Ciclo C Domingo
del Corpus Christi
1. Palabra de Dios
En la fiesta del Corpus que
se celebra en esta jornada se desea resaltar el misterio de la Presencia de
Cristo en la Eucaristía. Se celebra el jueves des-pués del domingo de la Stma
Trinidad. Pero se traslada a domingo siguiente, en donde el jueves no es festivo.
Se aprovecha la jornada para recordar el mensaje de Jesús cuando decía, «Mi
carne es verdadera comida, y mi Sangre verdadera bebida; el que come mi Carne,
y bebe mi Sangre, en Mí mora, y Yo en él.» (Jn. 6, 56-57). Esta promesa se
cumplió cuando en la Ultima Cena insti-tuyó el misterioso y adorable sacramento
del pan y del vino.
Lectura. Lucas 9. 11-17
Lucas nos recuerda la
multiplicación de los panes y de los pe-ces que hizo el Señor para dar de comer
a la multitud que le seguía. Hermoso signo de la Eucaristía que hoy recuerda la
Iglesia, indicando que su cuerpo es alimento y es suficiente para satisfacer a
todos los que escuchas sus palabras y le siguen.
En aquel tiempo los
apóstoles regresaron y le contaron cuanto habían hecho. Y él, tomándolos
consigo, se retiró aparte, hacia una ciudad llamada Betsaida. Pero las gentes
lo supieron, y le siguieron; y él, acogiéndolas, les hablaba acerca del Reino
de Dios, y curaba a los que tenían necesidad de ser curados. Pero el día había
comenzado a declinar, y acercándose los Doce, le dijeron: "Despide a la
gente para que vayan a los pueblos y aldeas del contorno y bus-quen alojamiento
y comida, porque aquí estamos en un lugar deshabitado." El les dijo:
"Dadles vosotros de comer." Pero ellos respondieron: "No
te-nemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos nosotros a
comprar alimentos para toda esta gente." Pues había como 5.000 hombres. El
dijo a sus discípulos: "Haced que se acomoden por grupos de unos
cincuenta." Lo hicieron así, e hicieron acomodarse a todos. El tomó
entonces los cinco panes y los dos peces y levantando los ojos al cielo,
pronunció sobre ellos la bendición y los partió. Y los iba dando a los
discípulos para que los fueran sir-viendo a la gente. Comieron todos hasta
saciarse. Se recogieron los trozos que les habían so-brado: doce canastos.
Comentario sobre las lecturas
La fiesta del Cuerpo del
Señor se comenzó a celebrar en Lieja en 1246, y se extendió a toda la Iglesia
occidental por el Papa Urbano IV en 1264, teniendo como finalidad proclamar la
fe en la presencia real de Jesucristo en la Eucarist-ía. El deseo de adorar a
Cristo presente dio origen a un culto paralelo al de la celebración sacrificial
de la Eucaristía, con la exposición solemne del pan sa-grado y con las
procesiones con el Santísimo Sacramento que se extendieron con profusión en
muchos lugares cristianos.
Este es el día de la
devoción a la presencia de Cristo en la Eucaristía en sí misma, ocasión para
creer y adorar, pero también para conocer mejor la rique-za de este misterio a
partir de las oraciones y de los textos bíblicos asignados en los tres ciclos
de las lecturas.
El recuerdo de Melquisedec y
la multiplicación de los panes y de los peces son dos hermosos símbolos de
referencia de los que es la Eucaristía, en esta jornada se venera con
agradecimiento y admiración.
Se nos recuerda el poder
multiplicador que este santísimo Sacramento tiene. Es un sacramento y un
sacrificio de la Nueva Alianza. Es el signo de la amistad entre el hombre, el
que comulga, y el mundo simbolizado en el pan y el vino. Jesús escoge un signo
de alianza y de vida, como hizo Melquisedec cuando daba gracias a Dios por la
victoria de Abraham con el vino y el pan
Y es el signo de la amistad
universal, pues Jesús dio de comer a todos los que iban a escucharle sin
preguntarle si había aceptado su palabra o no habían creí-do sus mensajes.
Simplemente les dio a comer del pan que preparó para todos y de los peces que
también llegaron a la multitud. Así es el la Eucaristía y por eso es el
fundamento de la "alianza nueva y eterna" de Dios con el hombre y del
hombre con Dios. Si llegase a faltar el sacramento y el sacrificio del altar,
habría que inventar otro signo de comunión. Pero Jesús quiso que quedara claro
que era El mismo quien elegía este maravilloso signo de gracia y de amor.
