ELECCION Y MISION DE LOS 72 ...
«Después de esto, el Señor designó a otros Setenta» (10, la). En paralelo con
la elección y misión de los Doce, Lucas, y solamente él, narra la designación y
la misión de los Setenta. Puede muy bien afirmarse que esta segunda llamada es
una creación de Lucas. Los evangelistas son muy libres no sólo en la elección
de los materiales, sino en la creación de nuevas situa-ciones, escenas o
discursos, con tal de adaptar el anuncio del mensaje a la nueva situación que
viven sus comunidades, al tiempo que reflejan los problemas del presente. No
redactan una crónica, con noticias como las que nos sirven los periódicos, la
radio o la televisión. Quieren comunicar una «buena noticia» (¡de malas
noticias ya tenemos bastantes!), una noticia que les ha afectado profundamente
y que se ha traducido en una expe-riencia de vida. Por eso Lucas, una vez que
ha sido proclamada la buena noticia de Jesús a hombres que no tenían nada que
ver con el judaísmo y ha encontrado entre los paganos una acogida sin igual,
trata de averiguar los motivos que han producido ese impacto situando la escena
-mediante el procedimiento literario del doblete- en el tiempo de Jesús. Se
anticipa así la respuesta que éste habría dado, si hubiese estado presente,
ante aquella situación completamente nueva. En el fondo, es una muestra
fehaciente de la conciencia que tiene la comunidad de que Jesús está vivo y de
que sigue hablándole, como decía san Ignacio, el obispo de Siria, a los
cristianos de Efeso: «Vosotros no hagáis caso a nadie más que a Jesús Mesías,
que sigue hablándoos realmente» (Ef 6,2).
Valiéndose de la misión de los Doce (6,13) como de paradig-ma, Lucas redacta
ahora una nueva bajo el signo de la universa-lidad, a fin de dar perfiles definidos
a la nueva llamada de discí-pulos que acaba de realizar en territorio
samaritano (9,57-62). La misión de los Doce, tanto en territorio judío (9,1-10)
como en territorio samaritano (9,52-53) -si bien, como es obvio, por razones
opuestas-, ha sido un verdadero fracaso. Jesús, sin embargo, no se desanima.
«Después de esto», de la llamada de nuevos discípulos (tres también -cf
5,1-11-, pero anónimos), «designó el Señor a otros Setenta», además de los
Doce. Mientras aquéllos ejemplificaban el nuevo Israel (las doce tribus), los
se-tenta tenían que representar la nueva humanidad (según el cóm-puto judío,
las naciones paganas eran en número de setenta). «El Señor» hace referencia al
Resucitado. (La variante «Setenta y dos», contenida en numerosos manuscritos y
adoptada por muchos traductores, constituye un intento de reconducir la
aper-tura a la universalidad, esbozada en el número «siete/setenta», al recinto
de Israel, delimitado por un múltiplo de «doce» [6 x 12 = 72].)
1. Josep Rius-Camps, El Éxodo del Hombre libre. Catequesis sobre el Evangelio
de Lucas, Ediciones El Almendro, Córdoba 1991
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