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16 nov 2013

APORTES PARA LA MISA CON ÑINOS

 ¡CONFIEMOS EN EL SEÑOR!

* Desafío: proponer a los chicos que busquen una frase en la Biblia y que para el próximo domingo digan cuál es el libro, capítulo y versículo. Quien cumple el desafío ganará una golosina, un aplauso, etc. La cita bíblica propuesta puede ser: Gracias a la constancia salvarán sus vidas” Lc. 21, 19 

RECURSO
Opción 1: Dramatización: “LOS CHICLES SABIOS”
Opción 2: Explicar el Evangelio

Materiales previos
3 animadores que representarán a tres amigos: Tomás, Maxi y Gime. En una bolsa oscura, algunos chicles con sus envoltorios (en tamaño grande).
Idea general
Tres niños quieren saber si van a pasar de grado o no,  y para averiguarlo deciden comprar chicles que contienen predicciones del futuro y horóscopos. 

“LOS CHICLES SABIOS”
Leer en off: Esta es la historia de tres amigos que estaban desesperados por saber si pasarían o no de grado… para averiguarlo traman un plan…
Tomás entra a escena corriendo y diciendo a sus amigos:
Tomás: Hola, acá estoy, llegué…
Maxi: Bien!!!, ¿trajiste eso?…
Gime: A ver Tomi, dale ¡qué no lo vea nadie!…
Tomás: Estoy re nervioso, ¡hoy se devela nuestro futuro!!!…
Maxi: Sabremos antes que nadie lo que va a suceder…
Gime: Bueno, ¿cómo nos organizamos?
Tomás: Hagamos así, cada uno saca un chicle y lo abrimos, los tres, al mismo tiempo…
Maxi: ¡¡¡¡Dale, dale!!!! y vemos que pasa…
(Sacan los chicles de la bolsa)
Gime: Todo se ha cumplido… a ver qué nos predice el futuro…
Tomás: toma un chicle, lo desenvuelve y lee en voz alta la predicción: “Tendrás éxito en los juegos”
Maxi: toma un chicle, lo desenvuelve y lee en voz alta la predicción: “Es tiempo para hacer nuevos amigos”
Gime: toma un chicle, lo desenvuelve y lee en voz alta la predicción: “Lo que habías perdido, lo encontrarás pronto”
Cada uno, con voz quejosa dice:
Tomás: Pero, no entiendo nada…
Maxi: ¿Voy a pasar de grado o no?…
Gime: ¡Esto no funcionó! Lo mejor es estudiarrrrrrrrrrrrrrr… 

SUGERENCIAS PARA LA PREDICACIÓN
Junto con el sacerdote que dialoga con los chicos se reconstruye el Evangelio
+ El evangelio de hoy, nos dice que en el tiempo de Jesús había algunos judíos que estaban muy encantados con el templo, con su belleza y sus adornos. Entonces Jesús les dijo: “De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido”.
+ Frente a estas palabras, se preguntaban: “¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de que va a suceder?”. Jesús les respondió: “Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: "Soy yo", y también: "El tiempo está cerca". No los sigan”
+ Recordamos juntos la dramatización.
…¿Quiénes estaban?... ¿Cuál era la preocupación de los chicos? … ¿Qué querían saber sobre el futuro?... 
Tres niños estaban preocupados y querían saber si iban a pasar de grado. Para averiguarlo compran chicles con predicciones del futuro, horóscopos.
+ Muchas personas creen en las predicciones, en los horóscopos, en los adivinos, en los brujos con el fin de saber el futuro. Algunas sectas, a menudo predicen el fin del mundo como una catástrofe y llevan a sus seguidores a realizar actos absurdos en los que ponen en riesgo la vida.
+Jesús nos orienta con respecto a querer “saber el futuro o el fin de los tiempos” diciendo que no nos dejemos engañar por habladurías, sólo Dios conoce el futuro y cuándo será el fin de los tiempos. Dios es todopoderoso y nadie puede robarle el futuro.
+ Jesús nos invita a estar preparados todos los días, a ser fieles en lo cotidiano, a vivir hoy de manera feliz, a buscar el bien y la paz. De esa manera nuestro futuro será bueno. (Los chicos ponían su esperanza en lo que decía el horóscopo de los chicles, la esperanza debe estar puesta en estudiar y hacer los deberes).
+ Si vivimos el presente con miedo, con temor, el futuro se transformará en algo incierto, inseguro, peligroso. La esperanza nos dice que mañana será mejor. El Señor prometió acompañarnos siempre.
+ Jesús nos dice: “Gracias a la constancia salvarán sus vidas”. Pidamos el don de la confianza y abandonémonos a la ternura y cuidado de su Sagrado Corazón.

12 nov 2013

MEDITACION PARA LC 21,5-19

El ministerio de Jesús en Jerusalén, culmina con el llamado “discurso escatológico”, es decir, la enseñanza sobre el fin. Nos ubicamos de nuevo en el Templo de Jerusalén. Lucas tiene una novedad: a diferencia del evangelio de Marcos, donde Jesús y los discípulos aparecen fuera del Templo (van bajando por el Monte de los Olivos y desde allí contemplan el Templo; ver Mc 13,3), según Lucas los oyentes se encuentran dentro y el tema de conversación es su  decoración interna. Esta ambientación le da mayor solemnidad al pasaje: ante Jesús está un amplio auditorio que incluye a los discípulos y a la multitud. De todo el discurso que allí Jesús pronuncia hoy leemos la primera sección. 

En este pasaje distinguimos tres partes:

(1) El anuncio de la destrucción del Templo (21,5-6)

(2) No dejarse confundir sobre la llegada del fin (21,7-11)

(3) El tiempo de persecución como oportunidad de testimonio (21,12-19)

 

El discurso de Jesús parece a primera vista oscuro y quizás algo negativo. Pero si miramos bien, notaremos cómo poco a poco va colocando palabras positivas, como si fueran luces discretas en medio de la oscuridad, y esto es lo que en última instancia importa. Notemos esta constante: caminando a través de las crisis maduramos para la plena vida.

 

1. El anuncio de la destrucción del Templo (21,5-6)

 Un comentario sobre el esplendor del Templo conduce al anuncio, por parte de Jesús, de que éste será completamente destruido en días futuros.

1.1. Los elogios de la belleza del Templo de Jerusalén (21,5)

En principio es una cuestión de apreciación artística. La estética de los arquitectos y el buen gusto de los peregrinos que han dejado allí sus ofrendas votivas es motivo de admiración de residentes y visitantes. La magnificencia del Templo obedece al gusto de su último reconstructor: el rey Herodes el Grande. Herodes, de origen idumeo (un pueblo de comerciantes al sur de Palestina), quiso ganarse el favor de sus súbditos promoviendo esta construcción de dimensiones casi colosales. Se hizo en el mismo lugar donde el rey Salomón había construido el primer Templo y donde después del retorno del exilio se había hecho la primera reconstrucción por parte del movimiento de Esdras y Nehemías.

