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4 may 2013

FATIMA EXPLICADA A LOS NIÑOS -NOVENA DIA DOS.

NOVENA DIA DOS: GRACIAS JESUS POR DARNOS LA ORACION Y EL SACRIFICIO PARA PODER DETENER LAS GUERRAS.

FATIMA EXPLICADA A LOS NIÑOS -NOVENA DIA PRIMERO






DIA PRIMERO DE LA NOVENA
MARIA NOSOTROS TE PEDIMOS PERDON POR TODOS LOS JOVENES QUE SE ENCUENTRAN EN UNA SIRUACION DIFICIL.














FATIMA EXPLICADA A LOS NIÑOS -NOVENA DIA CUATRO

 JESUS NOSOTROS ADORAMOS TU CUERPO EN LA EUCARISTIA. QUE NADIE TE HIERA O HIERA A TU IGLESIA.

FATIMA EXPLICADA A LOS PEQUEÑOS -NOVENA DIA QUINTO

GRACIAS MARIA , POR ESCUCHAR NUESTRAS ORACIONES Y LIBERAR A LOS QUE SUFREN EN EL PURGATORIO.

FATIMA EXPLICADA A LOS PEQUEÑOS -ULTIMO DIA DE LA NOVENA



MARIA TE PEDIMOS QUE LAS FAMILIAS ESTEN MUY UNIDAS Y QUE SATANAS NO VENGA A DESTRUIRLAS.


FATIMA EXPLICADA A LOS NIÑOS -NOVENA DIA OCTAVO

MARIA TE ROGAMOS POR TODOS AQUELLOS QUE TODAVIA NO CONOCEN EL AMOR DE DIOS.¡MUESTRALES A JESUS!

 


FATIMA EXPLICADA A LOS NIÑOS -NOVENA DIA SEPTIMO

¡GRACIAS JESUS ,POR LA BELLEZA Y LA GRANDEZA DEL DON DE LA VIDA!
 

FATIMA EXPLICADA A LOS NIÑOS -NOVENA DIA SEXTO

SEÑOR VEN Y AYUDA A LOS QUE SE HACEN DAÑO A SI MISOS POR SUS MALOS HABITOS.

 

FATIMA EXPLICADA A LOS NIÑOS -NOVENA DIA TRES



GRACIAS SEÑOR POR HABER CREADO LA TIERRA CON COMIDA SUFICIENTE PARA EL MUNDO ENTERO. TE PEDIMOS QUE TODOS APRENDAN A COMPARTIR.















A COMPARTIR


2 may 2013

MAS SOBRE FATIMA EXPLICADA A LOS NIÑOS


La Virgen no se apareció inmediatamente a los niños; como preparación a las apariciones de Nuestra Señora, se les apareció primero un ángel, quien se identificó como el "Ángel de Portugal" y "Ángel de la paz".

Al momento de las apariciones, en la Portugal rural del año 1916, era frecuente ver a los niños llevando a sus rebaños a pastorear. Esto es lo que los niños de las familias Marto y Santos, estaban haciendo cuando se les apareció el ángel. Casi siempre eran Lucía Santos, Francisco Marto y su hermana Jacinta, los que con gusto tomaban esta responsabilidad agradecidos por el chance de estar al aire libre y de jugar mientras las ovejas pastoreaban en silencio. Ellos llevaban a pequeños grupos de ovejas a pastorear en parcelas pertenecientes a sus padres en diferentes partes de la sierra, el altiplano en el que se encontraba el pueblito de Fátima (donde se encontraba la Iglesia parroquial) y Aljustrel (donde vivían los niños). Dos miradores favoritos eran las colinas que miraban a Aljustrel, cerca de un campo llamado Loca do Cabeco (Lugar de la Cabeza) y la Cova da Iria (Enseñada de Irene) a un distancia de Fátima. En estos lugares ocurrieron las apariciones que cambiarían el curso de la vida de estos niños y de la historia del siglo 20.


La primera aparición del Ángel

En la primavera de 1916 Lucía, Francisco y Jacinta tuvieron su primer encuentro con un mensajero celestial. Escribiendo en sus memorias, compuestas bajo obediencia a su obispo, Lucía nos cuenta sobre esa primera aparición: “Fuimos esa vez a la propiedad de mis padres, que está abajo del Cabeco, mirando hacia el este. Se llama Chousa Velha. Como a mitad de mañana comenzó a lloviznar y subimos la colina, seguidos de las ovejas, en busca de una roca que nos protegiera. Así fue como entramos por primera vez en el lugar santo. Está en la mitad de una arboleda de olivos que pertenece a mi padrino, Anastasio. Desde allí uno puede ver la aldea donde yo nací, la casa de mi padre y también Casa Velha y Eira da Pedra. La arboleda de obispos, que en realidad pertenece a varias personas, se extiende hasta estos lugares. Pasamos el día allí, a pesar que la lluvia había pasado y el sol brillaba en el cielo azul. Comimos nuestros almuerzos y comenzamos a rezar el rosario. Después de eso comenzamos a jugar un juego con guijarros. Pasaron tan solo unos segundos cuando un fuerte viento comenzó a mover los árboles y miramos hacia arriba para ver lo que estaba pasando, ya que era un día tan calmado. Luego comenzamos a ver, a distancia, sobre los árboles que se extendían hacia el este, una luz más blanca que la nieve con la forma de un joven, algo transparente, tan brillante como un cristal en los rallos del sol. Al acercarse pudimos ver sus rasgos. Nos quedamos asombrados y absortos y no nos dijimos nada el uno al otro.

Luego él dijo: “No tengan miedo. Soy el ángel de la paz. Oren conmigo”. Él se arrodilló, doblando su rostro hasta el suelo. Con un impulso sobrenatural hicimos lo mismo, repitiendo las palabras que le oímos decir: "Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo! Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman!" Después de repetir esta oración tres veces el ángel se incorporó y nos dijo: “Oren de esta forma. Los corazones de Jesús y María están atentos a vuestras súplicas”.

Y desapareció. Nos dejó en una atmósfera de lo sobrenatural que era tan intensa que estuvimos por largo rato sin darnos cuenta de nuestra propia existencia. La presencia de Dios era tan poderosa e íntima que aún entre nosotros mismo no podíamos hablar. Al día siguiente, continuaba esta atmósfera, y se fue disminuyendo y desapareció gradualmente. Ninguno de nosotros pensó en hablar de esta aparición o hacer ningún tipo de promesa en secreto. El efecto intenso de esta aparición del Ángel tuvo sobre los niños, fue diferente a la experiencia un tanto serena con al Virgen. Sus palabras impactaron tan profundamente en nuestras mentes que nunca las olvidamos, hasta el punto en que pasábamos largos ratos de rodillas repitiéndolas, a veces hasta que nos caíamos exhaustos”.

