has modelado, has querido que existiese y sólo de Ti recibe su duración y su
esplendor.
Tú guías todas las cosas. Tú guías también nuestra pequeña vida. La guías en el misterio de tu silencioso gobierno.
Nosotros debemos confiarnos totalmente sólo de tu amor.
Tu magnanimidad ha querido tener necesidad de nosotros,
Tú has puesto el mundo que creaste, y es tuyo, en nuestras manos, Tú quieres que pensemos con tus pensamientos
y que obremos de acuerdo con tus decretos.
Tú guías todas las cosas. Tú guías también nuestra pequeña vida. La guías en el misterio de tu silencioso gobierno.
Nosotros debemos confiarnos totalmente sólo de tu amor.
Tu magnanimidad ha querido tener necesidad de nosotros,
Tú has puesto el mundo que creaste, y es tuyo, en nuestras manos, Tú quieres que pensemos con tus pensamientos
y que obremos de acuerdo con tus decretos.
Cristo Jesús, Redentor
del mundo, que volviste al Padre, cuando "todo fue cumplido".
Tú te sientas a la derecha del Padre en el trono de la gloria,
Y esperas la hora en la que volverás con poder
Para juzgar vivos y muertos.
Nosotros creemos en Ti. Enséñanos a ofrecer en el abandono, la fe que esta hora espera de nosotros,
porque parece que tu luz ya no luce, y, sin embargo, ella brilla más que nunca en la obscuridad.
Tú has redimido todo en el misterio de tu amor, lo has redimido todo en tu obediencia, que es tan grande como el mandato de tu Padre.
Haz que Tu amor por nosotros no sea vano.
Tú te sientas a la derecha del Padre en el trono de la gloria,
Y esperas la hora en la que volverás con poder
Para juzgar vivos y muertos.
Nosotros creemos en Ti. Enséñanos a ofrecer en el abandono, la fe que esta hora espera de nosotros,
porque parece que tu luz ya no luce, y, sin embargo, ella brilla más que nunca en la obscuridad.
Tú has redimido todo en el misterio de tu amor, lo has redimido todo en tu obediencia, que es tan grande como el mandato de tu Padre.
Haz que Tu amor por nosotros no sea vano.
Espíritu Santo, enviado
a nosotros, que habitas en nosotros,
a pesar de que los espacios hacen ecos vacíos, como si Tú estuvieras lejano. En tus manos están todos los tiempos.
Tú ejercitas tu poder en el misterio del silencio y Tú llevarás a término todas las cosas. Por ello, nosotros creemos en el mundo futuro, en la vida eterna, ¡Y lo esperamos!
¡Enséñanos a esperar en la esperanza!
Haznos partícipes del mundo futuro, a fin de que en nosotros
encuentre cabal cumplimiento la promesa de la gloria eterna.
a pesar de que los espacios hacen ecos vacíos, como si Tú estuvieras lejano. En tus manos están todos los tiempos.
Tú ejercitas tu poder en el misterio del silencio y Tú llevarás a término todas las cosas. Por ello, nosotros creemos en el mundo futuro, en la vida eterna, ¡Y lo esperamos!
¡Enséñanos a esperar en la esperanza!
Haznos partícipes del mundo futuro, a fin de que en nosotros
encuentre cabal cumplimiento la promesa de la gloria eterna.
Oración final:
“Señor, que
depositaste en tu Palabra tantos tesoros de sabiduría para que podamos
meditarla y encontrar en ella algo de tus riquezas, haz que cuando alcancemos
esa parte de tus tesoros no creamos haber encontrado todo lo que ella contiene.
Te damos gracias, Señor, por lo que recibimos y haz que no nos pongamos tristes
por lo que queda y sobreabunda. Lo que recibimos, es la parte que nos ha
tocado; pero lo que queda es nuestra herencia”. Amén.
Hno.
Javier
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El credo
La idea es conocer la oración El Credo , pintarla y prepararla para jugar ...
Esta actividad de El Credo fue realizada por la catequista : ALBINA GARZA y pertenece al grupo en facebook MATERIALES PARA CATEQUESIS .
INSTRUCCIONES •Después de imprimir y pintar, puse la imagen de la oración al frente y el texto del dibujo por atrás.Lapbook Credo - Niños 7 a 9http://familiacatolica-org.blogspot.com.ar/
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18 mar 2018
Cómo acercar los niños a Jesús
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C.B.PASTOR
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