28 sept 2013

ACTIVIDADES PARA LC 16, 19-32-CAMBIANDO LUGARES


Tema: El hombre rico y Lázaro. Propio del domingo 26 Año C.

Objeto: Fotos de estrellas de cine y de un atleta famoso, un paquete de billetes de a dólar, un letrero que diga: "Hambriento, trabajaré por dinero".

Escritura
: "Había un hombre rico que se vestía lujosamente y daba espléndidos banquetes todos los días. A la puerta de su casa se tendía un mendigo llamado Lázaro, que estaba cubierto de llagas y que hubiera querido llenarse el estómago con lo que caía de la mesa del rico. Hasta los perros se acercaban y le lamían las llagas." (Lucas 16,19-21 )

¿Has deseado alguna vez cambiar de lugar con otra persona? Si tú pudieras cambiar de lugar con alguien, lo harías con :

* un actor o una estrella de cine?

* un atleta famoso?

* alguien que tenga mucho dinero?

* un pordiosero que pide al lado de la carretera?

"Espera un minuto," posiblemente estás pensando. "¿Quién desearía cambiar de lugar con un pordiosero que pide por las calles?" Bueno, tal vez no sea lo que una persona desearía, pero eso es exactamente lo que una persona hubiera deseado en la historia bíblica de hoy. Es la historia del hombre rico y Lázaro.

Había una vez un hombre rico, vestido con ropa de última moda. Vivía en una casa preciosa y comía de la mejor comida. Un hombre muy pobre llamado Lázaro, cubierto de llagas, se había puesto a la puerta del hombre rico. Todo lo que deseaba era comer de las sobras de la mesa del hombre rico. Los perros que pasaban por el lado de este hombre se paraban y lamían sus llagas. ¿Crees que el hombre rico alguna vez le ofreció compartir la comida de su mesa? ¿Alguna vez le ofrecería a Lazaro uno de sus trajes aunque fuera de la moda del año anterior? ¡De ninguna manera! El hombre rico pasaba por el lado de Lázaro como si éste no estuviera allí.

Al tiempo Lázaro murió y fue llevado por ángeles al cielo para estar con Abraham. Allí pudo gozar de todas las cosas confortables que nunca pudo gozar mientras estuvo en la tierra. Estaba más contento de lo que puedes imaginarte. El hombre rico también murió y fue enterrado. Bueno, el lugar al cual el hombre rico fue está bien caliente. ¡Estoy seguro que puedes adivinar a donde fue! Se sentía miserable. El hombre rico miró hacia el cielo y vió a Abraham con Lázaro de pié y a su lado. El hombre rico gritó: "Padre Abraham, envía a Lázaro acá y deja que de su dedo caiga agua para refrescar mi lengua." Abraham contestó: "No olvides que cuando estabas viviendo tú tenías todas las buenas cosas y Lázaro no. Ahora él está siendo bien cuidado y tú estás sufriendo mucho. Además hay un abismo entre nosotros y ninguno puede cruzar al otro lado".

A pesar de que Lázaro no había tenido mucho cuando estuvo en la tierra, él confió que Dios lo cuidaría. Eso fue exactamente lo que Dios hizo. Envió a sus ángeles para que llevaron a Lázaro al cielo. El hombre rico, sin embargo, nunca necesitó de persona alguna. Definitivamente no necesitó a Dios. Tenía todo lo que necesitaba. Por lo menos, eso era lo que él creyó.

En esta historia del hombre rico y hay una lección muy importante que aprender. Tú y yo escogemos en quien confiaremos. Podemos confiar en Dios o en nosotros mismos. Si ponemos nuestra confianza en lo equivocado, nos encontraremos toda la eternidad deseando el cambiar de lugar.

Padre, confiamos en tu amor infalible; nuestros corazones se regocijan en tu salvación. En el nombre de Jesús oramos. Amén.