Explicación de la primera aparición del ángel

-Se aparece a los niños, y no a adultos, y esto significa dos cosas: que todo el contenido del mensaje se debe apreciar con el espíritu de un niño, es decir, la sencillez y la inocencia, recordando las palabras de Jesús: “El que no se haga como niño no entrará en el Reino de los cielos”. Quiere decir no cuestionar con razonamientos humanos y tendenciosos el contenido del mensaje, así como un niño pequeño no cuestiona lo que su madre le dice. El otro motivo por el que se aparece a los niños es que el contenido del mensaje no debe ser ocultado a nadie, ni siquiera a los niños pequeños. Se habla de penitencia, de ayuno, de oración, de infierno, de conversión, y la que lo hace es principalmente la Virgen, quien incluso muestra a los niños y les hace sentir de cerca la experiencia del infierno. No se deben ocultar estas cosas a nadie, y menos a los niños.

-Antes de la Virgen, se aparece un ángel de luz, como preparación a las apariciones de la Virgen. Los ángeles de luz son diferentes a los ángeles de la oscuridad: se los distingue porque siempre traen paz al corazón, además de conducirnos siempre a Dios y aumentar nuestro amor a Jesús y María, dejándonos el deseo de hacer oración. Lo contrario sucede con los ángeles de la oscuridad, los ángeles caídos, los demonios.

-Cuando se les aparece a los niños, estos han hecho una pausa en sus tareas, cuidar las ovejas, y les enseña una oración dirigida a Dios. Quiere decir que en todo momento se debe elevar el alma a Dios.

-Se identifica como "Ángel de Portugal", lo cual quiere decir que toda Nación -y también toda familia y todo grupo humano y toda sociedad humana- tiene un ángel, al cual hay que rezarle con devoción y con frecuencia.

-Se identifica también como "Ángel de la paz", lo cual quiere decir que nos transmite la paz de Dios, la paz de Jesús, que no es la paz del mundo, sino la verdadera paz, la paz que nace del perdón que Cristo nos da desde la Cruz, y que es la paz que debemos transmitir a nuestros hermanos.

-Siendo él un ángel de luz, y por lo tanto lleno de gracia y de amor, se postra con la frente en la tierra para adorar a Dios, en señal de humillación ante la majestad divina. Nos enseña a amar y adorar a Dios, ante quien únicamente el hombre debe postrarse en adoración. Una señal externa del amor y de la adoración externa es recibir la comunión de rodillas. Los ángeles de la oscuridad son soberbios y no aman a Dios, y por eso no se postran ante Él. Un santo vio al demonio con las rodillas para atrás, indicando que por su soberbia no se puede arrodillar ante Dios. Arrodillarse ante Jesús Eucaristía es una muestra de amor y adoración externa, que complementa el amor y la adoración interna que se tributa con el alma y el corazón.
Nacer

27 abr 2013

Mas inspiraciones ...para fiesta de de la Virgen de Fatima









Hola les paso esta página www.ladulcecompania.com.ar que tiene unas cosas preciosas y muy inspiradora para despetar el amor a Dios a grandes y chicos.
Acá está el album de fotos
http://www.flickr.com/photos/39207078@N08/

8 abr 2013

MENSAJE EUCARÍSTICO DE LA APARICIÓN DE FÁTIMA

Sr. María José Socías,

Existe una relación íntima entre la Virgen Santísima y la Eucaristía, “Si no fuera por la Virgen María no tendríamos la Eucaristía” ¿Por qué? La razón es la Encarnación. Dios quiso que el Redentor de la humanidad se hiciera uno de nosotros, y lo hizo a través de María Santísima. Desde la Anunciación la relación de la Virgen con su Hijo no ha cambiado. En la Encarnación y por los siguientes nueve meses María se convirtió en el “Tabernáculo vivo” donde el Hijo de Dios puso su morada. Ella es la nueva “Arca de la Alianza” donde moró el “el Pan del Cielo.” Siendo su Madre, continúa siendo la Madre de la Divina Gracia, a través de quien Él continua derramando sus gracias sobre la humanidad.

En Redemptoris Mater JPII nos dice: “ María guía a los fieles a la Eucaristía.”
Así como vemos en el Evangelio que los pastores y los reyes encontraron a Jesús junto a su Madre , así mismo la Madre procura llevarnos al encuentro de su Hijo vivo y presente en el Sacramento del amor.

De Ella el Redentor tomó el “cuerpo y la sangre” como nos dice SS Pablo VI al finalizar su encíclica dedicada a la Eucaristía (Mysterium Fidei) con estas palabras:
“La Santísima Virgen María, de la que Cristo Señor tomó aquella carne, que en este Sacramento, bajo las especies del pan y del vino, se contiene, se ofrece y se come81, y todos los santos y las santas de Dios, especialmente los que sintieron más ardiente devoción por la divina Eucaristía, intercedan junto al Padre de las misericordias, para que de la común fe y culto eucarístico brote y reciba más vigor la perfecta unidad de comunión entre todos los cristianos.”


Su Santidad el Papa JPII en su carta encíclica “Ecclesia de Echaristia” nos lleva a contemplar a María ya que al verla a Ella podemos conocer la fuerza transformadora que tiene la Eucaristía:
“Pongámonos, sobre todo, a la escucha de María Santísima, en quien el Misterio eucarístico se muestra, más que en ningún otro, como misterio de luz. Mirándola a ella conocemos la fuerza trasformadora que tiene la Eucaristía. En ella vemos el mundo renovado por el amor. Al contemplarla asunta al cielo en alma y cuerpo vemos un resquicio del « cielo nuevo » y de la « tierra nueva » que se abrirán ante nuestros ojos con la segunda venida de Cristo. La Eucaristía es ya aquí, en la tierra, su prenda y, en cierto modo, su anticipación: « Veni, Domine Iesu! » (Ap 22, 20).”


La Iglesia, el Magisterio Pontificio nos hablan constantemente de esta relación íntima entre la Virgen María y la Eucaristía.

Santuarios Marianos
Al mismo tiempo cuando leemos y estudiamos las visitas de María Santísima a la humanidad nos percatamos que los Santuarios Marianos son lugares netamente Eucarísticos. Si leemos con atención los mensajes de la Virgen todos buscan llevarnos de regreso al amor de Dios y de forma particular a la Eucaristía. En la mayoría de sus apariciones pide que se construya una Iglesia o Capilla, ¿para qué? Para que vayamos al Corazón Eucarístico de Jesús.


