Vamos a leer algunos textos del Apocalipsis a lo largo de varios
encuentros, teniendo en cuenta:
• La situación en que fue escrito.
• El lenguaje simbólico.
• El mensaje para los hombres de aquella época y para nosotros en la
actualidad.
• Que el objetivo del libro es hablar del triunfo definitivo de Dios en
la historia.
Insisto en comentar que, a veces, hay quienes me cuestionan que trabaje
este texto con niñas y niños de once o doce años.
Sin embargo, teniendo en cuenta lo que leen y las películas que ven,
este texto no les aporta nada extraordinario. Es más, muchas de las películas
de terror o relacionadas con el fin del mundo se basan o toman textos, muchas
veces en forma errónea, del Apocalipsis.
En el primer encuentro se trabajó Apocalipsis 1, 9-20 y nos hicimos
algunas preguntas:
• ¿Qué mensaje de esperanza podemos dar al mundo de hoy?
• ¿Tenemos esperanza o creemos que lo que está mal seguirá mal?
A continuación de ese texto encontramos las cartas a las siete Iglesias.
Sugiero saltear estos capítulos explicando brevemente que se trata de un
mensaje que Dios le envía a todo el mundo, las siete Iglesias representan a
toda la Iglesia y a todos los que quieran oír este mensaje. Pero, vamos a
seleccionar algunos textos porque lo que vamos a hacer es una introducción al
Apocalipsis teniendo en cuenta los puntos que figuran al comienzo de esta nota.
Primera parte
Partimos del la pregunta de cómo nos imaginamos que es Dios y cuál es su
tarea o cómo interviene en el mundo de hoy.
Muchas veces nos preguntamos por qué existen los terremotos, por qué
nacen niños enfermos, por qué hay guerras o por qué hay millones de personas
que mueren de hambre o de sed.
¿Qué hace Dios? ¿Es un Dios distraído, es un Dios que nos abandonó, que
nos deja para que nos arreglemos solos…?
Suele ocurrir que los niños imaginen a Dios como un abuelo, o se lo
imaginan con cuerpo.
Lo importante es que el catequista ayude a la reflexión. Si dicen que se
lo imaginan como un abuelo, hay que preguntar qué características tiene un
abuelo: tranquilo, no reta, deja hacer cualquier cosa, mima, es severo… Las
respuestas van a variar de acuerdo a la experiencia de los niños.
¿Cómo es el Dios que aparece en el Apocalipsis? ¿Cómo es ese Dios que,
según este texto, no abandona al hombre, sino que le promete que al final e
bien triunfará? ¿Cómo lo acompaña y ayuda en la vida cotidiana?
Proclamación:
Leemos Apocalipsis 4, 1- 11
El texto se lee una vez y, con la Biblia abierta, el catequista va
comentándolo e intercambiando con los niños. Si ayuda y a los niños les gusta,
se puede hacer un dibujo del texto por grupos o de a dos o tres.
Después tuve la siguiente visión: Había una puerta abierta en el cielo,
y la voz que había escuchado antes, hablándome como una trompeta, me dijo:
«Sube aquí, y te mostraré las cosas que deben suceder en seguida».
La puerta abierta indica que hay una comunicación entre el cielo, lugar
donde el autor ubica a lo divino y este mundo.
Podemos hablar con Dios, comunicarnos con él, él interviene en nuestra
historia y nosotros podemos compartir algo de su divinidad.
«En ese mismo momento, fui arrebatado por el Espíritu y vi en el cielo
un trono, en el cual alguien estaba sentado. El que estaba sentado tenía el
aspecto de una piedra de jaspe y de ágata. Rodeando el trono, vi un arco iris
que tenía el aspecto de la esmeralda.
Y alrededor de él, había otros veinticuatro tronos, donde estaban
sentados veinticuatro Ancianos, con túnicas blancas y coronas de oro en la
cabeza. Del trono salían relámpagos, voces y truenos, y delante de él ardían
siete lámparas de fuego, que son los siete Espíritus de Dios».
• ¿Qué sensación nos da este texto?
• ¿Quién es el que está en el trono?
• ¿Qué importancia se le da?
• ¿Qué nos dice de Dios?
• Es la imagen de un Dios poderoso y rodeado de personas que comparten
parte de su gloria, por eso tienen también un trono y coronas de oro.
«Frente al trono, se extendía como un mar transparente semejante al
cristal. En medio del trono y alrededor de él, había cuatro seres vivientes,
llenos de ojos por delante y por detrás. El primer ser viviente era semejante a
un león; el segundo, a un toro; el tercero tenía rostro humano; y el cuarto era
semejante a un águila en pleno vuelo. Cada uno de los cuatro seres vivientes
tenía seis alas y estaba lleno de ojos por dentro y por fuera. Y repetían sin
cesar, día y noche…».
Esta última parte nos muestra a Dios reconocido y alabado por los
hombres. Cada uno de los seres vivientes, van a acompañar a uno de los
Evangelios.
• ¿Cómo vemos al Dios que nos presenta este texto? ¿Cercano, lejano,
triunfante, poderoso, débil…?
Respuesta:
Reescribimos la imagen de Dios que habíamos escrito en la primera parte.
• ¿Cómo nos relacionamos con este Dios?
• ¿La imagen de Dios que tenemos es la misma a través de los años?
Nuestra imagen de Dios cambia, pero él es el mismo, siempre presente en
nuestra historia. Como los primeros cristianos, nosotros también podemos
sentirnos perseguidos o, en determinados lugares, ocultamos que somos
cristianos. Sin embargo, si dejamos actuar a Dios en nuestra vida, podremos
disfrutarla de una forma más íntegra.