15 ago 2019
ASUNCION DE MARIA- 15 DE AGOSTO
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MARIA
"DIOS ME HA DADO UNA TAREA Y YO TRATO DE HACERLA LO MEJOR POSIBLE" ...ALABADO SEA MI SEÑOR.
20° DOMINGO DEL TIEMPO COMÚN CICLO C.
Domingo 18 de
agosto de 2019.
Jeremías 38,3-6.8-10; Hebreos 12,1-4; San Lucas
12,49-53.
Oración inicial:
“Ven Espíritu Santo, ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a
nuestras conciencias. Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad para
entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo. Que
tu Palabra llegue a nuestra vida y se haga vida en nosotros. Amén
LECTURA.
Leemos
los siguientes textos: Jeremías 38,3-6.8-10; Hebreos 12,1-4; San
Lucas 12,49-53.
Claves de lectura:
1. «No paz, sino
división». (Evangelio)
El fuego que según el
evangelio Jesús ha venido a prender en el mundo, es el fuego del amor divino
que debe alcanzar a los hombres. A partir de la cruz, su terrible bautismo,
comenzará a arder. Pero no todos se dejaran inflamar por la exigencia absoluta
e incondicional de este fuego, de manera que aquel amor, que querría y podría
conducir a los hombres a la unidad, los divide a causa de su resistencia. Más
clara e inexorablemente que antes de Cristo, la humanidad entera se dividirá en
dos reinos, bloques o Estados, lo que Agustín designa como la «ciudad de Dios»,
dominada por el amor, y la «ciudad de este mundo», dominada por la
concupiscencia. Jesús muestra que la división rompe los vínculos familiares más
íntimos y, según la descripción de Pablo, a menudo atraviesa incluso los
corazones de los hombres, donde la carne lucha contra el espíritu (Ga 5,17), y
el «hombre desgraciado» «no hace lo que quiere, sino lo que (en el fondo)
detesta» (Rm 7,15). Pero esto no es para Jesús ni para Pablo una trágica
fatalidad, sino una lucha que ha de mantenerse hasta la victoria final: porque
el amor y el odio no son dos principios igualmente eternos (como pensaban los maniqueos),
sino porque nosotros podemos «vencer al mal a fuerza de bien» (Rm 12,21), para
lo cual se nos da la fuerza de la gracia de Dios.
2. «Jeremías se hundió
en el lodo». (1°Lectura)
La lucha es dura, porque
el «reino de este mundo» está lleno de crueldad. La guerra, la tortura y las
múltiples formas de crueldad han reinado en el mundo desde siempre, y parece
como si hubieran aumentado más aún a raíz de la aparición de Cristo, el
«príncipe de la paz». Jesús divide y agrava las oposiciones. Lo que le sucede a
Jeremías en la primera lectura no es más que un ejemplo de las innumerables
atrocidades que se cometen en el mundo, a veces también en nombre de la
religión. El profeta es sometido a semejante tortura, que según las intenciones
de sus autores debería haberlo matado, a causa de la palabra de Dios que se
oponía al ciego deseo de guerra de Israel. Los hombres piadosos piden a Dios en
los salmos con bastante frecuencia que los libre del lodo en el que se
encuentran hundidos (Sal 40,3; 69,15) y Job se compara a sí mismo con este lodo
(10,9; 13,12 etc.). Pablo dice que ha sido relegado al último lugar y
considerado como «la basura del mundo» (1 Co 4,9.13).
3. «Sin miedo a la
ignominia». (2°Lectura)
En esta «pelea» de la
que habla también la segunda lectura, y de la que el cristiano siente la
tentación de retirarse, sólo importa una cosa: tener «fijos los ojos en el que
inició y completa nuestra fe», recordando «al que soportó la oposición de los
pecadores». Innumerables hombres, «una nube ingente de espectadores», de
testigos de la fe, han hecho esto antes que nosotros y han sido puestos a
prueba, a menudo más duramente, llegando incluso a derramar su «sangre». Jesús
ha tomado sobre sí abundantemente la ignominia del mundo, todo su viacrucis
estuvo acompañado del escarnio y del desprecio. Fue precisamente a través de
este fango de la ignominia como él llegó a sentarse «a la derecha del Padre».