 

"Cambiando lugares" Escritura: Lucas 16,19-31.

 

MÓVIL CELESTIAL: Use cartulina azul, lana azul y, si posible, un gancho de ropa azul. Haga círculos en la cartulina y deje que los niños peguen bolitas de algodón para recordarle a los niños el lugar al que fue Lázaro (el cielo). Puede poner en círculos adicionales figuras de ángeles, la figura de Abraham, la de Lázaro, palabras como CIELO, ÁNGELES, etc. Para que se vean más bonitos, decore ambos lados de los círculos. Cuelgue los círculos del gancho utilizando la lana. Póngalos a diferentes niveles para hacerlos interesantes.

 

PERSONAS DE PALITOS DE MANUALIDADES: Use tela o fieltro violeta para representar al hombre rico y tela de saco o fieltro marrón para Lázaro. Use una bolita de espuma de polietileno para la cabeza y adórnela. Deje que los niños repitan la historia usando sus títeres de palitos.

 

RELEVO DE VESTIMENTAS EN BOLSAS: Llene una bolsa de papel (o caja) con ropa elegante y otra con ropa rota y lista para desechar. Deje que los niños formen equipos. Haga una carrera para que se vistan como el hombre rico y como Lázaro. Si tiene tiempo, haga que los equipos jueguen nuevamente pero utilizando la ropa contraria. Discuta la lección de hoy. (Asegúrese de que cada bolsa tiene igual número de ropas e igual número de cosas similares a las cuales cada personaje utilizaría en aquel entonces - sandalias buenas y casi para desechar, bolsas de dinero o para el pan, etc.)

 

CAMBIANDO LUGARES: Este juego es similar al de las sillas musicales. La mitad de los niños pueden ser llamados HOMBRE RICO y la otra mitad puede ser llamada LÁZARO. Cuando la música termine, la maestra dirá HOMBRE RICO o LÁZARO y sólo esos podrán cambiar de lugar. Los que no tienen que cambiar se sentarán de inmediato. Para hacerlo divertido, al final del juego la maestra podrá decir los dos para que todos los niños puedan levantarse y cambiar de lugar.

 

DOS CORAZONES: Deje que los niños decoren dos corazones grandes hechos en cartulina y escriban, tracen o peguen un letrero en cada uno: AMOR QUE NO FALLA y MI CORAZÓN SE GOZA EN MI SALVACIÓN. Ponga uno debajo de otro, uniéndolos con lana, y permítale a los niños colgarlos en el salón. Si desea que los niños se lo lleven a sus hogares haga los corazones más pequeños.

 

NUBES CELESTIALES: (Para niños pequeños) Provéale un plato de papel azul, o pídales que coloreen uno con crayola azul claro. Escriba o dele escrito QUIERO ESTAR EN EL CIELO CON JESÚS y dígales que pongan su nombre. Luego dígale que peguen bolitas de algodón en el plato, representando las nubes.

 

CAMBIANDO LUGARES: Designe un área grande para que los niños estén regados por ella. La maestra marcará 3-4 áreas diferentes utilizando letreros, dibujos o utilería que pueda mantenerse erguida. Estas áreas pueden ser "el comedor" (ya sea una mesa con alimentos o retratos de comedores con alimentos); "el cielo" área con tela o cartulina azul con nubes dibujadas, "la perrera " con fotos de diferentes clases de perritos. La maestra explicará que los niños deberán correr a la PERRERA, al COMEDOR o al CIELO según ella les indique. Luego de jugar, se sentarán en un círculo, cerca del área del cielo, y compartirán la historia de hoy.