En los días del ministerio de Jesús la construcción estaba bastante avanzada, si bien no terminada completamente. Los peregrinos no podían sino quedar boquiabiertos ante semejante edificación, la cual tenía lo mejor en materiales y decoración.

1.2. La profecía de Jesús.

Jesús le hace una réplica a los comentarios de la gente, anuncia un cambio de situación: “días vendrán” (el mismo lenguaje utilizado en 5,35 y 17,22 para señalar cambios radicales). Lo que la gente ahora “contempla” será destruido: los muros se vendrán al piso, “una piedra no quedará encima de otra”. En 19,44, precisamente antes de entrar en la ciudad santa y de cara a ella, encontramos una profecía similar por parte de Jesús. El mensaje de Jesús es que no hay que sentirse absolutamente seguro con el hecho de tener Templo (generalmente se espera que los bellos y grandes edificios duren mucho tiempo) porque un día será destruido. Ahora bien, hay un matiz en la frase que es digno de ser notado: el “llegarán días” se refiere a que el panorama del Templo destruido durará largo tiempo. Esto es importante para entender que el “fin” del que se va a hablar enseguida no es el día de la destrucción del Templo sino en ése período.

 

 2. Primera parte de la enseñanza: no dejarse confundir sobre la llegada del fin (21,7-11)

 Puesto que en la mentalidad judía de estos tiempos se pensaba que el fin del Templo sería uno de los signos del fin de los tiempos, la pregunta sobre la llegada del fin de la historia pasa ahora a ocupar el centro de atención:

(1) La gente plantea dos preguntas a Jesús (21,7) y (2) Jesús responde (21,8-11).

2.1. Las preguntas (21,7)

Jesús es interpelado en calidad de “Maestro”. A él se le plantea la doble pregunta: (1) cuándo sucederá y (2) qué signo inequívoco dará el pronóstico. En la pregunta llama la atención el plural: “estas cosas”. Esto se debe a que la destrucción del Templo es uno de los eventos distintivos de los últimos días, pero no el único. Por eso el discurso va más allá del asunto del Templo y se explaya en la enumeración de signos apocalípticos que ya estaban en la mentalidad popular. Sobre todo aquellos que tenían que ver con desgracias. Esto no es novedad: siempre que hay calamidades lo primero que se tiende a pensar es en el fin del mundo. Pero hay un punto importante que no podemos perder de vista si queremos entender el pensamiento lucano: que la suerte de Jerusalén está ligada a la del Templo, que es el signo de las relaciones de Alianza entre Dios y su pueblo. Su tragedia resulta de las vicisitudes comunes de la historia siendo, al mismo tiempo, emblemática de todas las crisis de la humanidad, en la cuales está siempre indicado el comportamiento del hombre para con Dios.

2.2. La respuesta (21,8-11)

Como se ve en la respuesta que sigue, a Jesús la pregunta por el “cuándo” le interesa poco o nada. El verdadero problema está en ver y comprender en esos acontecimientos (“estas cosas”) los signos” que remiten a la relación con Dios y a las decisiones más adecuadas que hay que tomar.

Notemos la respuesta se desarrolla en dos partes:

(1) Contra los charlatanes: advierte sobre los falsos Mesías (21,8-9).

(2) La realidad de la violencia: describe, en tres círculos concéntricos, tres niveles progresivos de conflictividad (21,10-11)

 En el centro de la enseñanza encontramos el aviso: “Aún no habrá llegado el fin” (21,9b). Ésta vale para ambas partes.

 

2.2.1. Contra los charlatanes: la advertencia sobre los falsos mesías (21,8-9)

Jesús habla fuerte, con imperativos. La enseñanza debe quedar inculcada en los oyentes. La fragilidad de sus seguidores parece preocupar a Jesús. Cuando se viven tiempos difíciles es muy fácil ser “engañados” (literalmente “apartados” o “desviados”, ver Ap 2,20; 12,9; 13,14), caer en manos de aprovechadores de la situación. Estos charlatanes aprovecharán las calamidades para anunciar el fin del mundo y se ofrecerán como rescatadores de los que no quieran perecer en los eventos finales. Con un nuevo plural, Jesús deja entender que éstos florecerán por todas partes y todo tiempo. Se presentarán:

(1) Como “Mesías”: Para tener credibilidad éstos se presentan en el nombre de Jesús, autodenominándose “Mesías”. Diciendo “Yo soy”.

(2) Como portadores de mensajes de parte de Dios. El contenido de su predicación es “el tiempo está cerca” (ver Dn 7,22 y su eco en Ap 1,3; 22,10), es decir, ganarán discípulos que adherirán a ellos esperando la salvación. En los Hechos de los Apóstoles se nos cuenta que situaciones similares sucedieron en aquellos tiempos: Hch 5,37; 20,30.

2.2.2. La realidad de la violencia: tres niveles progresivos de conflictividad (21,10-11)

Si bien los discípulos no deben dejarse “desviar” (o engañar) por falsos profetas que aparecen en tiempos de desgracia ofreciendo una salvación que no pueden dar, tampoco  deben escandalizarse ante la realidad del mal en el mundo. En medio de las guerras y de los desastres naturales se da una situación de muerte a la que hay que ponerle remedio, pero hay que tenerlo claro: no son vaticinio de parte de Dios de que ha llegado el fin inmediato del mundo. Siguiendo la lectura del pasaje notamos cómo se van describiendo eventos trágicos de menor a mayor escala planetaria, incluso cósmica. El mensaje es siempre el mismo: “El fin no es inmediato” (21,9b).

Notemos cómo en orden se van describiendo tres niveles de conflictividad:

Conflictos locales en Palestina. (21,8-9)

Los discípulos escucharán hablar de guerras e insurrecciones (ver Santiago 3,16). Aquí parece estarse hablando de guerras civiles. Es posible que se esté pensando en la guerra judía (66-70dC) que culminó en el 70 dC. También en esa época hubo falsas profecías y mala interpretación de los signos de los tiempos. Las guerras que aparecen en el discurso apocalíptico, son típicas de su lenguaje (Is 19,2; Ez 13,31; Dn 11,44; Ap 6,8). Los disturbios pueden llegar a hacer pensar que llegó el fin y llenar los corazones de miedo, pensando que no sobrevivirán. Lucas es claro cuando dice “primero”, es decir, “antes del fin”. Lo cual quiere decir que es apenas el comienzo de un largo tiempo. Así reafirma que: “el fin no es inmediato” (21,9b).

