20 nov 2017

Artes de reconciliación para niños católicos

"Tesoros de la Reconciliación"
Nunca es el momento equivocado para aprender más sobre el Sacramento de la Confesión. 
 Necesitamos:
Papel de construcción (marrón para el cofre y el color que desee para su fondo).
Pegamento
Puedes usar lentejuelas
Marcador negro
Papel dorado, arrugado, brillante.
Glitter (en una variedad de colores)
Las envolturas de caramelo pueden ser joyas viejas y brillantes, si tiene cerraduras viejas que puede pegar en la parte delantera, saque su cajón de envoltorio de regalo, piense fuera de la caja.






 Comience a cortar formas de joyas de su papel de hermosos colores. Cada uno tiene un "Tesoro de Reconciliación". 
   Estos son los que usamos:
·        Quita mis pecados
·        Aumenta mis tesoros en el cielo
·        Me ayuda a decir no al pecado
·        Hace mi alma más bella
·        Restaura la gracia de mi alma
·        Me ayuda a ser bueno
·        Reconcilia con Jesús


Lo mejor es pegar primero la forma y luego escribir el tesoro. Es menos probable que manche el marcador de esta manera. Evite colocar joyas en la línea de pliegues donde se pliega su tapa, o donde las verá desde el exterior del cofre del tesoro. 

 

1 nov 2017

MUSICA : HASTA LA LOCURA


Celebración de la Reconciliación según la parábola del PADRE MISERICORDIOSO.

Celebración de la Reconciliación



1.- ENCUENTRO PREVIO

·         OBJETIVOS:
  • Que los chicos descubran la disposición de Dios Padre de perdonar siempre.
  • La importancia de aprender a mirar nuestro corazón para descubrir en él lo que nos aleja de Dios (pecado).
·         MOTIVACIÓN:

·          ILUMINACIÓN:  
  • Lectura de Lc. 15, 11-24

·         DESARROLLO:
  • Reflexión sobre la parábola. Diálogo del animador con los chicos:
¿Qué pidió el menor de los hijos?
¿Qué hizo el padre?
¿Qué hizo el hijo menor con los bienes que su padre le dio?
¿Qué es sufrir privaciones? ¿Por qué le pasa esto al hijo menor?
¿Qué trabajo consiguió? (En la tradición judía era un trabajo mal visto porque el cerdo era un animal considerado impuro y que no consumían)
¿Podía calmar su hambre? ¿Por qué?
¿Qué hizo entonces?
¿Qué decidió hacer?
¿Dónde estaba el padre?
¿Qué hizo cuando lo vio?
¿Qué hizo el padre?
¿Cómo termina la parábola?

·         ACTIVIDAD DE FE:
  • Marcar dos columnas en la hoja del cuaderno: una para el hijo menor y otra para el padre. Completar cada una con las actitudes (verbos) correspondientes.
Destacar el abrazo del Padre,  la fiesta que organiza, los regalos que tenía preparados: la mejor túnica y  un anillo como signo de que vuelve a ser hijo suyo.

Entrega del Examen de conciencia.



2.- CELEBRACIÓN DEL SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN

Tener presente a cada nene en nuestra oración cotidiana y poner en manos del Señor toda esta preparación.

Previamente tenemos que anunciar a las familias de nuestros chicos el gran regalo que van a recibir, el abrazo del perdón.



Recursos para la celebración:
  • Cartel anunciando EL ABRAZO DEL PERDÓN.
  • Letra de la canción “Qué alegría, Padre bueno”, autor Padre Néstor Gallego, en CD 10 Parábolas. https://youtu.be/xewFloCPXrU o tambien https://youtu.be/P6D_evmMwsk.
  • Caja/s de regalo con anillos. Los anillos pueden ser armados, se consiguen en las casas de artículos para bijou, pequeños cuadraditos de madera con imágenes de Jesús y los anillos ajustables por separado, sólo hay que pegarlos. O bien, pueden ser anillos de color, tipo alianza. Queda a criterio de los catequistas.
  • Libro de la Palabra con el texto de Lc. 15, 11- 24
  • Música instrumental para que sirva de fondo durante la celebración.
  • Equipo de audio / reproductor.

