27 jul 2015

JESUS TE ABRAZA (PARA CATEQUISTAS)

LES PROPONGO LEER EL DIARIO  Y LES COMPARTO LA NOTA 

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   Jesús te abraza

El “Jesús te abraza” llegó a los brazos del Papa Francisco

Seis catequistas con una gran vocación de servicio, se lanzaron a esta “pequeña locura de amor”: un micro emprendimiento evangelizador para que Jesús llegue al corazón de los niños.


 Rosana Triunfetti
REDACCIÓN PERIÓDICO ENCUENTRO
 El 23 de abril último, en Roma, el papa Francisco recibió una pequeña figura llamada “Jesús te abraza” de manos de la profesora María Emilia (31), hija, desde el bautismo, de la Parroquia de Don Bosco y Santo Domingo Savio de la ciudad de Córdoba. En esta comunidad conoció al “Jesús te abraza” en la misa de niños, y en la actualidad lo incorporó como recurso en la educación formal de los colegios parroquiales donde trabaja. Silvia, Gabriela, Roxana, Cristina, Devora y Silvia, catequistas de la comunidad salesiana de Don Bosco, enviaron junto a este Jesús una carta al papa Francisco.
“Querido papa Francisco: Tenemos un ‘Jesús que abraza’, es un muñeco, por llamarlo de alguna manera, aunque a nosotras no nos gusta llamarlo así. Tiene brazos muy largos y a los chicos, y no tan chicos, les encanta dejarse abrazar por él. Cada domingo los niños se los quieren llevar, pero nosotras le decimos que Jesús tiene que abrazar también a otros niños… Así nace el ‘Jesús te abraza’ que ha llegado a Usted”, dice la carta.
El “Jesús te abraza” tiene que ver con estas catequistas que primero se sintieron abrazadas por Jesús y, luego, llevaron adelante este micro emprendimiento evangelizador.

La alfombrita
“¿¡Padre!? Si pudiera ver las caritas de los niños en la alfombrita de los domingos cuando Jesús los abraza! Y la de los papis?… Ellos dicen que pudieron volver a misa”, agrega la carta dirigida al Santo Padre.
El “Jesús que abraza” nació en un espacio pensado para contener a los niños cerca del altar, mientras se celebra la misa, y no dejarlos dando vueltas o fuera de la celebración. Las catequistas SilviaGarro y Silvia Flores, apoyadas por el párroco Javier Boneschi S.J, pusieron en oración el deseo de trasformar esta realidad, en un espacio cercano a los niños
“Pusimos una alfombrita cerca del altar, y el espíritu comenzó a obrar”. Uno de los niños llevaba a misa un muñeco del hombre araña que lo acompañaba para ir a dormir. “Entonces -cuenta Silvia Garro, quien representa ‘Beni’ la oveja pérdida, un títere que ayuda a que la gente entienda el evangelio del domingo-, si hacemos Jesuses que abracen para que los niños se vallan a dormir con Jesús?”…