El que contempla este ejemplo se avergonzará de permanecer tan lejos de él en
lo que a la ignominia se refiere.
(Aporte de HANS URS von
BALTHASAR, LUZ DE LA PALABRA,
Comentarios a las lecturas dominicales A-B-C,
Ediciones ENCUENTRO.MADRID-1994.Pág. 277 s.)
Comentarios a las lecturas dominicales A-B-C,
Ediciones ENCUENTRO.MADRID-1994.Pág. 277 s.)
MEDITACIÓN.
Las lecturas de hoy son
un poco desconcertantes y nos invitan a una vida cristiana hecha de energía y
de decisiones dinámicas. Va bien que, de cuando en cuando, la celebración
eucarística actúe como de despertador espiritual.
SUPERAR EL CANSANCIO DEL
CAMINO Y DE LA CARRERA.
La primera lectura nos
presenta la figura de Jeremías, un profeta al que no le resultó fácil cumplir
su misión. Él hubiera preferido quedarse en su pueblo y llevar una vida
tranquila y, en todo caso, anunciar cosas agradables. Pero tuvo que decir
palabras duras y aconsejar decisiones que no eran del agrado de las
autoridades. Por eso intentaron eliminarle, hacerle callar para siempre,
dejándole hundido en el fango del pozo. Pero Jeremías fue valiente hasta el
final y siguió proclamando la verdad, aunque eso le trajera incomprensiones y
persecuciones. Tuvo momentos en que estuvo tentado de dimitir, pero no lo hizo.
También la carta a los Hebreos nos presenta la vida desde su lado dinámico y
batallador. Como en una carrera, ante un estadio lleno de gente, nos contemplan
miles de personas, nuestros antepasados en la fe y los contemporáneos. ¿Cómo
corremos? ¿cómo recibimos y traspasamos el "testigo" de la fe en esta
carrera de relevos que es la historia de la comunidad cristiana? No resulta
fácil vivir como cristianos en este mundo. A veces nos asalta el miedo o el
cansancio.
El autor de la carta
propone la fuente de la fortaleza: "fijos los ojos en Jesús, pionero de la
fe". Cuando los ciclistas del pelotón miran a su líder y le ven firme en
su pedaleo, se animan a seguir. También a él, a Cristo, le resultó difícil
terminar la carrera, pero nos dio el mejor ejemplo de fe en Dios y siguió hasta
el final, hasta dar su vida por todos. A nosotros se nos invita a seguir el
mismo camino: "corramos en la carrera que nos toca sin retirarnos... no os
canséis, no perdáis el ánimo". En nuestra lucha contra el mal, no podemos
dormirnos.
HE VENIDO A PRENDER
FUEGO.
Todavía es más
sorprendente lo que dice Jesús: que no ha venido a traer paz, sino división,
que desea prender fuego a este mundo.
Claro que Jesús quiere
la paz. Ha venido a reconciliar al hombre con Dios, a los hombres entre sí, a
cada hombre dentro de sí mismo. Llama bienaventurados a los que trabajan por la
paz. Pero se ve que hay dos clases de "paz", y hay una que él no
quiere: la paz perezosa, la paz hecha de compromisos, la paz de los que se instalan
en una vida cómoda y no se deciden a seguir un camino exigente. Para él, la fe
está hecha de opciones arriesgadas. Cuando era pequeño y le llevaron al Templo,
el anciano Simeón anunció que sería signo de contradicción. No se puede
permanecer neutral ante lo que nos propone Jesús, ante la verdad o la mentira,
ante el bien o el mal.
"He venido a
prender fuego". No habla del fuego que devasta los bosques, sino del fuego
de un amor decidido, de una entrega apasionada, como la de él, que ya intuía la
cercanía de su muerte, pero continuaba su camino. Es el fuego de su Espíritu,
que da a los suyos: en Pentecostés bajó sobre los discípulos como un fuego, y
con ese fuego se lanzaron por todo el mundo a anunciar el evangelio. Como han
hecho después, durante dos mil años, tantos cristianos, cuyo corazón ardía en
el mismo amor de Cristo por la salvación de todos.
CRISTIANOS VALIENTES EN
EL MUNDO DE HOY.
