Novena de la Misericordia. (Inicia Viernes Santo) fuente: www.Homeschooling Católico.org...
de silviadelvalle5
"Deseo que durante esos nueve días lleves a
las almas a la Fuente de Mi Misericordia para que saquen fuerzas, alivio y toda
gracia que necesiten para afrontar las dificultades de la vida y especialmente
en la hora de la muerte. Cada día traerás a Mi Corazón a un grupo diferente de
almas y la sumergirás en este mar de Mi Misericordia. Y a todas estas almas Yo
las introduciré en la Casa de Mi Padre. Lo harás en esta vida y en la vida
futura. Y no rehusaré nada a ningún alma que traerás a la Fuente de Mi Misericordia.
Cada día pedirás a Mi Padre las gracias para estas almas por mi amarga
Pasión".
Contesté:
Jesús, no sé cómo hacer esta Novena y qué almas
Introducir primero en Tu muy Misericordioso
Corazón. Y Jesús me contestó que me diría, día por día, qué almas debía
introducir en Su Corazón.
DÍA
PRIMERO
Por todo el género humano, especialmente por los pecadores.
Por todo el género humano, especialmente por los pecadores.
Misericordiosísimo
Jesús, cuya prerrogativa es tener compasión de nosotros y perdonarnos, no mires
nuestros pecados, sino la confianza que depositamos en Tu bondad infinita.
Acógenos en la morada de Tu Piadosísimo Corazón y no permitas que salgamos
jamás de él. Te lo pedimos por el amor que te une al Padre y al Espíritu Santo.
Padre
Eterno, vuelve Tu compasiva mirada hacia todo el género humano y en especial
hacia los pecadores, todos unidos en el Piadosísimo Corazón de Jesús. Por los
méritos de Su Pasión, muéstranos Tu misericordia, para que alabemos la
omnipotencia de Tu misericordia, por los siglos de los siglos. Amen.
Terminar con la corona de la divina misericordia.
CORONA DE LA DIVINA MISERICORDIA
-
Comenzar con un Padrenuestro, Ave María y Credo, y luego, con la ayuda de las
cuentas de un rosario:
-
Al inicio de cada decena decir:
"Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la
Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo,
en expiación de nuestros pecados y los del mundo entero."
-
En cada cuenta pequeña de las decenas decir:
"Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros
y del mundo entero."
-
Al terminar las cinco decenas, repetir tres veces:
"Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, Ten
misericordia de nosotros y del mundo entero".
Jaculatoria
final: "Oh sangre y agua que brotasteis del Corazón de Jesús como una
fuente de misericordia para nosotros, en Vos confío".
Se
puede concluir la corona con el rezo de la Salve.
DÍA
SEGUNDO
Por las almas de los sacerdotes y religiosos.
Por las almas de los sacerdotes y religiosos.
Misericordiosísimo
Jesús, de quien procede toda bondad, multiplica Tus gracias sobre las
religiosas consagradas a Tu servicio, para que puedan hacer obras dignas de
misericordia; y que todos aquellos que la vean, glorifiquen al Padre de
Misericordia que está en el cielo.
Padre
Eterno, vuelve Tu mirada misericordiosa hacia el grupo elegido de Tu viña
(hacia las almas de sacerdotes y religiosos); dótalos con la fortaleza de Tus
bendiciones. Por el amor del Corazón de Tu Hijo, en el cual están unidos,
impárteles Tu poder y Tu luz, para que guíen a otros en el camino de la
salvación y con una sola voz canten alabanzas a tu misericordia por los siglos
de los siglos. Amén.
Terminar con la corona de la divina misericordia.
DÍA
TERCERO
Por todas las almas devotas y fieles.
Por todas las almas devotas y fieles.
Misericordiosísimo
Jesús, del tesoro de Tu misericordia distribuye Tus gracias a raudales entre
todos y cada uno de nosotros. Acógenos en el seno de Tu Compasivísimo Corazón y
no permitas que salgamos nunca. Te imploramos esta gracia en virtud del más
excelso de los amores; aquel con el que Tu corazón arde tan fervorosamente por
el Padre Celestial.
