8 ago 2013
JN 12.32-48...UN TESORRO INAGOTABLE EN EL CIELO
"DIOS ME HA DADO UNA TAREA Y YO TRATO DE HACERLA LO MEJOR POSIBLE" ...ALABADO SEA MI SEÑOR.
7 ago 2013
PARABOLA DEL TESORO ESCONDIDO
Objeto: Puede usar un cofre o baúl del tesoro, un
mapa del tesoro, una copia del libro La isla del Tesoro o el video La isla del
tesoro de los Muppets (Muppet Treasure Island).
Así que, ¿cómo podemos almacenar tesoros en el cielo como Jesús dice que debemos? Lo hacemos alejando de nosotros todo deseo egoísta y prestando atención a los demás y a sus necesidades. Dándole a los pobres, ayudando a aquellos que tienen necesidad, amando a otros como nos amamos a nosotros mismos. Esas son las cosas que nos ayudarán a tener tesoros en el cielo donde no hay nada que pueda destruirlos ni llevárselos.
Escritura:
"Vendan sus
posesiones y den a los que pasan necesidad. ¡Eso almacenará tesoros para
ustedes en el cielo! Y las bolsas celestiales nunca se ponen viejas ni se
agujerean. El tesoro de ustedes estará seguro; ningún ladrón podrá robarlo y
ninguna polilla, destruirlo. Donde esté su tesoro, allí estarán también los
deseos de su corazón" (Lucas 12:33-34).
¿Has
ido alguna vez a una fiesta donde jueguen "Busquemos el tesoro
escondido"? ¡Es bien
divertido! Se juega dándole a cada
persona una lista de pistas o ideas que, si la persona las sigue correctamente,
la llevará hasta un "tesoro".
En muchas ocasiones el tesoro es un juguetito barato o un dulcecito, así
que cuando se esté jugando este juego es importante recordar que la diversión
es el buscar el tesoro, no el "tesoro" en sí. El buscar tesoros es
algo que le ha interesado a la personas por mucho tiempo. La isla del tesoro es uno de los libros más
populares que se haya escrito. Escrito
por Robert Louis Stevenson, le ha dado horas de diversión a muchos niños, niñas
y aún a adultos desde que se escribió allá por los 1800s. Es una historia llena de misterio y aventura
de un jovencito llamado Jim Hawkins quien encuentra un mapa en un cofre de un
pirata y comienza su búsqueda del tesoro.
Si no has leído el libro, tal vez hayas visto la película basada en él,
La isla del tesoro de los Muppets. Puede sorprenderte el saber que Jesús tenía
algo que decir acerca de buscar tesoros.
Un día, le dijo a sus colaboradores, "Vendan sus posesiones y den a
los que pasan necesidad. ¡Eso almacenará tesoros para ustedes en el cielo! Y
las bolsas celestiales nunca se ponen viejas ni se agujerean. El tesoro de
ustedes estará seguro; ningún ladrón podrá robarlo y ninguna polilla,
destruirlo. Donde esté su tesoro, allí estarán también los deseos de su
corazón" (Lucas 12:33-34).Así que, ¿cómo podemos almacenar tesoros en el cielo como Jesús dice que debemos? Lo hacemos alejando de nosotros todo deseo egoísta y prestando atención a los demás y a sus necesidades. Dándole a los pobres, ayudando a aquellos que tienen necesidad, amando a otros como nos amamos a nosotros mismos. Esas son las cosas que nos ayudarán a tener tesoros en el cielo donde no hay nada que pueda destruirlos ni llevárselos.
El
planificar un juego "Busquemos el tesoro escondido" es divertido y
los libros de piratas y sus tesoros escondidos son libros excitantes para leer,
pero el lograr almacenar tesoros en el cielo es algo muy serio. Pidámosle a
Dios que nos ayude en la búsqueda del tesoro correcto.
Padre,
a veces observamos los tesores que este mundo ofrece y perdemos de vista lo que
deseas de nosotros. Ayúdanos a servirte
sirviendo a otros y, al así hacerlo, ir haciendo nuestro cofre de tesoros en el
cielo. En el nombre de Jesús oramos,
amén.
Lucas
12:32-40
CARRERA
DEL TESORO: De ser posible, lleve a los niños a un área designada fuera de la
iglesia para que corran a buscar diversas clases de tesoros tales como
artículos de la naturaleza, juguetitos, versículos bíblicos, artículos de comer
y otros.
BUSCANDO
TESOROS: Dele a los niños un vaso plástico para que hagan su propio instrumento
para buscar tesoros. Pídales que recorten la parte de abajo del vaso. Usarán
éste mirando por la parte de arriba para que no se hagan daño. Pueden usarlo
mientras participan de las próximas dos actividades (BÚSQUEDA DEL TESORO y
BÚSQUEDA DEL ROMPECABEZAS BÍBLICO).
BÚSQUEDA
DEL TESORO: Tenga una caja grande de tesoros y decórela antes de la clase.