 

CAMBIANDO LUGARES ARTÍSTICAMENTE: La maestra le proveerá a cada niño papel de construcción o de dibujo (puede ser hasta papel de periódico recortado al tamaño del papel de construcción) para que los niños hagan un dibujo de la historia de hoy. Pídales que escriban su nombre en el papel. Para hacer el dibujo pueden usar marcadores, etiquetas engomadas, tempera, crayolas, formas de polietileno o poliuretano (foam) etc. Los niños tendrán 3-4 minutos para hacer su dibujo. Luego la maestra les pedirá que se muevan un sitio a la derecha para que continúen dibujando en el papel de la otra persona por 2 minutos. Seguirán rotándose hasta que todos hayan decorado el dibujo de los demás. El proceso terminará cuando el artista original llegue a su obra para ver como ha quedado con la ayuda de los demás. Si ha usado témpera, deje secar el dibujo. Si tiene tiempo, hágale un marco para que lo puedan poner como obra de arte en su cuarto. (Para llevar a cabo el proceso más rápidamente, siente a los niños en mesitas de cuatro personas.)

 

CAMBIANDO LUGARES PARA EL VERSÍCULO BÍBLICO: Dígale a los niños que hagan una línea. Pueden estar sentados o parados. Dígales el versículo bíblico a aprender hoy. Luego indíqueles que van a cambiar de lugar ya que irán a la pizarra uno a uno para escribir una palabra del versículo y la cita bíblica. Si tiene tiempo dé una segunda ronda en la cual puedan dibujar algo de la historia en un papel y pegarlo en la pizarra abajo del versículo escrito. Recuérdeles que están cambiando lugares cada vez que uno de ellos van a la pizarra.

MEDITACION para Lc 16,19-31

Cuestra fe se redujera a un conjunto de pensamientos y dichos piadosos o unos ejercicios privados de culto tendría bien poco valor: algo así como papel mojado. Creer en Dios salvador es una actitud que anida en las decisiones y actividades todas de la vida (extraordinarias o cotidianas) que discurre bajo la atenta mirada de aquel que juzga y ama. Por eso, de la misma manera que Amós grita con claridad a su pueblo. "Se acabó la orgía de los disolutos", así la palabra de Jesús sobre Lázaro y el rico se convierte a nuestros oídos en una chispa que prende una inmensa hoguera.

El ejemplo que propone comienza casi como un cuento, para después denunciar públicamente y de manera radical la relación de los hombres entre sí. Jesús no entra, ahí, en cuestiones sociales, como podría parecer a primera vista, ni ofrece doctrina alguna sobre cómo es la vida después de la muerte. Se trata únicamente de presentar a nuestros ojos de manera plástica cómo son o debieran ser las cosas en el aquí y ahora de nuestra vida.

También tenemos que precavernos de un error: quien pretende ver precipitadamente que en el más allá tiene lugar un cambio de roles, de modo que el rico se sitúa debajo del pobre, ése es sospechoso de la clásica ideología según la cual la revolución de la injusticia en este mundo es imposible, puesto que la justicia es un asunto exclusivo del cielo.

Precisamente por este error fue denunciado el cristianismo como adormidera del pueblo. Quien explica así el Evangelio, le da la vuelta como a una manga, pues nada hay más extraño al sentir de Jesús que justificar la injusticia terrena mediante una posterior justicia divina. El Evangelio no conoce orden divino alguno que sancione las necesidades del mundo.

Un tema que una y otra vez aparece en la Biblia es el abismo existente entre los hombres: entre ricos y pobres, entre libres y esclavos, entre los dominadores y los "pobres diablos" de siempre, que jamás alcanzan la cara soleada de la vida. Esto contradice sin más el orden de Dios. Dios, Padre eterno, ha establecido entre sus hijos una familia de semejantes con igualdad de derechos. Al cristiano tiene, pues, que asaltarle el dolor y la indignación a la vista de las distancias y separaciones.

Jesús describe el fin de tales despropósitos. ¿Orden social? No habla de eso, sino de sensibilidad profundamente humana de cara al hermano que vive en la misma Tierra. Eso es lo que describe con drásticas imágenes.

