22 oct 2016

Lo que no se sabe de San Cura Brochero

(AICA):
El obispo de Cruz del Eje, monseñor Santiago Olivera, destacó que el Cura Brochero fue “un hombre de profunda vida de oración”, algo que se supo recientemente gracias al trabajo de un grupo de antropólogos forenses de la Justicia de la ciudad de Córdoba. “Hemos tenido la gracia de saber hace muy poco, por el trabajo de unos antropólogos forenses que la Justicia de la ciudad de Córdoba nos cedió para saber sobre la conservación del cuerpo de este santo sacerdote, que las marcas de los huesos en la parte de las rodillas demuestran que ha sido un hombre que se arrodillaba mucho”, sostuvo en una entrevista con la agencia Zenit, y agregó: “Así hemos captado lo que dice el Breviario común de pastores: ‘Es un pastor bueno el que ora por su pueblo’”.
El obispo de Cruz del Eje, monseñor Santiago Olivera, destacó que el a Brochero fue “un hombre de profunda vida de oración”, algo que se supo recientemente gracias al trabajo de un grupo de antropólogos forenses de la Justicia de la ciudad de Córdoba.

“Hemos tenido la gracia de saber hace muy poco, por el trabajo de unos antropólogos forenses que la Justicia de la ciudad de Córdoba nos cedió para saber sobre la conservación del cuerpo de este santo sacerdote, que las marcas de los huesos en la parte de las rodillas demuestran que ha sido un hombre que se arrodillaba mucho”, sostuvo.

“Así hemos captado lo que dice el Breviario común de pastores: ‘Es un pastor bueno el que ora por su pueblo’”, agregó en una entrevista con la agencia de noticias Zenit.

Al ser consultado sobre los modos de hablar del cura gaucho, el prelado respondió: “Aunque en estos últimos tiempos la figura de Brochero fue tomando su verdadera dimensión, había sobre Brochero mucha leyenda, mucha fábula, o comentarios porque tenía un lenguaje más popular. Sin embargo nunca usó malas palabras aunque sí expresiones más campechanas, nunca un insulto ni dobles sentidos”.

“O sea que el cura gaucho fue identificado solamente como una persona sencilla de poco vuelo intelectual, olvidando que tuvo la inteligencia de adaptar su lenguaje y su mensaje al pueblo sencillo de donde fue enviado. Y muchas veces primó más la imagen de ese cura campechano, olvidando su vuelo e inteligencia”, indicó.

-¿Qué es lo que no se sabe sobre el Cura Brochero?
-Se sabe poco por ejemplo de que fundamentalmente el cura Brochero era un hombre de profunda vida de oración. Hemos tenido la gracia de saber hace muy poco, por el trabajo de unos antropólogos forenses que la Justicia de la ciudad de Córdoba nos cedió para saber sobre la conservación del cuerpo de este santo sacerdote, que las marcas de los huesos en la parte de las rodillas demuestran que ha sido un hombre que se arrodillaba mucho. Así hemos captado lo que dice el Breviario común de pastores: ‘Es un pastor bueno el que ora por su pueblo’.

-¿Al cura gaucho se lo identifica mucho con su mula, verdad?
-Cuando uno pregunta sobre Brochero, la gente dice: ‘Andaba con su mula malacara, rancho por rancho’ y es verdad; pero además de eso hizo escuelas, puentes, caminos, casa de retiros, acueductos, etc. Son actividades sociales que vienen de su vida espiritual, la cual estaba fundamentada en la vida de oración.

-Se habla sobre el lenguaje popular del Cura Gaucho ¿qué hay de cierto?
-Aunque en estos últimos tiempos la figura de Brochero fue tomando su verdadera dimensión, había sobre Brochero mucha leyenda, mucha fábula, o comentarios porque tenía un lenguaje más popular. Sin embargo nunca usó malas palabras aunque sí expresiones más campechanas, nunca un insulto ni dobles sentidos. O sea que el Cura gaucho fue identificado solamente como una persona sencilla de poco vuelo intelectual, olvidando que tuvo la inteligencia de adaptar su lenguaje y su mensaje al pueblo sencillo de donde fue enviado. Y muchas veces primó más la imagen de ese cura campechano, olvidando su vuelo e inteligencia.

-O sea que la gente lo identifica como un sacerdote con poca cultura…
-Además fue doctor y maestro de filosofía en la Universidad de Córdoba, estudió con hombres ilustres, uno que fue gobernador de la ciudad de Córdoba, otro fue un presidente de la Argentina, los cuales al ser sus amigos le ayudaron para encontrar los contactos que llevaron a querer la construcción, entre otras cosas, del ferrocarril. Incluso hay una ley que él consiguió para la construcción de un ferrocarril en nuestra tierra que esperamos ahora pueda concretarse, que debía unir a pueblos importantes, desde Villa de Soto, Cruz del Eje hasta Villa Dolores. Eso para promover las economías regionales y la venta de productos y ayudar a salir de la pobreza en el noroeste cordobés.