Un lugar en el que podemos percibir esta realidad es en Fátima. La Virgen pidió el 13 de Octubre de 1917 que se hiciera una capilla en honor suyo : -¿Qué es lo que usted quiere? -"Quiero decirte que hagan aquí una capilla en honor mío, que soy la Señora del Rosario.”  En esa Capilla, como en la Basílica , se celebra el Sacrificio Eucarístico todos los días y Jesús Sacramentado es adorado por todos los que allí van.

Nuestra Señora en Fátima, como lo atestiguan muchos, se presentó como catequista. Nos vino a recordar verdades esenciales de nuestra fe y al mismo tiempo advertirnos de las consecuencias y repercusiones que tendría en el mundo si su mensaje no era escuchado.

El Ángel, la Virgen y la vida de los pastorcitos nos revelan el mensaje Eucarístico de Fátima el cual tiene un contexto particular, y este es la reparación. Así lo expresó el que fuera Obispo encargado de la diócesis de Fátima, Monseñor Venancio, cuando se le pidió que hiciera un resumen del mensaje de la Virgen, el dijo: “Reparación, reparación, reparación, y especialmente reparación Eucarística.”

El Mensaje del Ángel
El Señor en su divina pedagogía siempre busca preparar los corazones para hacerlos receptivos a sus palabras. Cuando él quiso enviar a María Santísima a Fátima con un mensaje tan urgente para la humanidad, prepara la venida de María con la visita del Ángel de la Paz, quien a su vez prepara el corazón de los niños llevándoles a la oración y a la Eucaristía.


Primera aparición del Ángel
Al llegar junto a nosotros dijo: "No temáis. Soy el Ángel de la Paz. ¡Orad conmigo!"
Y arrodillado en tierra inclinó la frente hasta el suelo. Le imitamos llevados por un movimiento sobrenatural y repetimos las palabras que oímos decir:
"Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman".
Después de repetir esto tres veces se levantó y dijo: -"Orad así. Los Corazones de Jesús y María están atentos a la voz de vuestras suplicas."

La primera oración que el ángel les enseña a los niños es una oración de reparación, que en su contexto mas profundo es una oración de reparación Eucarística. Oración en la que profesamos nuestro amor, fe y confianza y al mismo tiempo pedimos perdón por aquellos que no lo hacen así. Suplimos con nuestro amor por aquellos que no aman, no creen, no adoran ni esperan en Dios.

Segunda aparición del Ángel
"¿Qué estáis haciendo? ¡Rezad! ¡Rezad mucho! Los corazones de Jesús y de María tienen sobre vosotros designios de misericordia. Ofreced constantemente oraciones y sacrificios al Altísimo!"
-¿Cómo hemos de sacrificarnos?, pregunté.
"De todo lo que pudierais ofreced un sacrificio como acto de reparación por los pecados cuales El es ofendido, y de suplica por la conversión de los pecadores. Atraed así sobre vuestra patria la paz. Yo soy el Ángel de su guardia, el Ángel de Portugal. Sobre todo, aceptad y soportad con sumisión el sufrimiento que el Señor os envíe."
Estas palabras hicieron una profunda impresión en nuestros espíritus como una luz que nos hacía comprender quien es Dios, como nos ama y desea ser amado, el valor del sacrificio, cuanto le agrada y como concede en atención a esto la gracia de conversión a los pecadores.
Por esta razón, desde ese momento, comenzamos a ofrecer al Señor cuanto nos mortificaba, repitiendo siempre la oración que el Ángel nos enseñó.

Este mensaje del ángel fue como una luz que iluminó a esos niños haciéndoles comprender no sólo el amor de Dios sino también como les veía Dios a ellos. Sus corazones estaban dispuestos y movidos por el amor.


Tercera aparición del Ángel
Estando allí apareció por tercera vez, teniendo en sus manos un Cáliz, sobre el cual estaba suspendida una Hostia, de la cual caían gotas de sangre al Cáliz. Dejando el Cáliz y la Hostia suspensos en el aire, se postró en tierra y repitió tres veces esta oración:
"Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te adoro profundamente y te ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que El mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos de su Sagrado Corazón y del Corazón Inmaculado de María te pido la conversión de los pobres pecadores".
Después levantándose tomó de nuevo en la mano el Cáliz y la Hostia. Me dio la Hostia a mi y el contenido del Cáliz lo dio a beber a Jacinta y Francisco, diciendo al mismo tiempo:
-"Tomad el Cuerpo y bebed la Sangre de Jesucristo, horriblemente ultrajado por los hombres ingratos. Reparad sus crímenes y consolad a vuestro Dios."
De nuevo se postró en tierra y repitió con nosotros hasta por tres veces la misma oración: Santísima Trinidad....y desapareció.

En esta última aparición el ángel no solo lleva a los niños a contemplar la Eucaristía sino que les hace recibir el Cuerpo y la Sangre del Señor como fuente de gracia y fortaleza para la misión que les sería encomendada por la Virgen Santísima y al mismo tiempo imprime cada vez mas en sus corazones la necesidad de hacer reparación y sobre todo reparación Eucarística.


El Mensaje de la Virgen:

El 13 de Mayo de 1917 la Santísima Virgen dio inicio a una serie de visitas a los pastorcitos. En su primera aparición la Virgen le pide a los niños que se ofrezcan como sacrificio:
-"Queréis ofreceros a Dios para soportar todos los sufrimientos que El quisiera enviaros como reparación de los pecados con que El es ofendido y de suplica por la conversión de los pecadores?"-Si queremos. Respondieron
-"Tendréis, pues, mucho que sufrir, pero la gracia de Dios os fortalecerá"
Esa petición de nuestra Señora me hace pensar en el mensaje que nos da San Pablo a todos en Rom 12,1:
“Os exhorto, pues , hermanos, por la misericordia de Dios, a que ofrezcáis vuestros cuerpos como una víctima viva, santa, agradable a Dios: tal será vuestro culto espiritual.” En otras traducciones de la Sagrada Escritura nos dice ofrecernos como “hostias vivas”... Esta disposición de los niños al sufrimiento fue la llave para que Dios derramara sobre ellos gracias sobreabundantes que se tornaron no solo en la santificación de sus almas sino también en el bien de la humanidad.
Pero no fue hasta el año 1925 cuando la Santísima Virgen le dijo a Sor Lucía que para que el mundo alcanzara la paz era necesario la comunión reparadora de los cinco primeros sábados. El ofrecimiento del Sacrifico Eucarístico en reparación por las ofensas recibidas. Es el ofrecimiento del “Cuerpo y la Sangre, el alma y la divinidad de nuestro Señor Jesucristo en expiación por nuestros pecados y los del mundo entero”.


