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7 feb 2018

CUARESMA 2018

w2.vatican.va                                 

MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
PARA LA CUARESMA 2018

«Al crecer la maldad, se enfriará el amor en la mayoría» (Mt 24,12)

Queridos hermanos y hermanas:
Una vez más nos sale al encuentro la Pascua del Señor. Para prepararnos a recibirla, la Providencia de Dios nos ofrece cada año la Cuaresma, «signo sacramental de nuestra conversión»[1], que anuncia y realiza la posibilidad de volver al Señor con todo el corazón y con toda la vida.
Como todos los años, con este mensaje deseo ayudar a toda la Iglesia a vivir con gozo y con verdad este tiempo de gracia; y lo hago inspirándome en una expresión de Jesús en el Evangelio de Mateo: «Al crecer la maldad, se enfriará el amor en la mayoría» (24,12).
Esta frase se encuentra en el discurso que habla del fin de los tiempos y que está ambientado en Jerusalén, en el Monte de los Olivos, precisamente allí donde tendrá comienzo la pasión del Señor. Jesús, respondiendo a una pregunta de sus discípulos, anuncia una gran tribulación y describe la situación en la que podría encontrarse la comunidad de los fieles: frente a acontecimientos dolorosos, algunos falsos profetas engañarán a mucha gente hasta amenazar con apagar la caridad en los corazones, que es el centro de todo el Evangelio.
Los falsos profetas
Escuchemos este pasaje y preguntémonos: ¿qué formas asumen los falsos profetas?
Son como «encantadores de serpientes», o sea, se aprovechan de las emociones humanas para esclavizar a las personas y llevarlas adonde ellos quieren. Cuántos hijos de Dios se dejan fascinar por las lisonjas de un placer momentáneo, al que se le confunde con la felicidad. Cuántos hombres y mujeres viven como encantados por la ilusión del dinero, que los hace en realidad esclavos del lucro o de intereses mezquinos. Cuántos viven pensando que se bastan a sí mismos y caen presa de la soledad.
Otros falsos profetas son esos «charlatanes» que ofrecen soluciones sencillas e inmediatas para los sufrimientos, remedios que sin embargo resultan ser completamente inútiles: cuántos son los jóvenes a los que se les ofrece el falso remedio de la droga, de unas relaciones de «usar y tirar», de ganancias fáciles pero deshonestas. Cuántos se dejan cautivar por una vida completamente virtual, en que las relaciones parecen más sencillas y rápidas pero que después resultan dramáticamente sin sentido. Estos estafadores no sólo ofrecen cosas sin valor sino que quitan lo más valioso, como la dignidad, la libertad y la capacidad de amar. Es el engaño de la vanidad, que nos lleva a pavonearnos… haciéndonos caer en el ridículo; y el ridículo no tiene vuelta atrás. No es una sorpresa: desde siempre el demonio, que es «mentiroso y padre de la mentira» (Jn 8,44), presenta el mal como bien y lo falso como verdadero, para confundir el corazón del hombre. Cada uno de nosotros, por tanto, está llamado a discernir y a examinar en su corazón si se siente amenazado por las mentiras de estos falsos profetas. Tenemos que aprender a no quedarnos en un nivel inmediato, superficial, sino a reconocer qué cosas son las que dejan en nuestro interior una huella buena y más duradera, porque vienen de Dios y ciertamente sirven para nuestro bien.
Un corazón frío
Dante Alighieri, en su descripción del infierno, se imagina al diablo sentado en un trono de hielo[2]; su morada es el hielo del amor extinguido. Preguntémonos entonces: ¿cómo se enfría en nosotros la caridad? ¿Cuáles son las señales que nos indican que el amor corre el riesgo de apagarse en nosotros?
Lo que apaga la caridad es ante todo la avidez por el dinero, «raíz de todos los males» (1 Tm 6,10); a esta le sigue el rechazo de Dios y, por tanto, el no querer buscar consuelo en él, prefiriendo quedarnos con nuestra desolación antes que sentirnos confortados por su Palabra y sus Sacramentos[3]. Todo esto se transforma en violencia que se dirige contra aquellos que consideramos una amenaza para nuestras «certezas»: el niño por nacer, el anciano enfermo, el huésped de paso, el extranjero, así como el prójimo que no corresponde a nuestras expectativas.
También la creación es un testigo silencioso de este enfriamiento de la caridad: la tierra está envenenada a causa de los desechos arrojados por negligencia e interés; los mares, también contaminados, tienen que recubrir por desgracia los restos de tantos náufragos de las migraciones forzadas; los cielos —que en el designio de Dios cantan su gloria— se ven surcados por máquinas que hacen llover instrumentos de muerte.
El amor se enfría también en nuestras comunidades: en la Exhortación apostólica Evangelii gaudium traté de describir las señales más evidentes de esta falta de amor. estas son: la acedia egoísta, el pesimismo estéril, la tentación de aislarse y de entablar continuas guerras fratricidas, la mentalidad mundana que induce a ocuparse sólo de lo aparente, disminuyendo de este modo el entusiasmo misionero[4].
¿Qué podemos hacer?
Si vemos dentro de nosotros y a nuestro alrededor los signos que antes he descrito, la Iglesia, nuestra madre y maestra, además de la medicina a veces amarga de la verdad, nos ofrece en este tiempo de Cuaresma el dulce remedio de la oración, la limosna y el ayuno.
El hecho de dedicar más tiempo a la oración hace que nuestro corazón descubra las mentiras secretas con las cuales nos engañamos a nosotros mismos[5], para buscar finalmente el consuelo en Dios. Él es nuestro Padre y desea para nosotros la vida.
El ejercicio de la limosna nos libera de la avidez y nos ayuda a descubrir que el otro es mi hermano: nunca lo que tengo es sólo mío. Cuánto desearía que la limosna se convirtiera para todos en un auténtico estilo de vida. Al igual que, como cristianos, me gustaría que siguiésemos el ejemplo de los Apóstoles y viésemos en la posibilidad de compartir nuestros bienes con los demás un testimonio concreto de la comunión que vivimos en la Iglesia. A este propósito hago mía la exhortación de san Pablo, cuando invitaba a los corintios a participar en la colecta para la comunidad de Jerusalén: «Os conviene» (2 Co 8,10). Esto vale especialmente en Cuaresma, un tiempo en el que muchos organismos realizan colectas en favor de iglesias y poblaciones que pasan por dificultades. Y cuánto querría que también en nuestras relaciones cotidianas, ante cada hermano que nos pide ayuda, pensáramos que se trata de una llamada de la divina Providencia: cada limosna es una ocasión para participar en la Providencia de Dios hacia sus hijos; y si él hoy se sirve de mí para ayudar a un hermano, ¿no va a proveer también mañana a mis necesidades, él, que no se deja ganar por nadie en generosidad?[6]
El ayuno, por último, debilita nuestra violencia, nos desarma, y constituye una importante ocasión para crecer. Por una parte, nos permite experimentar lo que sienten aquellos que carecen de lo indispensable y conocen el aguijón del hambre; por otra, expresa la condición de nuestro espíritu, hambriento de bondad y sediento de la vida de Dios. El ayuno nos despierta, nos hace estar más atentos a Dios y al prójimo, inflama nuestra voluntad de obedecer a Dios, que es el único que sacia nuestra hambre.
Querría que mi voz traspasara las fronteras de la Iglesia Católica, para que llegara a todos ustedes, hombres y mujeres de buena voluntad, dispuestos a escuchar a Dios. Si se sienten afligidos como nosotros, porque en el mundo se extiende la iniquidad, si les preocupa la frialdad que paraliza el corazón y las obras, si ven que se debilita el sentido de una misma humanidad, únanse a nosotros para invocar juntos a Dios, para ayunar juntos y entregar juntos lo que podamos como ayuda para nuestros hermanos.
El fuego de la Pascua
Invito especialmente a los miembros de la Iglesia a emprender con celo el camino de la Cuaresma, sostenidos por la limosna, el ayuno y la oración. Si en muchos corazones a veces da la impresión de que la caridad se ha apagado, en el corazón de Dios no se apaga. Él siempre nos da una nueva oportunidad para que podamos empezar a amar de nuevo.
Una ocasión propicia será la iniciativa «24 horas para el Señor», que este año nos invita nuevamente a celebrar el Sacramento de la Reconciliación en un contexto de adoración eucarística. En el 2018 tendrá lugar el viernes 9 y el sábado 10 de marzo, inspirándose en las palabras del Salmo 130,4: «De ti procede el perdón». En cada diócesis, al menos una iglesia permanecerá abierta durante 24 horas seguidas, para permitir la oración de adoración y la confesión sacramental.
En la noche de Pascua reviviremos el sugestivo rito de encender el cirio pascual: la luz que proviene del «fuego nuevo» poco a poco disipará la oscuridad e iluminará la asamblea litúrgica. «Que la luz de Cristo, resucitado y glorioso, disipe las tinieblas de nuestro corazón y de nuestro espíritu»[7], para que todos podamos vivir la misma experiencia de los discípulos de Emaús: después de escuchar la Palabra del Señor y de alimentarnos con el Pan eucarístico nuestro corazón volverá a arder de fe, esperanza y caridad.
Los bendigo de todo corazón y rezo por ustedes. No se olviden de rezar por mí.
Vaticano, 1 de noviembre de 2017
Solemnidad de Todos los Santos
Francisco