Desarrollo de la celebración:

Tener dispuesto el lugar del templo o capilla donde los chicos se confesarán.

Recibirlos con alegría.

Una vez que llegaron todos, ponerse en presencia del Señor.

Lectura de la Parábola del Padre Misericordioso. Recordar brevemente lo compartido en el encuentro.

El sacerdote, una vez dada la absolución, le dará a cada uno un ABRAZO como gesto de misericordia y pondrá el ANILLO como signo de la reconciliación con el Padre.

Para finalizar la celebración, rezar todos juntos un Padre Nuestro en acción de gracias por el perdón y el amor recibidos en este sacramento.

Bendición final.

“Y el Padre hizo fiesta…”. Preparamos una rica merienda (solicitar previamente ayuda a las familias) para compartir y festejar el Abrazo del perdón. Que el lugar donde se sirva esté ambientado como una fiesta, banderines, globos, carteles, un afiche pegado en la pared que diga...
 HOY RECIBIERON, POR PRIMERA VEZ, EL ABRAZO DEL PERDÓN y que los chicos, a medida que van entrando al lugar, escriban su nombre.






30 oct 2017

El martes 31 de octubre se conmemora los 500 años de la Reforma protestante



Reforma protestante...
500 años de la Reforma protestante: 7 cosas que todo católico debe saber
El martes 31 de octubre se conmemora los 500 años de la Reforma protestante, por tal motivo, ACI Prensa presenta 7 datos esenciales que resumen las causas y consecuencias de este periodo histórico iniciado por Martín Lutero en el siglo XVI.
1. El origen de la palabra protestante
La palabra “protestante” proviene de los príncipes alemanes que emiten una “protesta” contra el emperador del Sacro Imperio Romano, Carlos V, que se negaba a los llamados a la reforma luterana dentro de la Iglesia Católica.
Por tal razón a las personas que defendían estas posturas o que se adherían a ellas les empezaron a llamar protestantes.
2. Martin Lutero es la figura más influyente de la Reforma protestante
El 31 de octubre de 1517, el fraile agustino Martín Lutero se rebeló contra la Iglesia cuando publicó sus “95 tesis” sobre la penitencia y el uso de indulgencias en la puerta del Palacio de Wittenberg, en Alemania.
Posteriormente, Lutero desarrolló esos 95 principios de su doctrina llegando a una distinta a la fe católica.
Dejó la vida religiosa y contrajo matrimonio con una exmonja, y durante su vida atacó duramente al papado y dio lugar a varias revueltas.
3. La Reforma no solo tuvo motivaciones religiosas
Si bien la venta de indulgencias fue considerada por Lutero como una de las principales razones de su ruptura con la Iglesia Católica, hubo otras razones históricas que permitieron la Reforma protestante.
Entre estas el Cisma de Occidente (1378 a 1417) que redujo en gran medida la reputación de la Iglesia Católica e hizo que muchos cuestionen la legitimidad del Papa; el inicio del periodo del Renacimiento que cuestionó el pensamiento tradicional; o el ascenso de estados nacionales y monarcas que querían el poder absoluto de su nación, como Enrique VIII, quien se separó de la Iglesia en 1534.
4. Los postulados del protestantismo de Lutero
Lutero desarrolla la creencia de que el hombre es salvado solamente por la fe en Cristo y que no existe, por tanto, obligación de hacer buenas obras.
Esta creencia equivocada es conocida históricamente como doctrina de la justificación por la sola fe (Sola Fide).
El luteranismo también rechaza totalmente la primacía del Papa y afirma que la Biblia es única fuente de autoridad. También rechaza la intercesión de los santos y la Virgen María, la veneración de imágenes, la existencia del purgatorio.
4. Lutero fue excomulgado
La bula Exsurge Domine de 1520 del Papa León X, fue la primera respuesta del pontificado que condenó a Lutero y lo amenazó con la excomunión.
En enero de 1521, al no retractarse, Lutero fue excomulgado y luego condenado en la Dieta de Worms, un congreso imperial convocado por el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Carlos V.
5. Juan Calvino funda la segunda rama principal del protestantismo
Las ideas de Lutero se extendieron por toda Europa. Como consecuencia, el teólogo francés Juan Calvino, fundó la segunda rama principal del protestantismo llamada “calvinismo” en Ginebra en 1541.
Calvino considera que debía eliminarse todos los sacramentos de la Iglesia Católica, incluso los dos que conservó Lutero: el Bautismo y la Eucaristía (esta última concebida de una forma diferente), lo que llevó a la formación de otras denominaciones como presbiterianos, anglicanos, anabaptistas y congregacionalistas.
6. Las ideas de la Reforma se expandieron por la imprenta
Sin la creación de la imprenta de Johannes Guttenberg, las nuevas ideas protestantes no hubieran logrado extenderse por Europa a gran escala.
7. La Reforma causó guerras de religión
La Reforma dio lugar a una serie de guerras religiosas que finalmente culminaron en la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), la cual devastó gran parte del actual territorio de Alemania.
ACI Prensa.