La fe en Cristo es
exigente y hasta revolucionaria. El que se acerca a Cristo se quema. No podemos
contentarnos con las cosas dulces y consoladoras que leemos en el evangelio,
apartando las que nos enfrentan a opciones más conflictivas y costosas.
Vivir en cristiano, hoy,
pide de nosotros una actitud dinámica y decidida. No se puede compaginar
alegremente el mensaje de Cristo con el de este mundo. No se puede "servir
a dos señores". Nos resultará incómodo tener que luchar contra el mal y el
pecado y adoptar un estilo de vida como el que nos enseña Cristo, que muchas
veces va en contra de la visión humana de las cosas. No podemos seguir con
medias tintas. En la moral, por ejemplo, el evangelio es mucho más exigente que
las leyes civiles.
Si un atleta se toma la
carrera con calma y tiene pereza en despojarse de lo que le estorba, no llegará
a la meta y ciertamente no ganará medallas. Ser cristianos pide una opción
personal constante y una postura enérgica ante la vida. No podemos ser
neutrales. No podemos instalarnos en la comodidad.
La fe no nos exigirá
siempre que seamos mártires ni héroes. Pero sí que seamos fuertes y valientes,
coherentes con el evangelio de Cristo. Sería una falsa paz la que lográramos
con un cristianismo "light", hecho a base de componendas. La paz de
Cristo, la más profunda y la que da la verdadera alegría, está hecha de fuego y
de lucha y de esfuerzo. Claro que es más "pacífico" que el Papa o los
obispos o los cristianos digan sólo palabras de consuelo y halago: pero tienen
que decir lo que ellos creen que es la verdad, y eso, muchas veces, suscita
reacciones y división.
Las lecturas de hoy nos invitan
a no desfallecer en el camino. A no desanimarnos. A seguir con fortaleza de
ánimo viviendo en cristiano.
(Aporte de J. ALDAZÁBAL,
MISA DOMINICAL 1998, 11, 13-14)
Para la reflexión personal y grupal:
¿Qué lazos nos atan a determinados valores injustos?
¿Somos capaces de decidir evangélicamente, aunque sea costoso?
ORACIÓN –
CONTEMPLACIÓN.
PRENDER FUEGO.
Son bastantes los
cristianos que, profundamente arraigados en una situación social cómoda, tienen
la tendencia de considerar el cristianismo como una religión que,
invariablemente, debe preocuparse de mantener la ley y el orden establecido.
Por eso, resulta tan extraño escuchar en boca de Jesús dichos que invitan no al
inmovilismo y conservadurismo, sino a la transformación profunda y radical de la
sociedad: «He venido a prender fuego en el mundo y ojalá estuviera ya
ardiendo... ¿Piensan que he venido a traer al mundo paz? No, sino división».
No nos resulta fácil ver
a Jesús como alguien que trae un fuego destinado a destruir tanta impureza,
mentira, violencia e injusticia. Un Espíritu capaz de transformar el mundo, de
manera radical, aun a costa de enfrentar y dividir a los hombres.
El creyente en Jesús no
es un hombre fatalista que se resigna ante la situación, buscando, por encima
de todo, tranquilidad y falsa paz. No es un inmovilista que justifica el actual
orden de cosas, sin trabajar animosamente, en un esfuerzo creador y solidario,
por un mundo mejor.
Tampoco es un rebelde
que, movido por el resentimiento, echa abajo todo para asumir él mismo el lugar
de aquellos a los que ha derribado.
El que ha entendido a
Jesús es un hombre que vive y actúa movido por la pasión y aspiración de
colaborar en un cambio total de la humanidad.
El verdadero cristiano
lleva la «revolución» en su corazón. Una revolución que no es «golpe de
estado», cambio cualquiera de gobierno, insurrección ni relevo político, sino
el establecimiento de un hombre y un orden nuevos.
El orden que, con
frecuencia, defendemos, es todavía un desorden. Porque no hemos logrado todavía
dar de comer a todos los pobres, ni garantizar sus derechos a toda persona, ni
siquiera hemos logrado eliminar las guerras o destruir las armas nucleares.
Necesitamos una revolución más profunda que las revoluciones económicas. Una
revolución que transforme las conciencias de los hombres y de los pueblos.
