22 jun 2019

LA SOLEMNIDAD DEL CUERPO Y LA SANGRE DE CRISTO CICLO C



Domingo 23 de junio de 2019.
Génesis 14,18-20; 1° Corintios 11,23-26; San Lucas 9,11b-17.


“Danos hoy nuestro pan de cada día (Mt 6,11). Danos los bienes eternos, danos los temporales. Prometiste el reino, no nos niegues el auxilio. Nos darás la gloria eterna en tu presencia; danos en la tierra el alimento temporal”.
(San Agustín, Sermón 57,7)

Oración inicial:
“Señor Jesús, Palabra hecha carne para la vida del mundo, carne hecha Pan de Vida plena, concédenos entrar cada día en el misterio de tu persona, de tu vida, de tu misión, para ser pan sencillo y tierno que se parte y reparte entre quienes nos rodean. Y de este modo, enviados a servir y donarnos misericordiosamente a nuestros hermanos, través de gestos discretos y desapercibidos se vaya tejiendo misteriosamente la red de la comunión en el amor y la unidad en la diversidad. Solo así podremos ser llamados y reconocidos como discípulos tuyos”. Amén. 


LECTURA.

Leemos los siguientes textos: Génesis 14,18-20; 1° Corintios 11,23-26; San Lucas 9,11b-17.

Claves de lectura:

1.    «Jesús alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre los panes y los partió». (Evangelio)
El misterio de la festividad de hoy, como el de todas las grandes solemnidades que siguen a Pentecostés y a la Santísima Trinidad, es un misterio trinitario. El evangelio lo representa primero en la imagen de la multiplicación de los panes. Esta no es un truco de magia; para realizarla, Jesús levanta primero los ojos al cielo, en una oración de petición y acción de gracias (eucaristía) a un tiempo: «Padre, te doy gracias porque me has escuchado» (Jn 11,41), pues su autoprodigalidad en los panes será un signo de cómo el amor del Padre entrega total e incondicionalmente su Hijo al mundo; después bendice el pan, pues el Padre ha confiado todo al Hijo, incluso el poder de pronunciar la bendición del cielo; y finalmente lo parte, gesto que alude tanto a su quebrantamiento en la pasión como a la infinita multiplicación de sus dones que el Espíritu Santo realiza en todas las celebraciones eucarísticas, y con ello se hace visible simbólicamente que el amor trinitario se hace presente en el don eucarístico de Jesús.

2. «Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes». (2° Lectura)
En las lacónicas palabras de la institución de la Eucaristía, que se recogen en la segunda lectura, se encuentra oculta la inagotable plenitud del don del amor divino. Es como si se levantara una piedra y surgiera una fuente que jamás se agota. Pablo refiere aquí únicamente lo que ha oído a los primeros discípulos, pues en este punto no osaría añadir nada de su propia cosecha. El contexto de la acción de Jesús, en «la noche en que iba a ser entregado», es esencial; en último término es el Padre quien lo entrega: en la cruz por los hombres y en la Eucaristía, igualmente por nosotros. Por eso Jesús pronuncia la oración de acción de gracias: porque el Padre hace esto, porque él mismo puede hacerlo con El y porque el Espíritu Santo lo realizará continuamente en el futuro. Jesús no sólo distribuye el pan partido que es él mismo, sino que da a los que lo reciben, como supremo cumplimiento del don, la orden y el poder de repetirlo ellos mismos en el futuro. No al margen de su entrega, de su sacrificio, sino «en memoria suya», para que así su don nunca sea algo puramente pasado, algo que se recuerda sin más, sino que siga siendo un presente siempre nuevo por el que se dan gracias al Padre elevando los ojos hacia El, y en nombre del Hijo y con la fuerza del Espíritu Santo se parte y se come el pan. La partición del pan eucarístico es inseparable del desgarramiento de la vida de Jesús en la cruz: por eso toda celebración eucarística es «proclamación de la muerte del Señor» por nosotros. Pablo no necesita mencionar la resurrección, pues ésta está contenida como algo evidente en el hecho de que la muerte de antaño sólo puede hacerse presente si esa muerte era ya una obra de la vida del amor supremo.

3. «Melquisedec ofreció pan y vino». (1°Lectura)
El gesto del rey de Salem en la primera lectura es un arquetipo sumamente significativo para judíos y cristianos. Pues antes de que se instituyera en Israel el ritual de los sacrificios, el ofrecimiento de plantas y animales, existió ya esta sencilla ofrenda de pan y vino por parte de un rey de Salem, que no era aún la Jerusalén que llegaría a ser después. Melquisedec es un misterioso rey-sacerdote que (según la carta a los Hebreos) preludia ya, más allá del sacerdocio pasajero de Leví, el sacerdocio de Jesús. Lo primigenio (alfa) remite a menudo más claramente a lo definitivo (omega) que los estadios intermedios, de los que no hace falta ser conscientes.

(Aporte de HANS URS von BALTHASAR, LUZ DE LA PALABRA,
Comentarios a las lecturas dominicales A-B-C,
Ediciones ENCUENTRO.MADRID-1994.Pág. 256 s.)

MEDITACIÓN.