Mensaje de los obispos argentinos para la celebración de la Jornada Mundial de los Pobres

Mensaje de los obispos argentinos para la celebración de la Jornada Mundial de los Pobres


    No amemos de Palabra, sino con obras (1Jn 3, 18)

    Invitación
    1.                 El Papa Francisco, como fruto del año de la Misericordia, ha invitado a toda la Iglesia a celebrar la 1ª Jornada Mundial de los Pobres, que se realizará el próximo domingo 19 de noviembre.
    Su deseo es que “en todo el mundo las comunidades cristianas se conviertan cada vez más y mejor en signo concreto del amor de Cristo por los últimos y los más necesitados.” [1] Será una oportunidad para desplegar actitudes evangélicas de misericordia, de cercanía, de escucha compasiva, mirada atenta, y compartir la oración y la alegría del amor de Dios por todos.
     “Esta Jornada  tiene como objetivo, en primer lugar, estimular a los creyentes a que reaccionen ante la cultura del descarte y del derroche, haciendo suya la cultura del encuentro, pero al mismo tiempo, la invitación está dirigida a todos, independientemente de su confesión religiosa, para que se dispongan a compartir con los pobres con cualquier acción de solidaridad, como signo concreto de fraternidad” [2].
    Los obispos argentinos alentamos y animamos a las comunidades, a las personas consagradas, a las asociaciones, a los movimientos y al amplio mundo del voluntariado, a disponer lo necesario para que esta Jornada se desarrolle como fiesta de la misericordia junto a los más pobres y a los que sufren.

    La Palabra de Dios nos ilumina
    2.                 Nuestra fe en Dios Padre y Creador nos lleva a ver en cada hombre a un hermano. Cristo, por su encarnación, está unido de algún modo a cada ser humano, y este vínculo fundamenta la fraternidad universal y la altísima dignidad de cada hombre y mujer. Esta realidad nos compromete a una cultura del encuentro, a la defensa y a la promoción de la dignidad de todos y a cooperar por una sociedad más justa.
    Para esto, Jesús eligió el camino del despojo y de la humillación; ocultó su gloria en su vida pobre y en la oscuridad de su entrega, hasta la cruz. También hoy su gloria se mantiene oculta en la persona de los pobres y humillados, a los que sigue nombrando sus "más pequeños hermanos", como en la parábola del juicio final (Mt25,40). Nuestra fe reconoce así la sublime dignidad de los pobres, y su calidad de ser "sacramento” de su presencia.[3]
    Mientras el mundo actual tiende a desentenderse del pobre y del débil, y busca expandir un consumismo que termina excluyendo a los que menos tienen, Jesús exige que los pobres sean evangelizados y que les llegue la “buena noticia” (cf. Is 61,1-2; Lc 4,18). Hoy una gran parte de nuestro pueblo es pobre: lo es en el interior del país como también en el cinturón de nuestras ciudades. Esta condición indigna se hace visible en la marginación económica, política y social, y también en la falta de un anuncio de fe que ilumine esas situaciones de carencia, de debilidad y de sufrimiento.
    Como María de Nazareth es necesario proclamar que Dios y su acción operante en los creyentes es capaz de cambiar sistemas de desigualdad e inequidad (cf. Lc 1,51-53). En esta perspectiva, la realidad del pobre resulta evangélica porque abriga una esperanza continua de cambio y, es mariana, porque dispone a que Dios intervenga con su fuerza y su poder en este cambio.[4]