Ponga, de ser posible posible, artículos como juguetitos, animalitos, cuentas,
bolitas, etc. en bolsitas pequeñas transparentes como las que se usan para las
prendas y después de hacer una lista de ellos, escóndalas alrededor del salón
antes de que los niños lleguen. Deje que los niños busquen los artículos según
usted los vaya mencionando. Pídales que los pongan en la "caja de los
tesoros"
BÚSQUEDA
DEL ROMPECABEZAS BÍBLICO: Provea un cartón liviano a los niños y pídales que
copien el versículo de hoy (o si desea, puede dárselo impreso). Permítales
colorear y decorar el cartón con un dibujo de la Biblia, una cruz un corazón y
algunas etiquetas engomadas. Pídales que corten su dibujo en varios pedazos que
serán las piezas del rompecabezas. Pídales que le pongan sus iniciales a cada
pieza. Vierta las piezas de los rompecabezas sobre la mesa, poniéndolas boca
abajo, y pídales que, utilizando el instrumento de búsqueda hecho al principio
de la clase, busquen las piezas del compañero a su derecha. Luego harán el
rompecabezas. Cuando terminen le pasarán el rompecabeza al dueño el cual lo guardará
en un sobre con su nombre.
CAJA
DEL TESORO: Use una caja de pañuelos desechables, o cualquier caja que tenga un
orificio en la parte superior, y cúbrala con papel de construcción para
representar una caja de tesoros. Puede trazar la forma de una cerradura en otro
papel, recortarla y pegarla en la parte del frente de la caja. Provéale varias
tarjetitas en colores neón para que escriban versículos bíblicos. Éstos serán
los tesoros que pondrán en su caja. Anímelos a que semanalmente pongan el
tesoro del versículo de la lección en la caja.
PANTOMIMA
DEL TESORO: Divida los niños en equipos y permítale a los niños de cada equipo
trabajar creando una pantomima que sea un "tesoro" que ayude o anime
a alguien que tenga necesidad de crear "tesoros" celestiales. Si a
los niños no se les ocurriera alguna idea, la maestra puede suplirle ideas en
forma escrita (ayudando a un enfermo, llevando a alguien a hacer la compra,
ayudando a una persona que no sabe escribir a hacer y enviar una carta,
leyéndole a alguien que no sabe leer, etc.)
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"DIOS ME HA DADO UNA TAREA Y YO TRATO DE HACERLA LO MEJOR POSIBLE" ...ALABADO SEA MI SEÑOR.
1 ago 2013
CUENTO : EL AVARO QUE PERDIO SU TESORO
EVANGELIO DE Lc 12,13-21:Uno de la multitud le dijo:
"Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo
la herencia".
Jesús le respondió: "Amigo, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre ustedes?".
Después les dijo: "Cuídense de toda avaricia, porque aún en medio de la abundancia, la vida de un hombre no está asegurada por sus riquezas".
Les dijo entonces una parábola: "Había un hombre rico, cuyas tierras habían producido mucho,
y se preguntaba a sí mismo: '¿Qué voy a hacer? No tengo dónde guardar mi cosecha'.
Después pensó: 'Voy a hacer esto: demoleré mis graneros, construiré otros más grandes y amontonaré allí todo mi trigo y mis bienes,
y diré a mi alma: Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe y date buena vida'.
Pero Dios le dijo: 'Insensato, esta misma noche vas a morir. ¿Y para quién será lo que has amontonado?'.
Esto es lo que sucede al que acumula riquezas para sí, y no es rico a los ojos de Dios".
Su mayor ambición era tener mucho dinero para guardarlo. En cuanto tuvo una buena cantidad, pensó en esconderlo bajo tierra para que nadie se lo pudiera robar.
Jesús le respondió: "Amigo, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre ustedes?".
Después les dijo: "Cuídense de toda avaricia, porque aún en medio de la abundancia, la vida de un hombre no está asegurada por sus riquezas".
Les dijo entonces una parábola: "Había un hombre rico, cuyas tierras habían producido mucho,
y se preguntaba a sí mismo: '¿Qué voy a hacer? No tengo dónde guardar mi cosecha'.
Después pensó: 'Voy a hacer esto: demoleré mis graneros, construiré otros más grandes y amontonaré allí todo mi trigo y mis bienes,
y diré a mi alma: Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe y date buena vida'.
Pero Dios le dijo: 'Insensato, esta misma noche vas a morir. ¿Y para quién será lo que has amontonado?'.
Esto es lo que sucede al que acumula riquezas para sí, y no es rico a los ojos de Dios".
Col 3, 1-5.9-11 ● “Buscad los bienes de allá arriba, donde
está Cristo”.
CUENTO :El avaro que perdió su tesoro .
Había una vez un hombre muy avaro. Recogía el dinero y lo
guardaba inmediatamente, sin gastarlo para nada. Ni comía bien, ni vestía
decentemente.Su mayor ambición era tener mucho dinero para guardarlo. En cuanto tuvo una buena cantidad, pensó en esconderlo bajo tierra para que nadie se lo pudiera robar.
Al fin se
dirigió a un bosque y lo enterró bajo un árbol, alejándose luego de allí,
contento de pensar que nadie sabía dónde se hallaba su tesoro y, por tanto, no
se lo podrían arrebatar.
Pero en
contra de lo que creía, el hombre no vivía tranquilo. No comía ni dormía
pensando siempre si el dinero estaba bastante seguro enterrado en aquel lugar.
Cada día iba al bosque y allí se aseguraba de que el tesoro seguía en sus
sitio. Tantas veces fue y volvió del bosque que un campesino que vivía por los
alrededores se sintió picado por la curiosidad.
