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4 dic 2017

ADVIENTO Y ORACIÓN DE REMINISCENCIA


El Adviento es un tiempo de preparación para celebrar el Nacimiento del Hijo de Dios y para renovar la gracia propia de la Navidad.
El Adviento es un tiempo, en el cual la Reina de la Paz nos invita a orar con mayor intensidad y esperanza, a la vez que nos pide que comencemos a preparar poco a poco el pesebre de nuestros corazones.
Si queremos recibir en la tierra de nuestra alma, de nuestras familias, de nuestras comunidades, al Príncipe de paz, es necesario aceptar el pedido que en este Mensaje nos hace nuestra Madre, a través del cual nos pide una concreción más profunda del proceso de conversión. De este modo no sólo celebraremos la Navidad, sino que la estaremos viviendo de corazón.
Pero, ¿cómo puede nacer el Niño Jesús, en nuestro pesebre interior, si no limpiamos el sagrado recinto de nuestra alma de: los enojos, la amargura o el resentimiento que a lo largo del año pudimos haber acumulado?
¿Cómo podemos anhelar la visita de la Reina de la Paz al pesebre de nuestro diario vivir, si no erradicamos de nuestra mente los pensamientos prejuiciosos, condenatorios hacia nuestros hermanos, sean laicos, sacerdotes o religiosos?
¿Cómo esperamos recibir el don de la paz, si vivimos promoviendo la guerra con nuestros labios, a través de las críticas, las calumnias, las mentiras, o las medias verdades, que en definitiva terminan siendo las grandes mentiras?
Por eso, el tiempo de Adviento debe ser visto, pensado y vivido, como un tiempo de purificación, conversión y transformación diaria.
¡Qué hermoso sería…, que bien nos haría…, como el cielo se alegraría… si durante el próximo tiempo de adviento, nos comprometiésemos en intentar concretar cada día las invitaciones que la Reina de la Paz nos hace a través de este mensaje!
Oración de reminiscencia de lo que hay en el corazón
A continuación te comparto como es mi modo de orar con el corazón, cada día del mes de diciembre hasta fin de año, para que si te sirve algo de ello, también lo pongas en práctica.
El corazón -en el sentido bíblico- es el depósito de todas nuestras vivencias; por lo tanto imagino que extiendo mi mano y me dejo conducir -en algunos momentos por Jesús, y en otros momentos por María Santísima- a través de los recuerdos de lo vivido en todo el año.
Lo que hago es, pedirles que ellos me lleven a recorrer con la memoria todo lo vivido, a fin de que bendigan los acontecimientos gozosos y dolorosos de este año.
1. Agradecer a Dios
Esta oración de reminiscencia me ayuda a revalorizar todo lo que he recibido de Dios en los últimos meses, entonces comienzo a experimentar la necesidad de agradecer al Señor y a su Madre, y de alabar a Dios Creador, Providente y Misericordioso por tantas manifestaciones de su amor y por tantas bendiciones recibidas.
2. Agradecer a las personas
También el Espíritu Santo, hace que venga a mi memoria los rostros de tantas personas buenas que Dios ha puesto en mi camino durante el tiempo transcurrido. Entonces comienzo a darle gracias a Dios por ellos, y le pido que los bendiga en aquellos aspectos de su vida donde tengan mayor necesidad.
Considero que, de mi parte sería un pecado de ingratitud, si no orase y bendijese -incluso a la distancia- a tantas personas con quienes he compartido algún momento lo largo del año y que han sido bienhechores míos, de mi comunidad, y de la Iglesia.
3. Limpieza y conversión
Luego reviso mi diario pensar, hablar, y obrar a lo largo del año, y siempre encuentro errores cometidos y cosas buenas que podría haber hecho y que deje de hacer. Entonces me postró espiritualmente ante la presencia del Señor para pedirle perdón de todos mis pecados, le pido aprender de mis errores, y que me de la gracia para no repetirlos el próximo año, ni en ningún otro momento futuro.
Este punto de la oración me sirve como examen de conciencia, para ir preparando lo que ha de ser mi confesión de fin de año.
4. Pedir la gracia de perdonar.
En base a lo que Dios nos muestra, es necesario perdonarnos a nosotros mismos, confiando en la Misericordia Divina, quien nos ha perdonado a través de nuestro arrepentimiento y del Sacramento de la Reconciliación.
El sentirnos perdonados por Dios, y el perdonarnos a nosotros mismos, nos capacita para perdonar a quienes nos han herido de algún modo en algún momento del año que va terminando.
No podemos llegar a la Navidad con el corazón manchado por el rencor, ni deberíamos trasladar los enojos al año que está por llegar.
5. Propósitos concretables
En base a lo que ha ido surgiendo en la oración, lo que Dios va mostrando, y teniendo en cuenta la experiencia adquirida a lo largo del año -donde han habido aciertos y errores-, elaboro un plan de vida con propósitos realistas que pueda concretar; y le pido a nuestro buen Dios que me conceda la gracia de llevarlos adelante para su mayor gloria.
6. Bendecir el año que va a comenzar
Finalmente -y especialmente a partir del 25 de diciembre-, empiezo pedirle a María Santísima y a Jesús, que caminen delante de mí, de los miembros de mi familia, de mi comunidad y de toda la Iglesia, apartando todo peligro y todo mal, y abriendo nuevos surcos de bendición para todos nosotros.
Este es un tiempo para interceder y bendecir cada uno de los meses, días, horas y minutos que vamos a recorrer el próximo año. Es lo que yo llamo: ser sembradores de bendiciones.