"Denles ustedes de comer"
En el evangelio, hoy Jesús desafía a los discípulos -la Iglesia- a solucionar las necesidades de los que se hallan atrapados por la injusticia de los hombres. Denles ustedes de comer, dice a los discípulos que le sugieren que despida a la gente que había acudido para escucharlo. No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos a comprar de comer para todo este gentío. La eucaristía es urgencia de caridad, la celebración de la misa nos compromete a luchar contra el mal del mundo desde la fe y la comunión con Jesucristo. El anuncio -la proclamación sacramental- es dinámica de comunión. Somos el pueblo que camina al encuentro del Señor, que se identifica con los necesitados. Caminamos en la Iglesia. La Iglesia de todos, que lucha por vencer el pecado y la muerte, intentando que la justicia de los hombres se acerque cada vez más a la justicia de Jesús: Un mandamiento nuevo les doy: que se amen unos a otros como yo los he amado.
No podemos comulgar con el Cuerpo y la Sangre de Cristo si no estamos dispuestos a comulgar con las necesidades -el cuerpo y la sangre- de los pobres. También eso es tradición viva, que procede del Señor.

(Aporte de J. M. ARAGONÉS, MISA DOMINICAL 1992, 8)


La presencia de Jesús en la comunidad cristiana cambia de signo tras la ascensión. Ya no podemos encontrarnos con El a través de una experiencia sensible, sino en el clima de una vivencia sacramental. Jesús se hace presente en los símbolos de pan y vino que se ofrecen a Dios en la celebración eucarística. El pan y el vino, alimentos de la vida diaria, se convierten en la persona misma de Jesús, pan de vida eterna. Jesús se nos entrega en su sacrificio y su victoria sobre el mal y la muerte. El Crucificado está con nosotros cada vez que nos reunimos para celebrar nuestra fiesta: "Cada vez que coméis de este pan y bebéis de la copa, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva" (1 Cor 11, 26).
En la Eucaristía Jesús nos incorpora a su cuerpo que es la Iglesia. La comunión con Cristo se convierte en comunión entre nosotros para formar una comunidad fraterna. Comulgar no es sólo recibir a Cristo en nosotros, sino renovar nuestra pertenencia a la comunidad de los fieles, para vivir no como egoístas, sino como hermanos, unos al servicio de otros, cada día, como el mismo Jesús nos enseñó la noche de la última cena, lavando los pies de sus discípulos. Nos urgía con este gesto a sorprender al mundo con la novedad del amor fraterno.
De la Eucaristía brota, como de su fuente, todo el amor en la Iglesia. Porque la participación en la resurrección de Cristo no puede darse más que en el paso a través de su muerte: superación del egoísmo, del ansia de poder, del dinero como valor fundamental... Sólo así se descubre la dimensión de fraternidad, que se extiende a todos los hombres. Proclamar la muerte del Señor significa vivir la presencia de Jesús en todos los que continúan su "pasión" en el dolor y en la injusticia permanentes.
¿Dónde está Cristo? No sólo en el sacramento del altar. El mismo nos ha dicho que tiene rostro de hombre: "Tuve hambre y me disteis de comer, estaba preso y me vinisteis a ver..". Este es un modo de presencia muy intenso, inequívoco, pero que no solemos advertir. El Bautista podría hoy también decirnos a gritos: "En medio de vosotros está el que no conocéis" (Jn 1, 26).
(Aporte de DABAR 1977, 37)

Para la reflexión personal y grupal:
¿Relacionamos la eucaristía hoy con el compartir los bienes?
¿Son banquetes cristianos nuestras celebraciones?

ORACIÓN-CONTEMPLACIÓN.

HACER MEMORIA DE JESÚS
Comieron todos.

Al narrar la última Cena de Jesús con sus discípulos, las primeras generaciones cristianas recordaban el deseo expresado de manera solemne por su Maestro: «Haced esto en memoria mía». Así lo recogen el evangelista Lucas y Pablo, el evangelizador de los gentiles.
Desde su origen, la Cena del Señor ha sido celebrada por los cristianos para hacer memoria de Jesús, actualizar su presencia viva en medio de nosotros y alimentar nuestra fe en él, en su mensaje y en su vida entregada por nosotros hasta la muerte. Recordemos cuatro momentos significativos en la estructura actual de la misa. Los hemos de vivir desde dentro y en comunidad.

La escucha del Evangelio.
Hacemos memoria de Jesús cuando escuchamos en los evangelios el relato de su vida y su mensaje. Los evangelios han sido escritos, precisamente, para guardar el recuerdo de Jesús alimentando así la fe y el seguimiento de sus discípulos.
Del relato evangélico no aprendemos doctrina sino, sobre todo, la manera de ser y de actuar de Jesús, que ha de inspirar y modelar nuestra vida. Por eso, lo hemos de escuchar en actitud de discípulos que quieren aprender a pensar, sentir, amar y vivir como él.

La memoria de la Cena.
Hacemos memoria de la acción salvadora de Jesús escuchando con fe sus palabras: «Esto es mi cuerpo. Vedme en estos trozos de pan entregándome por vosotros hasta la muerte… Este es el cáliz de mi sangre. La he derramado para el perdón de vuestros pecados. Así me recordaréis siempre. Os he amado hasta el extremo».
En este momento confesamos nuestra fe en Jesucristo haciendo una síntesis del misterio de nuestra salvación: «Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. Ven, Señor Jesús». Nos sentimos salvados por Cristo, nuestro Señor.

La oración de Jesús.
Antes de comulgar, pronunciamos la oración que nos enseñó Jesús. Primero, nos identificamos con los tres grandes deseos que llevaba en su corazón: el respeto absoluto a Dios, la venida de su reino de justicia y el cumplimiento de su voluntad de Padre. Luego, con sus cuatro peticiones al Padre: pan para todos, perdón y misericordia, superación de la tentación y liberación de todo mal.

La comunión con Jesús.
Nos acercamos como pobres, con la mano tendida; tomamos el Pan de la vida; comulgamos haciendo un acto de fe; acogemos en silencio a Jesús en nuestro corazón y en nuestra vida: «Señor, quiero comulgar contigo, seguir tus pasos, vivir animado con tu espíritu y colaborar en tu proyecto de hacer un mundo más humano».
 (Aporte de José Antonio Pagola, 29 de mayo de 2016)


EN MEDIO DE LA CRISIS.