10 de diciembre de 1925: Inmediatamente dijo Nuestra Señora a Lucía
"Mira, hija mía, mi Corazón cercado de espinas que los hombres ingratos me clavan sin cesar con blasfemias e ingratitudes. Tu, al menos, procura consolarme y di que a todos los que, durante cinco meses, en el primer sábado, se confiesen, reciban la Sagrada Comunión, recen el Rosario y me hagan compañía durante 15 minutos meditando en los misterios del rosario con el fin de desagraviarme les prometo asistir en la hora de la muerte con las gracias necesarias para su salvación"

El mismo Señor se da a si mismo como remedio para los males que amenazan a la humanidad. Si tan solo escuchásemos la voz de nuestra Señora que nos invita a ofrecer la comunión, su propio Hijo... en reparación al Señor para que, como bien le dijo a los niños: "Que no se ofenda mas a Dios Nuestro Señor, que ya es muy ofendido."

Los Pastorcitos y la Eucaristía
En la vida de los pastorcitos se manifiesta esta profunda vivencia del misterio de la Eucaristía.
En el momento de las apariciones tanto del ángel como de la Virgen la única que había recibido su primera comunión era Sor Lucía. Ella fue la fuerza motora que utilizó el Señor para hacer crecer el amor y la devoción a “Jesús escondido” ( como le llamaban al Señor) en el corazón de sus pequeños primos aun antes de las apariciones .


Sor Lucía
Sor Lucía tuvo la gracia de recibir la Sagrada Comunión cuando apenas tenía 6 años de edad. Tenemos que situarnos en el momento histórico. No fue hasta el 1910 que el Papa San Pío X en el Decreto “Quam singulari” señaló la importancia de la comunión frecuente y que los niños fuesen capaces de recibir la Santa Comunión en la edad de discreción, es decir tan pronto tuviesen uso de razón.


La madre de Sor Lucía probablemente tuvo conocimiento de esta disposición y por esto ella misma preparó a su hija para recibir la comunión. La madre de sor Lucía al ver que se acercaba el día en el párroco iba a dar la comunión a los niños de la Parroquia pensó que Lucía ya estaba lista para recibirla. La envió a la instrucción que daría el párroco acerca de la comunión y cuando examinaron a la niña, sabía aún mejor que algunos toda la doctrina necesaria para recibir su Primera Comunión. Recibió el permiso y toda la familia se puso manos a la obra para tener todo listo para el día siguiente.

Sor Lucía escribe en sus memorias: “Mi alegría no tuvo explicación. Me fui tocando las palmas de alegría, corriendo todo el camino, para dar la buena noticia a mi madre, que enseguida comenzó a prepararme para llevarme a confesar por la tarde. Al llegar a la iglesia, le dije a mi madre que quería confesarme con aquel sacerdote de fuera. Él estaba confesando en la sacristía, sentado en una silla. Mi madre se arrodilló junto a la puerta, en el altar mayor, con otras mujeres que estaban esperando el turno de sus hijos. Y delante del Santísimo me fue haciendo las últimas recomendaciones.”

El confesor, movido interiormente por la gracia de Dios hizo hacer a Lucía un acto que prepararía su corazón para la venida de la Virgen, ella lo relata así: El buen sacerdote, después de que me oyó, me dijo estas breves palabras:
–Hija mía, tu alma es el Templo del Espíritu Santo. Guárdala siempre pura, para que Él pueda continuar en ella su acción divina.
Al oír estas palabras me sentí penetrada de respeto interiormente y pregunté al buen confesor cómo lo debía hacer.
–De rodillas –dijo–a los pies de Nuestra Señora, pídele con mucha confianza que tome posesión de tu corazón, que lo prepare para recibir mañana dignamente a su querido Hijo, y que lo guarde para Él solo.
Había en la iglesia más de una imagen de Nuestra Señora. Pero como mis hermanas arreglaban el altar de Nuestra Señora del Rosario, estaba acostumbrada a rezar delante de Ella, y por eso allí fui también esta vez, para pedirle con todo el ardor que fui capaz, que guardase solamente para Dios mi pobre corazón. Al repetir varias veces esta humilde súplica, con los ojos fijos en la imagen, me parecía que Ella me sonreía y que, con su mirada y gesto de bondad, me decía que sí. Quedé tan inundada de gozo, que con dificultad conseguía articular las palabrasLa gracia estaba dada, y el corazón de Lucía estaba dispuesto.


La madre de Lucía le dijo que le pidiera al Señor que la hiciese santa, y así lo hizo:
“Entonces le dirigí mis súplicas:
–Señor, hazme una santa, guarda mi corazón siempre puro, para Ti solo.
Aquí me pareció que nuestro buen Dios me dijo, en el fondo de mi corazón, estas palabras:
–La gracia que hoy te ha sido concedida, permanecerá viva en tu alma, produciendo frutos de vida eterna.
¡Cómo me sentía transformaba en Dios!”


Este amor de Lucía por Jesús Sacramentado lo transmitió a sus dos primos Jacinta y Francisco, quienes a su vez crecieron en amor a Jesús Eucarístico. En ambos se despertó un deseo inmenso de recibir a “Jesús escondido”. Lucía se convirtió en la catequista de sus primos. Luego sería la misma Virgen Santísima quien terminara de catequizar a los pastorcitos.

Beato Francisco
De los tres niños, Francisco era el contemplativo y fue tal vez el que más se distinguió en su amor reparador a Jesús en la Eucaristía. Después de la comunión recibida de manos del Ángel, decía: "Yo sentía que Dios estaba en mi pero no sabia como era." En su vida se resalta la verdadera y apropiada devoción católica a los ángeles, a los santos y a María Santísima. Él quedó asombrado por la belleza y la bondad del ángel y de la Madre de Dios, pero él no se quedó ahí. Ello lo llevó a encontrarse con Jesús. Francisco quería ante todo consolar a Dios, tan ofendido por los pecados de la humanidad. Durante las apariciones, era esto lo que impresionó al joven.


Mas que nada Francisco quería ofrecer su vida para aliviar al Señor quien el había visto tan triste, tan ofendido. Incluso, sus ansias de ir al cielo fueron motivadas únicamente por el deseo de poder mejor consolar a Dios. Con firme propósito de hacer aquello que agradase a Dios, evitaba cualquier especie de pecado y con siete años de edad, comenzó a aproximarse, frecuentemente al Sacramento de la Penitencia.

Una vez Lucia le preguntó, "Francisco, ¿qué prefieres más, consolar al Señor o convertir a los pecadores?" Y el respondió: "Yo prefiero consolar al Señor. ¿No viste que triste estaba Nuestra Señora cuando nos dijo que los hombres no deben ofender mas al Señor, que está ya tan ofendido? A mi me gustaría consolar al Señor y después, convertir a los pecadores para que ellos no ofendan mas al Señor." Y siguió, "Pronto estaré en el cielo. Y cuando llegue, voy a consolar mucho a Nuestro Señor y a Nuestra Señora."