Observó con
atención lo que hacía el avaro y, cuando éste se fue, salió de su escondite y
con una pala cavó una fosa encontrando allí una gran cantidad de dinero. Sin
decir nada, lo cogió y se llevó no volviendo nadie a saber más de él.
A la mañana
siguiente, el avaro volvió al bosque y se dio cuenta de que alguien le había
robado. El pobre hombre comenzó a llorar y a desesperarse quejándose de su
desgracia. Tanto tanto lloraba que llamó la atención de un hombre que pasaba
por allí.
- ¿Qué
ocurre buen hombre? – le preguntó el caminante.
- ¡Me han
robado mi dinero!, ¡Todo lo que poseía!
- ¿Quién os
ha robado?
- ¡No lo sé,
para mi desgracia!
- ¿Dónde
estaba el dinero?
- Enterrado
aquí mismo. Ved la zanja que han abierto para llevárselo.
- ¿Y cómo es
que lo teníais enterrado? más cómodo era tenerlo en casa y así lo teníais más a
mano para usarlo.
- Yo no lo
usaba. ¡Jamás lo tocaba!
- Entonces
poned una piedra en su lugar! Si no lo usabais ¿por qué os afligís? Una piedra
será para vos tan valiosa como el dinero.
Y el
caminante se alejó tranquilamente.
MORALEJA: La
avaricia hace desgraciados a los hombres.
Pecado capital Avaricia: preocuparnos
mucho por tener bienes y dinero.
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evangelio de domingo t.Ordinario
"DIOS ME HA DADO UNA TAREA Y YO TRATO DE HACERLA LO MEJOR POSIBLE" ...ALABADO SEA MI SEÑOR.
La parábola del rico insensanto - Compartir
Ricardo Stirparo y Horacio Prado
La Palabra de Dios nos enseña que los bienes no son para acumular, sino
para compartir. El anhelo de Jesús es que vivamos en comunión, como hermanos. Y
esa comunión también toca nuestros bienes. El amor de Dios se hace visible
entre nosotros en el compartir la vida y las cosa que administramos. El
compartir los bienes con los demás, es un signo contundente de la presencia de
Dios en nuestras vidas. Nuestra opción por Dios, que es amor y comunión, nos
lleva buscar vivir la comunión de bienes y a denunciar el afán de tener, de
acumular y de dominar. ¿Con qué gestos concretos podemos construir y favorecer
una economía fraterna, basada en los valores de la caridad, la unidad, la
solidaridad y la comunicación de los bienes? Nuestra opción por vivir el Evangelio
implica también una opción de comunión con los más desfavorecidos, con los
olvidados y excluidos de la sociedad. La propuesta de este encuentro es que
juntos dejemos que la Palabra de Dios nos enseñe que sólo en el compartir
realizamos y hacemos plena la vida.
Primer momento: Motivación
«No acumulen tesoros en la tierra, donde la polilla
y la herrumbre los consumen, y los ladrones perforan las paredes y los roban.
Acumulen, en cambio, tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que
los consuma, ni ladrones que perforen y roben. Allí donde esté tu tesoro, estará también tu
corazón»Mt 6, 19-21
Para introducir el tema,
trabajaremos en pequeños grupos con un listado de frases que expresan distintas
ideas acerca del dinero y nuestra relación con él. Luego de leer las frases
iniciaremos un diálogo para analizarlas, guiados por las siguientes preguntas:
·
Analizar
cada una de las frases.
·
¿Qué
valores o antivalores encierra cada una?
·
Agrupar
aquellas con las que acordamos y aquellas con las que no.
·
Elegir una
o dos que mejor expresen cómo se vive la relación con los bienes en nuestra
cultura.
·
¿Nos
sentimos identificados con alguna? ¿Con cuál? ¿Por qué?
·
Elaborar
una nueva frase, que sea expresión de la propuesta del Evangelio en relación a
los bienes.
Frases
- Dime cuánto dinero tienes… y te diré cuánto vales…
- El dinero no es nada, pero mucho dinero es otra cosa.
- No es más rico el que más tiene más, sino el que menos necesita.
- Hay gente tan sumamente pobre, que sólo tiene dinero.
- El dinero solo trae problemas, por eso los animo a que me lo den.
- ¿Quieres ser rico? Entonces no te afanes en aumentar tus bienes, sino
en disminuir tu codicia.
- Mi sueño es tener mucho dinero para vivir tranquilo como los pobres.
- Quien cree que el dinero lo hace todo, termina haciendo todo por
dinero.
- El que no considera lo que
tiene como riqueza más grande, es desdichado, aunque sea dueño del mundo.
- El dinero no da la felicidad, pero procura una sensación tan parecida,
que necesita un especialista muy avanzado para ver la diferencia.
- Llevo dentro de mí mismo un peso agobiante: el peso de las riquezas
que no he dado a los demás.
- ¡Hay tantas cosas en la vida más importantes que el dinero! ¡Pero
cuestan tanto!
- Algún dinero evita preocupaciones; mucho las atrae.
- En la vida hay que escoger entre ganar dinero o gastarlo. No hay
tiempo suficiente para ambas cosas.