H. Marcuse escribía que
necesitamos un mundo «en el que la competencia, la lucha de los individuos unos
contra otros, el engaño, la crueldad y la masacre ya no tengan razón de ser».
Quien se siente seguidor
de Jesús, vive buscando ardientemente que el fuego encendido por Jesús arda
cada vez más en este mundo.
Pero, antes que nada, se
exige a sí mismo una transformación radical. «Sólo se pide a los cristianos que
sean auténticos. Esta es verdaderamente la revolución» (E. Mounier).
(Aporte de JOSE ANTONIO
PAGOLA, BUENAS NOTICIAS,
NAVARRA 1985.Pág. 337 s.)
NAVARRA 1985.Pág. 337 s.)
Oración final:
“Dios
Padre Nuestro, que en la muerte de Jesús nos has mostrado el destino
conflictivo que el amor tiene en este mundo de pecado, y en su resurrección nos
has evidenciado, de qué parte te sitúas en ese conflicto; animados por tu toma
de posición, te rogamos nos concedas no avergonzarnos jamás de Jesús, y
ponernos también nosotros como él, de tu parte, del lado de los pequeños y de
todos los que claman justicia en la historia, con la esperanza inclaudicable de
que triunfará siempre la resurrección”. Amén.
Hno. Javier.
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11 ago 2019
YO CREO EN TI - PABLO MARTINEZ Ft. ANA BOLIVAR
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9 ago 2019
9 DE AGOSTO SANTA EDITH STEIN
MI QUERIDA SANTA EDITH STEIN...RUEGA POR NOSOTROS!
La Cruz se le hizo nombre
mientras ella se crucificaba
Y con su estudio anhelaba
encontrar al Crucificado.
El Abrazo le fue dado
con el calor del martirio
hoy florece como lirio
su Amor por el ser humano.
Benedicta eres mujer
entre todas las que hoy buscan
saciar su sed de justicia,
encontrar un poco de Luz
vos te subiste a la Cruz
y alcanzaste las Primicias.
Ruega por nosotros!
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edith stein
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8 ago 2019
¡JESÚS, MULTIPLICA NUESTRO TESORO!
Jesús nos dice “… allí donde tengan su tesoro, tendrán también su corazón”
+ El corazón es símbolo del amor. Cuando algo o alguien nos importa y mucho, le damos el corazón, le dedicamos nuestro tiempo, nuestro afecto, nuestras energías, nuestra creatividad.
+ Si pensamos en el personaje de la representación, ¿dónde estaría su corazón cuando hacía los gastos, las compras? Seguramente su corazón estaba en las cosas materiales…, en el tener, en el poseer, en el pasarla bien…
+ El mayor tesoro que podemos acumular es el cariño, el amor, el servicio, la vida compartida, el afecto de la familia, los amigos, este tesoro nadie nos lo puede robar, ni las polillas lo pueden destruir…
+ Jesús nos invita a multiplicar nuestro tesoro cada día. Cada vez que compartimos su don, Jesús hace crecer en nuestro corazón la capacidad de amar…
+ ¿Cómo multiplicar nuestro tesoro?:
-Visitando a los enfermos…
-Dando alimento al que tiene hambre…
-Alegrándonos con el que está alegre y acompañando al que está triste…
-Rezando los unos por los otros…
-Siendo amigable con alguien que se siente solo…
-Perdonando a los que nos han herido o dañado…
-Pidiendo perdón cuando lastimamos u ofendemos a otra persona…
+ Manos a la obra y digamos: ¡Jesús, multiplicá nuestro tesoro!
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7 ago 2019
SANTA CLARA 11 DE AGOSTO
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"DIOS ME HA DADO UNA TAREA Y YO TRATO DE HACERLA LO MEJOR POSIBLE" ...ALABADO SEA MI SEÑOR.
19° DOMINGO DEL TIEMPO COMÚN CICLO C.
Domingo 11 de
agosto de 2019.
Sabiduría 18,5-9; Hebreos 11,1-2.8-19; San Lucas
12,32-48.
Oración inicial:
“Haz, Señor, que en
lugar de maldecir las tinieblas estemos prestos a encender nuestras lámparas
para iluminar el mundo”. Amén.