Cuando llegaban al colegio, pasaban primero por la Iglesia para saludar al Señor. Mas cuando era tiempo de empezar las clases, Francisco, conociendo que no habría de vivir mucho en la tierra, le decía a Lucia, "Vayan ustedes al colegio, yo me quedaré aquí con Jesús Escondido. ¿Qué provecho me hará aprender a leer si pronto estaré en el Cielo?" Dicho esto, Francisco se iba tan cerca como era posible del Tabernáculo.


Cuando Lucia y Jacinta regresaban por la tarde, encontraban a Francisco en el mismo lugar, en profunda oración y adoración.

Beata Jacinta
A través de la gracia que había recibido y con la ayuda de la Virgen, Jacinta, tan ferviente en su amor a Dios y su deseo de las almas, fue consumida por una sed insaciable de salvar a las pobres almas en peligro del infierno. La gloria de Dios, la salvación de las almas, la importancia del Papa y de los sacerdotes, la necesidad y el amor por los sacramentos - todo esto era de primer orden en su vida. Ella vivió el mensaje de Fátima para la salvación de las almas alrededor del mundo, demostrando un gran espíritu misionero.


Jacinta tenía una devoción muy profunda que la llevo a estar muy cerca del Corazón Inmaculado de María. Este amor la dirigía siempre y de una manera profunda al Sagrado Corazón de Jesús. Jacinta asistía a la Santa Misa diariamente y tenía un gran deseo de recibir a Jesús en la Santa Comunión en reparación por los pobres pecadores. Nada le atraía mas que el pasar tiempo en la Presencia Real de Jesús Eucarístico. Decía con frecuencia, "Cuánto amo el estar aquí, es tanto lo que le tengo que decir a Jesús." "Cuánto amo a nuestro Señor," decía Jacinta a Lucia, "a veces siento que tengo fuego en el corazón pero que no me quema."

Hermanos que nos queme el amor al Corazón Eucarístico de Jesús. Escuchemos la voz de nuestra Madre que nos dice: “amen a mi Hijo, reparen a su Corazón y no le ofendan más.”

!Nuestra Señora de Fátima, ruega por nosotros!


 
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23 mar 2013

ROSARIO DE FATIMA



Rosario meditado sobre  los misterios de Virgen María  del Rosario de Fátima.

Misterios Gozosos

1º Misterio: La Anunciación del Ángel a María-Del Evangelio de S. Lucas


El Ángel Gabriel dijo a María: Concebirás y darás a luz a un Hijo… El será llamado Hijo del Altísimo… María dijo entonces: He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra.

Conocida la voluntad del Señor, María se entregó, dijo un sí total e incondicional a Dios.

En Fátima, en la primera aparición, Nuestra Señora preguntó a los Pastorcitos: “¿Queréis ofreceros a Dios para soportar todos los sufrimientos que Él os quiera enviar, en acto de reparación por los pecados con que Él es ofendido y de súplica por la conversión de los pecadores?” Y ellos respondieron: “Sí, queremos”. (Memorias de la Hermana Lucía = “MIL I”, Secretariado de los Pastorcitos, Fátima, 10ª edición, p. 173s).
De ahí en adelante, los pastorcitos no perdieron ocasión alguna de dar una respuesta positiva a la petición de la Virgen.

Pidamos, por intercesión de María, la gracia de que los cristianos abran de par en par las puertas a Cristo y digan un sí pronto y generoso a Dios.

2º Misterio: La visitación de Nuestra Señora a Santa Isabel-Del Evangelio de S. Lucas (1, 39-40)
En aquellos días, María se pone en camino y se dirigió apresuradamente hacia la montaña, en dirección a la ciudad de Judá. Y entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.

María supo que su prima Isabel iba a ser madre y decidió ir a su encuentro para ayudarla. No miró sacrificios, ni la distancia que las separaba: 120 Km. En cuanto pudo, se puso en camino, en dirección a la tierra donde Isabel vivía, con Zacarías, su marido.

Jacinta “tomo tanto a pecho los sacrificios por la conversión de los pecadores que no dejaba escapar ocasión alguna. Había unos niños, hijos de dos familias de Moita, que andaban por las puertas pidiendo. Los encontramos, un día, cuando íbamos con nuestro rebaño. Jacinta, al verlos, nos dijo: “¿Damos nuestra merienda a aquellos pobrecitos por la conversión de los pecadores?” Y corrió a llevársela. (MIL I, pág. 46-47).

Por intercesión de María, pidamos el don de que los bautizados vivan su Bautismo y de socorrer a los hermanos en sus necesidades.

3º Misterio: El nacimiento de Jesús en Belén

Del Evangelio de S. Lucas (2,10)
El Ángel dijo a los pastores: “Os anuncio una gran alegría. Hoy, os nació en Belén un Salvador, que es el Mesías, el Señor.Aquella Buena Nueva era para todos, especialmente para el grupo de los pobres y marginados, al cual pertenecían los pastores.

Cuenta Lucía: “Poco tiempo antes de ir para el hospital, (Jacinta) me decía: “Ya me falta poco para ir al Cielo. Tú quedas aquí para decir que Dios quiere establecer en el mundo la devoción del Inmaculado Corazón de María. (…) Di a toda la gente que (…) el Corazón de Jesús quiere que, a su lado, se venere el Corazón Inmaculado de María (…) ¡Si yo pudiese meter en el corazón de toda la gente el fuego que tengo aquí dentro, en el pecho, quemándome y a haciéndome querer tanto al Corazón de Jesús y al Corazón de María! (MIL I, 130).

Pidamos, por intercesión del Inmaculado Corazón de María, por aquellos que nunca oyeron hablar de Jesús y por aquellos que, juzgándolo, buscan en cisternas rotas el agua viva que les falta.

4º Misterio: La presentación del Señora en el templo

Del Evangelio de S. Lucas (2, 22-23)
Cuando se cumplió el tiempo de su purificación, según la Ley de Moisés, (María y José) llevaron (al Niño) a Jerusalén para presentarlo al Señor.

Grande era la alegría de María y de José por llevar a Jesús al Templo para presentarlo al Señor.

La primera aparición de Nuestra Señora, el 13 de mayo en Fátima fue motivo de gran alegría para los pastorcitos, especialmente para Jacinta. De vez en cuando exclamaba: “¡Ay! ¡Que Señora tan bonita!” Lucía combinó con los primos no hablar de la aparición a nadie, pero a la noche, al ver a su madre, Jacinta corrió hacia ella y, en una explosión de alegría, dijo: “Oh Madre, hoy vi a Nuestra Señora en Cova de Iría”. (P. Juan M. De Marchi, Era una Señora más brillante que el Sol, 11ª edición, 1986, Ediciones Consolata, pág. 47).