Padre
Eterno, vuelve Tu piadosa mirada hacia las almas fieles, pues que guardan el
legado de Tu Hijo. Por los méritos y dolores de Su Pasión, concédeles Tu
bendición y tenlos siempre bajo Tu tutela. Que nunca claudiquen su amor o
pierdan el tesoro de nuestra santa fe, sino que, con todos los Ángeles y
Santos, glorifiquen tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.
Terminar con la corona de la divina misericordia.
DÍA
CUARTO
Por los que no creen y todavía no conocen la Divina Misericordia.
Por los que no creen y todavía no conocen la Divina Misericordia.
Piadosísimo
Jesús, Tú que eres Luz del género humano, recibe en la morada de Tu corazón
lleno de compasión, las almas de aquellos que todavía no creen en Ti, o que no
te conocen. Que los rayos de Tu gracia los iluminen para que también, unidos a
nosotros, ensalcen tu maravillosa misericordia, y no los dejes salir de la
morada de Tu corazón desbordante de piedad.
Padre
Eterno, vuelve Tu piadosa mirada a las almas de aquellos que no creen en Tu
Hijo, y a las de aquellos que todavía no te conocen, pero anidan en el
Compasivo Corazón de Jesús. Aproxímalos a la luz del Evangelio. Estas almas
desconocen la gran felicidad que es amarte. Concédeles que también ellos
ensalcen la generosidad de Tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.
Terminar con la corona de la divina misericordia.
DÍA
QUINTO
Por
las almas de nuestros hermanos separados.
Misericordiosísimo
Jesús, que eres la Bondad misma, no niegues la luz a aquellos que Te buscan.
Recibe en el seno de Tu Corazón desbordante de piedad las almas de nuestros
hermanos separados. Encamínalos, con la ayuda de Tu luz, a la unidad de la
Iglesia, y no los dejes marchar del cobijo de Tu Compasivo Corazón, todo amor;
haz que también ellos lleguen a glorificar la generosidad de tu misericordia.
Padre
Eterno, vuelve Tu piadosa mirada hacia las almas de nuestros hermanos
separados, especialmente hacia las almas de aquellos que han malgastado Tus
bendiciones y abusado de Tus gracias, manteniéndose obstinadamente en el error.
También a ellos da cobijo el Corazón misericordioso de Jesús; no mires sus
errores, sino el amor de Tu Hijo y los dolores de la Pasión que sufrió y que
aceptó por su bien. Haz que glorifiquen Tu gran Misericordia por los siglos de
los siglos. Amen.
Terminar con la corona de la divina misericordia.
DÍA
SEXTO
Por
las almas mansas y humildes y las de los niños pequeños.
Misericordiosísimo
Jesús que dijiste: "aprended de Mí, que soy manso y humilde de
corazón", acoge en Tu Corazón desbordante de piedad a todas las almas
mansas y humildes, y las de los niños pequeños. Estas almas son la delicia de
las regiones celestiales y las preferidas del Padre Eterno, pues se recrea en
ellas muy particularmente. Son como un ramillete de florecillas que despidieran
su perfume ante el trono de Dios. El mismo Dios se embriaga con su fragancia.
Ellas encuentran abrigo en Tu Piadosísimo Corazón, oh Jesús y entonan
incesantemente himnos de amor y de gloria.
Padre
Eterno, vuelve Tu mirada llena de misericordia hacía estas almas mansas, hacia
estas almas humildes y hacia los niños pequeños acurrucados en el seno del
corazón desbordante de piedad de Jesús. Estas almas se asemejan más a Tu Hijo.