¿Quién es el rico? No se dice su nombre. Es cualquiera. Siempre se trata de aquel cuya vida guarda para sí. El rico es aquel que sólo tiene ojos para atender a lo que sucede con relación a él mismo. La cuestión de sus cuentas bancarias no le produce problemas. Se trata en este tipo de personas que tienen una enfermedad de los ojos (ceguera), la cual se le ha extendido hasta el corazón. De ahí que no pueda soportar que alguien de su especie se le presente a la puerta. Pero esto, naturalmente, tiene fatales consecuencias: "Quien no ama a su hermano, al que ve, ¿cómo puede amar a Dios, al que no ve?(1 Jn 4,20).

El pecado del rico no consiste en ser rico, sino en que tiene a su hermano por demás. Lo mira, pero prescinde de él. En un crítico autoexamen tal vez podríamos descubrirnos muchos de nosotros en ese modelo, en los que no quieren que sus prójimos les molesten o inquieten. Indiferencia frente a las personas es lo más parecido que existe a "lejanía de Dios". Frialdad para con las personas puede ser signo de vaciedad o muerte interna: así es el sepulcro blanqueado.

Y ¿quién es Lázaro? Ahí se presenta el pobre, el desasistido que nos necesita. En cualquier caso, siempre se tata del miserable, de aquel que es tan malo como yo mismo. Cuando se abren nuestros ojos y despierta nuestra sensibilidad, descubrimos ante nuestra puerta más personas de las que creemos: amargados, acobardados, intimidados, empobrecidos. Muchas veces, el asunto que presentan nada tiene que ver con dinero o ayudas materiales (muchas veces sí, y de manera constante), sino con calor humano, acogida y dedicación de tiempo. Sin detenerse a pensar, ocurre con mucha frecuencia que tanto creyentes como increyentes o indiferentes nos excusamos para no atender a una situación: "yo no sabía...", o, como afirmó un escolar en una ocasión (seguramente aprendido de un adulto), "Dios no me lo había encomendado".

¿De verdad que no? Dios nos sale al encuentro mediante formas muy distintas y sorprendentes. Donde no se le puede buscar es entre los ángeles: con demasiada frecuencia, el justificante de nuestra consciente inhibición frente a los demás son argumentos refinadamente razonados, que nos los presentamos a nosotros mismos con todos los visos de afianzarse en la verdad. Porque el otro, por ejemplo, está lleno de defectos que debería corregir..., tiene mala voluntad..., miente... o está así porque quiere ("yo no doy veinte pesos para que ése, con pinta de borracho, se los gaste en vino"). ¿No es cierto que, aun así, Dios se presenta realmente a nuestra puerta? Son los ojos y el corazón los que precisan de una mirada sensible, para que no tropecemos con Dios y creamos que no es más que una piedra en el camino.

(Aporte de EUCARISTÍA 1992/45)

 

23 sept 2013

LAS SIETE LLAVES

El primer paso para conocer la Palabra de Dios que está en la Biblia, es leer la misma Biblia.

El Apocalipsis, en el capítulo 5, habla de un libro cerrado con siete sellos. El visionario del Apocalipsis llora porque nadie es capaz de abrir, leer y explicar el libro. Pero los seres vivos y los ancianos entonan un cántico a Jesucristo, Señor de la historia, único capaz de abrir el libro y desvelar sus misterios. Ciertamente este libro es también el libro de la historia de la humanidad y en él está también la historia del pueblo de Dios y la nuestra. Y tanto la Biblia como la vida deben ser leídas a partir de Jesús, el Cristo y Señor.


Las siete llaves:(adaptación de la dinámica extraída del libro "El Poblado de la Biblia", J.silvia,Paulinas,m)

Con las "siete llaves" tú descubres la Palabra de Dios que está en la Biblia y en la vida y entiendes mejor el sentido que se esconde detrás de las palabras.