Pidamos, por intercesión de la Virgen Santa María, por todos los educadores cristianos, para que anuncien a Jesucristo, con corazón y alegría.

5º Misterio: El encuentro del Señor en el Templo

Del Evangelio de S. Lucas (2, 41-43, 46, 48-49)
(Después de que José y María anduvieran tres días afligidos en la búsqueda de Jesús) lo encontraron en el Templo, y su Madre le dijo: “Hijo, ¿por qué te portaste así con nosotros? Jesús respondió: ¿Por qué me buscáis? ¿No sabéis que yo debía estar en la casa de mi Padre?”

¡Como se debía sentir bien Jesús en el Templo, en la Casa del Padre!... ¡Para Jesús no podía haber mayor alegría!

¡Y con cuanta alegría Jacinta corría a llevar la merienda a los niños de Moita!... Cuenta Lucía: “Nos pusimos de acuerdo en, siempre que encontrásemos a los pobrecitos (de Moita), darles nuestra merienda; y los pobres niños, contentos con nuestra limosna, (…) nos esperaban por el camino. Después de verlos, Jacinta corría a llevarles todo nuestro sustento de ese día, con tanta satisfacción, como si no le hiciese falta”. (MIL I, pág. 47).

Pidamos para los cristianos de hoy el don de la generosidad, estando siempre atentos a ayudar a los hermanos necesitados, testimoniando así al mundo el amor de Cristo.

Misterios Luminosos -

 1º Misterio: Bautismo de Jesús en el río Jordán

Del Evangelio de S. Mateo (Mt, 3, 16-17)Después de ser bautizado Jesús, se oyó una voz que decía: “Este es mi Hijo amado en el cual puse mis complacencias”.

 Jesús entró en aguas del río Jordán para santificarlas y para, después, sus discípulos, en el Bautismo, recibir la vida nueva de los Hijos de Dios.

 Un día, en pleno verano, los pastorcitos estaban guardando el rebaño y no tenían con ellos ni una gota de agua para beber. Entonces, Lucía fue a pedir agua, y una viejecita le prestó un cántaro lleno. Al llegar, ofreció a Francisco, que respondió “No quiero beber; quiero sufrir por la conversión de los pecadores”. Después dijo a Jacinta: “Bebe tú, Jacinta”. Y ella dijo: “También quiero ofrecer el sacrificio por los pecadores”. Entonces Lucía dejó el agua en un agujero de una piedra para que las ovejas la bebiesen y fue a llevar el cántaro a su dueña. (MIL I, pág. 47-48).

 Pidamos la gracia de vivir nuestro Bautismo, dejándonos envolver por el amor tierno y misericordioso del Padre, estando atentos para darnos y sacrificarnos por amor a Dios y a los hermanos.

 2º Misterio: Las bodas de Caná- Del Evangelio de S. Juan (Jn 2,3.5)

María dijo a Jesús: “No hay vino”; y a los sirvientes: “Haced todo lo que mi Hijo os diga”.

 Jesús transformó el agua en vino. Y aquellas bodas, que iban a terminar en deshonra para los novios y tristeza para los participantes, proporcionaron a todos, gracias al milagro de Jesús, una nueva y desbordante alegría y Jesús abrió la fe al corazón de los primeros discípulos.

 Había en la feligresía de Fátima, una viejecita, llamada María Carreira, a quien los hijos mandaban pastorear un rebaño de cabras y ovejas, poco domesticadas. Estas, a veces, se le escapaban y ella quedaba muy afligida. Francisco era el primero que corría en su auxilio, juntándole las que le habían escapado. La pobre viejecita le llamaba su Angelito de la Guarda. (MIL I, pág. 158).

 Pidamos, por intercesión de la Virgen de Fátima, que los cristianos de hoy pongan sus pies, sus manos y su corazón al servicio de los hermanos, y así surjan nuevos milagros.

 3º Misterio: Jesús anuncia el Reino de Dios  Del Evangelio de S. Marcos (1, 14-15)

Jesús proclamaba el Evangelio de Dios, diciendo: “Arrepentíos y creed en el Evangelio”.

 Jesús va por todas partes anunciando la Buena Nueva del Reino. Su mirada irradia luz, amor, Dios.

Había en el lugar de Aljustrel, una mujer que, siempre que veía a los pastorcitos, los insultaba. Un día, cuando corrían delante de la puerta de la mujer, Jacinta paró de jugar y quiso ofrecer ese sacrificio por la conversión de los pecadores. Levantando las manos al Cielo hizo ese ofrecimiento. La mujer por un postigo de la casa vio todo. Quedó tan impresionada con aquella actitud de Jacinta que, después, decía a la madre de Lucía que no necesitaba otra prueba para creer en la realidad de los hechos. Y de ahí en adelante, se refiere Lucía, no solo no nos insultaba, sino que nos pedía continuamente que pidiésemos por ella a Nuestra Señora. (…)” (MIL I, pág. 56)

 Pidamos a través de la Señora más brillante que el Sol, que los cristianos vivan su fe, que nada los detenga en el camino del amor, para que sean luz e irradien Cristo en toda su vida.

 4º Misterio: Transfiguración de Jesús  Del Evangelio de S. Lucas (9,28.35)

Jesús (…) subió a un monte para orar. Y se oyó una voz que decía: “Este es mi Hijo predilecto, escuchadlo”.

 Solo la oración transfigura la vida y hace del cristiano una presencia viva de su amor.

 Entró, un día, en la habitación de Francisco, una mujer de la Casa Vieja, llamada Mariana, que, afligida porque el marido expulsó a un hijo de casa, pedía la gracia de la reconciliación del hijo con el padre.

Francisco le respondió: “Quede tranquila. En breve voy para el Cielo, y cuando llegue, pido esa gracia a Nuestra Señora”.

Cuenta Lucía: “No recuerdo bien los días que (Francisco) tardó aun en ir para el cielo; pero lo que recuerdo es que, en la tarde del día en que él murió, el hijo pidió perdón al padre (que se lo concedió); y se restableció la paz en aquella casa”. (MIL I, 190).

 Pidamos para que, por la acción maternal de María, nos configuremos más y más con Cristo, para que seamos obreros de concordia junto con los otros.

 5º Misterio: Institución de la Eucaristía  Del Evangelio de S. Mateo (26, 26-27)

Mientras comían, Jesús tomó el pan (…), lo partió y se los dio a sus discípulos diciendo: “Tomad y comed. Este es mi cuerpo.” Tomó el cáliz, dio gracias y lo entregó diciendo: “Bebed todos de el”.

 Jesús Eucaristía es el Pan para la vida del mundo, es la Vida de nuestra vida.

