El amor se aprende: saber dar y recibir amor, saber reconocer al otro como alguien separado de nosotros, demostrar y actuar el amor son aptitudes que se aprenden de aquello que hemos vivido en casa: cómo fuimos queridos en la infancia, la forma en que se querían nuestros padres y otras personas cercanas. Los cuidados también se aprenden: podemos y sabemos cuidarnos porque fuimos cuidados.
Lo que toda la vida fue suficiente para "saber" acerca del
amor hoy, lamentablemente, no alcanza. Los padres tenemos que hablar con
nuestros hijos, instruirlos acerca de estos temas ya que el medio tiende a
llevarlos, a medida que crecen, hacia modalidades de relaciones de un tipo muy
diferente, en las que el otro es más un objeto de uso que una persona. Son
relaciones de tipo parcial: una boca para besar, un cuerpo para
"transar" o para tener relaciones sexuales porque todos las tienen. a
veces no saben el nombre del otro, pero se les ofreció y entonces aceptan.
También se ven sometidos desde chicos a estímulos para los que no están
preparados, que normalizan conductas no necesariamente normales, tanto en los
medios como a través de Internet. Y se complica más todavía con el inicio
temprano del uso de bebidas alcohólicas, ya que éstas diluyen la conciencia moral
y los controles internos.
Alrededor de los 11 años (más tarde puede ser tarde) hablemos con ellos
de lo que aprendimos y creemos: que el acercamiento y el amor debería darse
entre personas enteras. Es la modalidad en la que nosotros fuimos educados y
¡era buena! Los padres podemos y debemos hablar de lo que pensamos al respecto,
también podemos vigilarlos (en el sentido de vigilia: estar atentos, no con
vigilancia policial) para ir "soltándolos" a medida que los vemos
listos y maduros. Algunas ideas:
Hablemos con nuestros hijos
de la sexualidad y la reproducción humana y también del amor, del
enamorarse como camino de acercamiento al otro.¡Que sepan que pueden decir que no! Para ello tienen que haber practicado decir que no muchas veces (incluso a nosotros en otros temas) y haber comprobado que el otro no deja de quererlos ante sus negativas.
No usemos el miedo (asustarlos, amenazarlos) como forma de enseñarles y ayudarlos a cuidarse bien.
Tengamos en cuenta que cuidarse bien, en este y en muchos aspectos, se relaciona con una autoestima adecuada.
Estemos disponibles para atender sus consultas: ¡probablemente elijan el momento más complicado para nosotros!
Otro tema que ayuda a fortalecer sus personas y a demorar el inicio de relaciones sexuales tempranas es educar los en la responsabilidad desde chicos, que sepan que sus actos tienen consecuencias y que se atengan a ellas. Por último, es importante educarlos en el valor de la vida y en el disfrutar de cada etapa.
Asumamos nuestra responsabilidad de adultos, acompañándolos hasta que
ellos lo sean, hasta que los veamos responsables y con capacidad de hacerse
cargo de sus vidas y de sus decisiones.
La autora es psicóloga y trabaja con niños y adolescentes
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