Jesús te abraza

Y cada domingo eran cada vez más los niños que se acercaban porque en la “alfombrita” encontraban: dibujos para pintar con el Evangelio del Domingo, crayones, instrumentos musicales, y otros elementos que nos ayudaban a “catequizar”, como por ejemplo, el corazón de Jesús que les hace la señal de la cruz… un Jesusito chiquito, bebé, que les entregamos en el momento que de la comunión, “ellos juntan sus manos y reciben a ese Jesús al que le pueden dar un beso”.
Más tarde se sumó Roxana, una mamá que con mucha generosidad hace “pururú” todos los domingos. Y la celebración se convirtió en una fiesta de la familia, donde algunos padres ayudan a contener a los chicos.
Dice Silvia Garro: “Pensamos que cuando esos niños crezcan, podrían recordar la fiesta de la misa por el aroma a pururú y llegaría Jesús para abrazarlos”.
Brazos largos para abrazar
El grupo se reúne un día a la semana para armarlos, ya que es un trabajo artesanal, el “muñeco” tiene unos 50 centímetros de largo, túnica, pelos de lana marrón oscuro, los detalles de ojos, boca y nariz son cosidos a mano para que transmitan calidez en el rostro, y en manos y pies el dibujo de unos pequeños corazones como si fueran las llagas de Jesús. La mayoría de los materiales lo compran y otros los reciben de donaciones.
Estas figuras tienen unos brazos largos que permitan abrazar niños y grandes. “Y así nació esta gran locura, -dice la carta que escribieron al Papa-, este Jesús que abraza, que ahora tiene en sus manos es para que cada noche de su vida, lo abrace y lo mime mucho, padre querido”.
Ya hay muchas historias de este Jesús especial, Belén tiene siete años y lo lleva a la clase de catequesis del colegio para que pasee y comparta con sus amigos.
“Le hicimos una hamaca –cuenta Belén- entre dos sillas para que Jesús juegue con nosotros”. En los colegios parroquiales Cristo Obrero y Remedio de Escalada de San Martín (Parroquia Nuestra Señora del Carmen de Villa Carlos Paz), lo integraron en la educación formal desde el Departamento de Pastoral.
María Emilia –la que lo llevó a Roma- recuerda: “He sido testigo de gestos y expresiones hermosas de parte de los chicos, una vez un alumno me lo pidió para ir a abrazar a su hermanito que estaba en la panza, y su mamá estuvo toda la celebración de la Palabra con el Jesús te abraza”. Algunos niños lo abrazan para no tener miedo cuando se van a dormir, para jugar, comer, pasear y estudiar.
Las gestoras Del emprendimiento ahora sueñan con hacer llegar a todos los niños del planeta este Jesús que abraza . “Mientras los hacemos intentamos que sean siempre rezados”; y por eso son cada vez más los pedidos de la gente por tenerlos y se viene en camino “María te abraza”.

¿Cómo fue dejarle al Papa Francisco “Jesús te abraza”?
Cuando Silvia me pidió que le llevara el Jesús al papa Francisco yo no imaginé que iba a poder entregárselo tal como sucedió. Fue un regalo del Cielo. Conseguimos una invitación a la Audiencia General del miércoles 23 de abril. En Roma, nos recibió Monseñor Karcher, a quien le entregamos todas las cartas que llevábamos al papa Francisco; pero decidí dejarme el “Jesús te abraza”, pensando que, tal vez podía, llamar la atención del Papa. Después de algunos contratiempos, pudimos encontrarnos con él, de una manera inusual, porque quedamos fuera del corralito. Mientras el papa Francisco fue saludando a las personas que estaban adelante mío, pude observar personalmente sus gestos de cercanía, de Pastor, sencillos y profundos con cada uno. Aún en la multitud, el Papa se encuentra con cada uno, te atiende, te escucha, como si estuvieras a solas. Lo que nos emociona por los medios, en la realidad se recibe como caricia verdadera.
Cuando llegó mi turno, me sentí recibida por él a través de su mirada sonriente y limpia. Me tomó con su mano, le conté que era de Córdoba y que le llevaba de regalo un “Jesús que abraza”, que lo teníamos como recurso en la parroquia y en el colegio para trabajar con los niños, y que había sido de mucha ayuda para que los chicos sientan que Jesús los ama y siempre los acompaña. Lo que le compartí y regalé fue lo que hoy es mi vida, mi trabajo pastoral, la búsqueda constante de nuevas formas de evangelizar, el abrazo y oración de cada uno de los niños y grandes que se identifican con ese Jesús. Mientras le contaba no podía quitar mis ojos de su mirada, después, viendo las fotos me di cuenta que él sostenía al Jesús con sus manos, pero yo no lo recuerdo. Me agradeció y luego lo abracé y le dije que lo quería mucho y que rezábamos por él”.

Como conseguirlo
Los interesados en adquirirlo pueden contactarse al:
 Silvia Cassi – Cel.: (351) 5998341  Fijo: (0351) – 4856050
Silvia Garro – Cel.: (351) 8120672 Fijo: (0351) – 4842709
Facebook: Jesús te abraza

22 jul 2015

VOCABULARIO DEL PAPA FRANCISCO: MISERICORDIANDO...

