13 dic 2018

«Un aspecto de la Eucaristía que a los niños a partir de la primera edad captan profundamente es el del «Sacramento del Don», expresión que corresponde a «Sacramento de la Alianza». Se trata del aspecto esencial de la Eucaristía, que involucra en el gozo del don que se recibe y al cual, por la naturaleza dinámica del don mismo, de diversas maneras, estamos llamados a responder.
Sabemos cómo también los niños más pequeños captan este aspecto de la Eucaristía a través de los gestos litúrgicos: en la Epíclesis «vemos» el don que viene de lo alto; en el gesto de la Ofrenda que acompaña la doxología final «vemos» la respuesta que ante este damos al Padre junto con Cristo y con toda la comunidad de los creyentes, expresando en el Gesto de la Paz el vínculo que nos une. Las palabras de Jesús en la Última Cena nos dicen cuál es el don que nos es dado. Sabemos cómo la riqueza del lenguaje litúrgico ayuda a los niños a sumergirse en una realidad que los atrae y en la cual y sitúan con las capacidades de disfrutar propias de su edad. Es evidente la incidencia profunda de todo esto en la orientación de la vida y por lo tanto en la formación de la persona moral». Sofía Cavalletti, «Potencial Religioso del niño entre los 6 y los 12 años de edad» Capítulo 13.


«La Misa es este maravilloso intercambio de dones entre el cielo y la tierra, o mejor dicho, es la culminación de todos los dones que el Padre hace a los hombres, y culminación de todas las maneras a través de las cuales el hombre trata de responder como puede, al don recibido.
Los medios de los cuales nos servimos para presentar la Misa como «Sacramento del Don» son dos gestos: La imposición de las manos (o cheirotonia) que acompaña la invocación al Padre para que mande al Espíritu Santo a transformar el pan y el vino, el segundo es el de la Ofrenda que concluye la oración eucarística, cuando el sacerdote levanta al mismo tiempo el pan y el vino consagrados para ofrecerlos al Padre: por Cristo, con Él y en Él. Los dos gestos son complentarios y expresan de manera evidente, el primero, el don que viene de lo alto, la iniciativa divina, y el otro la respuesta que desde la tierra se alza hacia el cielo. De aquí resulta una presentación global y esencial de la realidad de la Misa, y un modo eficaz e inmediato de iniciar a los niños a un punto fundamental de la teología bíblica: la teología de la Alianza» Sofia Cavalletti, Potencial Religioso del Niño de 3 a 6 años Capítulo 4.






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