La Iglesia lo ensalza en
esta jornada de plegarias y de procesiones. Recuerdo con esas devociones que
fomenta que los cristiano tiene que sentirse dichosos y alegres por la
salvación que Cristo les ha traído. Por eso consideramos la Eucaristía como la
renovación de la Ultima Cena y la reviviscencia del sacrificio de la Cruz
En este sentido la
Eucaristía se convierte en fuente de alimentación de todos los que siguen a
Jesús. Con su sacrificio todos los que siguen a Jesús se puede alimentar. Es lo
que significa la participación sacrificial que llamamos común unión o comunión.
El sacerdote hace, como mediador de Cristo, el acto reparti-dor del alimento
que se ha ofrecido a Dios. Se cumple con su acto de repartir las palabras de
Jesús: tomad y comed todos. Esto es mi cuerpo.
En la ofrenda previa y en la
consagración, que son los actos litúrgicos que todas las liturgias cuidan con
esmero y ensalzan con sentido de misterio, se repite la invitación a comer para
que haya vida y todos tengan la comunión con el que está en ese alimento. Por
eso el acto sacrificial de la Eucaristía tiene un valor y un significado
espiritual en cuanto misterio; pero también tiene una di-mensión social de
fraternidad, de solidaridad, en cuanto gesto de cercanía y de amistad. El pan y
el vino se convierten en la eucaristía en símbolo de todo lo que lleva la
asamblea eucarística, por sí misma, en ofrenda a Dios y que ofrece en espíritu
a Dios: el amor a los hermanos, el recuerdo de la salvación, la renova-ción del
misterio de la presencia de Jesús.
Todos los que participan con
fe en la Eucaristía saben que asisten a un es-pectáculo misterioso que está más
allá de los que entra por los sentidos.
Las luces y las flores, los
cantos y los gestos, las palabras de la plegaria están recordando que más allá
de los que entra por los ojos hay un misterio salvador, eterno y cautivador que
acontece en el altar.,
La recepción de Jesucristo
sacramentado bajo las especies de pan y vino en la sagrada Comunión y en el
contexto de una celebración recordatoria de la Ultima Cena es lo esencial en el
sacrificio. Pero la conservación del pan consa-grado para los enfermos, los
prisioneros o los caminantes se inició en los prime-ros tiempos cristianos y
luego se transformó en un culto intenso a ese santo sacramento de permanencia.
La comunión o participación
del pan de la celebración significa y verifica el alimento espiritual del alma.
Y así, en cuanto que en ella se da la gracia invisible bajo especies visibles,
hace de sacramento o singo sensible de la gracia que Dios otorga por su medio. Jesús
al instituir la Eucaristía dio a sus seguidores un paz de ángeles, un signo de
ayuda y de presencia, un motivo de fe, un regalo singular y maravilloso. A
través de é nos transmite su gracia, su presencia viva, su amor y su motivo de
fraternidad entre los que le siguen y le declaran como Señor
Al referirnos a la
Eucaristía como Comunión, estamos proclamando nuestra unión entre todos los
cristianos y nuestra adhesión a la Iglesia con Jesús. Por ello, la Eucaristía
es un sacramento de unidad de la Iglesia, y su celebración sólo es posible
donde hay una comunidad de creyentes.
La misma noche que Jesús
instituyó la Eucaristía, instituyó el mandamiento del amor. Por lo tanto, la
Eucaristía y el amor a los demás tienen que ir siempre juntos. Jesús instituye
la Eucaristía como prueba de su inmenso amor por noso-tros y pide a los que
vamos a participar en ella, que nos amemos como El nos amó. Y, en este sentido,
la Eucaristía tiene que estar necesariamente atendido por el Sacramento de la
Reconciliación pues el recibir el "alimento de vida eter-na" exige
una reconciliación constante con los hermanos y con Dios Padre.
La festividad del “Cuerpo de
Cristo” es la jornada que, nacida de la piedad popular a este misterio, cobró
cierta importancia en la Iglesia y en los ambientes católicos, como reacción
contra la negación de la presencia divina en el pan por parte de los
reformadores del siglos XVI. La Iglesia anuncia con alegría esa cer-canía
divina e invita a dar gracia a Dios por tan singular regalo .
3. Esquema sintético de una
catequesis
Experiencia: cantico
Eucaristico
* Canta lengua, el
misterio del cuerpo glorioso y de la sangre preciosa que el Rey de las
naciones, fruto de un vientre generoso, derramó como rescate del mundo.
