8 jun 2011

CREADOS PARA AMAR Y SER AMADOS

El fruto del silencio es la oración. El fruto de la oración es la fe. El fruto de la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio. El fruto del servicio es la paz.

Queridos jóvenes de hoy: el mal más grande de nuestros días es la falta de amor y caridad, la terrible indiferencia hacia los hermanas y hermanas, hijos de Dios, nuestro Padre celestial, que viven marginados, presa de la explotación, de la corrupción, de la pobreza y de la enfermedad.

Puesto que la vida se abre ante vosotros, pido al Señor que comprendáis cada vez más profundamente su auténtico sentido. Hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios, que es Amor. Hemos sido creados por la mano de Dios, Amor infinito, para amarlo y ser amados por Él. Dios se hace uno de nosotros, nuestro hermano Jesús, para ayudarnos a comprender qué es el Amor, para enseñarnos a amar.

El servicio más grande que podéis hacer a alguien es conducirlo para que conozca a Jesús, para que lo escuche y lo siga, porque sólo Jesús puede satisfacer la sed de felicidad del corazón humano, para la que hemos sido creados.

La vida es un don maravilloso de Dios y todos han sido creados para amar y ser amados. Ayudar a los pobres material y espiritualmente, más que un deber es un privilegio, porque Jesús, Dios hecho Hombre, nos ha asegurado: "Cuando hagáis a uno de estos hermanos míos más pequeños, me lo hacéis a mi."

Cuando ayudamos a otra persona nuestra recompensa es la paz y el gozo, porque hemos dado un sentido a nuestra vida y ya no estamos aislados. No dejéis que falsas metas de la vida—dinero, poder, placer—os conviertan en esclavos y os hagan perder el auténtico sentido de la vida.

Aprender a amar tratando de conocer cada vez más profundamente a Jesús, de creer firmemente en él, de escucharlo en la oración intensa y en la meditación de sus palabras y de sus gestos, que revelan perfectamente el amor, y entraréis en la corriente del Amor divino que hace partícipes a los otros del amor. Sólo en el cielo veremos cuán grande es nuestra deuda hacia los pobres por habernos ayudado a amar mejor a Dios. Que Dios os bendiga.

Madre TERESA (A los jóvenes

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