Leemos
los siguientes textos: Sabiduría 18,5-9; Hebreos 11,1-2.8-19; San
Lucas 12,32-48.
Claves de lectura:
Todos los textos de esta
celebración nos exigen vivir en tensión, en movimiento (éxodo), desinstalados,
en estado de peregrinación; en una palabra: vivir en vela, en vela en razón de
la fe, en razón de la promesa de Dios, en razón de las cuentas que habremos de
rendir pronto.
1. «La fe es seguridad
de lo que se espera». (2°Lectura)
La segunda lectura llama
a esta existencia desinstalada simplemente «fe». La fe se apoya en una palabra
recibida de Dios que anuncia una realidad invisible y futura. Esto se muestra
en la existencia de Israel, que comienza con el éxodo de Abrahán y se continúa
a través de los siglos; esta fe puede ser sometida a duras pruebas, como cuando
se exige a Abrahán que sacrifique a su hijo, como demuestra también el hecho de
que todos los representantes de la Antigua Alianza «murieron sin haber recibido
la tierra prometida». Estos aprendieron casi más drásticamente que los
cristianos lo que significa vivir «como huéspedes y peregrinos en la tierra», y
buscar una patria que está más allá de toda su existencia perecedera. Porque en
el destino de Jesús y en la recepción del Espíritu Santo los cristianos no
solamente «han visto y saludado de lejos» la patria celeste, sino que, como
dice Juan, «han oído, visto y palpado la Palabra que es la vida eterna», y
según Pablo han recibido el Espíritu Santo como arras, como prenda o garantía
de lo que esperan, por lo que pueden y deben ir al encuentro del cumplimiento
de la promesa con mayor seguridad, y por ello también con mayor
responsabilidad.
2. «La noche de la
liberación se les anunció de antemano». (1°Lectura)
La primera lectura muestra
que ya en la Antigua Alianza la fe no estaba desprovista de toda garantía: hubo
anuncios que se cumplieron, como el de la noche de la comida pascual o la
promesa de Dios al rey David, como la predicción de los profetas sobre el
exilio y su duración. Todo hombre atento recibe tales signos: Dios le muestra
así que está en el buen camino; si exige de él la fe, Dios no le deja en la
incertidumbre, aunque a veces sea sometido a una dura prueba como Abrahán o
algunos profetas, pues en último término su fe no puede apoyarse sobre signos y
milagros, sino sobre la fidelidad de Dios, que mantiene su palabra de un modo
inquebrantable.
3. «Al que mucho se le
dio, mucho se le exigirá». (Evangelio)
En el evangelio aparecen
múltiples variantes de la exigencia dirigida a los cristianos de vivir siempre
preparados, en vela. Y esto tanto más cuanto mayores sean los dones y tareas
que Dios les ha dado y encomendado. Las tareas encomendadas por Dios se cumplen
de la mejor manera cuando el criado no pierde de vista que en cualquier momento
puede ser llamado a rendir cuentas; por tanto, cuando cada uno de sus momentos
temporales es inmediatamente vivido y configurado de cara a la eternidad. Si el
cristiano olvida esta inmediatez, olvida también el contenido de su tarea
terrena y de la justicia que ésta implica («empieza a pegarles a los mozos y a
las muchachas»); ahora queda claro que el cristiano no practicará esta
justicia, si no es capaz de mirar más allá del mundo para poner sus ojos en las
exigencias de la justicia eterna, que no es una mera «idea», sino el Señor
viviente cuya aparición espera toda la historia del mundo.
(Aporte de HANS URS von
BALTHASAR, LUZ DE LA PALABRA,
Comentarios a las lecturas dominicales A-B-C,
Ediciones ENCUENTRO.MADRID-1994.Pág. 275 ss.)
Comentarios a las lecturas dominicales A-B-C,
Ediciones ENCUENTRO.MADRID-1994.Pág. 275 ss.)
MEDITACIÓN.
Velen y estén preparados.
Después de haber
instruido a los discípulos en el correcto uso de las cosas –en el Evangelio del
domingo pasado-, en el pasaje evangélico del próximo domingo Jesús les exhorta
sobre el correcto uso del tiempo. Estamos ante una serie de imágenes y
parábolas con las que Jesús exhorta a la vigilancia en la espera de su retorno.
