El P. Patricio Hileman, encargado de formar capillas de Adoración Perpetua en Latinoamérica, compartió el conmovedor testimonio de Diego, un niño de 8 años en México cuya fe en Jesús Sacramentado transformó la realidad de su familia marcada por problemas de maltrato, alcoholismo y pobreza.
La historia ocurrió en Mérida, capital del Estado de Yucatán, México, en la primera capilla de adoración perpetua que establecieron los Misioneros de Nuestra Señora del Santísimo Sacramento en esa ciudad.
El P. Hileman relató a ACI Prensa que el pequeño escuchó en una de sus charlas “que si se apuntan en la madrugada Jesús los va a bendecir cien veces más”.
“Yo venía hablando de que Jesús invitaba a sus amigos a la Hora Santa. Jesús les dice ‘¿no pueden velar una hora conmigo?’, tres veces se los dice y se los dice en la madrugada”, recordó el sacerdote argentino.
Las palabras del sacerdote hicieron que el niño decidiera apuntarse a las 3:00 a.m. algo que llamó la atención de su madre, a quien le explicó que lo haría porque “quiero que papá deje de tomar, deje de pegarte y dejemos de ser pobres”.
Durante la primera semana la mamá lo acompañó, y en la segunda semana invitó a su papá.
“Al mes de que comenzaron a ir a la Adoración Perpetua. El papá dio el testimonio de que experimentó el amor de Jesús y se sanó” y después “se volvió a enamorar de la mamá en esas horas santas”, señaló el P. Hileman.
“El papá dejó de tomar, dejó de pelearse con la mamá y dejaron de ser pobres. Por la fe de un pequeñito de 8 años toda la familia se sanó”, afirmó.
Este es uno de los muchos testimonios de conversión que, según el P. Hileman, ocurren en las capillas de Adoración Perpetua, una iniciativa a cargo de los Misioneros de Nuestra Señora del Santísimo Sacramento, comunidad de la cual es fundador.
El sacerdote explicó que la historia de esta iniciativa se remonta a 1993 en Sevilla (España), San Juan Pablo II manifestó su deseo de que “cada parroquia del mundo pudiera tener su capilla de adoración perpetua, donde Jesús estuviera expuesto en el Santísimo Sacramento, en una custodia, solemnemente adorado día y noche sin interrupción”.
Recordó también que “San Juan Pablo II hacía 6 horas de adoración por día, sus documentos los escribía con el Santísimo expuesto y una vez por semana pasaba toda la noche en adoración. Ese es el secreto de los santos, ese es el secreto de la Iglesia: estar centrados y unidos a Cristo”.
El P. Hileman lleva más de 13 años encargado de la misión en Latinoamérica, donde ya existen 950 capillas de adoración perpetua.
México lidera la misión con más de 650 capillas.
También están presentes en Paraguay, Argentina, Chile, Perú, Bolivia, Ecuador y Colombia.
“El mismo Jesús que seguimos adorando, amando, y que nos da la fuerza para poder apreciar cada vez más el sacramento de la Eucaristía”, sostuvo el sacerdote.
Fuente: Aciprensa
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