Padre Gustavo Jamut

23 oct 2017

Adviento 2017 ideas








(...)La venida de Cristo y su presencia en el mundo es ya un hecho. Cristo sigue presente en la Iglesia y en el mundo, y prolongará su presencia hasta el final de los tiempos. ¿Por qué, pues, esperar y ansiar su venida? Si Cristo está ya presente en medio de nosotros, ¿qué sentido tiene esperar su venida?
Esta reflexión nos sitúa frente a una tremenda paradoja: la presencia y la ausencia de Cristo. Cristo, al mismo tiempo, presente y ausente, posesión y herencia, actualidad de gracia y promesa. El adviento nos sitúa, como dicen los teólogos, entre el «ya» de la encarnación y el «todavía no» de la plenitud escatológica.
Cristo está, sí, presente en medio de nosotros; pero su presencia no es aún total ni definitiva. Hay muchos hombres que no han oído todavía el mensaje del evangelio, que no han reconocido a Jesucristo. El mundo no ha sido todavía reconciliado plenamente con el Padre. En germen, sí, todo ha sido reconciliado con Dios en Cristo, pero la gracia de la reconciliación no baña todavía todas las esferas del mundo y de la historia. Es preciso seguir ansiando la venida del Señor. Su venida en plenitud. Hasta la reconciliación universal, al final de los tiempos, la esperanza del adviento seguirá teniendo un sentido y podremos seguir orando: «Venga a nosotros tu reino».
No solamente en navidad; en cada misa, en el «ahora» de cada celebración eucarística, se actualiza el misterio gozoso de la venida y de la presencia salvífica del Señor entre nosotros. Nuestra espera tiene, pues, un sentido. La explosión de gracia y de luz que tiene lugar en la fiesta de navidad es como el punto culminante de la espera, en el que ésta se consuma y culmina plenamente.
El repetir, reiterar una y otra vez la experiencia de su venida al nivel del misterio hace este continuo esperar y este continúo experimentar, un año tras otro, los efectos de su venida y de su presencia irán madurando la imagen de Cristo en nosotros porque lo único definitivo será cuando llegue la Parusía definitiva.
La repetición cíclica de la experiencia cultual del adviento y de la navidad, más que la imagen de un movimiento circular cerrado en sí mismo, donde siempre se termina en el punto cero que constituyó el punto de partida, nos sugiere la imagen del círculo en forma de espiral donde cada vuelta supone un mayor grado de elevación y de profundidad. Así, cada año nuestra espera es más intensa y más ardiente, y nuestra experiencia de la venida del Señor más profunda y más definitiva. De este modo, cada año la celebración litúrgica del adviento-

Aciprensa…

3 dic 2016

Proclaim - Mary did you know ..(MARIA SABIAS QUE)

María, ¿sabías que tu bebé caminaría un día sobre el agua?
María, ¿sabías que tu bebé salvaría a nuestros hijos e hijas?
¿Sabías que tu bebé vino para hacerte nueva?
Que ese niño que tú diste a luz, pronto te traería a la Luz
María, ¿sabías que tu bebé dará la vista a un hombre ciego?
María, ¿sabías que tu bebé calmará una tormenta con su mano?
¿Sabías que tu bebé ha caminado por donde los ángeles pisaron?
Que cuando besabas a tu pequeño niño besabas el rostro de Dios.
¿María, sabías? ¿María, sabías? 
Los ciegos verán, los sordos oirán
Los muertos volverán a vivir
Los paralíticos saltarán,
Los mudos hablarán las alabanzas del Cordero.
María, ¿sabías que tu bebé es el Señor de toda la creación?
María, ¿sabías que tu bebé gobernará un día las naciones?
¿Sabías que tu bebé es el Cordero Perfecto del cielo?
Que el Niño dormido que sostienes es el Gran YO SOY.