- La riqueza es como el agua salada: cuanto más se bebe, más sed da.
- Muchas veces, el dinero lo compramos demasiado caro.
- Los avaros son como las abejas, trabajan como si fueran a vivir
eternamente.
- El dinero es un buen siervo, pero un mal amo.
- Lo que tengo, cuando lo doy, se convierte en lo que soy.
- Todo necio confunde valor y precio.
Puesta en común y conclusiones.
Segundo momento: Anuncio de la Palabra y trabajo
grupal
Lectura de Lc 12, 16-21 («Parábola del rico insensato»).
Para la puesta en común se reúnen en pequeños grupos para que haya más
confianza en el diálogo.
4º momento:
Oración
Les dijo entonces una parábola: «Había un hombre
rico, cuyas tierras habían producido mucho, y se preguntaba a sí mismo: ¿Qué
voy a hacer? No tengo dónde guardar mi cosecha. Después pensó: Voy a hacer
esto: demoleré mis graneros, construiré otros más grandes y amontonaré allí
todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi
alma: Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come,
bebe y date buena vida. Pero Dios le
dijo: Insensato, esta misma noche vas a morir. ¿Y para quién será lo que has
amontonado?». Esto es lo que sucede al que acumula riquezas para sí, y no es
rico a los ojos de Dios».
Luego se dialoga con el grupo sobre el mensaje de esta lectura y se van
escribiendo en un afiche las palabras clave: avaricia, egosimo, insensatez,
riqueza… El coordinador remarca las ideas que considera centrales e invita a
buscar qué valores estuvieron ausentes en esta situación: generosidad,
compartir, solidaridad, pensar en los demás…
Se propone trabajar en grupos para elaborar y escribir una parábola con
el mismo mensaje del rico insensato pero con personajes y situaciones de la
actualidad. Se termina este momento grupal con una puesta en común y el
cometario de las parábolas.
3º momento:
Reflexión personal
Después de haber profundizado sobre el mensaje del texto y de recrearlo
en los grupos, se propone un momento de reflexión personal guiados con la
siguiente ficha:
¿De qué está lleno el
granero de mi vida?
¿Qué otras cosas quisiera
tener?
¿Qué cosas no comparto
con nadie?
¿Qué cosas me animo a
compartir con mis amigos, mi familia?
¿Qué cosas puedo
compartir con todos?
¿Qué significan para mí,
las cosas que me cuesta compartir?
¿Cuáles son mis temores?
¿Qué experiencias
positivas tuve de compartir mis bienes?
¿Cuáles fueron negativas
y cómo influyeron en mí?
|
Para iluminar el momento de la oración se puede leer un testimonio de
madre Teresa de Calcuta y e invitar a orar espontáneamente pidiendo al Señor
que nos enseñe a amar de este modo.
Ese niño me enseñó a amar. Cierta vez, en el hogar
de Calcuta, no teníamos azúcar para los niños. Un vecinito, de cuatro años,
escuchó decir que la madre Teresa se había quedado sin azúcar. Fue a su casa y
dijo a sus padres que no comería azúcar durante tres días para dársela a madre
Teresa. Al cabo de los tres días, sus padres lo trajeron a nuestra casa: entre
sus manos tenía una pequeña botella de azúcar; lo que no había comido. Aquel
pequeño me enseñó a amar. Lo más importante no es lo que damos sino el amor que
ponemos al dar.
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evangelio de domingo t.Ordinario
"DIOS ME HA DADO UNA TAREA Y YO TRATO DE HACERLA LO MEJOR POSIBLE" ...ALABADO SEA MI SEÑOR.
Jesús nos advierte acerca del egoísmo y la avaricia. DOMINGO 18- Año C
Objeto: Dos pedazos de pastel, uno grande y uno pequeño.
Escritura: "¡Tengan cuidado! -advirtió a la gente-. Absténganse de
toda avaricia; la vida de una persona no depende de la abundancia de sus
bienes" (Lucas 12:15)
¡Hmm, hmm! Miren lo que tengo.
Dos pedazos de pastel. Si les
dejara escoger uno de los dos pedazos para comerselo, ¿cuál escogerían? Creo que probablemente escogerían el pedazo
grande, ¿no es así? Eso me recuerda una
historia sobre un hermano y una hermana llamados Yésica y Guille.
Un día Yésica y Guille llegaron
de la escuela y deseaban comer una merienda.
Su mamá había horneado un pastel durante la semana y había suficiente
pastel para que cada uno de ellos pudiera tener un pedazo. "Comamos un pedazo de pastel",
sugirió Guille. "Traeré el pastel
mientras buscas un vaso de leche para cada uno". Cuando Guille cortó el pastel lo hizo de esta
forma: un pedazo más grande que otro. Yésica echó leche en los vasos y se sentó
a la mesa. Guille trajo el pastel y puso
el pedazo más pequeño frente a Yésica y tomó el más grande para él.
"¡Mira lo que has
hecho!" gritó Yésica. "Me
diste el pedazo más pequeño y tomaste el grande para tí".
"Bueno, ¿y cómo lo hubieras hecho tú?", preguntó Guille.
"Si hubiese estado
sirviendo", dijo Yésica, "te hubiese dado el pedazo más grande y me
hubiese quedado con el más pequeño".