La crisis económica va a ser larga y dura. No nos hemos de engañar. No podremos mirar a otro lado. En nuestro entorno más o menos cercano nos iremos encontrando con familias obligadas a vivir de la caridad, personas amenazadas de desahucio, vecinos golpeados por el paro, enfermos sin saber cómo resolver sus problemas de salud o medicación.
Nadie sabe muy bien cómo irá reaccionando la sociedad. Sin duda, irá creciendo la impotencia, la rabia y la desmoralización de muchos. Es previsible que aumenten los conflictos y la delincuencia. Es fácil que crezca el egoísmo y la obsesión por la propia seguridad.
Pero también es posible que vaya creciendo la solidaridad. La crisis nos puede hacer más humanos. Nos puede enseñar a compartir más lo que tenemos y no necesitamos. Se pueden estrechar los lazos y la mutua ayuda dentro de las familias. Puede crecer nuestra sensibilidad hacia los más necesitados. Seremos más pobres, pero podemos ser más humanos.
En medio de la crisis, también nuestras comunidades cristianas pueden crecer en amor fraterno. Es el momento de descubrir que no es posible seguir a Jesús y colaborar en el proyecto humanizador del Padre sin trabajar por una sociedad más justa y menos corrupta, más solidaria y menos egoísta, más responsable y menos frívola y consumista.
Es también el momento de recuperar la fuerza humanizadora que se encierra en la eucaristía cuando es vivida como una experiencia de amor confesado y compartido. El encuentro de los cristianos, reunidos cada domingo en torno a Jesús, ha de convertirse en un lugar de concienciación y de impulso de solidaridad práctica.
La crisis puede sacudir nuestra rutina y mediocridad. No podemos comulgar con Cristo en la intimidad de nuestro corazón sin comulgar con los hermanos que sufren. No podemos compartir el pan eucarístico ignorando el hambre de millones de seres humanos privados de pan y de justicia. Es una burla darnos la paz unos a otros olvidando a los que van quedando excluidos socialmente.
La celebración de la eucaristía nos ha de ayudar a abrir los ojos para descubrir a quiénes hemos de defender, apoyar y ayudar en estos momentos. Nos ha de despertar de la “ilusión de inocencia” que nos permite vivir tranquilos, para movernos y luchar solo cuando vemos en peligro nuestros intereses. Vivida cada domingo con fe, nos puede hacer más humanos y mejores seguidores de Jesús. Nos puede ayudar a vivir la crisis con lucidez cristiana, sin perder la dignidad ni la esperanza.

(Aporte de José Antonio Pagola, 2 de junio de 2013)

Oración final:
“Señor Jesús, que partiste y repartiste tu pan, tu vino, tu cuerpo y tu sangre, durante toda tu vida, y en la víspera de tu muerte lo hiciste también simbólicamente; te pedimos que cada vez que nosotros lo hagamos también "en memoria tuya" renovemos nuestra decisión de seguir partiendo y repartiendo, como tú, en la vida diaria, nuestro pan y nuestro vino, nuestro cuerpo y nuestra sangre, todo lo que somos y poseemos. Te lo pedimos a ti, que nos diste ejemplo para que nosotros hagamos lo mismo”. Amén.


      
Hno. Javier.

13 jun 2019

Adoración Eucarística con niños

Hora santa para niños    
¡Queremos consolar a Jesús!
Comenzamos cantando “Vive Jesús, el Señor” u otra canción adecuada:
Vive Jesús, el Señor.
Vive Jesús, el Señor.
Vive Jesús, el Señor.
Vive Jesús, el Señor.
Él vive, Él vive, Él vive, vive.
Vive Jesús, el Señor.