 

Conflictos internacionales (21,10)

Después de un breve quiebre en el discurso (“entonces le dijo…”), Jesús retoma el realismo de la descripción de situaciones de violencia: “Entonces, les dijo: “Se levantará nación contra nación y reino contra reino‟” (21,10). Los discípulos no deben aterrarse. Estos eventos están en el plan de Dios: deben suceder y así se realiza el plan de Dios (Dn 2,28). La idea de fondo sigue siendo la misma: esto no significa que ha llegado el fin.

 

Conflictos naturales en la tierra y en el cielo: signos cósmicos (21,11)

Pasamos ahora a los desastres naturales y a los signos cósmicos: “„Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas, y grandes señales en el cielo‟” (21,10-11) También la literatura apocalíptica acostumbra hablar de terremotos (ver Is 13,13; Ageo 2,6; Zc 14,14; Ap 6,12; 8,5) y de eventos climáticos que matan las cosechas y provocan la hambruna (ver Is 14,30; 8,21; Ap 18,8).   Junto a los desastres en la tierra, se anuncia que se verán signos terribles en el cielo. Parece hacerse referencia a fenómenos inusuales que los astrónomos no consiguen explicar. Las convulsiones cósmicas también pertenecen a los típicos signos apocalípticos (ver Joel 2,30-31; Am 8,9; Ap 6,12-14). Todos son signos apocalípticos del fin pero no son el fin. La misma idea sigue martillando: “pero el fin no es inmediato” (21,9b).

 

3. Segunda parte de la enseñanza: el tiempo de persecución como oportunidad de testimonio (21,12-19)

Dentro del escenario de conflictividad que se da en el tiempo entre el ministerio de Jesús y el retorno glorioso del Señor al fin de la historia, ahora se sitúan los discípulos: “Antes de todo esto…”. También por causa de la fe se sufre violencia. Jesús nos invita a ver bajo esta nueva perspectiva la era de los mártires. Del peligro de ser “engañados” o confundidos pensando que estamos ante el “fin”, el discurso pasa a un peligro mayor al que se expone el discípulo: el peligro de sucumbir  ante la tentación de ceder en la fe. Los escenarios de la persecución que amenazan la fe y el testimonio de los discípulos son dos:

(1) El arresto y el juicio en los tribunales (21,12-15)

(2) La traición en la familia y el odio generalizado (21,16-19)

3.1. Fe y testimonio ante el arresto y el juicio en los tribunales (21,12-15)

Jesús primero describe el escenario y luego enseña cómo reaccionar frente a él. 

3.1.1. El escenario de la persecución (21,12-13)

Lo primero que se aclara es que lo anunciado ocurrirá “antes de todo esto”. Es decir que hay una antesala: la violencia entre los hombres y los desastres del mundo comienzan primero en la violencia –por parte de judíos y paganos- contra los discípulos por causa de su fe en Jesús. La persecución (ver 11,49), la captura y la entrega a las autoridades –como es frecuente en los Hechos de los Apóstoles (Hch 8,3; 12,4; 21,11; 22,4; 27,1; 28,17)- es una ocasión propicia para dar el testimonio de Jesús: “Esto os sucederá para que deis testimonio” (21,13). Lo importante es que este es el tiempo del testimonio. Hay que aprender de los mártires. Los lugares a los cuales serán llevados los discípulos son las “sinagogas” –las cuales tenían eventualmente la función de corte judicial local- y las “cárceles” –una forma de castigo ampliamente conocida (ver Hch 8,3; 22,4)-.

3.1.2. La enseñanza de Jesús sobre cómo reaccionar (21,14-15)

Habiendo dicho que enfrentarán situaciones penosas ante los jueces, ahora Jesús instruye a los discípulos para que sigan un comportamiento consecuente con su fe. Los que sufren por su nombre, reciben coraje y sabiduría de la persona de Jesús. Entonces no hay que dejarse dominar por la ansiedad, ya que Jesús promete que él mismo (“yo”) dará tanto boca (capacidad de expresión; ver Ex 4,11.15; Ez 29,21) como sabiduría (contenido; ver Hch 6,10). Pero a ellos les corresponde “Decidir no preparar el discurso” (ver 12,11). Es interesante notar en esta línea cómo el nombre de Jesús está en lugar de la conocida mención al Espíritu Santo (ver 12,12). En consecuencia, los adversarios no serán capaces de resistir. 

3.2. Fe y testimonio ante la traición en la familia y el odio generalizado (21,16-17)

Por segunda vez, y con un grado de tensión mayor, Jesús describe un segundo escenario de los conflictos por causa de la fe y educa a los discípulos para reaccionar adecuadamente frente a ellos. 

3.2.1. El nuevo escenario de la persecución (21,16-17)

El asunto se pone todavía más cruel cuando la persecución procede de los seres queridos: “Seréis entregados por padres, hermanos, parientes y amigos, y matarán a algunos de vosotros” (21,16). Este nuevo escenario se desborda en el rechazo generalizado que reciben los discípulos de Jesús: “y seréis odiados de todos por causa de mi nombre” (21,17).  La violencia es como un espiral que sube desde la familia y va contagiando los diversos estamentos de la vida social. Aquí se habla expresamente de una violencia que se sufre por causa de la fe: el motivo es la lealtad a Jesús. Ésta destapa otras falsas lealtades (ver 6,22.27). También en este caso –en que describe una injusticia generalizada- Jesús acude al lenguaje apocalíptico profético, (Miqueas 7,4b-6). Pero es importante tener en cuenta la conclusión de esta profecía: “Mas yo miro hacia Yahvé, espero en el Dios de mi salvación: mi Dios me escuchará” (Mq 7,7).

3.2.2. La enseñanza de Jesús sobre cómo reaccionar (21,18-19)

Con todo lo cruel que pueda parecer y quizás hasta exagerado, Jesús está describiendo duras verdades. De ahí pasa a su exhortación final: un discípulo debe ser sólido en su fe y su testimonio, estos sucesos no pueden realmente debilitarlos. Es mostrando solidez como ellos alcanzarán la vida resucitada. En las palabras finales vemos cómo el “don” y el “esfuerzo” se aúnan en el camino de la fe.

(1) El don de Dios: “Pero no perecerá ni un cabello de vuestra cabeza” (21,18)

El discípulo, así como su Maestro que se abandonó en las manos del Padre (ver 23,46), se siente seguro de su Padre. Precisamente hablando de Dios Padre, en 12,7, Jesús le había prometido a sus discípulos leales que ni un cabello perecería (ver Hch 27,34). En un contexto de martirio estas son las palabras precisas que necesita oír el discípulo y apóstol de Jesús. Los conflictos parecerán grandes, horrorosa incluso la muerte de algunos hermanos, pero la comunidad de los discípulos no debe perder por esto su confianza en Jesús.

