24 oct 2013

Lc 18,9-14

Jesús con sus parábolas hace que nos encontremos. Sí, él provoca encuentros. El encuentro del soberbio con el humilde, del pobre con el rico, del ignorante con el sabio, del creído con el humilde, del alegre con el entristecido, del obrero con el empresario, de los padres con los hijos, de los sacerdotes con su pueblo… Nos hace que nos encontremos porque nos pone al revés, nos da la vuelta. Los que creen tener éxito se dan cuenta de que sin Él no pueden hacer nada. Los que están en los primeros puestos se enteran de que el Reino es para los últimos. Los “más” se dan cuenta de que desde el Evangelio “más es igual a menos” (una revolución de la matemática del corazón).
Lo importante no es donde estemos, sino que nos encontremos, que nos sintamos hermanos, iguales junto a Jesús. Cuando hay encuentro se da la fraternidad y nos aproximamos a la vía de la justicia por el Amor.
¡Animémonos, no es una campaña! Es el Evangelio, que nos coloca “al revés”.
 


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