La cintura ceñida es señal de quien está preparado para emprender viaje, como
los judíos durante la celebración de la Pascua en Egipto (v. Ex 12, 11), y es
también la disposición al trabajo. La lámpara encendida indica a quien se
prepara para pasar la noche velando en espera de alguien. Jesús ilustra la
necesidad de la vigilancia con otra imagen más, la del ladrón de noche.
Desearía proseguir en la línea de Jesús y añadir también yo una imagen y una parábola. Se trata del Himno de la perla que se remonta a la literatura de Oriente Medio del siglo I o II d.C. y que se nos ha transmitido por el apócrifo Hechos de Tomás . Trata de un joven príncipe enviado por su padre de Oriente (Mesopotamia) a Egipto para recuperar una determinada perla que ha caído en manos de un cruel dragón que la custodia en su cueva. Llegado al lugar, el joven se deja descaminar; se sacia de un alimento se le habían preparado con engaño los habitantes del sitio y que le hace caer en un profundo e inacabable sueño. El padre, alarmado por el prolongamiento de la espera y por el silencio, envía, como mensajera, un águila que lleva una carta escrita de su puño y letra. Cuando el águila sobrevuela al joven, la carta del padre se transforma en un grito que dice: «¡Despiértate, acuérdate de quién eres, recuerda qué has ido a hacer a Egipto y adónde debes regresar!». El príncipe se despierta, recupera el conocimiento, lucha y vence al dragón y, con la perla reconquistada, vuelve al reino donde se ha preparado para él un gran banquete.
Desearía proseguir en la línea de Jesús y añadir también yo una imagen y una parábola. Se trata del Himno de la perla que se remonta a la literatura de Oriente Medio del siglo I o II d.C. y que se nos ha transmitido por el apócrifo Hechos de Tomás . Trata de un joven príncipe enviado por su padre de Oriente (Mesopotamia) a Egipto para recuperar una determinada perla que ha caído en manos de un cruel dragón que la custodia en su cueva. Llegado al lugar, el joven se deja descaminar; se sacia de un alimento se le habían preparado con engaño los habitantes del sitio y que le hace caer en un profundo e inacabable sueño. El padre, alarmado por el prolongamiento de la espera y por el silencio, envía, como mensajera, un águila que lleva una carta escrita de su puño y letra. Cuando el águila sobrevuela al joven, la carta del padre se transforma en un grito que dice: «¡Despiértate, acuérdate de quién eres, recuerda qué has ido a hacer a Egipto y adónde debes regresar!». El príncipe se despierta, recupera el conocimiento, lucha y vence al dragón y, con la perla reconquistada, vuelve al reino donde se ha preparado para él un gran banquete.
El significado religioso
de la parábola es transparente. El joven príncipe es el hombre enviado de
Oriente a Egipto, esto es, por Dios al mundo; la perla preciosa es su alma
inmortal prisionera del pecado y de satanás. Él se deja engañar por los
placeres del mundo y se hunde en un tipo de letargo, o sea, en el olvido de sí,
de Dios, de su destino eterno, de todo. Le despierta, en este caos, no el beso
de un príncipe o de una princesa, sino el grito de un mensajero celestial. Para
los cristianos este mensajero enviado por el Padre es Cristo, que grita al
hombre, como hace en el Evangelio de hoy, que se despierte, que esté alerta,
que recuerde para qué está en el mundo. El grito del Himno de la perla se
encuentra casi tal cual en la carta a los Efesios: «Despiértate tú que duermes,
y levántate de entre los muertos, y te iluminará Cristo» (Ef 5, 14).
La exhortación: «¡Estén
preparados!» no es una invitación a pensar en cada momento en la muerte, a
pasar la vida como quien está en la puerta de casa con la maleta en la mano
esperando el autobús. Significa más bien «estar en regla». Para el propietario
de un restaurante o para un comerciante estar preparado no quiere decir vivir y
trabajar en permanente estado de ansiedad, como si de un momento a otro pudiera
haber una inspección. Significa no tener necesidad de preocuparse del tema
porque normalmente se tienen los registros en regla y no se practican por
principio fraudes alimentarios. Lo mismo en el plano espiritual. Estar
preparados significa vivir de manera que no hay que preocuparse por la muerte.