(2) El esfuerzo del discípulo: “Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas” (21,19)

Esta frase final también se podría traducir: “Sufriendo con entereza se salvarán” (P. Ortiz). En el fondo está virtud de la “paciencia” y la “entereza de carácter” como característica del discípulo. En otras palabras: saber cargar la propia cruz. Jesús espera discípulos que perseveren en la fidelidad así como él lo hizo y de esa forma alcanzarán la plenitud de la vida. La carta de presentación de un discípulo de Jesús será entonces: “Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas” (22,28).

Esto nos remite a otro pasaje lucano sobre el discipulado: es verdadero discípulo “oyente de la Palabra” es aquel que llega a “dar fruto con perseverancia” (8,15). Dicha perseverancia es el resultado del cultivo de la semilla de la Palabra del Reino en el corazón, y para esto es la “Lectio Divina”.

 

En conclusión… ¡Que no se acabe la profecía!

Ante la pregunta por el “cuándo” y el “cómo” de la llegada del “fin” y de cara ante la lista de acontecimientos trágicos enumerados, Jesús nos hace caer en cuenta que ninguno de ellos es exclusivo de ningún período histórico particular. Lo mismo vale para las persecuciones a los discípulos. Lo que cuenta es que en medio de ellas debe brillar la fuerza de la fe y del testimonio. Un discípulo de Jesús no es inmune a las crisis de la humanidad; pero en medio de ellas no puede caer ni en stress ni tampoco adormecerse acunado en falsas seguridades de espiritualidades superficiales que ignoran la realidad de la vida o invitan a la fuga de ella, sino movilizar la evangelización con la fuerza de los profetas.

Con las enseñanzas de hoy retomamos con mayor conciencia de sus implicaciones el evangelio de las Bienaventuranzas que leímos al inicio de este año: “Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien, cuando os expulsen, os injurien y proscriban vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, que vuestra recompensa será grande en el cielo. Pues de ese modo trataban sus padres a los profetas” (Lc 6,22-23). 

En medio de las dificultades del mundo (violencia, pobreza, marginación, silenciamiento de las voces críticas) los discípulos son “profetas”. Como lo deja entender el pasaje de hoy, viviendo las actitudes enseñadas por Jesús, ellos encararán con realismo histórico y fe madura las violencias presentes y futuras, y alcanzarán la plena libertad.

Habrá dificultades, sí, muchas de ellas absurdas, pero así como en aquella ocasión que nos narra los Hechos de los Apóstoles, los discípulos siguen adelante “contentos por haber sido considerados dignos de sufrir ultrajes por el Nombre” (Hechos 5,41). Esto es vivir las bienaventuranzas y ser ante el mundo un signo de esperanza.

 

(Aporte del P. Fidel Oñoro, cjm, Centro Bíblico Pastoral para América Latina. CELAM)

DOMINGO 33 - LC 21,5-19 ...DIOS ES MI SALVACION

Tema: Jesús está con nosotros en momentos de temor.
Objetos: Pudiera usarse una serpiente de hule o una araña de juguete, aunque no es necesario.

Lucas 21:5-19; ¡Dios es mi salvación! Confiaré en él y no temeré. El Señor es mi fuerza, el Señor es mi canción; ¡él es mi salvación!» Isaías 12:2

¿Hay alguien que le tenga miedo a las serpientes? Y a la oscuridad.¿hay alguien que le tenga miedo a la oscuridad? ¿Alguien ha sentido temor al escuchar los truenos? Bueno, la verdad es que todos tenemos temor de algo. Aún los ricos y famosos sienten temor.

EL TEMOR DE VIAJAR EN AVIÓN: John Madden, el famoso entrenador de balónpie y comentador deportivo, tiene tanto miedo de volar que sólo viaja por autobús.  De hecho, tiene tanto miedo que se compró su propio autobús.  ¡Leí que el autobús le costó $800,000!  Creo que si sientes miedo de volar en avión, ayuda el poder tener el dinero para comprarte tu propio autobús.

EL TEMOR A LOS PAYASOS:  Probablemente hayas oído de Johnny Depp.  Fue el personaje principal de "Piratas del Caribe".   Puede que te sorprenda saber que  el ver a un payaso hace que este pirata tan valiente, tiemble en sus botas.  Sí, el tiene miedo a los payasos.

EL TEMOR A LAS ALTURAS:  El actor Liam Neeson es uno de las muchas personas que comparten este temor.

EL MIEDO A LOS INSECTORS: ¿Te dan miedo los insectos que caminan por el piso y paredes?  Bueno, pues no estás sólo.  La artista Scarlett Johansson le tiene miedo a las cucarachas, Nicole Kidman no soporta a las mariposas y el cantante Justin Timberlake le tiene miedo a las arañas.

 

Un día Jesús estaba con sus discípulos en el templo. Los discípulos estaban comentando de cuán bello era el templo. Jesús comenzó a decirles alguna de las cosas que iban a pasar. Les dijo que el templo sería destruído, que habría guerras, terremotos y gente muriéndose de hambre. También les dijo que iban a ser odiados y perseguidos y hasta echados en la cárcel. Estas cosas nos dan temor, ¿no es así? Se entiende, pues, el miedo sentido por los discípulos, pero Jesús les dijo que no sintieran temor. Le prometió que estaría con ellos y que ni siquiera uno de sus cabellos se perdería si ponían su confianza en él.

Jesús también ha prometido el ayudarnos cuando sintamos miedo. Todos tenemos nuestros temores, y el temor puede ser una buena cosa, pero no podemos dejar que nuestros temores nos mantengan alejados de gozar la vida que Jesús desea que tengamos. Después de todo, él ha prometido ayudarnos cuando sintamos temor.

Querido Jeús, ponemos nuestra fe y confianza en la promesa de que estarás con nosotros cuando sintamos temor. Amén.

CONSTRUCCIÓN Y DESTRUCCIÓN DEL TEMPLO: Dele a los niños bloques para que construyan el templo y compartan sobre la lección bíblica de hoy. Cada niño pueden destruir una parte del templo en el momento en que se diga que Jesús les dijo que eso iba a suceder.

LA PESCA DEL TEMOR: La maestra hará peces plásticos de cartones de leche antes de la clase. Cada pez puede ser pintado con pintura en aerosol y se le escribirá una palabra distinta (que reflejen los temores humanos) con un marcador de agua. Se le pondrá una presilla a cada pez. Se hará una caña de pescar con una rama y un cordón y se le pondrá un magneto o imán al final del cordón. Deje que los niños pesquen los peces que se encontrarán detrás de un cartón o en un cubo, etc. Después que los niños hayan pescado sus peces y hayan leído la palabra que aparece en su pez (oscuridad, una clase nueva, ruidos fuertes, trueno, etc), permítale a los niños tirar su pez en un cubo de agua. ¡Las palabras desaparecerán debido a los marcadores de agua. Luego pueden hablar de cómo sus temores también desaparecerán cuando confíen en Jesús!