Son tantos los que no te quieren, Jesús... Son tantos los que dicen cosas tan feas de Ti... Pero nosotros sí te queremos, por eso estamos aquí, para consolarte; por eso queremos decirte muchas cosas bonitas que alegren tu corazón, por eso te decimos:
(Cada niño/a lee una frase y después de cada frase cantamos “Jesús, Jesús, ven a mi morada”).
1.- Muchos niños no te quieren pero yo te quiero muchísimo.
2.- Tú has dado la vida por mí, toma ahora la mía.
3.- Tú dijiste: “Tomad y comed, esto es mi Cuerpo”, prepárame para recibirte.
4.- Señor, yo nunca te cerraré la puerta.
5.- Jesús, quiero consolarte.
6.- Señor, te necesito, ven a mi corazón.
7.- Jesús, te quiero mucho.
8.- Jesús, Tú deseas entrar en mi corazón y yo deseo que vengas a mí.
9.- Parece pan, pero es tu Cuerpo. Por eso…
10.- Parece vino, pero es tu Sangre. Por eso…
11.- Todos te abandonaron pero yo no quiero dejarte solo.
12.- Tú dijiste: “Dejad que los niños vengan a Mí”, y aquí estoy.
13.- Nadie me quiere como Tú.
(Aquí se pueden dar unos breves puntos de meditación.)
Jesús, nosotros somos tan pobres, tan pequeños…, vemos tantas necesidades en el mundo y es tan poco lo que podemos hacer... Pero Tú que lo puedes todo y nos amas tanto, sí que puedes darnos lo que te pedimos, si lo pedimos con fe. Escúchanos, Señor, y haz lo que tu corazón te diga. Queremos, sobre todo, hacer tu voluntad.
1.- Por todos los niños y niñas que estamos ahora aquí, para que nunca nos separemos del Señor. Roguemos al Señor.
2.- Por los que no conocen a Jesús, para que descubran que el Señor les quiere mucho. Roguemos al Señor.
3.- Por nuestros padres, que nos han ayudado a conocer a Dios, para que vivan de tal modo que un día puedan ir al Cielo. Roguemos al Señor.
4.- Por los niños que, después de haber recibido a Jesús, se han alejado de Él y ya no le quieren, para que vuelvan. Roguemos al Señor.
- Jesús nuestro, Tú nos has dado tantas cosas... Te damos gracias por todo lo que hemos recibido de Ti, pero de una forma especial queremos darte las gracias por habernos dado por madre a tu misma Madre, la Virgen María. Sabemos que yendo de su mano estamos seguros. Ella quiere llevarnos al Cielo y lo hará si le dejamos que nos guíe. Por eso nos queremos consagrar a Ella, meternos en su corazón, para que Ella nos proteja del mal.
Rezamos todos juntos:
Madre de Jesús, también eres mi Madre.
Enséñame a consolar a tu Hijo, nuestro Señor.
Te doy mi corazón, que quiere ser un Sagrario para Él,
y Tú, que eres tan buena, guárdame en tu corazón.
Haz que Jesús esté contento en mi alma,
que le quiera siempre.
Defiéndeme del mal.
Mamá querida,
espero tu ayuda para ser fiel a Jesús.
Si algún día me porto mal, recuérdame que soy tuyo.
Cógeme muy fuerte de la mano
para que un día te vea en el Cielo con toda mi familia. Amén.
- Y para acabar este rato contigo, Jesús, queremos hacer una oración muy especial para consolarte, para decirte que los niños queremos ser tuyos y que Tú seas nuestro amigo, nuestro mejor amigo. Por eso decimos todos juntos:
Creo, Señor, en Ti.
Creo firmemente que me quieres
y que deseas vivir en mi corazón.
Creo que estás en la Eucaristía,
con tu Cuerpo, tu Sangre, tu Alma y tu Divinidad.
Sé que por amor a mí has muerto en la Cruz.
Perdóname por todo lo que te he ofendido.
Perdóname por olvidarme de Ti tantas veces.
Tú me conoces mejor que nadie,
mejor que mis padres, mejor que mis hermanos,
mejor que cualquiera de mis amigos,
y sabes que te quiero.
Durante tu Pasión, sufriste tanto por mí
y por todos los hombres,
que yo no quiero dejarte ahora solo.
Cuando tantos te abandonan, yo quiero estar junto a Ti,
quiero consolarte,
quiero decir mil millones de veces que te quiero.
Te lo diré junto a tu Madre,
la única que no te abandonó.
Déjame, Señor, estar junto a Ti este ratito
y no permitas que me aparte nunca de Ti.
Sagrado Corazón de Jesús,
en Vos confío.
Inmaculado Corazón de María,
sed la salvación del alma mía.



Formacion para catequistas

Testimonios P. Diego González, cemp y Sor Delia A. Ibarra


Canción Lema Tus Testigos ENEC 2019

Canción Lema del ENEC 2019 Letra y Música: Carlos SeoaneArtistas Invitados: Ariel Glaser & Kiki TroiaArreglos y dirección musical: Cristian Seoane

El Nombre Mas Dulce Carlos Seoane


LA SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD CICLO C.




Domingo 16 de junio de 2019.
Proverbios 8,22-31; Romanos 5,1-5; San Juan 16,12-15.


Oración inicial:
“Señor Dios Eterno, Único y Verdadero, misterio infinito de amor y de vida, Trinidad Santísima, haz de la humanidad creada a tu imagen una sola familia, y que la comunidad eclesial, redimida por la sangre de tu Hijo y renovada por el Espíritu, sea siempre un vivo reflejo de tu misterio comunitario de amor, signo de liberación para los pobres y los últimos de la tierra, y fermento de unidad y de paz para todo el género humano. Por nuestro Señor Jesucristo”. Amén.


LECTURA.

Leemos los siguientes textos: Proverbios 8,22-31; Romanos 5,1-5; San Juan 16,12-15.

Claves de lectura:

1. «Los guiará hasta la verdad plena». (Evangelio)
En el evangelio de hoy Jesús promete a sus discípulos el Espíritu Santo, que los guiará hasta le verdad completa. Esta totalidad es el misterio íntimo de Dios, su esencia, una esencia que sólo El conoce: porque al igual que únicamente el espíritu del hombre conoce la intimidad del hombre, así también, y mucho más aún, la intimidad de Dios nadie la conoce, si El mismo no nos la da a conocer y no nos hace partícipes de ella (1 Co 2,10-16). Esta autoapertura de Dios es entonces también «la verdad plena», pues tras la verdad de Dios o más allá de ella no puede haber ninguna otra verdad, y toda verdad contenida en el mundo creado no es sino un reflejo y una imitación de la verdad divina. Pero la verdad íntima de Dios es que Dios en cuanto origen y Padre se comunica ya desde siempre total e incondicionalmente a su «Palabra» o «Expresión» o «Impronta», que es «engendrada» en esta entrega total; se trata de un acto del amor más original al que sólo se puede corresponder con un amor recíproco igualmente total e incondicional. Pero cuanto más incondicional sea el amor, tanto más fecundo será: un simple «yo-tú» eterno se agotaría en sí mismo si el encuentro no fuera al mismo tiempo la producción de un fruto que (al igual que el niño es el fruto del encuentro de sus padres) testimonia el encuentro eterno del Padre y el Hijo. Los seres finitos, incluso cuando se aman, engendran y dan a luz en el amor, son seres yuxtapuestos; pero el ser infinito, que es Dios, sólo puede ser único: los que se aman en El sólo pueden existir el uno en el otro. Cuando el Hijo se hace hombre, no puede revelarnos otra cosa que el amor del Padre y su amor al Padre, y el amor de ambos por nosotros. Pero nosotros sólo podemos comprender este misterio y participar interiormente en él, si el Espíritu, que es a la vez la reciprocidad y el fruto de este amor, se derrama sobre nosotros. Este Espíritu no puede añadir nada más ni nada nuevo, pero su enseñanza es tan ilimitada como el propio amor divino. Si la revelación del Hijo ha «dado a conocer» (Juan 1,18) el amor divino «hasta el extremo» (Jn 13,1), y este extremo se alcanza con la muerte y resurrección, lo que comunique el Espíritu será tan ilimitado como lo que ha enseñado el Hijo.