Su fragancia asciende desde la tierra hasta alcanzar Tu Trono, Señor. Padre de
misericordia y bondad suma, Te suplico, por el amor que Te inspiran estas almas
y el gozo que Te proporcionan: bendice a todo el género humano, para que todas
las almas a la par entonen las alabanzas que a Tu misericordia se deben por los
siglos de los siglos. Amén.
Terminar con la corona de la divina misericordia.
DÍA
SÉPTIMO
Por
las almas que veneran especialmente la Misericordia Divina.
Misericordiosísimo
Jesús, cuyo Corazón es el Amor mismo, recibe en Tu Corazón piadosísimo las
almas de aquellos que de una manera especial alaban y honran la grandeza de Tu
misericordia. Son poderosas con el poder de Dios mismo. En medio de las
dificultades y aflicciones siguen adelante, confiadas en Tu misericordia; y
unidas a Ti, oh Jesús, portan sobre sus hombros a todo el género humano; por
ello no serán juzgadas con severidad, sino que Tu misericordia las acogerá
cuando llegue el momento de partir de esta vida.
Padre
Eterno, vuelve Tu mirada sobre las almas que alaban y honran Tu Atributo
Supremo, Tu misericordia infinita, guarecidas en el Piadosísimo Corazón de
Jesús. Estas almas viven el Evangelio con sus manos rebosantes de obras de
misericordia, y su corazón, desbordante de alegría, entona cánticos de alabanza
a Ti, Altísimo Señor, exaltando Tu misericordia. Te lo suplico Señor:
muéstrales Tu misericordia, de acuerdo con la esperanza y confianza en Ti
depositada. Que se cumpla en ellos la promesa hecha por Jesús, al expresarles
que durante su vida, pero sobre todo a la hora de la muerte, aquellas almas que
veneraron Su infinita misericordia, serían asistidas por El, pues ellas son su
gloria. Amén.
Terminar con la corona de la divina misericordia.
DÍA
OCTAVO
Por
las almas que estén en el purgatorio.
Misericordiosísimo
Jesús, que exclamaste ¡misericordia!, introduzco ahora en el seno de Tu Corazón
desbordante de misericordia las almas del purgatorio, almas que tanto aprecias
pero que, no obstante, han de pagar su culpa. Que el manantial de Sangre y Agua
que brotó de Tu Corazón apague las llamas purificadoras para que, también allí,
el poder de Tu misericordia, sea glorificado.
Padre
eterno, mira con ojos misericordiosos a estas almas que padecen en el
purgatorio y que Jesús acoge en Su Corazón, desbordante de piedad. Te suplico,
por la dolorosa Pasión que sufrió Tu Hijo, y por toda la amargura que anegó Su
sacratísima alma: muéstrate misericordioso con las almas que se hallan bajo Tu
justiciera mirada. No los mires de otro modo, sino sólo a través de las heridas
de Jesús, Tu Hijo bien amado; porque creemos firmemente que Tu bondad y
compasión son infinitas. Amén.
Terminar con la corona de la divina misericordia.
DÍA
NOVENO
Por
las almas tibias.
Piadosísimo
Jesús, que eres la Piedad misma. Traigo hoy al seno de Tu Compasivo Corazón a
las almas enfermas de tibieza. Que el puro amor que Te inflama encienda en
ellas, de nuevo, la llama de tu amor, y no vuelva el peso muerto de su
indiferencia a abrumante con su carga. ¡Oh, Jesús!, todo compasión, ejerce la
omnipotencia de Tu Misericordia, y atráelas a Ti, que eres llama de amor viva y
haz que ardan con santo fervor, porque Tú todo lo puedes.
Padre
Eterno, mira con ojos misericordiosos a estas almas que, a pesar de todo, Jesús
cobija en el seno de su Corazón lleno de piedad. Padre de Misericordia, te
ruego, por los sufrimientos que Tu Hijo padeció, y por sus tres largas horas de
agonía en la Cruz, que ellas también glorifiquen en el mar sin fondo de Tu misericordia,
Amén.
Terminar con la corona de la divina misericordia.
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