[1] Misal Romano, I Dom. de Cuaresma, Oración Colecta.
[2] «Salía el soberano del reino del dolor fuera de la helada superficie, desde la mitad del pecho» (Infierno XXXIV, 28-29).
[3] «Es curioso, pero muchas veces tenemos miedo a la consolación, de ser consolados. Es más, nos sentimos más seguros en la tristeza y en la desolación. ¿Sabéis por qué? Porque en la tristeza nos sentimos casi protagonistas. En cambio en la consolación es el Espíritu Santo el protagonista» (Ángelus, 7 diciembre 2014).
[4] Núms. 76-109.
[5] Cf. Benedicto XVI, Enc. Spe salvi, 33.
[6] Cf. Pío XII, Enc. Fidei donum, III.
[7] Misal Romano, Vigilia Pascual, Lucernario.

4 jul 2017

Luis Landriscina y el Padre Mamerto Menapace ...


lo que mas me gusta es como el monje  Mamerto Menapace explica el significado de la Cruz para el cristiano ...

3 mar 2017

El ayuno verdadero es ayudar a a los demás !!!

03/03/2017 – El ayuno verdadero es socorrer al prójimo, el falso mezcla la religiosidad con las especulaciones sucias y los sobornos de la vanidad. Así se expresó el Papa Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta. Las lecturas del día se refieren al ayuno, es decir – explicó el Papa – “a la penitencia que estamos invitados a hacer en este tiempo de Cuaresma” para acercarnos al Señor. A Dios le agrada “el corazón penitente”, dice el Salmo, “el corazón que se siente pecador y que sabe que es pecador”.
En la primera lectura – tomada del Libro del Profeta Isaías – Dios reprocha la falsa religiosidad de los hipócritas que ayunan mientras se ocupan de sus propios negocios, oprimen a los obreros y se pelean “golpeando con puños inicuos”: por una parte hacen penitencia y, por otra, realizan injusticias, haciendo “negocios sucios”. En cambio, el Señor pide un ayuno verdadero, atento al prójimo:
“El otro es el ayuno ‘hipócrita’ – es la palabra que usa tanto Jesús –  es un ayuno para hacerse ver o para sentirse justo pero mientras tanto he hecho injusticias, no soy justo, exploto a la gente. ‘Pero yo soy generoso, haré una buena ofrenda a la Iglesia’… ‘Pero dime, ¿tú pagas lo justo a tus empleadas domésticas? ¿A tus empleados les pagas en negro? ¿O como dice la ley, para que puedan dar de comer a sus hijos?’”.
Francisco relató un hecho ocurrido inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial al padre jesuita Pedro Arrupe, cuando era misionero en Japón. Un rico hombre de negocios le entregó una donación para su actividad evangelizadora, pero con él estaban un fotógrafo y un periodista. El sobre contenía sólo diez dólares:
“Esto es lo mismo que nosotros hacemos cuando no pagamos lo justo a nuestra gente. Nosotros recibimos de nuestras penitencias, de nuestros gestos de oración, del ayuno, de la limosna, recibimos un soborno: el soborno de la vanidad, del hacernos ver. Y eso no es autenticidad, es hipocresía. Por eso cuando Jesús dice: ‘Cuando recen háganlo a escondidas, cuando den la limosna no hagan sonar la trompeta, cuando ayunen no se hagan los melancólicos’, es como si dijera: ‘Por favor, cuando hacen una obra buena no reciban un soborno de esta obra buena, es sólo para el Padre’”.
El Obispo de Roma citó asimismo al Profeta Isaías, quien relata que el Señor dice a los hipócritas cuál es el ayuno verdadero. Palabras que parecen dichas “para nuestros días”:
“‘¿Acaso no es más bien éste el ayuno que quiero: romper las cadenas inicuas, desatar los lazos del yugo, poner en libertad a los oprimidos y romper toda opresión? ¿‘Acaso no consiste en compartir el pan con el hambriento, hacer entrar en casa a los pobres,  a los sin techo, vestir a uno que ves desnudo sin descuidar a tus parientes?’. Pensemos en estas palabras, pensemos en nuestro corazón, en cómo ayunamos, rezamos y damos las limosnas. También nos ayudará pensar en lo que siente un hombre después de una cena que ha pagado 200 euros, por ejemplo, y regresa a su casa y ve a un hambriento y ni lo mira y sigue caminando. Nos hará bien pensar en esto”.
Fuente: News.va
Con el miércoles de ceniza comenzamos la Cuaresma, 40 días de preparación para la celebración de la Pascua. En este tiempo, la Iglesia nos invita a vivir con especial intensidad el ayuno, la oración y la caridad.
El ayuno tiene como objetivo vaciar nuestro corazón para llenarlo de algo mas valioso. Es una necesaria limpieza del alma para darle lugar a la grandeza para la que Dios nos ha creado.
Ayuna de juzgar a otros; descubre a Cristo que vive en ellos.
Ayuna de palabras hirientes; llénate de frases sanadoras.
Ayuna de descontento; llénate de gratitud.
Ayuna de enojos; llénate de paciencia.
Ayuna de pesimismo; llénate de esperanza cristiana.
Ayuna de preocupaciones; llénate de confianza en Dios.
Ayuna de quejarte; llénate de aprecio por la maravilla que es la vida.
Ayuna de las presiones que no cesan; llénate de una oración que no cesa.
Ayuna de amargura; llénate de perdón.
Ayuna de darte importancia a ti mismo; llénate de compasión por los demás.
Ayuna de ansiedad sobre tus cosas; comprométete en la propagación del Reino.
Ayuna de desaliento; llénate del entusiasmo de la fe.
Ayuna de pensamientos mundanos; llénate de las verdades que fundamentan la santidad.
Ayuna de todo lo que te separe de Jesús; llénate de todo lo que a El te acerque.