"Bien, ¿de qué te quejas?
¡Eso fué exactamente lo que hice!"
Guille y Yésica comenzaron a reírse y a comerse su pastel.
Puede ser que nos dé gracia esta
historia, pero la avaricia y el egoísmo
son un asunto muy serio. Cada día
vemos personas que no sólo desean el pedazo más grande del pastel para sí, sino
que desean el pastel completo. Jesús
contó una historia de un hombre que era así.
El hombre en la historia de
Jesús era muy rico. Tenía una finca
grande y fértil que producía buenas cosechas.
"¿Qué debo hacer?", se preguntaba. "He tenido una cosecha tan grande que no
tengo espacio en mis graneros para guardarla toda".
¿Qué creen que hizo el hombre?
Él pudo haber compartido de lo que tenía con los que no tenían lo
suficiente. ¿Crees que eso es lo que
hizo el hombre? No, en lugar de eso dijo: "Sé lo que voy a hacer. Derrumbaré mis graneros y construiré otros
más grandes. Entonces me diré: 'Tienes
suficiente de todo. Disfrútalo. Come,
bebe y goza'".
Dios le dijo a este hombre rico:
"¡Tonto! Morirás esta noche.
Entonces, ¿quién heredará todo esto?"
Dios es bueno y nos ha dado la
gran mayoría de las cosas que necesitamos.
La pregunta es, ¿qué haremos con lo que Dios nos ha dado? ¿Lo compartiremos con otros que no tienen tanto
como nosotros, o nos lo quedaremos
nosotros? Recuerda la advertencia
que dió Jesús a los que le escucharon. "¡Tengan cuidado! Absténganse de toda avaricia".
Padre, a la gran mayoría de nosotros nos has bendecido
con más de lo que necesitamos. Ayúdanos
a ser generosos y a compartir con aquellos que no tengan tanto. Amén.
Lucas 12:13-21
GRÁFICA CIRCULAR: La maestra tendrá un
círculo dividido en pedazos (como de un pastel cortado y listo para comer)
hechos en papel de construcción. Los niños cogerán los pedazos y los pegarán en
otro papel de construcción. En cada "pedazo de pastel" dibujarán o
escribirán las maneras en que demuestran la generosidad de sus vidas. Discuta
la idea de darle a otro algo que le pertenece a ellos y ¡anime a los niños a
llevar a cabo este acto de generosidad en esta semana!
COMPARTIENDO CON OTROS: La maestra tendrá
una bolsita de diferentes artículos (jueguitos, dulcesitos, libretitas, etc.)
para darle a cada niño al final de la clase. Anime a los niños a compartir esos
artículos con otras personas de la iglesia antes de que termine el servicio, o
si un niño tiene alguien en su casa o su vecindario con el cual desee compartir
sus artículos, permítales hacerlo. La maestra pudiera tener otra bolsita de
dulcesitos, galletitas, lápices, goma de mascar, juguetitos o cualquier otra
cosa que se consiga en una librería cristiana para que cada niño pueda tenerla
para sí.
MANOS QUE COMPARTEN: Pídale a los niños
que tracen sus manos y recorten 8 "manos". Escribirán en el medio de
un plato de papel "MANOS QUE COMPARTEN" y peguen las 8 manos
alrededor del plato. Luego le pondrán una cinta para poder colgar el plato en
una pared. Discuta lo que manos que comparten pueden hacer generosamente.
COMPARTIENDO UNA BIBLIA DE JABÓN: Dele
una barra de jabón a cada niño y péguenle fieltro a la barra de jabón para que
parezca como una Biblia. Pueden pegarle cinta alrededor de 3 lados del jabón
para que luzca como las orillas o páginas de la Biblia. Escriba la palabra
BIBLIA en la parte del frente usando pega con brillito, letras de poliuretano (foam)
o marcadores. ¡Esta Biblia puede ser compartida con alguna persona! Un
versículo bíblico puede ser pegado en la parte de atrás de la Biblia, si desea.
COSAS QUE NOS HACEN SER AVAROS: Dele un
papel de estraza de aproximadamente 18 pulgadas (45.7 cm) a cada niño. En la
parte superios deberán escribir, o se le puede dar para que ellos peguen, el
versículo de Lucas 12:15 ("¡Tengan cuidado! Absténganse de toda avaricia;
la vida de una persona no depende de la abundancia de sus bienes").
Provéale también revistas para que busquen fotos o dibujos de cosas que hacen
que ellos sean avaros en el compartir con otros, pero que a la vez, no sean
necesarios para ser felices. Decoren su papel con marcadores en colores.
Péguelo en la pared. Puede hacer ésto un proyecto de clase haciendo el papel
original más largo y permitiendo que todos los niños trabajen en el banderín.
"DIOS ME HA DADO UNA TAREA Y YO TRATO DE HACERLA LO MEJOR POSIBLE" ...ALABADO SEA MI SEÑOR.
MEDITACION PARA LC 12,13-21
LC 12,13-21 |
1. Dos actitudes de la sociedad
"Vaciedad sin sentido, todo es vaciedad" (Ecl
1,2). El autor de esta frase bíblica es un judío profundamente pesimista que,
al repasar todos los aspectos de la vida humana, siempre encuentra limitación,
engaño o desgracia. ¿De qué sirve todo lo que hacemos?, ¿no es la vida humana
un intento inútil?, ¿se puede conseguir la felicidad?