    Los predilectos de Jesús
    3.                 Jesús tuvo una predilección particular por los pobres y los que sufren (cf. Mt 25,31-46): necesitados de pan (cf. Jn 6,5s.), y también de sus palabras de vida (cf. Jn 6,68). Ellos tambén hoy nos estimulan y desafían al don, a la equidad y a la justicia. Escuchar sus clamores y compartir con ellos el camino de la vida y la fe, nos integran y nos hacen artífices de igualdad y fraternidad, experimentando el gusto espiritual de ser un solo pueblo.[5]
    En este espíritu, la Iglesia anuncia la bienaventuranza de la pobreza como la virtud que hace descubrir el sentido de la austeridad ante los bienes y la riqueza.La pobreza evangélica impulsa a compartir con alegría lo que se es y lo que se posee, para retener sólo lo necesario. Es una propuesta de vida y un ejercicio de libertad de espíritu, como lo hicieron y hcen muchos cristianos inspirados en las palabras de Jesús (cf. Mt 5,3; cf. Lc 6,20).
    Desde el evangelio se favorece siempre un «círculo virtuoso» entre una pobreza «que conviene elegir», y otra pobreza «que es preciso combatir»; y ésta es la pobreza sinónimo de miseria, con frecuencia resultado de injusticias y provocada por el egoísmo, que trae indigencia y hambre, y favorece los conflictos.[6]
    El espíritu de pobreza anunciado y vivido por Jesús corrige dos desmesuras: la avaricia y el despilfarro. Inspira y libera nuestra capacidad solidaria y hace que cada ser humano resulte un dispensador de bienes. La vida es un don y no una propiedad, y debemos crecer en la capacidad de ser administradores de bienes que liberen el sufrimiento de tantos. Ser artífices de una justicia nueva empeña el trabajo y un esfuerzo especial de honestidad frente a la corrupción tan extendida.[7]
    Vivir con alma de pobres hace hace visible en la comunión de lo que somos y tenemos. Así lo experimentaron las primeras comunidades cristianas, en las que se compartía la fe, la vida cotidiana y los bienes según las necesidades de cada uno (cf. Hch 2,42-47; 4,32-35; 5,12-16). Este espíritu de pobreza lleva a una felicidad que nace de la alegría de haber encontrado al Señor, que “siendo rico se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza”  (2Cor 8,9).