8 “Misericordiando”. por Jorge Milia


No hace siquiera dos meses, en Santa Marta, en un salón austero, mientras yo me reponía del shock del encuentro con el amigo, él me tomaba bel pelo bromeando sobre estas repetidas crónicas sobre sus neologismos:
- ¿Quién podía decirme, hace cincuenta años, que el más revoltoso de mis alumnos iba a escribir en “L’Osservatore Romano”? De haberlo sabido, en una de esas, no te mandaba a rendir examen…
Él será el Papa pero me habría mirado extrañado si no le replicara, así que le dije:
- ¿Quién podía decirme, hace cincuenta años, que iba a ser recibido por un Papa “Neologista”, que reinventa el latín, el español, el italiano…
Lo bueno del encuentro es reírse juntos. Yo sabía que el tiempo, aunque fuera una hora, sería corto y posiblemente no alcanzaría ni para la décima parte de lo que pretendía preguntarle, pero no estaba dispuesto a irme sin cosechar algunos “bergoglismos” para agregar a esta serie escrita para el blog Terre d’America y publicada en el  periódico vaticano “L’Osservatore Romano”.
Hay uno, posiblemente el más querido para él, “misericordiando”, que escapa al lunfardo porteño porque es de su autoría y no sólo tiene que ver con la misericordia, que en él más que una palabra es un sentimiento, y también está en relación a su lema: “miserando atque eligendo”.
Yo había guardado dos párrafos de él en relación al tema: “El mensaje de Jesús es ese: la misericordia. Para mi, y lo digo humildemente, es el mensaje más fuerte del Señor: la miericordia”, algo que había dicho pocos días después de su elección en la parroquia de Sant’Anna.
Una explicación sobre misericordiando ya la había dado al P. Antonio Spadaro S.I., director de “La Civiltà Cattolica” en el extenso reportaje que publicara unos días antes, pero uno siempre intenta encontrar algo más y a veces es útil seguir haciendo preguntas…
- ¿Por qué misericordiando? La gente no lo entiende mucho, pero le gusta.
- El gerundio latino miserando es intraducible en italiano y en español. A mí se me ocurrió traducirlo con otro gerundio que no existe: Misericordiando.
- Un buen invento. Mejor dicho, un neologismo papal. También porque en italiano y español el “miserando” suena más a miseria que a misericordia… que nada tienen que ver, que son opuestas.
- Puede ser.
- Además vos siempre anduviste enredado con la misericordia.
- Soy un pecador en el que el Señor ha puesto los ojos.- Me contestó con gran humildad, así como hiciera frente a los Cardenales.
- “Miserando atque eligendo”. Algo así me explicaste de tu lema cuando te hicieron Cardenal. Elegido por misericordia…
- Eso mismo. Lo creo, lo vivo.
Vuelvo a recordar mis notas y un párrafo de su discurso del 17 de abril. “Dejémonos abrazar por la misericordia de Dios, confiemos en su paciencia que siempre nos da tiempo, tengamos el coraje de regresar a su casa, de vivir en las heridas de su amor , dejándonos amar por El, de encontrar su misericordia en los sacramentos. Sentiremos así su ternura, tan bella, sentiremos su abrazo y seremos nosotros también capaces de misericordia, de paciencia, de perdón”.
Se ha hecho un silencio entre nosotros. Lo miro serio y le pregunto como si lo hiciera sobre un tema complejo:
- ¿Cuánto tiempo crees que pasará antes de que “misericordiando” sea incorporada a las palabras cruzadas? Catorce horizontal, neologismo papal, quince letras…