27 feb 2017

Tiempo de Cuaresma




¿QUÉ ES LA CUARESMA?
Es un tiempo litúrgico especial que va desde el miércoles de ceniza hasta el jueves santo, dura alrededor de cuarenta días (de ahí su nombre), comprende cinco domingos. Es un camino de preparación para la Pascua, donde somos llamados a la conversión. Estamos invitados a vivir especialmente el ayuno, la oración y la limosna, no como fines en sí mismo sino medios para morir a todo lo que se opone al proyecto de Dios y llegar a la Pascua transformados.
Comienza el miércoles de Ceniza y se extiende hasta el Jueves Santo.
La penitencia interior del cristiano puede tener expresiones muy variadas. La Escritura y los Padres de la Iglesia insisten sobre todo en tres formas: el ayuno, la oración y la limosna, porque expresan la conversión con relación a sí mismo (ayuno), con relación a Dios (oración) y con relación a los demás (limosna).
-Ayuno: no es sólo de comida y bebida, sino de todo aquello que nos esclaviza y que no conduce al bien.
-Oración: acercarnos al Padre misericordioso, pedirle perdón de corazón, y pedir su ayuda, ya que sin él, nada podemos.
-Limosna: la práctica de la caridad “cubre la multitud de los pecados” (1 Pedro 4, 8). No es dar lo que me sobra, sino compartir lo que tengo.
La idea de la Cuaresma será más cercana al significado de la temporada de la Iglesia si la primera cosa que le viene a la mente es una imagen de la nueva vida— del Bautismo. El Bautismo nos da la clave para la Cuaresma.
Hemos visto que en los siglos IV y V, la Iglesia desarrolló liturgias para ayudar a las personas que querían ser cristianas. Los últimos cuarenta días de este camino de fe, el último “retiro de cuarenta días” antes del bautismo, se convirtieron en lo que ahora llamamos Cuaresma. La Cuaresma es el tiempo para los catecúmenos para continuar su preparación para el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía. Es un tiempo para aquellos quienes ya hemos sido bautizados para reafirmar que este sacramento, hoy en día, significa mucho en nuestras vidas.
Fuente: Vivimos nuestra fe.
http://www.sadlierreligion.com/liveourfaith/
http://dibujosparacatequesis.blogspot.com.ar/

¿Por qué cuarenta días?
La teología y la espiritualidad de la Cuaresma se constituyeron en relación con diversos hechos  del Antiguo y del Nuevo Testamento.
- El mismo número 40 nos recuerda:
· Los días del diluvio universal;
· Los años transcurridos por Israel en el desierto;
· Los días transcurridos por Moisés en el Monte Sinaí;
· Los días transcurridos por el profeta Elías en el desierto antes de llegar al encuentro con Dios en el Monte Horeb;
· Los días de penitencia de los habitantes de Nínive;
Y en el Nuevo Testamento:
· Los días del ayuno de Jesús en el desierto, donde al final fue tentado por el Diablo.
 Todo esto tiene un valor didáctico, la Cuaresma es el tiempo:
· De la destrucción del mal, como para los hombres del diluvio;
· De la prueba y de la gracia, como para Israel;
· De la oración que dispone para el encuentro con Dios, como para Moisés y Elías;
· De la penitencia y de la expiación en espera del juicio divino, como imitación de los 40 días de ayuno y de penitencia con los que los habitantes de Nínive aplacaron la ira divina;
· Del ayuno finalizado a comer el verdadero alimento, que es hacer la voluntad del Padre: «no solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (así le respondió Jesús a Satanás al final de los 40 días pasados en el desierto).

-El miércoles de cenizas.
¿Qué es el Miércoles de Ceniza?
Es el primer día de la Cuaresma, es decir, de los 40 días en los que la Iglesia llama a los fieles a la conversión y a prepararse verdaderamente para vivir los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo en la Semana Santa.
El Miércoles de Ceniza es una celebración contenida en el Misal Romano. En este se explica que al término de la Misa, se bendice e impone la ceniza hecha de los ramos de olivo bendecidos en el Domingo de Ramos del año anterior.
Es un día penitencial, en el que manifestamos nuestro deseo de conversión a Dios, por eso, cuando nos imponen la ceniza nos dicen “conviértete y cree en el Evangelio”. La ceniza es polvo, símbolo de pequeñez, de nuestra pequeñez, que nos invita a volver a Dios.


¿Qué simbolizan y qué recuerdan las cenizas?
La palabra ceniza, que proviene del latín "cinis", representa el producto de la combustión de algo por el fuego. Esta adoptó tempranamente un sentido simbólico de muerte, caducidad, pero también de humildad y penitencia.
La ceniza, como signo de humildad, le recuerda al cristiano su origen y su fin: "Dios formó al hombre con polvo de la tierra" (Gn 2,7); "hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste hecho" (Gn 3,19).
¿Cómo se impone la ceniza?
Este acto tiene lugar en la Misa al término de la homilía y está permitido que los laicos ayuden al sacerdote. Las cenizas son impuestas en la frente, haciendo la señal de la cruz con ellas mientras el ministro dice las palabras Bíblicas: «Acuérdate que eres polvo y en polvo te convertirás», o «Conviértete y cree en el Evangelio».
¿Es obligatoria la imposición de las cenizas?
El Miércoles de Ceniza no es día de precepto y por lo tanto no es obligatoria. No obstante, ese día concurre una gran cantidad de personas a la Santa Misa, algo que siempre es recomendable.
- ¿Cuánto tiempo hay que tener la ceniza en la frente?
Cuanto uno desee. No existe un tiempo determinado.
- ¿Es obligatorio el ayuno y la abstinencia?
El Miércoles de Ceniza es obligatorio el ayuno y abstinencia, como en el viernes Santo, para los mayores de 18 años y menores de 60. Fuera de esos límites es opcional. Ese día los fieles pueden tener una comida “fuerte” una sola vez al día.
La abstinencia de comer carne es obligatoria desde los 14 años. Todos los viernes de Cuaresma también son de abstinencia obligatoria. Los demás viernes del año también, aunque según el país puede sustituirse por otro tipo de mortificación u ofrecimiento como el rezo del rosario.

