28 mar 2013

“No puedo imaginarme un mundo sin Dios"


“No puedo imaginarme un mundo sin Dios"

 


Los niños no sólo poseen un mundo espiritual muy rico, sino que también creen en la existencia de una energía divina. Las caras de Dios son diversas y sorprendentes en la mente infantil, prueba un estudio antropológico.


 

 ¿Qué lugar ocupa Dios en el mundo de los niños, entre Harry Potter y el Game Boy? Es una opinión muy difundida que los niños están a merced de los medios, que los atrapa varias horas por día en sus mundos artificiales. La televisión les proporciona innumerables posibilidades de identificación con sus personajes favoritos, y los videojuegos hacen que vivan por momentos aventuras en las que siempre encuentran una salida, con puntos extra a favor. Esto haría pensar que los valores espirituales se van perdiendo y que los niños no crecen con una imagen de Dios, a no ser que dichos valores se transmitan en el día a día familiar o escolar.

 Una antropóloga alemana de la Universidad de Oldenburg, Ilse Flöter, investigó si Dios aparece en las mentes y en los corazones de los niños, y obtuvo resultados sorprendentes, especialmente en aquellos que no reciben una educación religiosa.

 Dios es amor

 El estudio se realizó en Alemania y se basó en preguntas hechas a 108 niños de 10 años en una escuela primaria acerca de cómo se imaginan a Dios.  Los escolares se dividieron en tres grupos: los que no recibían educación religiosa de ningún tipo, los musulmanes y los cristianos. La mayoría de los niños lo ve con la apariencia del “padre bondadoso” tradicional en las religiones cristianas.

 “Los niños tienen una gran necesidad de hablar sobre religión, pero no en público, sino en círculos pequeños”, comenta Ilse Flöter. Un aspecto importante de la espiritualidad infantil radica en que imaginan a Dios y desarrollan un vínculo espiritual con una figura divina, aunque no gocen de una educación religiosa. Esto parece ser una constante en el estudio, según Flöter. La antropóloga comenta también la gran disposición y entusiasmo de los chicos en participar de la encuesta. “El deseo de hablar con alguien de lo que piensan sobre Dios y la religión es enorme. Me asediaban ellos con preguntas”, dice.

 Los diversos 'rostros' de Dios

 “Me imagino a Dios así: es grande y lleva una túnica blanca. Irradia un brillo dorado, una luz”. “Creo que está en el cielo. A veces, cuando cae el sol, me imagino que está dentro de él”. “Me imagino que camina sobre las nubes”. “Cuando pienso en Dios, lo veo grande como un ángel y un poquito fuerte, porque tiene mucho que hacer, crear la tierra y ayudar a los seres humanos”. “Una mano enorme que sostiene el mundo, y un manto gigante que lo protege”, son los comentarios de algunos niños.

 Otros chicos realizan una síntesis entre su mundo y la religión. Uno, por ejemplo, piensa que “Dios es algo así como una organización externa”. Otro dice que “Dios está sentado.en una nave, rodeado de muchos extraterrestres, y cada uno tiene una computadora y es responsable de una persona”.

 Una escolar dijo que “la primera vez que pensé en Dios fue al comenzar el primer grado. Antes no sabía que  existía Jesús o Dios”. La mayoría de los niños se caracterizaba por haber recibido poca o ninguna orientación religiosa en su hogar, y lo notable es que las fantasías eran las mismas en protestantes, musulmanes o católicos: Dios es bondadoso y protege a los humanos, no es un Dios amenazante ni castigador. La gran diferencia la marcaron los niños de familias protestantes muy devotas. Para ellos, Dios puede ser malo y vengativo. Esto los lleva, en parte, a sentir miedo.

 Para los niños Dios es uno solo

 Según Ilse Flötner, los niños musulmanes, de los cuales ninguno provenía de familias fundamentalistas, relacionaron a Dios con amor, protección y ayuda. Pero el juicio después de la muerte también era .importante. Los niños protestantes son educados, según el estudio, bajo estrictas normas religiosas en la familia y en la comunidad. Entre ellos Dios tiene apariencia amenazante. Aunque el estudio no es representativo en cuanto a los niños musulmanes y los protestantes, ya que se trató de una minoría, Flöter asegura que su trabajo confirma la tesis psicoanalítica de C.G. Jung, sobre la religión como expresión elemental de la psiquis humana. “La necesidad de creer en Dios parece ser una de las constantes antropológicas que no cambian a través de las épocas con las diversas condiciones de socialización. En cuanto a la importancia de una educación religiosa, Flötner piensa que „se debe comprobar si, en el anhelo de los niños por Dios, se respeta su mundo individual y no se está contribuyendo a la división del mundo por la religión”. Cristina Papaleo

 

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