La parábola del rico necio nos presenta una actitud muy
distinta: la de un hombre seguro de sí mismo, que cree que su felicidad se
identifica con lo que hace y tiene.
Son dos actitudes distintas, pero igualmente comunes en el
corazón humano. ¿No somos una curiosa mezcla de estas dos posturas? Por una
parte, autosuficientes y seguros, como si la felicidad fuera algo que podemos
comprar y asegurar por nosotros mismos; por otra, pesimistas y desengañados,
como si nada valiera la pena y la vida careciera de sentido. También nuestra sociedad de consumo y de la técnica parece
una mezcla de estas dos actitudes: quiere infundirnos seguridad y confianza,
como si tuviera la fórmula de la felicidad -idea repetida machaconamente en los
anuncios de la televisión-, a la vez que se palpa en ella la inquietud y el
desconcierto, la falta de rumbo y de sentido a la vida, su caminar de crisis en
crisis.
¿Hay una respuesta cristiana a todo esto? La actitud de
Jesús no es la del pesimista: su mensaje es anuncio de una "gran alegría
para todo el pueblo" (Lc 2,10); tampoco la del hombre seguro de sí mismo:
la crítica que hace de él es total. ¿Será la suya una especie de actitud
intermedia? No; ésta será una respetable actitud humana, no sé si realizable,
pero no es la actitud de Jesús ni debe ser la del cristiano.
La respuesta
cristiana es "caminar", abrirnos a la vida de Dios manifestada en
Jesús, ahondar en sus planteamientos. La respuesta cristiana definitiva está
siempre "más allá".
2. La riqueza acumulada es pecado
Las palabras que dirige Jesús a los ricos y a los que están
saciados deberían resonar como un mazazo en nuestra civilización de consumo, en
nuestra economía del lujo, en nuestra locura de producir sin haber determinado
previamente qué hombre, qué sociedad y qué clase de vida queremos construir o
estamos construyendo.
El problema del mundo moderno, como el problema del rico,
no es que no posea bienes, sino que no sabe usarlos ni distribuirlos bien, no
sabe someterlos a su servicio, no hace que sirvan a todos los demás, no acierta
a destruir todo lo que está hipotecando el futuro humano.
La riqueza acumulada -por individuos o naciones es un pecado
social gravísimo: esa riqueza que uno guarda para sí solamente, esa riqueza que
nos convierte en sus esclavos, esa riqueza que impide que los demás tengan lo
necesario para vivir con dignidad. Carecer de los bienes imprescindibles para
una vida humana digna es un estado lamentable, del que hemos de guardarnos y
preservar a los demás, porque crea en los que lo padecen una preocupación, un
tormento, una esclavitud, que les impiden ser libres y ponerse a disposición de
los demás. Tener demasiados bienes es también una preocupación y una
esclavitud, del mismo estilo que la anterior, de la que nos debemos liberar y
ayudar a los demás a liberarse.
El rico necio no es aquel que tiene las manos llenas,
porque se pueden tener llenas y abiertas: ¡pronto quedarán vacías! Ni el pobre
verdadero es el que tiene las manos vacías, porque las puede tener vacías y
cerradas. Pobre, según la primera bienaventuranza de Jesús, es el que tiene las
manos abiertas, tanto si están llenas como si están vacías; es el que lo espera
todo, lo da todo, lo recibe todo..., y así vive en los que ama y le aman. No
nos debe preocupar si tenemos mucho o poco, siempre que tengamos lo necesario.
Lo único decisivo es saber si lo estamos compartiendo. Si los bienes que
tenemos los estamos compartiendo, somos pobres de espíritu y no tardaremos
mucho en serlo de bienes materiales. Si
nos atrincheramos en ellos y los guardamos, somos ricos necios.
3. "Dile a mi hermano que reparta conmigo la
herencia"
Este pasaje es propio de Lucas. Nos narra un caso real
sobre una herencia y una parábola que generaliza el hecho.
El apego a las riquezas y el afán de lucro es un tema que
Lucas trata con insistencia, sin que esté ausente de los demás evangelistas.
Subraya constantemente el peligro que entrañan para la vida de fe y para la
comunidad cristiana.
¿Por qué esta insistencia? Seguramente porque el afán
desmedido de poseer estaba poniendo en peligro la unidad de la comunidad, el
amor fraterno y la vivencia de la espiritualidad evangélica. Peligro presente
en todas las épocas de la Iglesia.
A la vez, insistía en la pobreza y el desprendimiento
radicales como único camino válido para un discípulo de Jesús.
Las palabras de Jesús sobre el afán de riquezas están
motivadas por la petición, hecha probablemente por el menor de dos hermanos, a
que intervenga ante su hermano mayor para que le dé la parte que le corresponde
de la herencia. Como el derecho a la herencia estaba regulado por la ley
mosaica, que favorecía notablemente a los primogénitos, era frecuente acudir a los
rabinos para que hicieran de árbitros.
En este caso parece que el hermano mayor no quiere
entregarle su parte. El hombre acude a Jesús, al que trata como doctor de la
ley, para que ejerza su influencia sobre su hermano injusto.
