Palabras que contagian amor a Jesús...
"Me levanto todos los días a las siete y media de la
mañana. Podréis creerlo o no creerlo, pero es la verdad, pues antes tenía la
buena costumbre de ir a comulgar todos los días, y he comprobado que empezando
el día entregándome en manos de Dios, sale todo mucho mejor, el estudio
aprovecha más, y si no fuese por el Amo que tanto me ayuda, yo no serviría para
nada, y además, a alguien tengo que dar cuenta de todos mis actos, buenos o
malos, ¿no te parece?"
"Acabo de recibir al Señor. Fui a misa de ocho con mi
padre... Qué dulce es el Señor, ¿verdad? Cómo atrae y de qué manera. Mira, a la
puerta del Cenáculo se está muy bien, y viéndole repartir el pan a sus
discípulos, siempre quedan unas migajas para ti, ¿no te parece?... El te las
da, y llenan de tal manera... ¡Qué bueno es Jesús! Te manda con una tierna
mirada acercarte, contarle tus cosas, consolarle... Todo desaparece: los
discípulos e incluso tú mismo... El lo llena todo. ¡Qué bueno es Jesús!
Entonces no hay penas ni alegrías, no sabemos qué decir... No podemos; quedamos
abismados en su regazo, y El, entonces, habla al alma con una dulzura tan
grande... ¡Qué bueno es Jesús! y cómo nos quiere. Te aseguro que es para
deshacerse.
Déjale hacer a El y ya verás; e aseguro que con una buena
comunión tendríamos bastante para toda la vida, si supiéramos hacerla... Pero
somos tan miserables."
"Estoy tan contento, aunque hoy me falta algo..., no he
podido ir a comulgar; no me ha despertado mi padre... Los días que no recibo al
Señor, estoy como descentrado y echando de menos algo que para mí es
todo."
"Hoy en la santa comunión, cuando tenía a Jesús en mi
pecho, mi alma nadaba en la enorme e inmensa alegría de poseer la Verdad... Me
veía dueño de Dios y Dios dueño de mí... Nada deseaba más que amar
profundísimamente a este Señor que en su inmensa bondad consolaba mi corazón
sediente de algo que yo no sabía lo que era y que en la criatura buscaba en
vano, y el Señor me hace comprender, sin ruido de palabras, que lo que mi alma
desea es El... Que la Verdad, la Vida y el Amor es El... Y teniéndole a El,
¿qué busco? ¿qué pido?..., ¿qué quiero?"
"Multitud de sagrarios existen en la redondez de la
tierra, pero solamente un Dios, que es Jesús Sacramentado. Consoladora verdad
que hacer estar tan unidos el monje en su coro, el misionero en tierra de
infieles y el seglar en su parroquia. Ni hay distancias, ni hay edades... Al
pie del Sagrario estamos todos cerca, Dios nos une. Pidámosle por mediación de
María que, algún día allá en el cielo, podamos contemplar a ese Dios que por
amor al hombre, se oculta bajo las especies de pan y vino"
"En este momento de empezarte a escribir, llego del
convento de las Esclavas. Son las seis y media. Allí, delante del Señor y con
tu carta en el bolsillo, casi lloro de alegría... ¡Cuánto me quieres Señor!
Mira, a Jesús fui a contárselo todo como siempre que recibo carta tuya...
Primero hice un acto de agradecimiento. El me trata como no merezco. En fin,
para qué te voy a decir lo de siempre. Después considerando delante de El unas
cosas que me dices... Yo se lo dije al Señor y nos reímos los dos un poco... Me
estuve en la iglesia hasta que me echaron... ¡Qué feliz soy! ¡Cómo me quiere
Jesús!"
"En este momento llego de hacer la visita al Señor en
las Esclavas... Fui a decirle todo lo que te he dicho en esta carta... Se me
pasó el tiempo volando."
"El mundo no sabe que Jesús está en el Sagrario, que no
hace más que esperar a que sus hijos vayan un ratito, aunque no sea más que un
minuto, a estar con El."
"Se ofrece en el Sagrario, donde está día y noche,
exclusivamente para atenderme en todo lo que le pida..."
"Alegrémonos de que es Dios quien nos llama y quien nos
espera en el Sagrario"
"Jesús está en el Sagrario. Allí recibe a sus amigos,
allí los consuela, los cura y los perdona."
"Quisiera estar arrodillado ante tu Sagrario día y
noche."
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