-El color morado:
El color morado es uno de los colores sombríos, sin embargo el rojo que contiene lo anima un tanto.
Su parecido con el matiz grisáceo de la ceniza nos predica la penitencia. Se parece mucho a la violeta, esa flor modesta y solitaria que se esconde bajo el pasto, como para huir de la vista del hombre, y que parece no tener belleza y perfume sino para el Creador.
Es símbolo de humildad, de retiro, de delicada melancolía  de nostalgia del cielo. El color morado indica el duelo, pero no un duelo tan entero y absoluto que implique atisbo alguno de desesperación. Por eso es un color muy apropiado para expresar la tristeza  santa y agradable a Dios.
El morado se emplea, por lo común en días que tienen carácter penitencial. Es sobre todo el color del adviento y de la Cuaresma. La celebración del Adviento, si bien va acompañado con cantos de alegría ya que en el horizonte está siempre la figura del Señor que vendrá para salvarnos, incluye sin embargo, un toque de penitencia, al tiempo que expresa nuestro ardiente deseo de ser rescatados del pecado.
Es así mismo el color de la Cuaresma, en cuyo transcurso nos consagramos a las obras y al espíritu de penitencia.
El color morado nos advierte que aún estamos lejos de la Jerusalén celestial, sentados a la orilla de los ríos de Babilonia, la nostalgia de la patria desata nuestras lágrimas. Digamos finalmente que este color suple en la actualidad al color negro que antes se usaba para los oficios de difuntos.
 - Los  pilares para vivir de la mejor manera la cuaresma son:
 1 - Ayuno, Abstinencia y Mortificación.
El ayuno significa limitar el número de comidas diarias para las personas de entre 18 y 56 años (a menos de que no sea recomendable por razones médicas). Nuestra Iglesia nos dice que el ayuno es obligatorio el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo (Código Derecho Canónico #1251).
Abstinencia significa no comer carne los viernes, principalmente el Viernes Santo. Esto es para todos apartir de los 14 años hasta su muerte. (Código Canónico #1251)
La mortificación significa “morir” (en sentido figurado) a aquellos gustos que pudieran alejarnos de Jesús. La finalidad es ayudarnos a crear una disciplina personal y lograr una purificación personal. Es importante practicar la mortificación con alegría, rectitud de intención, sencillez y humildad.

Algunas ideas de mortificación son:
- Evitar la queja, el chisme, contestar de mala manera o perder la paciencia.
- Abstenerse de bebidas, postres o comidas favoritas.
- Limitar el tiempo de entretenimiento como la tele, el cine, comer fuera de casa, comprar comida cara, etc.
- Evitar la cafeína, la cerveza, el licor, el cigarro o cualquier otro “gusto personal” (¡especialmente si puede ser dañino!).
- Comer menos (porciones más chicas) y evitar botanas entre comidas.
- Ayunar (aunque sea parcialmente) otros días además del miércoles de Ceniza y el Viernes Santo.
- Comer sin quejarse.
- Comer comida más sencilla, menos apetitosa al sentido del gusto.
- Evitar pasar tiempo innecesario en Internet o con videojuegos.
- Examinar el presupuesto y abstenerse de todo gasto innecesario, fomentando una vida más austera.

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Nuestros propósitos como familia son...
 2- Dar Limosna.
“La penitencia interior del cristiano puede tener expresiones muy variadas. La Escritura y los Padres insisten sobre todo en tres formas: el ayuno, la oración y la limosna, que expresan la conversión con relación a sí mismo, con relación a Dios y con relación a los demás”. (CIC #1434) La finalidad de practicar la limosna es desarrollar y perfeccionar el amor que Cristo Jesús pide a sus discípulos. Al ser generoso, expresamos nuestra gratitud a Dios por todo lo que El nos ha dado.

Algunas ideas para dar limosna:
- Cualquiera que sea la cantidad de dinero que nos estemos ahorrando por el ayuno, debemos ofrecerlo al necesitado, a las misiones de la iglesia o a una causa noble.
- Considera dar limosna en forma regular, pídele a Dios que te dé un corazón generoso y te guíe hacia las personas que lo necesitan.
- Si lo practicas en familia, ayuda tener un frasco o cajita a la vista, como recordatorio y ver así cómo están cumpliendo con su limosna.
- También se considera dar limosna el ofrecer nuestro tiempo y nuestros recursos a los que lo necesitan como a una asociación de caridad, donando ropa a obras de caridad, etc.
- Involúcrate más en tu parroquia, ayuda en las diferentes actividades, ofrécete como catequista, sirve en el coro, etc.

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3-Oración y Reflexión.
La oración es la elevación del alma a Dios o la petición a Dios de bienes convenientes” (CIC #2559). La oración es un diálogo con Dios. Las fuentes de la oración son la Palabra de Dios, la Liturgia de la Iglesia y las Virtudes de la Fe, la esperanza y la Caridad.(CIC # 2662) La finalidad de la oración y de la reflexión es ayudarnos a conocernos mejor y conocer más a Dios; son importantes para una verdadera comunión de corazón y renovación espiritual.

Para crecer en la vida de oración se puede:
- Ir a Misa entre semana o si no es posible, leer las lecturas del Misal diariamente y meditar en ellas. Esto puede hacerse en familia, tal vez a la hora de comer.
- Buscar los Sacramentos de Comunión y Reconciliación, haciendo un buen examen de conciencia.
- Orar la Liturgia de las Horas. En algunas iglesias se reza “Laudes” u oración de la mañana. La Liturgia de las Horas es una oración que nos une con toda la iglesia universal.
- Meditar en las Estaciones de la Cruz. Durante la Cuaresma se hace especial énfasis en estas oraciones por que nos ayudan a meditar en la pasión de Nuestro Señor Jesucristo. Normalmente se rezan los viernes. Esta es una actividad excelente para hacerse en familia.
- Otras oraciones pueden ser: El Rosario diario, Visitas al Santísimo Sacramento, Oraciones cortas o jaculatorias, Rezar el Angelus al medio día y a las 6 de la tarde, la Bendición de los alimentos, Comunión espiritual, etc.
- Reflexionar cómo podemos asemejarnos más a Jesús en nuestra conducta diaria.
- Orar en familia. “Particularmente para los niños pequeños, la oración diaria familiar es el primer testimonio de la memoria viva de la iglesia que es despertada pacientemente por el Espíritu Santo”. (CIC # 2685)

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Nuestros propósitos como familia son...

-El Vía Crucis o Camino de la Cruz.
Vía Crucis" en latín o "Camino de la Cruz”. También se le llama Estaciones de la Cruz y Vía Dolorosa. Se trata de un camino de oración que busca adentrarnos en la meditación de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo en su camino al Calvario. El camino se representa con una serie de imágenes de la Pasión o "Estaciones" correspondientes a incidentes particulares que Jesús sufrió por nuestra salvación.
Desde los primeros siglos los peregrinos de Jerusalén veneraban los lugares santos, especialmente el Gólgota y el Sepulcro. Según las revelaciones de Dios a Santa Brígida, luego de la muerte de Cristo, el mayor consuelo de su Madre era recorrer los lugares de aquel sagrado camino regados con la sangre de su Hijo.
La imposibilidad de ir a Jerusalén o el deseo de recordar con frecuencia en su propia tierra los momentos de la Pasión, hizo nacer en la cristiandad diversas formas de representar aquellos lugares para ser recorridos en una especie de peregrinación espiritual.