EL ÁRBOL DE NO TEMER: Permítale a los niños hacer un árbol trazando su mano abierta y parte de su brazo. Luego deberán hacer “hojas” con sus huellas dactilares pintándolas en los colores verde, anaranjado, marrón y amarillo. Los niños podrán escribir NO HAY TEMOR en algunas de sus hojitas de huellas dactilares u otras palabras de nuestra historia como NO TENGAN MIEDO; JESÚS ME AYUDARÁ, etc. Este papel del ÁRBOL DE NO TEMER puede ser pegado en un papel de construcción marrón o anaranjado para hacer un afiche otoñal muy bonito.

AFICHE DE ACCIÓN DE GRACIAS: Dele a los niños dibujos o etiquetas engomadas para pegar en un papel de construcción anaranjado en el cual se le pondrá el título de DA GRACIAS POR NO TEMER PUES JESÚS ESTÁ AQUÍ. Pueden pegarle hojas con cosas por las cuales los niños le dan gracias a Dios o dibujos o recortes de revistas que reflejen por lo que ellos están agradecidos (familia, iglesia, escuela, juguetes, maestros, etc.)

PAREANDO CALABAZAS: Opción 1: La maestra tendrá calabazas recortadas para un juego de pareo. Frases a parear (2 de cada una) pudieran ser AYUDA DE JESÚS; NO HAY TEMOR; DISCÍPULOS; TEMPLO; CONFÍA EN JESÚS; etc.

La opción 2 puede ser el que los niños puedan correr a lo que sería un afiche en el cual se ha dibujado un calabazar y recoger una de las calabazas hechas por la maestra, ver y leer lo que está escrito detrás de la calabaza en el afiche. Luego podrán comentar lo que significa para ellos la palabra o frase leída.

BIZCOCHITOS CON CARITAS ALEGRES: La maestra suplirá a cada niño un bizcochito con glaseado anaranjado adornado con una carita alegre hecha con glaseado marrón. Los niños se comerán su bizcochito después de compartir con la clase acerca de situaciones en la cuales no han tenido temor al pensar que Jesús está cerca de ellos.

PEREGRINA DEL TEMOR: Dibuje dos juegos de peregrina en el piso o el estacionamiento de la iglesia. En una piedra escriba la palabra TEMOR la cual será tirada a uno de los cuadrados de la peregrina mientras juegan. Los niños no pueden saltar al cuadrado en el cual se encuentra la piedra. Dibuje más juegos de peregrina si tienen muchos niños. Puede hacer el juego más interesante si los niños, al tirar la piedra, comparten uno de los temores que tienen.

CARAS TEMEROSAS: Provéale a los niños tarjetas y almohadillas de tinta de varios colores. Los niños harán diferentes impresiones dactilares y usarán un marcador fino o un bolígrafo para dibujar una cara que demuestre temor. Entonces usarán un marcador de color brillante para escribir en la parte superior de la tarjeta NO TENGAS TEMOR PUES JESÚS ESTÁ CERCA.

BROCHE NO TENGAS TEMOR: Haga que cada niño recorte un círculo en una cartulina o cartón duro y coloree y decore los bordes. Escriba NO TEMA…JESÚS ESTÀ CERCA y pegue, en la parte de atrás y con cinta adhesiva, un imperdible para poder ponérselo en su camisa.

 

4 nov 2013

MEDITACION PARA LC 20,27-38 DOMINGO 32 t.O.

 La resurrección

En todas las grandes culturas antiguas de la humanidad siempre estuvo presente el mito de la vida después de la muerte: hindúes, mesopotámicos, egipcios y griegos. Lo mismo sucede en las culturas menos desarrolladas, pero cargadas de sentimiento religioso, como las australianas, africanas y americanas. Hablar de mitos no significa referirnos a leyendas carentes de sentido crítico, sino a una concepción de la vida expresada a través de vidas ejemplares.

No puede existir conciencia religiosa sin una fe en la trascendencia de la existencia de la vida humana, cualquiera que sea su forma. ¿De qué nos serviría la existencia de Dios si nos hubiera arrojado en el mundo para prescindir después de nosotros y de nuestras más inquietantes preocupaciones?

El hombre moderno, que vive en medio de una cultura científica y técnica tan desarrollada, parece que ha perdido el rumbo, viviendo intensamente el tiempo presente como refugio o evasión del futuro y eludiendo la pregunta sobre el sentido de la vida humana. Parece que le da miedo reflexionar sobre la muerte para encontrarle ese sentido necesario que evite considerar la existencia del hombre sobre la tierra como un absurdo. Como el tema de la resurrección está ligado al de la muerte, no podemos abordarlo sin preguntarnos: ¿qué es el hombre?; cuando uno se muere, ¿no hay nada más que hacer? Para el creyente de cualquier religión, el hombre viene de Dios. Lo que significa que la vida humana no puede analizarse sin una referencia al Dios de la vida, aunque todo a nuestro alrededor nos hable de muerte y destrucción. Con otras palabras: la misma fe que enseña el origen divino del hombre afirma el retorno a Dios.

La resurrección de los muertos es el centro de la fe cristiana, la columna vertebral del evangelio y de todo el Nuevo Testamento. Si se suprimiera de sus libros las referencias a la resurrección, quedarían sin base. Sin ella nuestra fe en Jesús de Nazaret no tendría sentido: "Si nuestra esperanza en Cristo acaba con esta vida, somos los hombres más desgraciados" (1Co. 15,19).

Creer en un Dios Padre que nos ama totalmente y pensar que este amor se limita a nuestro paso por la tierra, sería tener una lamentable imagen de Dios. Dios no puede amarnos sólo por un tiempo. Si nos hace partícipes de su vida, si establece una alianza de amor con nosotros, es porque la muerte no es el final de la vida humana.

Creemos en la resurrección, la esperamos, pero no podemos demostrarla ni imaginarla. Somos un poco como el niño antes de nacer en el seno de su madre: ¿qué sabe de la vida que le espera? Pero la vida que le espera es real, aunque él no pueda imaginarla. Una vida que ya vive, de alguna manera, en el seno materno. También nosotros, ahora, podemos vivir ya la vida de Dios; una vida que se construye paso a paso, día a día: en nuestro modo de amar, de luchar por la libertad y la justicia... Una vida que llegará a una plenitud que ahora no podemos ni imaginar (I Cor 2,9). Una vida que no podemos confundir con el vigor físico, con las energías juveniles. Por ello no podemos ser hombres tristes, por más motivos de tristeza que pueda haber en nuestra vida; ni vivir sin esperanza, por más razones de desesperanza que tengamos.

Las palabras de Jesús, en el texto que vamos a comentar, son un canto a la vida para siempre; una llamada a la plenitud transformadora, sin ninguna de las limitaciones que nos impone la vida presente.