    Hacia una acción eficaz
    4.                 La dureza del momento presente y la autenticidad del compromiso exigen a todo bautizado realizar una acción eficaz de promoción de la justicia, de alivio del dolor y de una defensa de la real dignidad del pobre, del débil y del indefenso. Redescubrir el valor evangélico de la pobreza implica entonces opciones concretas de justicia y de solidaridad. En una patria dotada de todo tipo de recursos y posibilidades, la falta de coherencia de la fe y de vivir una solidaridad sostenida en el tiempo es en gran medida la causa de los niveles de miseria que mucha gente sufre.
    El mensaje de justicia social del profeta Amós que denunciaba la insensibilidad de sus oyentes porque “no se afligen por el desastre su pueblo” (Am 6,7) es hoy muy actual; igual que la indiferencia del rico ante la indigencia de Lázaro en la parábola de Jesús (Lucas 16,19s.). Ese desinterés y frialdad por el que sufre, instaura en la tierra un sistema férreo de desigualdad.
    En el Antiguo Testamento el sabio creyente oraba así: “Hay dos cosas que yo te pido, no me la niegues antes que muera: aleja de mí la falsedad y la mentira; no me des ni pobreza ni riqueza, dame la ración necesaria, no sea que, al sentirme satisfecho, reniegue y diga: «¿Quién es el Señor?», o que, siendo pobre, me ponga a robar y atente contra el nombre de mi Dios”(Prov 30,8-9). Esos fieles comprendieron que los bienes en esta tierra sirven si son útiles para vivir con armonía la relación con Dios y con el prójimo, que la riqueza acumulada como fin en sí resulta dañosa, pero que entendida como bien útil es un tesoro para bien del que las posee y para el bien común.

    Para tener en cuenta
    5.                 Para la celebración de la Jornada, el Papa Francisco nos invita a organizar “diversos momentos de encuentro y de amistad, de solidaridad y de ayuda concreta. Podrán invitar a los pobres y a los voluntarios a participar juntos en la Eucaristía de ese domingo, de tal modo que se manifieste con más autenticidad la celebración de la Solemnidad de Cristo Rey del Universo, el domingo siguiente.” [8]
    También nos recuerda que el “fundamento de las diversas iniciativas concretas que se llevarán a cabo durante esta Jornada será siempre la oración. No hay que olvidar que el Padre nuestro es la oración de los pobres. La petición del pan expresa la confianza en Dios sobre las necesidades básicas de nuestra vida.” [9]
    Finalmente, nos pide a cada uno que “en ese domingo, si en nuestro vecindario viven pobres que solicitan protección y ayuda, acerquémonos a ellos: será el momento propicio para encontrar al Dios que buscamos. De acuerdo con la enseñanza de la Escritura (cf. Gn 18, 3-5; Hb 13,2), sentémoslos a nuestra mesa como invitados de honor; podrán ser maestros que nos ayuden a vivir la fe de manera más coherente. Con su confianza y disposición a dejarse ayudar, nos muestran de modo sobrio, y con frecuencia alegre, lo importante que es vivir con lo esencial y abandonarse a la providencia del Padre.” [10]

    Bajo la protección de la Virgen María
    6.                 La Virgen María conoce la fuerza transformadora del amor y de la ternura. “María es la que sabe transformar una cueva de animales en la casa de Jesús, con unos pobres pañales y una montaña de ternura.”[11] El gesto sencillo, cotidiano, cercano y atento, con la dulzura de la preocupación por las necesidades del hermano, hacen posible una transformación que es propia del amor.
    A ella le pedimos que esta Jornada sea una oportunidad para que crezca el compromiso de todos en el amor hacia los más pobres y que afiance el caminar de nuestra patria en la que todos nos sintamos y seamos sus artífices de la “cultura del encuentro”.

    Obispos miembros de la
    Comisión Permanente de la
    Conferencia Episcopal Argentina
    Agosto de 2017




    [1]PAPA FRANCISCO, Mensaje  I Jornada Mundial de los pobres, Nº 6..
    [2]Ídem
    [3]CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA. Líneas Pastorales para la Nueva Evangelización, Nº 27.
    [4]Ídem, Nº 32.
    [5]Cf. PAPA FRANCISCO, Evangelii gaudium, 268.
    [6]Cf. PAPA BENEDICTO XVI, Verbum Domini, 107.
    [7]Idem, Nº 57.
    [8]PAPA FRANCISCO, Mensaje, cit.,Nº 7.
    [9]Idem, Nº 8
    [10]Idem, Nº 7
    [11]PAPA FRANCISCO, Exhortación Apostólica Evangelii gaudium, Nº 286.