2. «El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo». (2° Lectura)
La segunda lectura subraya esta verdad una vez más. Con su pasión y muerte, Jesús ha realizado finalmente el amor de Dios hacia nosotros y por nosotros, amor que no puede ser sino su propio amor trinitario, pues Dios no nos ama de una forma distinta a como se ama en sí mismo. El que nosotros, que hemos tenido «acceso» a este amor, seamos confortados en las tribulaciones y perseveremos en la paciencia, con la esperanza de participar en este amor, es decir: el que el sufrimiento en este mundo no nos aleje de Dios sino que nos acerque a El, y esto se convierta en nosotros en certeza, se lo debemos al Espíritu del amor de Dios que ha sido derramado en nuestros corazones. Merced a este Espíritu, nosotros mismos quedamos incluidos en la corriente eternamente fluyente del amor divino.

3. «Yo estaba junto a él, como aprendiz; yo era su encanto cotidiano» (1° Lectura)
Esto vale para los cristianos. Pero el misterio trinitario de Dios está desde el principio impreso en toda su creación, como se indica en la primera lectura. Ya antes de las aguas primordiales, existía esta Sabiduría de Dios, que aquí es designada como su hijo (aprendiz, su encanto cotidiano) y que en otros pasajes le ayuda a proyectar la creación; una Sabiduría que en la Antigua Alianza puede simbolizar tanto al Hijo como al Espíritu, algo divino y a la vez distinto del Creador paterno, de modo que todas las criaturas llevan impresa una huella de la entrega y de la fecundidad divinas. Cristo y el Espíritu Santo enviado por él no son simplemente la revelación de un misterio extraño y totalmente nuevo, sino al mismo tiempo también el desvelamiento para la criatura de su propio ser y de su sentido último.
(Aporte de HANS URS von BALTHASAR, LUZ DE LA PALABRA,
Comentarios a las lecturas dominicales A-B-C,
Ediciones ENCUENTRO.MADRID-1994.Pág. 254 s.)

MEDITACIÓN.

Texto. Está entresacado de la conversación de Jesús con sus discípulos poco antes de partir para el Padre. El primer versículo pone expresamente de manifiesto el carácter inconcluso de la revelación de Jesús durante el período de su vida terrestre: hay muchas cosas con las que los discípulos de entonces no podían cargar. Las palabras miran hacia el futuro de la comunidad creyente, un futuro que se prevé difícil, como lo sugiere el propio verbo empleado ("cargar"), tras el que late la imagen del acarreo de cargas pesadas. Puesto que la perspectiva es el futuro de la comunidad creyente, resulta inútil cavilar sobre qué es lo que Jesús no podía decir todavía a sus discípulos. La frase se refiere a situaciones comunitarias posteriores, obviamente imprevistas en el presente de los discípulos con Jesús.
Lo verdaderamente importante y decisivo es la presencia del Espíritu en el futuro de la comunidad, una presencia que le abrirá a ésta la posibilidad de entender su situación existencial a la luz de las palabras de Jesús.
Al Espíritu se le designa como "Espíritu de la verdad". Función suya, entre otras formuladas en otros textos, es guiar a la comunidad creyente hacia la totalidad de la verdad. La verdad de la que aquí se habla es la revelación que promete la vida y que ha traído Jesús. Se trata de la penetración profunda en el contenido de la revelación y simultáneamente de su aplicación al comportamiento de la comunidad en medio del mundo. En comparación con otras funciones que se le asignan al Espíritu en el cuarto evangelio, ésta es la que cobra mayor relieve en la experiencia cristiana.
El Espíritu no oscurece la posición reveladora de Jesús. La función de guía del Espíritu está en conexión con Jesús, al igual que Jesús lo está con el Padre. La comunicación de lo que está por venir no debe entenderse como algo completamente nuevo más allá de la revelación de Jesús, algo así como la manifestación de sucesos futuros. "Hablar de lo oído y comunicar lo que está por venir" son, en realidad, expresiones mutuamente complementarias. El Espíritu no anuncia nada nuevo, sino que abre el mensaje mismo de Jesús a las nuevas y cambiantes situaciones de la comunidad, de forma que ese mensaje vaya adquiriendo su sentido siempre actual. La guía del Espíritu saca a la luz del día a día cambiante las insospechadas e insondables virtualidades de la revelación del Padre traída por Jesús. Lo que está por venir no son sucesos futuros, sino la actualización de la definitiva revelación que Jesús hizo del Padre, revelación que en este texto y en el resto del cuarto evangelio recibe el nombre de "la verdad".
Comentario. La liturgia del día nos invita a centrar nuestra atención en Dios. ¿Cómo hacerlo? Los caminos con punto de partida en análisis de carencias y necesidades humanas tiene graves y, tal vez, insalvables inconvenientes, el único camino con garantía absoluta es Jesús.
Acercándonos a Jesús empezamos descubriendo en él una personalidad humana extraordinaria: su actitud, sus palabras, sus gestos, sus acciones así lo confirman. Jesús despierta simpatía y confianza aun sin haberle visto. Pero poco a poco este descubrimiento inicial se nos queda corto. La persona de Jesús, en efecto, nos abre horizontes y honduras que trascienden lo humano. A través de Jesús y en Jesús Alguien demuestra una total y absoluta realidad, no obstante su invisibilidad. Alguien está ahí y es. No sabiendo cómo llamarle, le llamamos Dios. Jesús no le llama: está en El y vive con El, en cercanía y familiaridad humanamente inexplicables.
Llega un momento en que el trato con Jesús y el conocimiento de él nos llevan a la certeza total de Dios, aunque no acertemos a explicar su realidad. Lo que sí es cierto es que, a través de Jesús, Dios adquiere unos perfiles bien delimitados, que explican y dan respuesta a nuestras más hondas aspiraciones. Gracias a Jesús estamos absolutamente seguros de que nosotros no llegamos a Dios a partir de nosotros mismos, sino que nosotros adquirimos explicación a partir de Dios y que, por eso, nuestra vida tiene sentido.
(Aporte de ALBERTO BENITO, DABAR 1992, 33)