Para muchos, el problema no está en saber si creen o no en la resurrección, sino en saber si tienen ganas de resucitar. Porque para tener ganas de resucitar es necesario tener antes ganas de vivir, de nacer a una vida que deseemos prolongar durante toda la eternidad. ¿Cómo desear eternizar una vida llena de sufrimientos, de conflictos, de soledad...? ¿Quién podrá soportar una vida eterna fuera de Dios? Sólo él ama lo bastante para que no le asuste una vida para siempre; sólo él es capaz de revelarnos una vida tan verdadera que deseemos detenernos en ella para siempre. La fe en la resurrección brota de un amor verdadero. Nuestra fe en la resurrección depende estrechamente de nuestra capacidad de amar.

2. El turno de los saduceos

La vida de Jesús está próxima a su fin. El ataque viene ahora de los saduceos. Formaban un partido aristocrático, político-religioso, poco numeroso. A él pertenecían los sumos sacerdotes y los senadores, aristocracia religiosa y seglar, conocidos por sus riquezas. Naturalmente, eran conservadores en política, materialistas natos y colaboradores de los romanos. Controlaban el sanedrín. De sus filas salieron casi todos los sumos sacerdotes desde el año 6 al 70 d.C. Su indudable habilidad política les permitió ocupar los puestos clave durante el reinado de Herodes y de los gobernadores romanos. Dominaban, por tanto, el sanedrín y el poder civil. Nunca pudieron ganarse al pueblo sencillo. Sus principales adversarios fueron los zelotes, por su lealtad a los romanos. Salen prácticamente de escena en el año 70, juntamente con la destrucción del templo. Sólo admitían como canónicos los cinco libros de la ley -Pentateuco-. Aceptaban también los escritos de los profetas, pero sin darles el carácter de canonicidad. Desde el punto de vista religioso, se distinguían de los fariseos, sobre todo, en dos puntos: afirmaban que sólo obliga la ley escrita, por lo que rechazaban las tradiciones orales de los antepasados -tan del agrado de los fariseos- y negaban la resurrección, admitida por los fariseos, aunque discutían entre ellos si resucitarían únicamente los justos, o sólo los judíos, o todos los hombres; además, los fariseos consideraban la otra vida como una prolongación de la de aquí; creencia no compartida por Jesús, como veremos. Esta diferencia esencial entre saduceos y fariseos la utilizó hábilmente el fariseo Pablo en su favor al dividirlos (He 23,8s).

No admitían la resurrección -doctrina que se había desarrollado en la tradición oral- por no estar contenida en los libros de la ley. No admitían más vida que la presente. Limitaban su horizonte al dinero, al honor y al poder en este mundo. Creían que el hombre prolongaba su existencia en los hijos; es decir, confundían la eternidad del hombre con la conservación de la especie humana -algo así como perpetuar el apellido-. Lo demás era para ellos doctrina popular y grotesca, que daba lugar a discusiones absurdas y sin sentido. La ley no solamente no conocía la existencia de una vida después de la muerte, sino que contenía, además, disposiciones que la hacían absurda, como el caso que le van a plantear a Jesús.

El segundo libro de los Macabeos (2 Mac 7,1-14) nos muestra que hacia el año 150 a.C. algunos grupos israelitas afirmaban sin vacilar su fe en la resurrección de los muertos. El profeta Daniel (Dan 12,2s) la afirma de un modo claro y formal. En tiempos de Jesús, muchos judíos creían en la resurrección de los muertos; resurrección que deducían de su fe en el Dios de la alianza. Los cristianos participamos de la misma convicción, pero tenemos una ventaja sobre los israelitas: la fe en la resurrección de Jesús.

Como Jesús comparte con los fariseos y con el pueblo la fe en la resurrección de los muertos, los saduceos quieren ponerlo en ridículo con un ejemplo grotesco, invocando la ley del levirato (Dt 25,5-6). Ley de difícil aplicación, frecuentemente olvidada y, en tiempos de Jesús, prácticamente anulada. El Talmud cuenta un caso semejante: un judío pierde a doce hermanos casados y sin hijos; acepta tomar a cada una de las viudas por mujer un mes al año, y al cabo de tres años era padre de treinta y seis niños.

Se acercan a Jesús sin palabras aduladoras y sin el apasionamiento típico de los fariseos. El caso que le proponen, que afirman ser real, sí podía atacar la doctrina farisea de la resurrección al considerar éstos la vida futura como una continuación de la vida terrena, provista en abundancia de todo lo que uno puede desear; es decir, en condiciones de plena felicidad. La anécdota de la mujer con siete maridos entraba, por tanto, en la casuística de los fariseos. "¿De cuál de ellos será la mujer?"

3. Doble argumentación de Jesús

Jesús les contesta con un doble razonamiento, cortando de raíz toda la base de su argumentación: afirmando la vida futura, que no es continuación de la actual, y citándoles un texto de la ley, que sí admitían los saduceos como canónico. Les hace ver que después de la resurrección los cuerpos no tienen la finalidad transitoria que tienen aquí. Es erróneo atribuir a los cuerpos resucitados las funciones sexuales que tienen en la tierra, como afirmaban muchos fariseos, que atribuían a la mujer resucitada una procreación prodigiosa, fruto de las bendiciones divinas, igualmente la sexualidad masculina sería igual de prolífera. La respuesta de Jesús se diferencia en gran medida de los fariseos. La vida que perdura no es una prolongación de la vida biológica, puesto que ya no está sujeta a la muerte. En ella están en vigor otras leyes ocultas a nosotros. Procede directamente de Dios. La vida de los resucitados será tan distinta y tan nueva, que es mejor evitar comparaciones con la presente. De ahí que Jesús responda con imágenes ambiguas: "Son como ángeles; son hijos de Dios, porque participan de la resurrección". Lo que importa es el hecho de la resurrección. El matrimonio pertenece al mundo presente, es una realidad de aquí abajo, exigencia de una humanidad mortal, obligada a perpetuarse, a reproducirse. En el futuro ya no será necesario perpetuar la especie -finalidad primordial del matrimonio para los judíos-, al no existir ya la muerte. ¿Presenta Jesús el celibato como signo del reino de Dios?

"No es Dios de muertos, sino de vivos: porque para él todos están vivos". En la segunda parte de su razonamiento, Jesús les responde con el pasaje de la zarza ardiendo (Ex 3,6). Sabe qué libros sagrados admiten los saduceos, y les argumenta con ellos. El texto que les cita no afirma expresamente la resurrección, pero si Yahvé sigue siendo el Dios de los patriarcas es porque están vivos. Lo contrario carecería de sentido.

Extraña la frase: "Los que sean juzgados dignos de la vida futura..." Parece que la resurrección es un privilegio exclusivo de los justos. Jesús no entra en las discusiones de los rabinos sobre la resurrección de todos, de los judíos o de los justos. Afirma que los patriarcas -que si son "dignos"- viven; de los demás no trata. Lo mismo que prescinde de los otros fines del matrimonio.

