19 abr 2013

CÓMO PRESENTAR UN RELATO BÍBLICO A LOS NIÑOS.

 Insisto en la importancia de utilizar métodos variados en la presentación de un relato bíblico: orales, visuales, gestuales, pero también hay que tener  algunos criterios y aspectos en cuenta  a la hora y el momento de la presentación (ni el antes ni el después) del relato bíblico .

Damos por supuesto que antes de presentar el relato se ha trabajado suficientemente la oportuna motivación: sensorial, cognitiva, afectiva,... Ahora ¿qué hacer?

1. ¿Estás preparado/a? Los relatos escogidos son (Jn 1, 45-50 y Mc 11, 12-14.20-25) son, sin duda, llamativos, chocantes, diría que incluso conflictivos ¿No suscitarán preguntas difíciles por parte de los niños  y conclusiones no deseadas? ¿No les sorprenderá que Jesús, que es tan bueno, liquide fulminantemente a la higuera, trate tan mal a la naturaleza? ¿No parece demasiado caprichoso, irritable, con un pronto de mal genio nada educativo? ¿Y no les resultará demasiado interesante su poder adivinatorio, mágico, para conocer a las personas, en concreto a Natanael, un poco al estilo de Harry Potter? Bueno, leamos algo sobre el asunto. Un consejo: entra en www.google.es y teclea “debajo de la higuera”. Verás cómo aparecen direcciones interesantes y variopintas (nada más y nada menos que 530 direcciones)

La higuera como señal de fidelidad de Israel, lugar de la siesta, lugar de estudio, lugar de encuentro de un tesoro, lugar de la iluminación de Buda, etc..

2. Otra cuestión: ¿texto bíblico literal o texto adaptado? Aunque hay voces y opiniones diversas, mi opinión es que para el nivel  Infantil (primera infancia) , es mejor que el texto bíblico sea adaptado. Hay muchas y buenas Biblias infantiles. Puestos a recomendar, aconsejo “Biblia, historias de Dios” de PPC. Y  cuando son más grandes en catequesis para primera comunión ya leerles el texto directamente.

3. Técnicas para hacer más motivadora la presentación del relato bíblico:

1. El/la catequista varía las voces según los personajes que intervienen en el relato. Es una antigua técnica narrativa, empleada por trovadores y narradores callejeros de historias. Las voces de Felipe, Natanael, Pedro,... ¿Y la higuera? ¿No tendría voz? ¿Qué timbre, qué matices podríamos dar a cada una de las voces? No es un asunto secundario.

2. Otro recurso es distribuir los personajes, lo que dicen, a algunos alumnos. Uno es Felipe, otro es Natanael,...

3. Otro modo de presentación es escoger una frase, y todos la dicen, a modo de coro, intercalada en la lectura de los relatos ¿Qué frase podría ser? Veamos algunas posibilidades:

i. Dar fruto es hacer buenas obras.    

ii. La higuera desaprovechó su tiempo.

 Y otro modo (no son excluyentes los mencionados) es asignar cuidadosamente a determinados niños para la tarea de aportar efectos especiales al texto (ruidos ambientales, del viento, del mar, de los animales, de personas que no están en primer plano,...) Esto es más viable en Infantil y en la de la la escuela  Primaria.

2. ¿Qué hacemos con las palabras que los alumnos no entienden?El vocabulario de los alumnos es escaso. Aunque utilicemos Biblias adaptadas, es más que probable que en el relato aparezcan palabras que los alumnos no conozcan su significado. Se nos presenta un dilema, lo que yo llamaría El dilema Salgari. Era característico del genial escritor describir una escena de acción, por ejemplo, en la que los corsarios huían de Caracas perseguidos por los soldados españoles. En medio de la selva, la distancia se acorta cada vez más. Uno de los corsarios que más simpatías despiertan en los lectores, tropieza en su huída precipitada en una gruesa raíz de árbol. Le cuesta levantarse... y los soldados cada vez más cerca... crece la tensión... y entonces Salgari dedica un erudito y larguísimo párrafo a describir las características de ese árbol. Y se carga la tensión dramática.

¿Qué hacer, interrumpir el relato para explicar lo que no entienden, o seguir adelante tirando de la atención de los alumnos, aunque no entiendan algo? Soy partidario de secuenciar un procedimiento progresivo:

- Primera lectura, ambientada, motivando y creando la máxima atención posible.

- Después, un tiempo para aportar detalles complementarios, explicativos sobre el texto, fijar la atención en los aspectos importantes, abordar lo que no entienden (ojo, no entrando a trabajar de lleno el texto aún)

- Una segunda presentación enriquecida e iluminada tras estos comentarios y explicaciones, del texto bíblico.

1. Otro recurso es el llamado Cómo sigue el texto, que consiste en interrumpir el relato y preguntar a los alumnos ¿Qué creéis que pasará? ¿Qué hará Jesús con la higuera?

¿Qué le dirá a Natanael? Con frecuencia, el relato bíblico choca con lo que el sentido común o la imaginación de los alumnos. Esa divergencia entre el modo en que creen que ha de seguir el relato y lo que en realidad ocurre puede ser, debe ser, una situación de aprendizaje, un capital de significatividad que debemos aprovechar.

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