 Un día, Jacinta mostró gran deseo de ir vestida de angelito en una procesión, a dejar flores a Jesús. Y, cuando le dijeron que era el Sr. Prior el que lo llevaba, ella no cabía en si de contenta.

El día de la procesión, Jacinta no quitó los ojos del Sr. Prior, ni dejó una sola flor a Jesús.

Después de la procesión, le preguntaron: ¿Por qué no dejaste las flores a Jesús?” Ella respondió: “Por que no lo vi”. Lucía respondió: “¿¡Pero tú no sabes que el Niño Jesús de la Hostia, que no se ve, está escondido!?” (MIL I, pág. 41).

 Que por intercesión de María, los cristianos de hoy se abran a un amor entrañado a la Eucaristía, visitando a Jesús, en el Santísimo Sacramento, adorándolo y dejándose tocar por el infinito amor del Corazón.

Misterios Dolorosos -  

1º Misterio: La agonía de Jesús en el jardín de los Olivos- Del Evangelio de S. Mateo (26,39)

Jesús (…) cayó con la cara por tierra, orando y diciendo: “Padre, si es posible, aleja de mi esta Cáliz. No se haga como yo quiero, si no como Tú quieres.”

 Jesús estaba envuelto en tristeza mortal, sentía el abandono de sus amigos y el horror delante de la muerte que se avecinaba, pero se entregó a la voluntad del Padre.

 Cuenta Lucía: “Un día, mi padre y mi tío fueron intimidados para presentarnos (en la administración en Vila Nova de Ourem). Mi tío dijo que no llevaba a sus hijos (…), mi padre (…) dijo: “A la mía la llevo, ella que se arregle allá con ellos, que yo aquí de estas cosas no entiendo nada” (MIL I, pág. 51). Lo que más hacía sufrir a Lucía era la indiferencia que sus padres mostraban por ella. Rezaba así al Señor: “Paciencia (…), así, tengo la dicha de sufrir más por tu Amor, oh mi Dios, y por la conversión de los pecadores”. (MIL I, pág. 89).

 Que en la escuela de María, los cristianos aprendan a decir siempre sí a la voluntad del Padre, incluso cuando experimentan el abandono de los amigos o en los momentos más dolorosos de la vida.

 2º Misterio: La flagelación de Jesús-Del Evangelio de S. Juan (cf. Jn 18,28.38.19,1)

Llevaban a Jesús a Pilatos, que lo interrogó, habiendo declarado: “No encuentro en él ningún crimen de muerte. Voy a castigarlo y después lo soltaré”. Pilatos mandó azotar a Jesús.

 A pesar de no encontrar crimen alguno en Jesús, Pilatos lo mandó flagelar.

 Lucía cuenta lo que le sucedió en la Administración, en Ourem: “Fui interrogada por el administrador”. Él quería, a toda costa “que le revelase el secreto y que le prometiese no volver más a Cova de Iría. Para conseguir esto, no ahorró en promesas y, por fin, llegaron las amenazas. Viendo que no conseguía nada, me despidió protestando que lo iba a conseguir, aunque para eso tuviese que quitarme la vida” (MIL I, 89).

 Pidamos, por intercesión de la Virgen de Fátima, la fuerza del Espíritu Santo, para nuestras comunidades cristianas para que permanezcan fieles al amor de Dios y sean en el mundo una señal luminosa de Cristo.

 3º Misterio: Jesús, coronado de espinas-Del Evangelio de S. Juan (cf. Jn 19,2-5)

Los soldados llevaron a Jesús para el pretorio, entrelazaron una corona de espinas y se la clavaron en la cabeza (…). Le daban bofetadas y lo ridiculizaban. (cf. Jn 19, 2-5).

 Los soldados inflingían a Jesús todo tipo de vejaciones y afrontas.

 A Jacinta, en la prisión de Ourem, lo que más le costaba era el abandono de los padres; y decía con las lágrimas corriendo por su cara: “Ni tus padres ni los míos  nos vinieron a ver”. (…) “No llores -le dijo Francisco- se lo ofrecemos a Jesús, por los pecadores”. Y levantando los ojos y las manitas al Cielo, hizo él el ofrecimiento: “Oh mi Jesús, es por vuestro amor y por la conversión de los pecadores”. Y Jacinta continuo: “Es también por el Santo Padre y en reparación de los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María”. (MIL I, 51-52).

 Pidamos, por intercesión de María, la gracia de que nuestros corazones se liberen de todo el resentimiento, a nadie condenemos y aceptemos con sentido reparador los sacrificios que la vida comporta.

 4º misterio: Jesús, camino del Calvario-Del Evangelio de S. Lucas (Lc 23,23-26)

Los judíos insistían con altos gritos, pidiendo que Jesús fuese crucificado. Pilatos les entregó a Jesús. Cuando lo iban conduciendo, obligaron a Simón de Cirene a llevar la cruz detrás de Jesús.

 El cireneo ayudó a Jesús a llevar la cruz, al principio, contrariado, pero en breve se dejó cautivar por Jesús.

 Los presos de la cadena de Ourem, al ver a Jacinta, bañada en lágrimas, quisieron consolar a ella, al hermano y a la prima. Y todo lo hicieron para suavizar su dolor y amargura: cantaron, bailaron y hasta rezaron con ellos.

Uno de ellos, queriendo mucho librar a los pastorcitos de aquella situación dolorosa, les hizo esta sugerencia: “Pero vosotros, digan allá al Sr. Administrador ese secreto. ¿Qué les importa que esa Señora no quiera?” Y Jacinta respondió con vivacidad: “¡Eso no! Antes quiero morir”. (MIL I, pág. 52).

Era la máxima fuerza, en la máxima fragilidad.

 Supliquemos, a través de María, la gracia de los cristianos a aprender a buscar en el Señor la fuerza para su flaqueza.

 5º Misterio: La crucifixión y muerte de Jesús-Del Evangelio de San Lucas (cf. Lc 23,33ª. 34.46)

Ya clavado en la cruz, Jesús decía: Perdónales, Padre, porque no saben lo que hacen. Y gritando con voz fuerte, exclamó: “Padre, en tus manos, encomiendo mi espíritu”. Y expiró.

 En su oración, Jesús exprimió su condición filial en relación al Padre y a su misión de misericordia a favor de los hombres.

 Un día, Lucía y Jacinta jugaban a las prendas en casa de los padres de Lucía. Esta ganó y mandó a Jacinta besar y abrazar a Nuestro Señor. (Era un crucifijo que estaba colgado de la pared). Jacinta corrió a buscarlo. Lo besó y lo abrazó con tanta devoción que Lucía nunca más olvidaría aquella acción”.