Jesús rechaza este papel de mediador. Es natural: la vida
humana transcurre frecuentemente por caminos distintos a los suyos. Los bienes,
las riquezas en general, no son para el hombre la fuente de su vida. Por eso,
para Jesús eran cuestiones muy secundarias. ¿Para qué defender un egoísmo de
otro? El afán de riquezas era el verdadero motivo del conflicto que querían que
Jesús resolviera. De ahí las palabras que dirigió a continuación a la gente,
invitándola a guardarse "de toda clase de codicia".
Son los valores del reino de Dios los que mueven a Jesús a
actuar y son los que deben mover a la Iglesia. Su negativa no debe
interpretarse como si las cuestiones económicas y sociales no tuvieran ninguna
relación con el reino de Dios, pero sí que es inútil resolverlas desde una
óptica individualista o pretendiendo que la autoridad religiosa asuma unas
funciones que corresponden a la autoridad civil. El mensaje de Jesús fundamenta
una verdadera ética social, pero no es un código para resolver cada caso
particular ni para establecer un determinado orden temporal en la sociedad. No
se puede invocar el evangelio en favor de un determinado modelo de sociedad,
porque ninguno agotará sus posibilidades.
El olvido de tan elemental principio ha llevado a la
Iglesia a enfrentamientos innecesarios con las autoridades civiles. Su misión
es explicar a los cristianos el sentido del evangelio y su relación con lo
temporal, sin pretender dar una solución definitiva, pero sí defendiendo
siempre los derechos de los marginados y explotados de la sociedad.
Plantear a Jesús problemas de herencias es no entender nada
de su mensaje. Ni en los casos en que
las riquezas fueran bien adquiridas, como fruto del esfuerzo personal o de la
suerte. La cuestión es siempre la misma: no son un bien definitivo, para
siempre. ¡Cuántas divisiones y enfrentamientos se producen por cuestiones de
dinero y de herencias! Incluso entre hermanos, como vemos en este pasaje. El
afán de dinero es una idolatría, a la que sacrificamos todo: hermanos, amigos,
el buen entendimiento entre los hombres y entre las naciones. Se lo
sacrificamos todo como si fuera un absoluto, como si dependiese de él la
felicidad y el sentido de nuestra vida.
4. Todos los bienes temporales son relativos
"Guardaos de toda clase de codicia. Pues aunque uno
ande sobrado, su vida no depende de sus bienes". Todos los bienes temporales son
relativos, transitorios, no producen la felicidad a que puede aspirar el
corazón humano. Las riquezas no salvan de un cáncer o de un infarto;
siempre quedan más acá de la muerte.
Además, traen con frecuencia desazones, ambiciones, falsas
seguridades que nos atan a la tierra, que nos impiden ser nosotros mismos, que
nos convierten en esclavos y nos dejan con las manos vacías a la hora de la
verdad.
El afán de riquezas no queda limitado por el deseo de
poseer bienes materiales; incluye también todo lo que no es definitivo o
escatológico: la cultura, el prestigio personal, el bienestar, las
diversiones... Todas estas realidades hemos de verlas en función de "los
bienes de allá arriba, donde está Cristo" (Col 3,1). No pueden impedirnos
responder a las llamadas de Dios.
El desprestigio del afán de riquezas nace de la experiencia
cotidiana, accesible a la mirada más simple: la colosal desproporción que
existe entre el trabajo que ponen los hombres por poseer muchas cosas y el
hecho de que esos bienes no sirven en absoluto más allá de esta vida. De esa
forma, el hombre pasa casi toda su existencia acumulando unos bienes que, en
definitiva, no le sirven para nada.
La espera de la
vida futura no puede alejarnos de las responsabilidades presentes. Pero sí
empujarnos a dar a cada cosa su verdadero valor. Y las riquezas, que deberían
aliviar la vida, son normalmente causa de su ruina al desviarnos de la
verdadera dirección. Hemos de reconocer que la relación existente entre el afán
de riquezas y el evangelio de Jesús es nula. A una sociedad como la nuestra,
apasionada por los bienes materiales y el confort, que ni siquiera deja
indiferentes a los más fogosos contestatarios de la sociedad de consumo, ávida
de loterías y quinielas, lo único que podrá equilibrarla y darle ese sentido
que necesita es el redescubrimiento del destino verdadero del hombre. Un
destino que está en Dios, en todo lo que él significa para el hombre.
5. La parábola
La parábola del rico necio explica la idea de Jesús sobre
la verdadera riqueza del hombre, sobre qué debe poner su afán. El protagonista
es un rico agricultor que expresa su pensamiento y el modo de situarse ante la
vida. Es un hombre rico al que todo le sale bien, que está seguro de sí mismo,
de lo que posee, y que se promete una vida larga y feliz. Un hombre que se
dispone a gozar sin tener en cuenta ningún otro valor ni finalidad en su vida,
que entiende únicamente como confort, prescindiendo de Dios y de los demás. No
hay en él ningún pensamiento generoso, de altruismo, de ayuda a los demás. En
su reflexión repite hasta catorce veces palabras que expresan su egocentrismo y
soledad.