Pies firmes en la realidad. Para leer bien la Biblia es necesario leer bien la vida. Conocer la realidad personal, familiar y comunitaria del país y del mundo.También es necesario conocer la realidad en la cual vivió el Pueblo de la Biblia. La Biblia no cayó del cielo ya hecha. Ella nació de las luchas, de las alegrías, de la esperanza y de la fe de un pueblo (ver Ex 3,7-10).

Ojos bien abiertos. Un mirada sobre el texto de la Biblia y otra sobre el texto de la vida. ¿De qué habla el texto de la Biblia? La Palabra de Dios está en la Biblia y está en la vida. Necesitamos ojos para escudriñarla.

Oídos atentos, en alerta. Un oído para escuchar el clamor del pueblo y otro para escuchar lo que Dios quiere decir.

Corazón libre para amar. Leer la Biblia con amor y con cariño, con la emoción que el texto provoca.

Sólo quien ama a Dios y al prójimo puede entender lo que Dios habla en la Biblia y en la vida.

Corazón disponible a convertirse.

Boca. Para anunciar y denunciar aquello que los ojos vieron, los oídos oyeron y el corazón sintió sobre la Palabra de Dios y la vida. ¿Cómo me puedo callar?

Cabeza para pensar. Usar la inteligencia para meditar, estudiar y buscar respuestas a nuestras dudas. Leer la Biblia, y leer también otros libros que nos expliquen la Biblia.

Rodillas dobladas en oración. Sólo con mucha fe y oración se puede entender la Biblia y la vida. Pedir ayuda al Espíritu Santo para entender el "espíritu" de la Biblia. No podemos hacer una lectura al pie de la letra, porque la letra mata y el espíritu vivifica, como lo advierte San Pablo (ver 2 Cor 3,6).

Ciertamente descubriremos otras llaves, pero éstas son indispensables.

 

Es bueno juntar las llaves a un llavero fuerte y firme. Este llavero es la familia, el círculo bíblico, o la comunidad. La Biblia leída con la comunidad se hace más fácil, más provechosa, más agradable y es signo de la presencia de Dios (ver Mt 18,20).

 

Curiosidades sobre la Biblia

1. ¿La Biblia fue escrita en capítulos numerados, como hoy la tenemos?

No. Ningún libro de la Biblia fue escrito numerando los capítulos. Quien tuvo la idea de dividir la Biblia en capítulos fue Esteban Langton, arzobispo de Cantourbery, profesor en la Universidad de París, en el año 1214 d.C.

2. ¿Quién hizo la división en versículos?

En 1551 Robert Etiene, redactor y editor en París, hizo la experiencia dividiendo el NT de lengua griega en versículos. A Teodoro de Beza le agradó la idea y en 1565 dividió toda la Biblia en versículos.

3. ¿Por qué dividieron de esta manera los libros de la Biblia?

Esto lo hicieron por dos razones: para que nos quede más fácil citar los textos bíblicos y ubicar rápidamente los textos citados.

4. En la Biblia, ¿cómo encontramos los capítulos y los versículos?

En la citación, el capítulo es el número que está antes de la coma, y el versículo es el número que viene después de la coma, nos indican donde comienza y donde termina.

Ejemplo: Gen 11,1-9, esto significa que debes buscar el libro del Génesis capítulo 11, versículos de 1 a 9.

En las Biblias, el capítulo está escrito en tipo más grande y el versículo en número pequeño. Repara, también, la abreviatura del libro del Génesis (Gen).

5. ¿ Quién tradujo por primera vez toda la Biblia y cuándo fue impresa como la tenemos hoy?

La primera traducción, y la más famosa Biblia en latín, es la de San Jerónimo, conocida como Vulgata (del latín = la divúlgala). Esto sucedió por el año 400 d.C., a pedido del Papa Dámaso.

Verdaderamente, la primera traducción de la Biblia fue la traducción de la Biblia hebrea (de los Judíos) para el griego, conocida como la traducción de los LXX (70), muy usada en la época de Jesús y en las comunidades.