Científicos modernos consideran absurda la idea de que vuelvan a la vida millones y millones de personas; afirman que el cadáver se disuelve por completo reintegrándose en el proceso circular de la naturaleza. Esta objeción no tiene en cuenta la afirmación fundamental de Jesús: la resurrección de los muertos pertenece a un orden completamente distinto, a un mundo creado de nuevo, que sobrepasa nuestras experiencias y representaciones. La resurrección no es la reanimación de un cadáver; es un salto cualitativo, una nueva existencia en la que entra toda la persona. Jesús habla de resurrección, no de inmortalidad; de vida nueva, de realidad transformada. Dice el libro del Apocalipsis: "Vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra han pasado... Enjugará las lágrimas de sus ojos. Ya no habrá muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor. Porque el primer mundo ha pasado... Ahora hago el universo nuevo" (Ap 12,1-5). San Pablo escribe profundamente sobre el particular (I Cor 15), empleando muchas imágenes para acercarse prudentemente a lo que quiere decir. Volver a esta vida y prolongarla no tendría demasiado sentido.

Jesús no ha querido hablar más de este misterio. Con su doble argumentación nos ha abierto las puertas a la mayor esperanza humana. Dios es fiel y ama la vida. Es inconcebible que haya creado al hombre sediento de vida ilimitada para abandonarle luego a la muerte. Trabajemos por la plenitud que anhelamos, por el amor sin límites..., pero no construyamos sueños en torno al cómo y cuándo será la resurrección. Dejémosla en las manos del Padre Dios. Los cristianos esperamos la resurrección porque creemos que Jesús ha resucitado y tenemos que participar de su mismo destino. La resurrección de Jesús es la prueba más evidente para nuestra fe.

4. La gran esperanza cristiana

"Maestro, has hablado bien". Es la respuesta de algunos letrados, sin duda de la secta de los fariseos, al verse apoyados en sus creencias. Aplauden la decisión de Jesús por sinceridad o política. Mateo nos narra la reacción de la gente de forma idéntica a la registrada después del sermón de la montaña (Mt 7,28): "La gente se maravillaba de su doctrina" (Mt 22,33). Marcos no hace ningún comentario sobre ello; termina Jesús diciendo a los saduceos: "Estáis muy equivocados" (Mc 12,27).

Sólo Lucas nos dice que "no se atrevieron a hacerle más preguntas". La respuesta de Jesús parece que dejó sin ganas a los saduceos de continuar su ataque. Es la reacción lógica de personas que tienen sus verdaderos intereses en otro sitio.

El texto que hemos comentado nos invita a recordar la gran esperanza que los creyentes llevamos en el corazón. La gran esperanza que nos dice que nuestra vida no está ordenada a desaparecer con la muerte. Seguiremos amando a las personas y a las cosas, veremos desaparecer definitivamente todo dolor y toda muerte, porque nuestro Padre Dios quiere acogernos en su reino y darnos su vida para siempre. Todo esfuerzo por amar, por buscar la justicia y la paz..., no se pierde; todo lo contrario: se está eternizando desde el mismo momento en que lo realizamos. ¿Cómo? No lo sabemos, pero permanece en la vida. No se pierde nada, todo tiene sentido en un camino que lleva a la vida total. Porque creemos en la vida, amamos, luchamos, buscamos la alegría, rehuimos la mediocridad, apreciamos todo lo que es humano...

Presentar la resurrección a los hombres que nos rodean no supone discutir sobre el texto evangélico, ni aportar argumentos filosóficos o teológicos. La mejor prueba que podemos darles es vivir cada día una vida realmente solidaria con los hombres, una vida que merezca realmente eternizarse, una vida que no nos cansaremos nunca de vivir. El núcleo de nuestra fe es una esperanza en que toda prueba se transforma en gracia, toda tristeza en alegría, toda muerte en resurrección. Dios puede hacer de nosotros eso que parece imposible: hacernos felices, darnos a conocer una vida que deseemos prolongar por toda la eternidad

¿Existe en nuestra vida tanto amor que sintamos la necesidad de resucitar para vivir eternamente con todos los que amamos?
(Aporte de FRANCISCO BARTOLOME GONZALEZ,
ACERCAMIENTO A JESUS DE NAZARET- 4 PAULINAS/MADRID 1986.Págs. 61-68)

1 nov 2013

MISA PARA NIÑOS -Domingo 31 durante el Año-¡QUEREMOS CONOCER MÁS A JESÚS!


Vicaría Episcopal para Niños

Arzobispado de Buenos Aires

www.vicarianiños.org.ar

 

Domingo 31 durante el Año

Ciclo C

 

¡QUEREMOS CONOCER MÁS A JESÚS!

 

PRIMERA LECTURA:    El nombre del Señor Jesús será glorificado en ustedes, y ustedes en Él

 

Lectura de la segunda carta  del apóstol san Pablo a los cristianos de Tesalónica      1, 11-2, 2

 

     Hermanos:

     Rogamos constantemente por ustedes a fin de que Dios los haga dignos de su llamado, y lleve a término en ustedes, con su poder, todo buen propósito y toda acción inspirada en la fe. Así el nombre del Señor Jesús será glorificado en ustedes, y ustedes en Él, conforme a la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.

     Acerca de la Venida de nuestro Señor Jesucristo y de nuestra reunión con él, les rogamos, hermanos, que no se dejen perturbar fácilmente ni se alarmen, sea por anuncios proféticos, o por palabras o cartas atribuidas a nosotros, que hacen creer que el Día del Señor ya ha llegado.     Palabra de Dios.

 

SALMO  Sal 144, 1-2. 8-11. 13c-14 (R.: cf. 1)

R.
 Bendeciré al Señor siempre y en todo lugar.

Te alabaré, Dios mío, a ti, el único Rey,
y bendeciré tu Nombre eternamente;
día tras día te bendeciré,
y alabaré tu Nombre sin cesar. 
R.

El Señor es bondadoso y compasivo,
lento para enojarse y de gran misericordia;
el Señor es bueno con todos
y tiene compasión de todas sus criaturas. 
R.

Que todas tus obras te den gracias, Señor,
y tus fieles te bendigan;
que anuncien la gloria de tu reino
y proclamen tu poder. 
R.

El Señor es fiel en todas sus palabras
y bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que caen
y endereza a los que están encorvados. 
R.

 

ALELUIA        Jn 3, 16

Aleluia.
Dios amó tanto al mundo,
que entregó a su Hijo único;
todo el que cree en Él tiene Vida eterna.
Aleluia.