* Nos fue dado, nos nació
de una Virgen sin mancilla; y después de pasar su vida en el mundo, una vez
esparcida la semilla de su palabra, terminó el tiempo de su destierro dando una
admirable disposición.
* En la noche de la
última cena, recostado a la mesa con los hermanos, des-pués de observar
plenamente la ley sobre la comida legal, se da con sus pro-pias manos como
alimento para los Doce.
* El Verbo hecho carne
convierte con su palabra el pan verdadero con su carne, y el vino puro se
convierte en la sangre de Cristo. Y aunque fallan los sentidos, basta la sola
fe para confirmar al corazón recto en esa verdad.
* Veneremos, pues,
inclinados tan gran Sacramento; y la antigua figura ce-da el puesto al nuevo
rito; la fe supla la incapacidad de los sentidos
* Al Engendrado del Padre
y al engendrador, sea dada la alabanza y el júbi-lo, el honor, las gracias y el
honor, Sean dada la bendición también al que Procede de ambos. Amen
Participación
Se puede luego diseñar una
celebración de una misa de acción de gracias, al terminar de explicar y de
concursar con la procesión preparada. También por grupos los catequizandos o
los escolares preparan los diversos pasos de la Eucaristía: a) Ambientación, b)
Lecturas, c) Ofertorio con sus gestos y peticio-nes, d) motivación del Padre
nuestro y la paz, e) Comunión y f) Despedida. Seis grupos o seis responsabilidades.
Interiorización
El ideal sería tener una
Eucaristía de grupo de clase siguiendo el itinerario preparado y dando el mayor
protagonismo a los mismos que lo han prepara-do.
4. Ejercicios que se pueden
hacer
Para pequeños.
Trazar un plano para realizar
una procesión eucarística, disponiendo una parada en sitios estratégicos, en
casa de un enfermo, en la escuela, en la pa-rroquia donde alguno ha hecho la
primera comunión, etc… El itinerario supone que cada uno explica por que Jesús
en la Eucaristía se para y que se le puede decir, pedir, escuchar en silencio o
rezar en el corazón
Con niños medianos
Preparar y explicar un
vocabulario eucarístico: cáliz, patena, altar, custodia, sagrario, cirio,
especies, pan, vino, fracción del pan, misa, consagración, ben-dición,
celebración, sacerdote, etc. (Algunos habrá que dejarlos para los teólo-gos,
transubstanciación, epiclesis, anamnesis, transfinalización, etc) Los términos
pueden estar mejor adaptados a la edad. Pero conviene que sean cla-ros y se les
enseñe de cara a que un día los entienden, si en el presente no se comprenden
del todo. Buen medio es que lean un texto escrito, el catecismo o el libro de
clase, y que ellos seleccionen. El catequista o el profesor pueden tener
preparados los suyos. Con unos doce o quince, puede resultar suficiente para
niños medianos. Lo importante no es el vocabulario, sino el significado. Se
puede aprovechar para explicar término y conceptos y sobre todo para invi-tar a
desarrollar la fe en lo que hay detrás de todo ello.
Al final se puede hacer un
esquema, un mapa conceptual o un gráfico en donde se coloquen todos estos
términos.
El ideal es alguna
Eucaristía de cuando en cuando, sobre todo desde que los niños han hecho la
primera comunión. Es decisivo el renovar las actitudes de los primeros
comulgantes y convertirlas en un hábito normalizado, domini-cal sobre todo.
Cada Eucaristía se presta a
una catequesis hermosa sobre un aspecto del inagotable misterio de la presencia
de Cristo y del Memorial de la Utima Cena renovada cuantas veces hacemos lo que
el mismo Jesús mando repetir .
Para mayores y
preadolescentes
Hacer un debate sobre lo que
la gente piensa de la Eucaristía, de la misa, de la presencia de Cristo en las
especies de pan y vino, de la misa dominical, de las procesiones… Cada uno
puede preparar cinco o seis cuestiones y se lanza a recoger opiniones de diez o
doce personas. Se ponen las respuestas en común y el educador aprovecha para ir
clarificando conceptos. Expone la enseñanza de la iglesia. Y aconseja a los catequizandos
que hay que ser respetuoso con las opiniones de los demás, aunque cada uno debe
saber lo que enseña la Iglesia
Vocabulario
básico. Corpus Christi, Eucaristía, Transubstanciación