Su ejercicio tiene indulgencia plenaria cuando se hace ante estaciones legítimamente erigidas. Aunque es costumbre laudable leer un texto y rezar determinadas oraciones, puede hacerse meditando mentalmente lo que propone cada estación.
Dice San Bernardo: “No hay cosa tan eficaz para curar las llagas de nuestra conciencia y purgar y perfeccionar nuestra alma como la frecuente y continua meditación de las llagas de Cristo y de su Pasión y Muerte”.

Las imágenes pueden ser pinturas o esculturas. Algunas representaciones son grandes obras de arte inspiradas por Dios para suscitar mayor comprensión del amor de Jesucristo y movernos a la conversión, se colocan en intervalos en las paredes de la iglesia o en lugares reservados para la oración. Los santuarios, casas de retiros y otros lugares de oración suelen tener estaciones de la cruz en un terreno cercano. En los monasterios generalmente se encuentran en el claustro.


Es la meditación de los momentos y sufrimientos vividos por Jesús desde que fue hecho prisionero hasta su muerte en la cruz y posterior resurrección. Literalmente, vía crucis significa "camino de la cruz". 

blogs: familia catolica-

7 feb 2017

MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO PARA LA CUARESMA 2017 La Palabra es un don. El otro es un don




MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
PARA LA CUARESMA 2017

La Palabra es un don. El otro es un don

Queridos hermanos y hermanas:
La Cuaresma es un nuevo comienzo, un camino que nos lleva a un destino seguro: la Pascua de Resurrección, la victoria de Cristo sobre la muerte. Y en este tiempo recibimos siempre una fuerte llamada a la conversión: el cristiano está llamado a volver a Dios «de todo corazón» (Jl 2,12), a no contentarse con una vida mediocre, sino a crecer en la amistad con el Señor. Jesús es el amigo fiel que nunca nos abandona, porque incluso cuando pecamos espera pacientemente que volvamos a él y, con esta espera, manifiesta su voluntad de perdonar (cf. Homilía, 8 enero 2016).
La Cuaresma es un tiempo propicio para intensificar la vida del espíritu a través de los medios santos que la Iglesia nos ofrece: el ayuno, la oración y la limosna. En la base de todo está la Palabra de Dios, que en este tiempo se nos invita a escuchar y a meditar con mayor frecuencia. En concreto, quisiera centrarme aquí en la parábola del hombre rico y el pobre Lázaro (cf. Lc 16,19-31). Dejémonos guiar por este relato tan significativo, que nos da la clave para entender cómo hemos de comportarnos para alcanzar la verdadera felicidad y la vida eterna, exhortándonos a una sincera conversión.
1. El otro es un don
La parábola comienza presentando a los dos personajes principales, pero el pobre es el que viene descrito con más detalle: él se encuentra en una situación desesperada y no tiene fuerza ni para levantarse, está echado a la puerta del rico y come las migajas que caen de su mesa, tiene llagas por todo el cuerpo y los perros vienen a lamérselas (cf. vv. 20-21). El cuadro es sombrío, y el hombre degradado y humillado.
La escena resulta aún más dramática si consideramos que el pobre se llama Lázaro: un nombre repleto de promesas, que significa literalmente «Dios ayuda». Este no es un personaje anónimo, tiene rasgos precisos y se presenta como alguien con una historia personal. Mientras que para el rico es como si fuera invisible, para nosotros es alguien conocido y casi familiar, tiene un rostro; y, como tal, es un don, un tesoro de valor incalculable, un ser querido, amado, recordado por Dios, aunque su condición concreta sea la de un desecho humano (cf. Homilía, 8 enero 2016).
Lázaro nos enseña que el otro es un don. La justa relación con las personas consiste en reconocer con gratitud su valor. Incluso el pobre en la puerta del rico, no es una carga molesta, sino una llamada a convertirse y a cambiar de vida. La primera invitación que nos hace esta parábola es la de abrir la puerta de nuestro corazón al otro, porque cada persona es un don, sea vecino nuestro o un pobre desconocido. La Cuaresma es un tiempo propicio para abrir la puerta a cualquier necesitado y reconocer en él o en ella el rostro de Cristo. Cada uno de nosotros los encontramos en nuestro camino. Cada vida que encontramos es un don y merece acogida, respeto y amor. La Palabra de Dios nos ayuda a abrir los ojos para acoger la vida y amarla, sobre todo cuando es débil. Pero para hacer esto hay que tomar en serio también lo que el Evangelio nos revela acerca del hombre rico.
2. El pecado nos ciega
La parábola es despiadada al mostrar las contradicciones en las que se encuentra el rico (cf. v. 19). Este personaje, al contrario que el pobre Lázaro, no tiene un nombre, se le califica sólo como «rico». Su opulencia se manifiesta en la ropa que viste, de un lujo exagerado. La púrpura, en efecto, era muy valiosa, más que la plata y el oro, y por eso estaba reservada a las divinidades (cf. Jr 10,9) y a los reyes (cf. Jc 8,26). La tela era de un lino especial que contribuía a dar al aspecto un carácter casi sagrado. Por tanto, la riqueza de este hombre es excesiva, también porque la exhibía de manera habitual todos los días: «Banqueteaba espléndidamente cada día» (v. 19). En él se vislumbra de forma patente la corrupción del pecado, que se realiza en tres momentos sucesivos: el amor al dinero, la vanidad y la soberbia (cf. Homilía, 20 septiembre 2013).
El apóstol Pablo dice que «la codicia es la raíz de todos los males» (1 Tm 6,10). Esta es la causa principal de la corrupción y fuente de envidias, pleitos y recelos. El dinero puede llegar a dominarnos hasta convertirse en un ídolo tiránico (cf. Exh. ap. Evangelii gaudium, 55). En lugar de ser un instrumento a nuestro servicio para hacer el bien y ejercer la solidaridad con los demás, el dinero puede someternos, a nosotros y a todo el mundo, a una lógica egoísta que no deja lugar al amor e impide la paz.
La parábola nos muestra cómo la codicia del rico lo hace vanidoso. Su personalidad se desarrolla en la apariencia, en hacer ver a los demás lo que él se puede permitir. Pero la apariencia esconde un vacío interior. Su vida está prisionera de la exterioridad, de la dimensión más superficial y efímera de la existencia (cf. ibíd., 62).
El peldaño más bajo de esta decadencia moral es la soberbia. El hombre rico se viste como si fuera un rey, simula las maneras de un dios, olvidando que es simplemente un mortal. Para el hombre corrompido por el amor a las riquezas, no existe otra cosa que el propio yo, y por eso las personas que están a su alrededor no merecen su atención. El fruto del apego al dinero es una especie de ceguera: el rico no ve al pobre hambriento, llagado y postrado en su humillación.
Cuando miramos a este personaje, se entiende por qué el Evangelio condena con tanta claridad el amor al dinero: «Nadie puede estar al servicio de dos amos. Porque despreciará a uno y querrá al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero» (Mt 6,24).
3. La Palabra es un don
El Evangelio del rico y el pobre Lázaro nos ayuda a prepararnos bien para la Pascua que se acerca. La liturgia del Miércoles de Ceniza nos invita a vivir una experiencia semejante a la que el rico ha vivido de manera muy dramática. El sacerdote, mientras impone la ceniza en la cabeza, dice las siguientes palabras: «Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás». El rico y el pobre, en efecto, mueren, y la parte principal de la parábola se desarrolla en el más allá. Los dos personajes descubren de repente que «sin nada vinimos al mundo, y sin nada nos iremos de él» (1 Tm 6,7).
También nuestra mirada se dirige al más allá, donde el rico mantiene un diálogo con Abraham, al que llama «padre» (Lc 16,24.27), demostrando que pertenece al pueblo de Dios. Este aspecto hace que su vida sea todavía más contradictoria, ya que hasta ahora no se había dicho nada de su relación con Dios. En efecto, en su vida no había lugar para Dios, siendo él mismo su único dios.
El rico sólo reconoce a Lázaro en medio de los tormentos de la otra vida, y quiere que sea el pobre quien le alivie su sufrimiento con un poco de agua. Los gestos que se piden a Lázaro son semejantes a los que el rico hubiera tenido que hacer y nunca realizó. Abraham, sin embargo, le explica: «Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces» (v. 25). En el más allá se restablece una cierta equidad y los males de la vida se equilibran con los bienes.
La parábola se prolonga, y de esta manera su mensaje se dirige a todos los cristianos. En efecto, el rico, cuyos hermanos todavía viven, pide a Abraham que les envíe a Lázaro para advertirles; pero Abraham le responde: «Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen» (v. 29). Y, frente a la objeción del rico, añade: «Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto» (v. 31).
De esta manera se descubre el verdadero problema del rico: la raíz de sus males está en no prestar oído a la Palabra de Dios; esto es lo que le llevó a no amar ya a Dios y por tanto a despreciar al prójimo. La Palabra de Dios es una fuerza viva, capaz de suscitar la conversión del corazón de los hombres y orientar nuevamente a Dios. Cerrar el corazón al don de Dios que habla tiene como efecto cerrar el corazón al don del hermano.
Queridos hermanos y hermanas, la Cuaresma es el tiempo propicio para renovarse en el encuentro con Cristo vivo en su Palabra, en los sacramentos y en el prójimo. El Señor ―que en los cuarenta días que pasó en el desierto venció los engaños del Tentador― nos muestra el camino a seguir. Que el Espíritu Santo nos guíe a realizar un verdadero camino de conversión, para redescubrir el don de la Palabra de Dios, ser purificados del pecado que nos ciega y servir a Cristo presente en los hermanos necesitados. Animo a todos los fieles a que manifiesten también esta renovación espiritual participando en las campañas de Cuaresma que muchas organizaciones de la Iglesia promueven en distintas partes del mundo para que aumente la cultura del encuentro en la única familia humana. Oremos unos por otros para que, participando de la victoria de Cristo, sepamos abrir nuestras puertas a los débiles y a los pobres. Entonces viviremos y daremos un testimonio pleno de la alegría de la Pascua.
Vaticano, 18 de octubre de 2016
Fiesta de san Lucas Evangelista
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Francisco