Jacinta, después, al oír contar la historia de la pasión de Jesús, se enterneció y lloró. Y decía: “Yo no voy a hacer nunca ningún pecado. No quiero que Nuestro Señor sufra más”. (MIL I, pág. 40).

 Pidamos, por intercesión de María, la gracia de los cristianos de tener un corazón capaz de enternecerse delante del infinito amor de Jesús en la cruz y de llorar los propios pecados y los de la humanidad.

Misterios Gloriosos -

1º Misterio: La resurrección del Señor -Del Evangelio de S. Lucas (Lc 24, 4-6).

Dos ángeles dijeron a María Magdalena y a las otras mujeres: “¿Por qué buscáis entre los muertos a Aquel que vive? No está aquí: resucitó”.

 En Cristo, la muerte fue vencida para siempre. Para aquel que cree en Jesús, la muerte es paso para la vida plena, definitiva.

Nos espera el cielo, como se puede leer en la introducción a la 4ª Memoria: “En verdad, no soy más que el pobre y miserable instrumento de que Dios se quiere servir y que dentro de poco, como el pintor que arroja al fuego el pincel inutilizado, para que se reduzca a cenizas, así el Divino Pintor hará reducir a las cenizas de la tumba su inutilizado instrumento, hasta el gran día de las aleluyas eternas. Y yo deseo ardientemente este día, porque la tumba no aniquila todo, y la felicidad del amor eterno e infinito comienza ya”. (MIL I, pág. 134-135).

 Pidamos para los cristianos de hoy una fe viva en la resurrección de Cristo y en su propia resurrección, en Cristo y con Cristo.

 2º Misterio: La ascensión de Jesús al Cielo-Del Evangelio de S. Lucas (Lc 24, 50-52)

Jesús llevó a sus discípulos hasta Bretania. Mientras los bendecía, se elevaba al Cielo. Y ellos, después, volvieron para Jerusalén, con gran alegría.

 Los primeros discípulos vivían en la seguridad de que Jesús estaba con ellos y era siempre su compañero de viaje.

 Un domingo, Jacinta fue con Lucía a comer a casa de José Alves, de Moita. Después de la comida, Jacinta empezó a cabecear. El dueño de la casa mandó que la acostasen en su cama. Pasado un buen rato fueron a verla: dormía profundamente “con una sonrisa en los labios, un aire angelical, las manos levantadas”…

Francisco sonreía siempre y era amable con toda la gente. Las personas que lo visitaban, se sentaban al lado de su cama, a veces, largo tiempo, y decían: “¡No sé qué tiene Francisco! La gente se siente muy bien aquí.

La simple vista de Jacinta y de Francisco elevaba el pensamiento de las personas hacia la Madre del Cielo y para la eternidad”. (MIL I, 188-189).

 Pidamos al Señor, por intercesión de la Virgen Santa María, que la llama de la fe nunca se apague en la vida de los discípulos de Cristo y que ella se encienda, ilumine y caliente los corazones de aquellos que aun no conocen al Salvador.

 3º Misterio: La venida del Espíritu Santo-Del Libro de los Hechos de los Apóstoles (Act 2, 1.3)

Cuando llegó el día de Pentecostés, vieron aparecer unas lenguas, en forma de fuego y se posó una sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo.

 Entonces los Apóstoles salieron a la calle y anunciaron a Cristo vivo y resucitado.

 En vísperas de su primera comunión, Lucía fue a la Iglesia de Fátima a hacer su primera confesión. Al llegar, dijo a la madre que se quería confesar al sacerdote de fuera. En la confesión, ese sacerdote, que era el P. Cruz le dijo: “Hija mía, tu alma es el templo del Espíritu Santo. Guárdala para siempre pura, para que él pueda continuar en ella su acción divina”. Lucía preguntó al confesor como debía hacer. Él respondió: “De rodillas, ahí, a los pies de Nuestra Señora, pídele, con mucha confianza, que tome nota de su corazón, que lo prepare para recibir mañana dignamente a su querido Hijo y que lo guarde para Él solo”. (MIL I, pág. 70-71).

 Pidamos para los cristianos de hoy igual coraje, valentía semejante a la de los Apóstoles, para que sean en el mundo anunciadores del Evangelio de Cristo Salvador.

 4º Misterio: La asunción de Nuestra Señora al Cielo-Del Evangelio de S. Lucas (Lc 1, 46-47.49)

Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador. El Todopoderoso hizo en mi maravillas. Grande es su nombre. La vida de María sobre la tierra fue una vida de total docilidad a Dios y a su voluntad. Vivió toda para Jesús y estuvo unida a Él, como nadie, en su Pasión y Muerte en la Cruz; por eso, fue asociada a su glorificación.

Un día, la madre (de Jacinta) le llevó una taza de leche y le dijo que la tomase. “No quiero, madre –respondió, alejando con la mano la taza”. Lucía, después de que quedaran solas, le preguntó: “¿Cómo desobedeces así a tu madre y no ofreces este sacrificio a Nuestro Señor?” Al oír esto, Jacinta dejó caer algunas lágrimas (…) y dijo: “¡Ahora no me acordé!” Y llama a la Madre, le pide perdón y dice que toma todo cuanto ella quisiera. La madre le trae la taza de leche, lo toma sin mostrar la más leve repugnancia” (MIL I, pág. 58-59).

Pidamos, por intercesión de la Señora de la Asunción, la gracia de, en el camino de la vida, nunca olvidarnos la meta que nos espera, el cielo, y de vivir como verdaderos discípulos, poniendo en práctica el mandamiento del Amor que Cristo nos dejó.

5º Misterio: La coronación de Nuestra Señora en el cielo-Del Evangelio de S. Lucas (Lc, 1, 32-33)

Él será grande y se llamará Hijo del Altísimo. El Señor le dará el trono de su padre David. Reinará eternamente y su reinado no tendrá fin.

 Jesucristo será exaltado a la derecha del Padre, como Rey y Señor del Universo. María fue asociada a la gloria de su Hijo y coronada Reina del Cielo y de la Tierra, Reina de los Ángeles y de los Hombres.

 Un día, cuando Francisco y Jacinta ya estaban enfermos, Jacinta  mandó llamar a Lucía y le dijo: “Nuestra Señora nos vino a ver y dijo que vendría a buscar a Francisco en breve para el Cielo. Y a mi me preguntó si quería convertir aún a más pecadores. Le dije que si. Me dijo que iría para un hospital, que allí sufriría mucho; que sufriese por la conversión de los pecadores, en reparación de los pecados contra el Inmaculado Corazón de María y por amor de Jesús”. (MIL I, pág. 59-60).

 Pidamos la gracia de también nosotros dejarnos cautivar por el amor misericordioso y reparador, tal como Jacinta, y de conservar siempre una gran confianza en la Virgen María, que es nuestra mejor intercesora.
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