Para la reflexión personal y grupal:
¿Ha evolucionado la imagen o idea que tenemos hoy de Dios?
¿Qué influjo tiene en nuestras vidas el Dios trinitario?


ORACIÓN-CONTEMPLACIÓN.

LA VIDA A PARTIR DEL DIOS TRINO.
El evangelio que pone ante nosotros la iglesia este año en la fiesta de la santísima Trinidad, es, ante todo, un evangelio sobre el Espíritu santo, pero precisamente al tratar de él, descubre el misterio de la trinidad, del Dios trino. Porque el Espíritu no habla de sí mismo, sino que, como enviado del Padre, es su presencia insustituible. El Padre de tal manera se da al Hijo que todo lo que él tiene es del Hijo: cada una de las tres personas tiende hacia la otra, está solamente en las otras y, en este círculo del amor que se desborda, vive la más alta unidad y la más alta consistencia que suministra a todos la estabilidad y la unidad que existe.
Tal vez nos parecerán estas afirmaciones un tanto lejanas o distantes por lo abstruso del misterio, al cual no puede rozar nuestra insignificante y pequeña vida. Pero, a poco que se reflexione, se puede advertir que aquí se obtiene una comprensión de la realidad que, precisamente por su profundidad, penetra en todos los campos y que debería comportar todas las decisiones. Pues, siendo así las cosas, lo propiamente estable, lo propiamente consolidado, y constitutivo de la unión se halla configurado de un modo totalmente distinto de lo que ordinariamente nos imaginamos: no es lo fijo palpable lo fundamental, sino aquel movimiento del corazón y del espíritu que se abandona a sí mismo y se pone en camino hacia el otro. Tales tentativas de trasladar el misterio de Dios a su imagen, el hombre, y de comprender de esa manera lo uno a partir de lo otro no son solamente pías adaptaciones suplementarias o adicionales: el mismo evangelio del día de hoy habla de un modo totalmente trinitario y, precisamente por ello y no al mismo tiempo o junto a ello, habla, de un modo totalmente realista y práctico, de la vida de la iglesia y de la orientación de los cristianos en la iglesia y en el mundo. Su hablar sobre la trinidad no es un vuelo especulativo de altura que no tenga otro objetivo que a sí mismo, sino que resulta de la necesidad de responder a los cristianos que se interrogan, los cuales se hallan inmovilizados y encallados entre dos miembros de un dilema al parecer insoluble.
Por una parte, tenemos la innovación gnóstica: una modernización de lo cristiano que «no toma de lo Suyo», sino que sitúa lo propio por encima de lo suyo; y, por otra parte, la angustia de los piadosos que no pueden comprender aquel crecimiento del evangelio que se manifiesta tal vez ya en el evangelio de Juan si se le compara con los sinópticos. Ahora bien, a ellos se les dice que la palabra del «Jesús histórico» sólo podía ser un comienzo. Su plena envergadura o su pleno alcance sólo se hace patente en la medida en que es interpretado, y sale airoso en su lucha con los tiempos que avanzan.
Esto tuvo su vigencia para la generación de los discípulos; esto vale asimismo para toda la iglesia, la cual es el proceso continuado de la encarnación del Verbo o de la Palabra. Por una parte, no puede haber nada nuevo y más grande por encima de Cristo, el Dios hombre: Dios no tiene una respuesta mayor que él mismo; Cristo es definitivo y, a partir de él, la Iglesia. Pero esto no significa el encadenamiento a lo que es, sino un crecimiento vivo a través de la inclusión de toda la carne de la humanidad en la encarnación del Logos. Así, en último término, esta ley fundamental se traspasa al individuo: solamente cuando él pone su carne y el tiempo que avanza de su vida a disposición de la palabra, queda abierto el tiempo, como tal, para Cristo. La fidelidad y el crecimiento no se hallan encontrados, sino que se condicionan mutuamente. Donde hay fidelidad, hay vida; donde hay despotismo o autosuficiencia, está la ruina.
La clave, tanto para la iglesia como para el individuo en los laberintos del tiempo, radica, por tanto, en la misma trinidad. La solución de las cuestiones que nos zarandean hoy no se logra mediante teorías, sino a partir de lo «espiritual», introduciéndonos en la forma trinitaria, es decir, no tomando de lo propio, sino de lo suyo. La ausencia de egoísmo de los testigos acredita a la iglesia, así como lo fue y lo es la acreditación de Cristo y del Espíritu. Precisamente así surge la dependencia viviente, y surge también el avanzar v el crecer, la introducción en toda la verdad, que es más rica y más grande que todas nuestras invenciones.
(Aporte de JOSEPH RATZINGER, EL ROSTRO DE DIOS,
SÍGUEME. SALAMANCA-1983.Págs. 90-92)

Oración final:
“Oh Dios-Trinidad, misterio de amor eterno, insondable, del que apenas podemos balbucir una lejana aproximación. Aviva en nosotros tu misma Vida, la que creaste y depositaste en cada una de tus criaturas, para que nos sintamos convocados a acrecentar la Vida, arrollados por esa corriente original y eterna de vida en comunión  de amor que tú mismo eres: Padre, Hijo y Espíritu Santo, por los siglos de los siglos” Amén.