27 feb 2016

Vía Crucis de la misericordia by Luis Zazano

Vía Crucis de la misericordia   

by Luis Zazano

Introducción

En este año de la misericordia a la cual el Papa Francisco nos invita a recordar que somos “simple pecadores perdonados” tenemos el compromiso en esta cuaresma de mirar nuestros pecados y entregar al corazón misericordioso de Dios.
Como sabrás, el poder de Dios se muestra más en su misericordia que en su poder creador, pero además, vos podes ser partícipe de este poder en cada obra de misericordia que realices en y junto a tu hermano.
Ser misericordiosos, es nuestra tarea, por ello te invito a que hagamos una obra de misericordia espiritual, que ofrezcamos este vía crucis por alguien que lo necesite, ofrécelo por una persona enferma, o que ya falleció, o si quieres sumar más… por una persona que te cuesta. Te animas?
Entonces a sumar puntitos para el cielo, juntos veamos en cada estación el amor que Dios nos tiene y recordemos que Jesús cayó más de una vez y se levantó, nunca tiró la cruz, ves? Ese es el ejemplo que te quiere dar, entre otras cosas:
  1. que cuando caigas, te levantes.
  2. Nunca tirar la cruz hasta el destino final.
  3. Siempre hay un Simeón que te ayuda a llevar la cruz.
Con estas ideas, iniciemos el camino de la misericordia, que terminará en la Resurrección, a empezar…

Oración preparatoria:

Por la señal † de la Santa Cruz, de nuestros † enemigos líbranos, Señor †, Dios nuestro. En el nombre del Padre † y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Acto de Contrición:

Pésame, Dios mío, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido. Pésame por el infierno que merecí y por el cielo que perdí, pero mucho más me pesa porque pecando ofendí a un Dios tan bueno y tan grande como Vos. Antes querría haber muerto que haberos ofendido; y propongo firmemente no pecar más y evitar las ocasiones próximas de pecado. Amén.
Después de anunciar la Estación que se va a contemplar se dice:
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Se medita la estación, leyendo el pequeño texto que la acompaña. Al final se reza un Padrenuestro, un Avemaría:
Oración
Señor mío y Dios mío,
Hoy vengo a caminar con mi corazón y con mi mente la vía de la cruz,
el camino que me invitas a recorrer para salvar mi alma y mi historia personal.
Junto a estas estaciones vengo a ofrecerte mi vida, mis caídas, mis golpes y mis dolores para que tú lo redimas con tu preciosísima sangre
María, Madre mía, cúbreme con tu manto para no pecar y ayúdame a que con mi vida siempre a Dios pueda glorificar. Amén.

Primera estación: Condenan a muerte a Jesús:

Mt. 27, 22ss: La lucha política y religiosa termina con la condena de un inocente. Cuando vos luchas por tus propios intereses sin mirar al hermano podes terminar condenando a un inocente. La multitud está agitada, la multitud condena, esos mismos que días atrás cantaban “Hosanna” hoy gritan “crucifícalo” ¿Será porque Jesús no les cumplió los caprichitos? ¿Será que Dios es todo para vos en tus momentos buenos pero cuando las cosas no te salen como querés, sos el primero en condenarlo y sacarlo de tu vida?.
En este año de la misericordia no condenes a nadie, no provoques torturas a personas inocentes que te rodean, no condenes sin saber. Aprende que vos sos un pecador perdonado y no te laves las manos.
Padre nuestro // Ave María// Gloria

Segunda estación: Jesús carga con la cruz.