6. ¿Cómo se presentaba la Biblia antes de que surja la imprenta?

De diversas formas: en pedazos de papel vegetal; en rollos de pergaminos (cuero de animal); en papiro (especie de papel vegetal) y en "hojas".

7. ¿La Biblia protestante es diferente de la Biblia católica?

El Nuevo Testamento es igual para todos.

El Antiguo Testamento en la Biblia católica tiene siete libros más. Estos libros son: Tobías; Judit; 19 y 29 Macabeos; Sabiduría; Eclesiástico; Baruc, que son de traducción griega.

8. ¿Qué quiere decir las palabras exégesis y hermenéutica?

La palabra "exégesis" es un término griego para explicar el trabajo que hacen los estudiosos en el análisis de un texto bíblico. Significa "sacar de dentro" todo lo que el texto dice.

El texto es como un tejido entrelazado por hilos diferentes. La exégesis se dedica al estudio del tejido bíblico.

La palabra "hermenéutica" también es una palabra de origen griego y significa el trabajo de encontrar el mensaje que está escondido detrás de las palabras y como se aplica al hoy. 

El pueblo aumenta, pero no inventa ¿Cómo fue que la Biblia llegó hasta nosotros?

Esta es una pregunta que muchos se hacen. La Biblia antes de ser escrita fue vivida, y después fue contada por los padres a los hijos, de generación en generación. Mira los Salmos 44,2;78,3-4;145,4; Ex 10,2. Este período, que duró aproximadamente 900 años, se llama Tradición Oral.

La Biblia comenzó a escribirse durante el reinado de Salomón, por el año 950 a.C. Hoy, por respeto a la cultura judaica, algunos prefieren llamar al Antiguo Testamento, "Primer Testamento". El Antiguo Testamento quedó listo por el año 50 a.C., y el Nuevo Testamento a final del siglo I. Por lo tanto la Tradición Escrita duró aproximadamente otros 900 años. Como la madre, que gesta a su hijo en la intimidad oculta y sin embargo le habla..., así Dios actuó con su pueblo.

19 sept 2013

PAUTAS PARA LECTURA ORANTE DEL EVAGELIO DE LC 16,1-13 DE JOVENES

Algunas preguntas para ayudarte en la lectura atenta…

¿Por qué el amo despide al administrador? ¿Qué hace el administrador al respecto? ¿Por qué el administrador es alabado por el Señor?

Algunas consideraciones para una lectura provechosa…

El capítulo 16 es casi en su totalidad exclusivo de San Lucas, y aborda, como tema principal, los bienes de este mundo. Primero la parábola del administrador infiel (vv. 1-13), luego, los fariseos amantes del dinero (vv. 14-18), y al final lo que puede pasar a los malos administradores (vv. 19-31) con la parábola del rico y el pobre Lázaro. Leemos hoy Lc 16,1-13 que está conformado al menos por dos grandes partes: en la primera, Jesús se dirige a sus discípulos con la parábola del administrador infiel (vv. 1-8); y en la segunda, el mismo Jesús hace alguna aplicaciones prácticas a la luz de la parábola recién contada (vv. 9-13).

La parábola va desde "había una vez un hombre rico" hasta "el Señor alabó al administrador injusto porque había obrado con sagacidad". Pero, cómo Jesús cuenta la historia.

Situación (vv. 1-2): Quizá en sus orígenes la parábola se dirigía a los no convertidos, a los fariseos; y posteriormente, la iglesia primitiva aplicaría la parábola a la comunidad (añadiendo "a los discípulos", v. 1). Es probable que un extranjero rico radicado en Palestina, se hiciera ayudar de un nativo que administrara sus bienes para que sus paisanos le tuvieran confianza en los negocios. Pero tanto el administrador como los inversionistas estarían bajo el yugo de aquel hombre rico.