-Él hubiera podido, con un título universitario, tener un cargo de más prestigio social ¿Verdad?
-Seguramente, si no fuera que él estaba lejos de la idea de carrera, solo quería la santidad. Él fue canónigo en la Catedral y estuvo en el seminario, pero él deseaba estar con su pueblo y con su gente, y tuvo la inteligencia de adaptar el lenguaje y tener creatividad para lo pastoral. Por eso entendió que la mejoría de su curato la iba a lograr si los hombres y mujeres de su tiempo se encontraban con Jesús. Porque el encuentro con Cristo transforma y sana las realidades.

-¿Por qué fue a predicar en esa zona aislada, él era de allí? -No, él era de la llanura, de Santa Rosa de Río Primero. Su obispo después de tres años de tenerlo como sacerdote lo envió a ese curato que estaba detrás de la sierra, donde existía dificultad de comunicación con Córdoba y el resto del país. Cuando cruzó la sierra dijo: “Aquí está todo por hacer”. El aislamiento de la zona daba la posibilidad a que maleantes y bandidos se escondieran allí y tuvieran vicios y mala vida. Pero Brochero dijo que quería cambiar esa zona a través de los ejercicios espirituales de San Ignacio para seguir la voluntad de Dios.

-El Papa hace poco les pidió a los argentinos ‘ponerse la patria al hombro’…
-El cura Brochero ya se puso la patria al hombro en su momento. Y este santo nos invita a reforzar el pedido del Papa, y el cura Brochero nos dice con autoridad moral ‘yo me puse la patria al hombro póngansela ustedes’. Y él se la puso comprometiéndose con la mejoría social de su pueblo. Para que haya caminos, escuelas, agua, igualdad de posibilidades y todos tengan una vida digna.+



13 oct 2016

Decálogo del catequista de la misericordia


Tomando las palabras del Papa Francisco en su homilía en la celebración eucarística del Jubileo del Catequista en el Año de la Misericordia podemos encontrar diez propuestas que lo definen en una suerte de Decálogo del catequista de la misericordia:
  1. El catequista anuncia, a ejemplo de san Pablo, lo esencial de la fe, el primer anuncio, que “el Señor Jesús ha resucitado, el Señor Jesús te ama, ha dado su vida por ti; resucitado y vivo, está a tu lado y te espera todos los días”, y “te ama personalmente”.
  2. El catequista de la misericordia sabe que “a Dios-Amor se le anuncia amando: no a fuerza de convencer, nunca imponiendo la verdad, ni mucho menos aferrándose con rigidez a alguna obligación religiosa o moral”.
  3. El catequista de la misericordia no es ni mundano ni estrábico, porque no se queda en la apariencia ni es indiferente, a diferencia de quien “mira con deferencia a las personas famosas, de alto nivel, admiradas por el mundo, y aparta la vista de tantos Lázaros de ahora, de los pobres y los que sufren, que son los predilectos del Señor”.
  4. El catequista de la misericordia construye la historia saliendo de sí mismo, porque “a Dios se le anuncia encontrando a las personas, teniendo en cuenta su historia y su camino”.
  5. El catequista de la misericordia anuncia a Cristo “a través del testimonio sencillo y veraz, con la escucha y la acogida, con la alegría que se difunde”, porque “el Señor no es una idea, sino una persona viva”.
  6. El catequista de la misericordia anuncia a Cristo con alegría y con coherencia: “No se anuncia bien a Jesús cuando se está triste; tampoco se transmite la belleza de Dios haciendo solo bonitos sermones”.
  7. El catequista de la misericordia anuncia a Cristo en la caridad y con creatividad: “Al Dios de la esperanza se le anuncia viviendo hoy el Evangelio de la caridad, sin miedo a dar testimonio de él incluso con nuevas formas de anuncio”.
  8. El catequista de la misericordia anuncia a Cristo con humildad y servicialidad, pues “como servidores de la palabra de Jesús, estamos llamados a no hacer alarde de apariencia y a no buscar la gloria”.
  9. El catequista de la misericordia anuncia a Cristo con positivismo y optimismo, pues “no somos profetas de desgracias que se complacen en denunciar peligros o extravíos; no somos personas que se atrincheran en su ambiente, lanzando juicios amargos contra la sociedad, la Iglesia, contra todo y todos, contaminando el mundo de negatividad. El escepticismo quejoso no es propio de quien tiene familiaridad con la Palabra de Dios”.
  10. El catequista de la misericordia anuncia a Cristo con apertura y proximidad, por que “el que proclama la esperanza de Jesús es portador de alegría y sabe ver más lejos, tiene horizontes, no tiene un muro que lo encierra; ve más lejos porque sabe mirar más allá del mal y de los problemas. Al mismo tiempo, ve bien de cerca, pues está atento al prójimo y a sus necesidades”.
Manuel María Bru
Delegado episcopal de Catequesis de Madrid
Artículo originalmente publicado por Alfa y Omega