Se cuenta que a la pregunta: «¿Qué harías si supieras que dentro de poco vas a
morir?», dirigida a quemarropa a San Luis Gonzaga mientras jugaba con sus
compañeros, el santo respondió: «¡Seguiría jugando!». La receta para disfrutar
de la misma tranquilidad es vivir en gracia de Dios, sin pendencias graves con
Dios o con los hermanos.
(Comentario del Padre
Raniero Cantalamessa, ofm cap., ROMA,
viernes 10 agosto 2007,
ZENIT.org)
Para la reflexión
personal y grupal:
¿En qué o en quién tenemos puesta nuestra confianza?
¿Nos sentimos verdaderamente responsables de lo que hacemos?
ORACIÓN –
CONTEMPLACIÓN.
¿DONDE PONER EL CORAZÓN?
Un tesoro inagotable en
el cielo...
El hombre actual está
perdiendo su fe ingenua en las posibilidades ilimitadas del desarrollo
tecnológico. Aumenta cada vez más el número de los que toman conciencia de que
el mismo poder que permite al hombre crear nuevos estilos de vida, lleva
consigo un potencial de autodestrucción y degradación.
Y por si fuera poco, la
grave crisis económica que estamos sufriendo ha terminado de desconcertar a los
más optimistas.
No es extraño, entonces,
que crezca el escepticismo, la falta de fe en las ideologías, la desconfianza
en los grandes sistemas. Al hombre actual se le hace difícil creer en algo que
sea válido y verdadero para siempre. No sabe ya dónde «poner su corazón». Son
muchos los que viven «a la deriva» sin esperanza ni desesperación. Víctimas
pasivas e indiferentes de un mundo que les resulta cada vez más dislocado.
Entonces, la vida se
vacía de sentido. El hombre pierde la fuente de su propia creatividad. No sabe
para qué trabajar. El vivir se reduce a una cadena de sucesos, situaciones e
incidentes, sin que nada realmente vivo le dé sentido y continuidad.
En medio de este
«comportamiento errático» lo importante parece ser disfrutar de cada fragmento
de tiempo y buscar la respuesta más satisfactoria en cada situación fugaz. R.
Lifton, considera que el problema central del hombre contemporáneo es la
pérdida del sentido de inmortalidad. Esa conciencia de inmortalidad «que
representa un estímulo irresistible y universal a conservar un sentido interior
de continuidad, más allá del tiempo y del espacio».
Y, sin embargo, el
hombre de hoy, como el de siempre, necesita poner su corazón en un «tesoro que
no pueda ser arrebatado por los ladrones, no roído por la polilla». ¿Cómo
encontrarlo?
Desde la fe cristiana,
no existe otro camino sino el de penetrar hasta el centro mismo de nuestra
existencia, no evitar el encuentro con el Invisible, sino abrir nuestro corazón
al misterio de Dios que da sentido y vida a todo nuestro ser.
Esto que a muchos puede
parecer, desde fuera, algo perfectamente estúpido e iluso, es para el creyente
fuente de liberación gozosa que le enraíza en lo fundamental, central y
definitivo.
A veces, una palabra
hostil basta para sentirnos tristes y solos. Es suficiente un gesto de rechazo
o un fracaso para hundirnos en una depresión destructiva. ¿No tendremos que
preguntarnos dónde tenemos puesto nuestro corazón?
(Aporte de JOSE ANTONIO
PAGOLA, BUENAS NOTICIAS,
NAVARRA 1985.Pág. 335 s.)
NAVARRA 1985.Pág. 335 s.)
Oración final:
“Dios
Padre Nuestro, danos un corazón grande y potente, capaz de ver con claridad
que, más allá de las apetencias y tentaciones de la vida, los valores
verdaderos son los valores de tu Reino, y que dar la vida por ellos es lo que
más puede alegrar y pacificar nuestro corazón, tal como nos enseñó Jesús tu
Hijo Amado”. Amén.
Hno. Javier.
"DIOS ME HA DADO UNA TAREA Y YO TRATO DE HACERLA LO MEJOR POSIBLE" ...ALABADO SEA MI SEÑOR.
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