El administrador fue acusado ante el rico de malgastar su hacienda. No son rumores ni una difamación; si así fuera, el administrador debía haberse defendido, y no lo hizo. Se supone que el amo ha verificado las denuncias, y por eso, le pide cuentas y decide despedirlo. No se precisa más. Los lectores nos quedamos con la duda con respecto a qué o cómo el administrador malgastó la hacienda de su amo. Por cierto, en una situación semejante a la acontecida con el hijo pródigo, que malgastó la fortuna que le había dado su padre.

El administrador piensa y toma decisiones (vv. 3-4): Ante la situación embarazosa que vive, el administrador discierne porque tiene que tomar decisiones con prontitud, no le queda mucho tiempo. Constata para sí mismo que es incapaz de realizar un trabajo físico pesado, y le es psicológicamente imposible pedir limosna. Y pensando en su futuro inmediato ("cuando sea destituido") decide realizar acciones estratégicas, diríamos nosotros hoy, para que como dice él "me reciban en sus casas". Pero, ¿quiénes lo recibirán? Es lo que de inmediato se contará.
El administrador otorga un descuento a los deudores (vv. 5-7): Los orientales gustan de las grandes cifras, es lo que se refleja en la parábola. El administrador condona el 50% al primero y el 20% al segundo, pero se trata de grandes cantidades equivalentes; perdonadas en función de un propósito bien definido: que el administrador sea recibido por estos beneficiados cuando sea destituido de su cargo (cf. v. 4). Rompe con el círculo de la opresión porque ahora se pone del lado de las víctimas, a quienes les aminora la deuda que tienen con el amo.

El administrador no le está robando nada a su amo; sólo está renunciando a lo que sería su ganancia, quizá excesiva. Aquí no se evalúa la moralidad de su actuación, por el despilfarro de que lo acusaron o por sus ganancias excesivas, a las que ahora renuncia; sino que se pone de ejemplo de actuación rápida, efectiva y astuta ante una situación de crisis. El administrador ha sabido en el presente sacar ventaja para su futuro.

La alabanza al administrador y aplicaciones para la vida de la comunidad (vv. 8b-13)

El amo de la parábola, y no Jesús como algunos sugieren, es el que reconoce la prudencia del administrador, que se muestra audaz en su rápida y decidida acción. Jesús retoma la alabanza del administrador para ejemplificar cómo los discípulos deben ser astutos, procurando con el dinero injusto ganarse amigos "que los reciban en las moradas eternas". Lo verdaderamente valioso son las personas y sus relaciones caritativas, justas y amorosas.

Los discípulos son probados en la administración de los bienes terrenos, y si son fieles, serán aptos para administrar los bienes futuros (escatológicos – definitivos). La sagacidad cristiana a la que estamos invitados consiste en ocupar el dinero para practicar caridad y de esa manera, ganarnos el cielo. Los discípulos han de ser como el administrador de la parábola en los asuntos del Reino de Dios: prontos y astutos para tomar decisiones que los encaminen hacia las moradas eternas, a la plenitud de la vida.

Al final, una sentencia de Jesús: "No pueden servir a Dios y al dinero". Resulta interesante la etimología de las cosas que dan seguridad; es decir, el dinero, de cara a la expresión "amén", con la que está emparentada, pero que se refiere a la seguridad que viene de la confianza en Dios. Así, los discípulos deben decidirse: o confían en su dinero o confían en Dios. No hay manera de hacerse a un lado. Jesús desafía a los discípulos a que se decidan, o sirven al dinero o le dan su "amén" al único Dios – Padre de todos.

 
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18 sept 2013

Vivir la Fe Católica: Zoe, una niña valiente

Vivir la Fe Católica: Zoe, una niña valiente: La Verdad los hará libres ¿Quién es esta pequeña niña de 11 años? ¿Por qué está llorando con el crucifijo en su corazón? Su nombre es...