Mt. 16, 24: A la cruz hay que cargarla, no arrastrarla. Aprendé a valerte de la cruz para fortalecerte y no quejarte de la cruz que lleva a debilitarte.
Estamos en el bicentenario de la patria, camino al congreso Eucarístico y en el año de la misericordia. Todo esto nos lleva a ver la cruz de nuestra historia, cruz nos llevó a crecer como nación, momentos difíciles vividos que nos llevaron a crecer como pueblo. Así como la Iglesia creció fuertemente en aquellos lugares donde hubo tantos mártires. La cruz nos lleva a madurar y a crecer.
Seguramente ya tienes bien identificada tu cruz, sabes que cruz llevas y la sentís, como yo, pero recordá que no estás sólo, la llevamos juntos, porque en la Iglesia nadie está sólo, recemos el uno por el otro y no te olvides que sin cruz, no hay gloria; sin vivir una cruz, no tienes misericordia…
Padre Nuestro// Ave María// Gloria

Tercera estación: Jesús cae por primera vez.

Mt. 11, 30ss: Jesús también se cansa, la cruz es pesada, necesita ayuda… Es momento que vos también aprendas de su caída, porque vos también te caes, vos también tenes muchas veces ganas de dejar todo y escaparte a algún lugar donde nadie te conozca, pero Jesús es valiente y te llama a ser valiente, te llama a que te levantes y sigas.
Jesucristo, Señor de la historia te necesitamos! Porque también nos caemos. Si caíste levántate, levántate porque hay todavía mucho camino, y como sea tenemos que llegar. Hasta el cielo no paramos!
Padre Nuestro //Ave María //Gloria

Cuarta estación: Jesús encuentra a María.

Lc. 2, 32: Después de la caída se encuentra con su Madre, no sé si pudo Ella abrazarlo pero de lo que estoy casi seguro es que se dijeron todo con la mirada, porque cuando alguien ama logra con la mirada decirle todo. En María vemos el mejor consuelo de Jesús, sólo su amor y frescura de Madre le dan ánimo a seguir.
Cuantas veces tu Madre te habrá acariciado y besado cuando estabas enfermo, esa misma Madre es María, que cuando caes en pecado Ella está… María sabe que también tienes miserias, pero Ella como Madre misericordiosa no te pedirá cuentas ni explicaciones de nada, sólo consuelo y ayuda para cambiar.
Si quieres que tu corazón sea misericordioso cómo el de María, no busques explicaciones del otro sino ayúdalo y busca el cambio del otro. Ese otro es tu hermano…
Padre Nuestro// Ave María// Gloria

Quinta estación: Simón ayuda a llevar la cruz.

Lc. 19. 9-13: Una vez te sugería que no le pidas a Jesús que te saque la cruz sino que te ponga más Simones para poder llevarla. Hoy seguramente que tenés algún Simón que te está ayudando a cargar tu cruz y vos también tenés que ser un Simón para tu hermano. Parece que Simón no tenía buena suerte, pues si pasaba media hora antes por allí no le iba a tocar todo esto. Pero se encontró con Cristo y la cruz y obligadamente la tuvo que llevar, pero parece que después le cambió la vida para siempre según lo que sabemos por el libro de los hechos y por la tradición Cristiana. Posiblemente hoy vos te hayas chocado con la cruz, hasta en principio parece que llevas la cruz de manera obligada, pero el Señor te mostrará el verdadero sentido, ayúdalo a Jesús a llevar la cruz para que Cristo te ayude a resucitar a la Vida. Hoy hay necesidad de Simones en las calles, necesitamos Cristianos simoneros y callejeros, que den respuesta a esta sociedad que se siente caída, que de ánimo a tantas familias en crisis y caídas. Vos y yo tenemos que caminar al lado de tantos que se sienten sin gansas de seguir y mostrarles que caminar con alguien que va al lado se hace más rápido y corto el camino. Ayudemos a caminar.
Sé un Simón misericordioso, sabiéndote que vos también necesitas que te ayuden, sábete miserable, y que no podes siempre con todo. Hay un Hermano que necesita de un acto de misericordia, Sé misericordioso como el Padre…
Padre Nuestro// Ave María// Gloria.

Sexta estación: una piadosa mujer limpia el rostro de Jesús.

Is. 53, 2-3: Cuantos rostros hoy están golpeados! Necesitan de una Iglesia que limpie los rostros de Jesús. Tomá la toalla de la misericordia y acércate a tu hermano y límpiale el rostro, sacá esas heridas que tiene en su vida. Mostrale el perdón, que se sienta perdonado, es la mejor limpieza que podes dar; el rencor hiere, mata, golpea fuerte, el rencor es una toalla de lija que raspa y duele en el otro y también te lastima a vos; vos no dejes de usar la toalla de la misericordia, es la única que limpia y alivia.
Padre nuestro// Ave María// Gloria

Séptima estación: Jesús cae por segunda vez.

Lc. 23, 25-31: Las flaquezas que uno tiene no lo lleva a caer una vez, lo lleva a caer varias veces, fíjate en tu pecado dominante, fíjate en aquello que caes repetidamente y no te permite estar en paz; pero desde allí también tenes que mirar ese camino de humildad y recordar que siempre hay caídas en la vida. No te creas el superado, el que no tiene necesidades. Las caídas son de cansancio, las caídas son por esa falta de fuerza, por ver lejos el destino y sentir los limites. Seguramente que te pasa muchas veces esto, el sentirte lejos de tus objetivos, donde lo único que logras es llorar, lloras porque no podes, porque sentís que todo está perdido o porque no logras ese sueño que tuviste toda tu vida. No apuntales con el dedo a nadie, vos sos el primero en que podes caer, nadie está limpio en este mundo, podes mentirme a mí y a cualquiera pero a Dios No!!!.         
Aprendé a trabajar desde la sinceridad, si querés pedir misericordia a Dios, primero date cuenta que sos pecador y necesitado de Dios, la misericordia se inicia en tu sinceridad para mostrarte como tal. En todas tus caídas te ayudará Jesús, siempre que tengas un corazón sincero y sabiéndote miserable. El amor de Dios todo lo puede, todo lo soporta y todo lo espera.
Padre Nuestro// Ave María// Gloria

Octava estación: Jesús consuela a las mujeres.

Lc. 23, 28: cuantas personas lloran hoy por la inocencia de muchos, ponete a pensar que Dios no se cansa de perdonarnos pero también no se cansa de sufrir. Sin embargo vemos que hay mujeres que lloran, inocentes que lloran: ¿a cuantas personas hiciste llorar en tu vida? ¿Cuántas personas hoy lloran por tu error? ¿Cuántas personas están dolidas en la vida por tu error y mi error? Y hoy Jesús viene a consolar a esas personas, renace la vida y el corazón en ese consuelo que viene de Él. Hoy reza por las personas que hiciste llorar, por esas personas que hiciste doler porque debemos entregar a Jesús ese consuelo, a Él le corresponde, no te corresponde a vos, deja que Dios sane aquellas heridas que vos abriste con el cuchillo de tus actos.
Padre Nuestro// Ave María// Gloria

Novena estación: Jesús cae por tercera vez.