VOCABULARIO DEL PAPA FRANCISCO: EL CHAMUYO

9. El “chamuyo” de Dios.

El 23 de septiembre, después de las cinco de la tarde, no hacía tanto calor en Roma y en Santa Marta me hallaba cómodo. Era consciente que poder encontrarme con Francisco – o con mi amigo Jorge Mario – significaba un privilegio singular. Ambos estábamos contentos de vernos y poder charlar sin el orden temático normalmente prescripto en las audiencias. Así, los temas aparecían, se mezclaban con recuerdos o proyectos que daban lugar a otros, como en cualquier charla entre amigos. Por allí me dijo:
- Me acordaba los otros días de tus artículos sobre mis acotaciones lunfardas y había una que quizá te gustaría: “El chamuyo de Dios”…
- Ja! Suena bien… Pero no sé si será fácil explicarlo.
- Eso es problema tuyo. Lo que hay que tener como punto de partida es que Dios tiene su plan para nosotros, no nos lo cuenta, apenas lo deja entrever. Dios nos chamuya, trata de convencernos, de seducirnos. Falta nuestra confianza, nuestra entrega. La podemos dar o no, Dios respeta nuestra libertad pero siempre nos habla bajo, sin gritar, nos chamuya, nos invita a aceptar el plan que tiene, o al menos lo hace para que sepamos que siempre está ahí, que no nos deja solos aunque no aceptemos su propuesta…
No conozco bien los mecanismos de la memoria. A veces temo confundirme. Lejos de mí hacerle decir algo diferente a lo que ha expresado. Suficiente con hacerme cargo de mis palabras. Las frases vuelven dos meses después como exigiendo que las escriba. Pero cómo explicarle a los italianos y al resto del mundo – esto suena demasiado pretencioso – lo que es un “chamuyo”… y nada menos que el de Dios?
En el lenguaje de Buenos Aires, que excede al lunfardo, el chamuyo era inicialmente una parla amorosa. El galán “chamuyaba” a aquella que quería enamorar… o viceversa. Luego la palabra creció por sí sola y se aplicó al arte de convencer a los demás, en especial a los cercanos. Se puede “chamuyar” con el amigo, con la novia, el padre o el hijo. Se puede “chamuyar” a la “vieja” o a quien uno quiera, pero para hacerlo hay que tener, hay que lograr, cierta intimidad. Supongo, entonces, según Francisco, que Dios nos puede “chamuyar”, es más, que lo hace habitualmente… pero no siempre lo escuchamos.
Me acordaba de sus palabras, casi un mes después, rumbo a Santiago de Compostela, caminando desde Portugal…
“Dios no grita, Jorge, nos chamuya. Y para hacerlo tiene que estar a nuestro lado”.
La soledad del bosque que cruzaba – aunque dicen que en el Camino de Santiago nadie camina solo – me hizo recordar también algo que él mismo dijera casi medio siglo antes, presentándonos en su clase de literatura a Antonio Machado: “Converso con el hombre / que siempre va conmigo. /Quien habla solo espera/ hablar a Dios un día”.
Me pregunté entonces si Quien me hablaba era “el hombre que siempre va conmigo” o si ese susurro del terco viento del Norte y la lluvia en el bosque gallego no eran viento ni lluvia sino el “chamuyo de Dios”, si el cálido peso de mi mochila no era el del brazo de un amigo que caminaba a mi lado y sólo me comentaba que me seguía acompañando, sólo por cuidarme como ha hecho siempre
Es difícil definir el “chamuyo de Dios” del que me habló Francisco. Quizá es más difícil definirlo que escucharlo. Quien pretenda conocerlo deberá saber que es necesario alejarse de las estridencias, del ruido, de la estupidez cacofónica de la modernidad y buscar la tranquilidad de un espacio interior, espiritual.
Logrado eso sólo resta esperar.
No hay que apurarse ni desesperar, no es que tarde mucho en llegar, es que a veces nos hemos vuelto muy sordos y necesitamos, como decía Benedicto XVI (1), un nuevo “effatá” que nos permita volver a escuchar a Dios.
(1)”Cuando le presentaron a un sordomudo para que lo curara Jesús le tocó los oídos y la lengua y mirando hacia el cielo dijo: “effatá” , que significa “ábrete”; inmediatamente el hombre empezó a oir y a hablar. Este es entonces el significado histórico y literal de esta palabrita que resume todo el mensaje y toda la obra de Cristo: el sordomudo, gracias a la iniciativa de Jesús, “se abrió”; antes estaba encerrado en sí mismo, aislado, le era muy difícil comunicarse con los demás, el haber sido curado significó para él una apertura que, a partir de los órganos del oído y del habla, implicaba toda su persona y toda su vida. Por fin podía comunicarse y relacionarse con una modalidad nueva”. Benedicto XVI. Introducción al Angelus del 10 de setiembre de 2012