 

 

EVANGELIO

El Hijo del hombre vino a buscar y a salvar
lo que estaba perdido

 

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     19, 1-10

 

     Jesús entró en Jericó y atravesaba la ciudad. Allí vivía un hombre muy rico llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos. Él quería ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, porque era de baja estatura. Entonces se adelantó y subió a un sicomoro para poder verlo, porque iba a pasar por allí.

     Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: «Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa». Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría.

     Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: «Se ha ido a alojar en casa de un pecador». Pero Zaqueo dijo resueltamente al Señor: «Señor, voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le daré cuatro veces más».

     Y Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombre es un hijo de Abraham, porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido».

 

     Palabra del Señor.

 

 

APORTES PARA LA CELEBRACIÓN

 

¡QUEREMOS CONOCER MÁS A JESÚS!

 

 

DESAFÍO BÍBLICO : * Desafío del domingo anterior: Cita bíblica: “…todo el que se eleva será humillado y el que se humilla será elevado” Lc. 18, 14

 

* Desafío: proponer a los chicos que busquen una frase en la Biblia y que para el próximo domingo digan cuál es el libro, capítulo y versículo. Quien cumple el desafío ganará una golosina, un aplauso, etc. La cita bíblica propuesta puede ser: Él quería ver quién era Jesús” Lc. 19, 3

 

CANCIÓN: "Jesús y Zaqueo" Canción 2- CD Pascua 2009 http://www.vicarianiños.org.ar/musica.php



 

RECURSO

Opción 1: Dramatizar el Evangelio_Opción 2: Dramatizar “El basquetbol”.Opción 3: Explicar el Evangelio

 

Materiales previos:

Opción 1: Una escalera simulando un árbol (cubierta con hojas y ramas). Animadores que representarán a Jesús, Zaqueo, pobladores. (podemos utilizar las túnicas y los ornamentos que seguramente tenemos y usamos para el vía crucis).

 

Opción 2: Una pelota  y un aro de básquet. Dos animadores que serán los jugadores, uno muy alto y otro de baja estatura.

 

Idea general

 

Opción 1: La idea es representar el Evangelio con actores en vivo, para fijar el anuncio de la Palabra.

 

Opción 2: El jugador más alto, realiza varios tiros al aro y todos los encesta. Piensa que el más bajo no lo logrará por ser de baja estatura. Cuando el más pequeño tira al aro, también acierta. Conclusión la salvación es para todos.

 

SUGERENCIAS PARA LA PREDICACIÓN

Junto con el sacerdote que dialoga con los chicos se reconstruye el Evangelio

 

+ El evangelio de hoy, nos dice que Jesús entró en Jericó y caminaba por la ciudad. En ese lugar vivía Zaqueo, quien había escuchado hablar de Jesús. Zaqueo deseaba verlo. Cuando pasaba Jesús, como no podía verlo porque la multitud lo tapaba, se trepó a un árbol. Cuando Jesús lo vio arriba del árbol le dijo: “Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa”.

 

+ Zaqueo bajó del árbol y con alegría recibió a Jesús. Todos murmuraban diciendo: “Se ha ido a alojar en casa de un pecador”. Por su parte Zaqueo dijo: “Señor, voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le daré cuatro veces más”. “La salvación ha llegado a esta casa”, dijo Jesús.

 

+ Recordamos juntos la dramatización.

… ¿Qué vimos? ¿Qué sucedió? ¿Qué escuchamos?...¿Quiénes estaban?

 

Opción 1: Representación del Evangelio.

 

Opción 2: Nos encontramos con dos jugadores distintos: uno más alto y otro más bajo. El más alto pensaba que solo él podía tirar al aro y acertar, cuando tiró el más pequeño también embocó.

 

+ Dios quiere estar cerca de su creación, de sus creaturas: los hombres. Por eso hace 2000 años Jesús que es Dios, se hizo hombre y vivió en un lugar y en un tiempo determinado. En ese deseo de estar cerca de las personas busca a todos los hombres: altos, bajos, justos y pecadores.

 

+ Zaqueo era un pecador, eso significa que muchas cosas que hacía en su vida no estaban bien. Pero tuvo un deseo: “Conocer a Jesús”, y el encuentro con el Señor le cambió la vida, se convirtió, y trató de hacer justicia con la plata mal habida.

 

+ Miremos nuestro corazón, también nosotros muchas veces podemos hacer cosas que están mal. Pero Dios tiene mucha paciencia y como dice el Papa Francisco: “Dios no se cansa de perdonar”. Si Dios no se cansa de perdonar tampoco nosotros podemos rechazar a un hermano por más pecador que sea, o nos parezca (jugador más alto y más bajo).

 

+ Jesús viene a nuestro encuentro cada día, cada hora, cada minuto, pero depende de nuestra libertad el abrirle el corazón o no. Jesús nos busca y nos mira con cariño, con amor, con paciencia, con clemencia, etc. También muchas veces nos corrige y siempre lo hace con ternura.

 

+ Jesús fue a la casa de Zaqueo, aunque para muchos esto resultaba un escándalo. Jesús comparte la mesa y rescata a un hombre de la oscuridad: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa… porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido”.

 

+ Repetir con los chicos el mismo deseo que tenía Zaqueo ¡QUEREMOS CONOCER MÁS A JESÚS!

 

ACTO PENITENCIAL

 

Luego de cada monición se puede cantar: “Hoy te pedimos perdón” o “Papá del cielo”: www.vicarianiños.org.ar

 

* Señor, que siempre estás en los momentos difíciles. Te cantamos… o bien Señor ten piedad.

 

* Señor, que siempre nos regalas tu perdón. Te cantamos… o bien Cristo ten piedad.

 

* Señor, que nos invitas a cambiar las cosas que no nos dejan ser felices. Te cantamos… o bien Señor ten piedad.

 

ORACIÓN DE LOS FIELES

 

A cada intención respondemos: ESCÚCHANOS SEÑOR

 

1. Por el Papa Francisco y todos los pastores de la Iglesia, para que sepan mostrarnos el amor de Jesús. Oremos.

2. Por los gobernantes y dirigentes para que siempre sepan trabajar por los que más necesitan. Oremos.

3. Por las personas que no conocen o están alejadas de Dios, para que como Zaqueo quieran encontrarlo. Oremos.

4. Por todos nosotros, para que seamos buenos, pacientes y humildes con todos los que nos rodean. Oremos.

 

ORACIÓN COLECTA

Padre Bueno,que nos das muestra de tu amor inmenso, regálanos la confianza de pedir perdón,cada vez que nos equivocamos .p.J.N.S.

 

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Señor y Padre nuestro,junto al pan y al vino te ofrecemos nuestro corazón arrepentido para que lo sanes y lo hagas cada día más bueno.P.J.N.S.

 

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Papá del Cielo, que la fuerza que nos da tu Hijo Jesús en este sacramento nos ayude a seguirte y anunciarte siempre con alegría. P.J.N.S.