Gal 2, 20: “Me amó y se entregó por mi” san Pablo nos enseña que cuando alguien ama no hay límites; los limites lo ponen nuestro orgullo y nuestra soberbia, el sentirnos que podemos con todo. Cuantas veces llenas tu agenda de tantas cosas que descuidas lo importante por lo urgente; cuantas veces te crees que podes con todo que luego terminas explotado. Hoy te muestra Jesús que todos tenemos límites y caídas, que caemos varias veces, nos tropezamos con la misma piedra millones de veces y no aprendemos. Dios clama por vos en tu misma angustia, te extiende su mano para que no caigas, te invita a que seas de Él. Vine a liberarte y a darte el tiempo que necesitas, viene a ofrecerte una vida suave. No temas al futuro, da la mano al que esté cerca de ti y recordá que no estas sólo. No tengas miedo, el miedo paraliza. Jesús cae muy cerquita de la cruz, ya no aguanta pero está casi cumplido su objetivo. Tu vida no pasa por sólo voluntades, pasa por esa confianza en Dios más tu entrega, entrégate a Dios para que Él sane todo de ti.
Padre Nuestro/ Ave María/ Gloria.

Decima estación: despojan a Jesús de sus vestiduras.

Mt. 27, 34: Jesús está desnudo, está la vergüenza y la humillación. Vos te bancarias estar desnudo ante personas que se te burlan, que no te aman? Jesús está allí para después abrazarte y cubrirte con el manto de su misericordia como el Padre misericordioso de la parábola del Hijo pródigo. Hoy hay muchos que están desnudo en la sociedad y están desnudas porque vos la desnudaste, cuantas personas desnudaste y humillaste con tu actitud egoísta; sin embargo Dios hoy te mira y quiere darte la oportunidad que vuelvas a vestir con la dignidad a esas personas que desnudaste: capaz que desnudaste a tu marido cuando lo insultaste frente a tus hijos; capaz que desnudaste a tu mujer cuando la trataste de tonta o loca frente a tus amigos o a tu familia; capaz cuando desnudaste a la Iglesia cuando criticabas a los curas y a las monjas cuando ni si quiera vas a misas. En fin, cuantas personas hoy vos dejaste desnuda. Pidamos en esta estación saber ser cristianos que vistan a las personas haciéndolas sentir valoradas, haciéndoles la vida más agradable. Todos podemos lograr que los otros tengan un mejor vestido, el vestido de la dignidad y de la libertad.
Jesús, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Undécima estación: Jesús es clavado en la cruz

Lc. 23, 34: Aparece aquí el buen ladrón, están los que lo insultan, no están los que lo abandonan, está María su madre. Siempre en la cruz nos encontramos con distintos tipos de personas; personas que nos acompañan, personas que nos alientan, personas que sufren por nuestra vida, personas que se van y nos dejan solos. Cuantas personas pasaron por tu vida….
El estár clavado te hace sentir estático, sin dinámica, vos podes estar atado en esta vida. Cuantos hopy se sienten atados en la vida, no pueden moverse. El error y la miseria no los deja moverse. La misericordia de Dios te libera y te moviliza, pero también vos tenes que perdonarte. Aflojate y date cuenta que vos podes dar un gran paso, no tengas miedo y anímate, a seguir que con la misericordia de Dios contamos siempre, con vos, a veces…
Padre Nuestro, Ave María, Gloria

Duodécima estación: Jesús muere en la cruz

Jn 19, 19: vos también podes sentir la soledad en la cruz, vos también podes sentí que “Dios te ha abandonado” es el momento de crisis que todos pasamos en la vida, hasta los grandes santos la vivieron, ese momento en que parece que tu cansancio y tu entrega no sirvieron de nada; parece que Dios se ha olvidado y no se vendrá el gran milagro. Ya lo que se espera está desechado. La oración no convence; tu vida tarde o temprano pasará por crisis, acompañado de crisis de fe, esa fe que se prende fuego, se te queman los papeles de la vida y no encontras nada de nada. Todos miran tu muerte, tu caída pero nadie te ayuda, aparece la Señora Impotencia….
Es allí, en el silencio de la vida donde entra la espera y en donde se espera la respuesta al por qué seguir viviendo. En esta estación pensá si te sentís abandonado por Dios y por qué
Padre Nuestro// Ave María // Gloria

Decimotercera estación: desclavan a Jesús y lo entregan a su madre.

Jn 19, 39: María tiene el corazón destrozado, fue la primera quien lo abrazó con vida ahora es la primera quien lo abraza muerto. Cuanto dolor tiene una madre? Cuantos dolores puede llegar a tener una mamá en su corazón? Las tinieblas llegan, como cuando Dios muere en tu vida y no lo dejas pasar, se te aparece la tiniebla. María busca la paz, esa paz que tuvo cuando dijo “hágase”.
Cuantas cosas pasan por la cabeza de María? Se preguntará si valió la pena? ¿Vale la pena dar la vida por vos? ¿vale tanto esto para que vos muestres un cachito de cambio? Hay momentos en que parece que no… pero creo que si miras a la Virgen y a Ella con lágrimas en su rostro creo que tenes que hacer un mea culpa y pagar la deuda, devolverle a su Hijo es lo único que la tranquilizará, devolver a Jesús implica rezar el rosario, devolver a Jesús es ser personas sencillas y caritativas, devolver a Jesús es ser dócil a su Palabra. CONVERSION ES = A RESURRECCIÓN
En este año del Congreso Eucaristico te propongo que hagas una visita al Santisimo y le digas a Jesús, “perdón Jesús por mis pecados”
Padre Nuestro// Ave María // Gloria

Decimocuarta estación: Ponen el cuerpo de Jesús en el sepulcro

Mt. 27, 60: ya todo ha pasado, ya somos hijos de Dios, Dios nos mostró el mayor acto de amor que se puede hacer, dar la vida por quien se ama. No es un telenovela ni unas frases lindas y poeticas, es la realidad: Dios se entregó por vos y está a la espera de lo que vos vas a hacer ahora. Ya Dios hizo todo lo que tenía que hacer ahora vos ya sabes lo que tenes que hacer.
Te está esperando en esta cuaresma como el padre misericordioso, todos los días mira la ventana del cielo para que vuelvas, mira para ver si llegas sano y salvo porque quiere hacer una fiesta cuando llegues al cielo.
Ni siquiera dimensionamos todo lo que Dios quiere hacer con vos cuando hayas llegado a la Vida, a esa vida libre y limpia de pecado, Dios ya firmó el cheque, y un cheque en blanco, ahora estamos esperando que vas a hacer vos, desde el cielo todos te están mirando: Actua!!!!
Oración Final
Te suplico, Señor, que me concedas, por intercesión de tu Madre la Virgen, que cada vez que medite tu Pasión, quede grabado en mí con marca de actualidad constante, lo que Tú has hecho por mí y tus constantes beneficios. Haz, Señor, que me acompañe, durante toda mi vida, un agradecimiento inmenso a tu Bondad. Amén.
Virgen Santísima de los Dolores, mírame cargando la cruz de mi sufrimiento; acompáñame como acompañaste a tu Hijo Jesús en el camino del Calvario; eres mi Madre y te necesito. Ayúdame a sufrir con amor y esperanza para que mi dolor redentor que en las manos de Dios se convierta en un gran bien para la salvación de las almas. Amén.
 Deo omnis gloria