¡Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo!


Hno. Javier.


33 días con la Reina de la Paz. 13 de junio 2019. 22° Día. Padre G. E. Jamut, omv.


12 jun 2019

33 días con la Reina de la Paz. 12 de junio 2019. 21° Día. Padre G. E. Jamut, omv.

La luz de Dios te libera de la rutina.



Vigésimo primer día de preparación para consagrarse a Dios con la intercesión de María Reina de la Paz.
Oración inicial para cada día:
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu santo, tu luz me envuelve y me protege, a la vez que el amor de la reina de la Paz me rodea. Tu luz Señor guie mis pasos en este día y con su resplandor hechas fuera las tinieblas, de mi alma, de mi familia, de mi iglesia y de cada rincón de mi país y de toda la tierra.
Madre de Jesús y Madre nuestra , nos unimos a ti en oración de intercesión pidiéndole a Dios que disipe hasta la más espesa oscuridad, para que ya no regrese ni siquiera a la más pequeña sombra del mal. Amen.

Texto bíblico para meditar: San Mateo 4,16: “…la gente que vivía en la oscuridad ha visto una luz muy grande una luz ha brillado para los que viven en lugares de sombra de muerte…”
Mensaje de la Reina de la Paz del 25 de diciembre de 1999: Queridos hijos, expulsen toda tiniebla fuera de sus corazones y permitan a la luz de Dios y al amor de Dios entrar en sus corazones y permanecer para siempre ,sean mensajeros de la luz y del amor de Dios para toda la humanidad de manera que todos a través de ustedes puedan sentir y experimentar la verdadera luz y el amor que solo puede darles Dios, los bendigo con mi bendición maternal.
Reflexión: La luz de Dios te libera de la rutina.
Hemos llegado al día 21 de nuestra preparación hacia la consagración y juntos hemos recorrido más de la mitad del camino de la luz , acompañados de la intercesión de nuestra madre la Virgen Santísima , algunos puede haberle sucedido que con el pasar de los días y después del entusiasmo inicial hayan ido entrando gradualmente en la rutina, esto puede suceder no sólo en la oración sino también en otras dimensiones de la vida ,para muchas personas la rutina pudo haberse convertido en el pre cementerio de un trabajo , de una vocación , de un matrimonio o del sacerdocio o de la misma vida religiosa o de un servicio eclesial o en una vida de comunidad o de el mismo Modo vivir , muchos católicos que en los primeros tiempos a leer los mensajes de la Reina de la Paz los recibían con mucho fervor han ido progresivamente entrando en la rutina del acostumbramiento y ya no los meditan con el corazón para transformarlos .
En vida la rutina y el acostumbramiento los van despojando gradualmente de la capacidad de asombro y una vida plena y luminosa llevando a que algunos católicos se  justifiquen a sí mismos para no salir de sus áreas de comodidad y que se auto convenzan hasta de las propias mentiras; hay grupos de católicos piadosos que aun peregrinando a mejoría otros santuarios al regresar a sus países y a sus casas han preferido quedarse en su zona de confort es decir en el área de comodidad para no adentrarse en la auténtica espiritualidad del camino de los portadores de la paz.
en general son grupos sociales de buenas personas religiosas que incluso rezan el rosario ,participan de la Santa Misa hacen actividades piadosas y hasta  organizan retiros, peregrinaciones y hasta otras actividades ,sin embargo cuando el Señor a través de sus pastores les dice  como a Pedro “…navega mar adentro…”(Lc 5,4)  se sienten heridos  y ofendidos ,  sin llegar a reconocer que esa susceptibilidad e hipersensibilidad , que pueden proceder de heridas de la infancia que aún no han sido identificadas y sanadas y por lo tanto ,prefieren responsabilizar a los demás y quedarse en la orilla , es decir en ese espacio cómodo de amigos o amigas piadosas que forman una relación simbiótica y que no les exige mayor transformación cambio y crecimiento , también existen quienes se han dado a llamar católicos con oídos selectivos pues se han acostumbrado a una versión
muy dulcificada del Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo y no incorporan en la  vida las exigencias de Nuestro Señor  pues parecen incómodas y lo mismo hacen  , con los mensajes de la Reina de la Paz , por eso en diferentes momentos nuestra  Madre ha repetido con un rostro entristecido : “… ustedes leen mis mensajes pero no los viven …” , Jesús se refiere a esta categoría de personas cuando afirma de ellas , “… miran y no ven , oyen pero no escuchan ni entienden …” (Mt 13,13) Nuestro Señor ,  también ha sido y es, muy exigente ,ando nos dice :”el que pone la mano en el arado y mira hacia atrás no  sirve para el  Reino de Dios …”Lucas 9 ,62  y seguramente ,  más de uno se habrá sentido incomodado, y hasta molesto por esas palabras de Nuestro Señor ,sin embargo, estas palabras son  pronunciadas por el amor que Dios nos tiene , ya que quiere sacudir nos de la tibieza y la acomodación que en este tiempo que  es tan común a nivel social y que nos roba el poder espiritual y hasta puede incluso llegar a poner en riesgo nuestra salvación eterna.
San Ignacio de Loyola sintiendo la obligación ante Dios, de ser fiel a lo que él nos pide, nos invita a construir nuestra vida con el eje transversal del Maxis decir dando el máximo de nosotros mismos, dejando la mentalidad religiosa de acomodación propia de nuestro tiempo y la mentalidad infantil que se conforma con poner lo mínimo.
Jesús conocía el potencial que aún no  habían desarrollado, enes estaban junto a él y por el amor que les tiene , pronuncia las palabras que leemos en Juan 6 ,61 y 66  y lo hace sabiendo la reacción que iba a suscitar en algunos de ellos;   Jesús se dio cuenta,  de que sus discípulos criticaban sus discursos y les Dijo… les desconcierta lo que he dicho …a partir de entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y dejaron de seguirlo pero este relato en sí doloroso para quienes al apartarse del o inicial de los discípulos se perderían las bendiciones que habrían de llegar en el momento oportuno tiene un hermoso
Colorario   como leemos en juan 6, 67-68 …el señor les da la libertad también a quienes se quedan para que decidan qué camino quieren seguir …cual pone a prueba a quienes como Pedro caminan en el sendero del verdadero amor y fidelidad.
 Jesús preguntó a los doce ¿quieren marcharse también ustedes? Perdro le contestó: “…Señor ¿a quién iremos? , tú tienes palabras de vida eterna…” Por eso ,pienso que en este punto del camino hacia la consagración para que vuelva a brillar esa intensa luz en los lugares de sombra de nuestro interior es necesario dedicar la oración del día de hoy a renovar la conciencia de la presencia de Dios y de su madre en tu  Vida, para distinguir la trampa diabólica de la falsa piedad y decidir si nos dejamos convertir a la verdad en un nivel más profundo por eso Jesús pronuncia algunas frases que para nuestra mentalidad actual pueden sonar políticamente incorrectas no basta con decir me Señor ,Señor para entrar en el  Reino de los cielos y estas palabras aunque fuertes también son motivadas por el amor que nos tiene a cada uno de nosotros .
Oración final para cada día:
Padre del cielo, en el Nombre de tu Hijo Jesucristo y por la intercesión de María Reina de la Paz pongo en tus manos, a todos tus hijos que habitamos en esta tierra, especialmente a los más necesitados de tener una experiencia, de tu amor y de tu Divina Misericordia que así sea.
Y que en este día te bendiga Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo.