"Túmbate, come, bebe y date buena vida". Este
hombre es un egoísta que necesita llenar su tiempo y su espacio, pero no se le
ocurre más que llenarlo de propiedad privada. No piensa en los otros: obreros,
vecinos... Más que poseer riquezas, éstas le poseen a él. Puede tener la
apariencia de un hombre emprendedor, que crea puestos de trabajo: "Derribaré
los graneros y construiré otros más grandes"; pero, en realidad, sólo
monta estructuras a su servicio personal. No crea esquemas económicos que
favorezcan a los desposeídos; no hace historia humana, sólo acapara.
¿Qué hacer con un hombre así en el mundo a que aspira
Jesús?, ¿qué sentido tendrá su vida? Nadie podrá reconocerlo como hermano,
porque no se preocupó de nadie. Jesús ataca esta manía enfermiza de asegurarse
la vida material individualmente o por clanes familiares. Hay que buscar los
medios económicos necesarios para una vida humana digna, pero comunitariamente
y para el conjunto de la humanidad. Parece evidente que no se puede servir a
Dios y a los intereses de las grandes empresas industriales, bancarias o
latifundistas privadas. Ni a las modernas multinacionales.
Hay que trabajar
por una sociedad fraternal sin propiedad privada privante. Todo lo demás vendrá
solo, lo traerá la auténtica fraternidad.
Jesús no ve posible que un hombre cambie su corazón sin
cambiar su relación con el dinero y con todo lo que éste representa. Cambio que
implica una profunda transformación en las estructuras sociales, políticas y
económicas. Cambio necesario para poder entender los verdaderos problemas del
mundo. Cambio que exige dejar de defender los intereses privados, las propias
conveniencias y seguridades.
Dios interviene
en el monólogo del rico: también él tiene algo que decir en la vida del hombre.
El proyecto del rico no tiene futuro verdadero. Todo aquel que convierte la
finalidad de su vida en amontonar riquezas es un necio, porque los hombres
estamos llamados al encuentro con Dios, a vivir para siempre en su reino del
compartir. Todos los bienes del hombre son muy secundarios: son medios para la
vida, nunca fines. La verdadera riqueza y el afán de todo hombre bien nacido no
puede ser otro que ser "rico ante Dios".
"Esta noche te van a exigir la vida". La vida es
mía, pensamos; puedo hacer con ella lo que quiera. Y lo hacemos. Pero se nos
escapa inexorablemente de las manos, se nos escurre con el paso de los días. La
vida no es objeto de dominio como los bienes de la tierra; por eso tenemos que
apoyarnos en otras cosas. ¿Qué queda de nuestra niñez, de nuestra juventud, de
la plenitud de nuestras fuerzas... cuando nos vamos adentrando en la vejez? De
poco nos valdrá hacer grandes proyectos volcados exclusivamente en la
acumulación de riquezas, de honores, de poder..., si cuando nos llegue la hora
decisiva nos encontramos vacíos de Dios y de nosotros mismos.
Deberíamos, a la
luz de esta parábola, echar una mirada en profundidad a nuestra vida entera.
¿Qué bienes estamos acumulando?: ¿dinero -o cosas que se pueden comprar con él-
o una vida entregada a un noble ideal? Las cosas que verdaderamente valen la
pena no pueden comprarse con dinero.
6. Dos tipos de riqueza
Nos gusta ver a los niños jugando, divirtiéndose en su
mundo de fantasías; son felices con lo que tienen y viven. Pero es muy triste
que los adultos nos encerremos voluntariamente en un mundo que absolutiza lo
que sólo es relativo. ¿No es así como vivimos? Esto es lo que significa
"amasar riquezas para sí y no ser rico ante Dios".
Jesús contrapone
dos tipos de riqueza: la que se transforma en objetivo final del hombre,
alienándolo y embruteciéndolo, y la que el hombre pone al servicio del
espíritu. La primera se cierra sobre el hombre; la segunda abre su vida al
misterio, más allá de la frontera de la muerte, a la plenitud para siempre, a
la vida con Dios y con todos los demás en su reino. "Es rico ante
Dios" el desprendido, el que ha convertido su vida en un don para los
otros, el que pone al servicio de los demás todo lo que es y todo lo que tiene.
El presente texto
evangélico nos ha mostrado tres maneras distintas de tomarse la vida: el que
espera que los demás le solucionen todos sus problemas, sin hacer nada de su
parte y sin ningún tipo de responsabilidad personal; el que no confía en nadie,
sino sólo en los bienes materiales; y el que convierte toda su vida en servicio
y solidaridad con los demás. ¿Qué deberíamos hacer los cristianos para que los
bienes materiales, culturales, artísticos, científicos... fueran un bien para
toda la humanidad y estuvieran al servicio de cada hombre? Si sacáramos todas
las consecuencias de este relato, tendríamos motivos suficientes para confiar
en la proyección humana del evangelio y para iniciar el cambio que nuestra
sociedad está necesitando. Fue quizá la proyección humana que Jesús dio a su
mensaje la causa principal de su asesinato.
(Aporte de FRANCISCO BARTOLOME GONZALEZ, ACERCAMIENTO A
JESUS DE NAZARET – 2 PAULINAS/MADRID 1985.Págs. 182-189)
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"DIOS ME HA DADO UNA TAREA Y YO TRATO DE HACERLA LO MEJOR POSIBLE" ...ALABADO SEA MI SEÑOR.
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