11 jun 2019

33 días con la Reina de la Paz. 11 de junio 2019. 20° Día. Padre G. E. Jamut, omv.


Vigésimo día de preparación para consagrarse a Dios con la intercesión de María Reina de la Paz.
Oración inicial para cada día:
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu santo, tu luz me envuelve y me protege, a la vez que el amor de la reina de la Paz me rodea. Tu luz Señor guíe mis pasos en este día y con su resplandor hechas fuera las tinieblas, de mi alma, de mi familia, de mi iglesia y de cada rincón de mi país y de toda la tierra.
Madre de Jesús y Madre nuestra , nos unimos a ti en oración de intercesión pidiéndole a Dios que disipe hasta la más espesa oscuridad, para que ya no regrese ni siquiera  la más pequeña sombra del mal. Amen.

Texto bíblico para meditar: Isaías 14 ,12 al 15 “…Como caíste del cielo estrella brillante hijo de la aurora, como tú el vencedor de las naciones ha sido derribado por tierra ,en tu corazón decías subiré a hasta el cielo y levantaré a mi trono encima de las estrellas de Dios ,me sentaré la montaña donde se reúnen los dioses allá donde el norte se termina subiría las cumbres de las nubes sería igual al altísimo más ahí  has caído en las hondura del abismo en el lugar a dónde van los muertos…”
Mensaje de la Reina de la Paz del 25 de abril de 2019: Queridos hijos, no permitan que el viento del odio y del desasosiego reine en ustedes y a su alrededor, ustedes hijitos son llamados a ser amor y oración, el diablo desea el desasosiego y el desorden pero ustedes hijitos sean el gozo de Jesús resucitado que murió y resucitó por cada uno de ustedes.
Reflexión: Discerniendo luces engañosas.
En el camino de la vida cristiana hay que saber discernir, entre la verdadera luz la que procede de Dios y las falsas luces del engaño, que proceden del maligno también llamado lucifer, la Reina de la Paz, nos advierte, acerca de que el diablo desea el desasosiego y el desorden y nos anima a discernir todo lo que se mueve en nuestro interior, para poder expulsar por medio de la oración toda forma de oscuridad ,desorden y desasosiego que procede del maligno , Dios creó,  a todos los ángeles para compartir la felicidad eterna pero una parte de ellos se rebeló contra Dios, como dijo JPII,  ángeles llamados a declararse en favor de Dios o contra Dios mediante un acto radical e Irreversible , esto nos ayuda a comprender que estamos en medio de un combate espiritual donde satanás se disfraza bajo forma de ángel de luz para confundir a los cristianos, muchas veces se pierde de vista lo que es la prioridad y muchos que comenzaron en la luz,  lentamente se van desplazando hacia las sombras, por eso en Mateo 6,23 ;Jesús llega a decir “…y si la luz que hay en ti ha llegado a ser oscuridad como será de tenebrosa tu parte más oscura…” cuidemos nuestro corazón, postrémonos espiritualmente en la presencia del Señor,  reconozcamos que si no es con la ayuda de Dios podemos sumirnos gradualmente en esa oscuridad ,la Reina de la Paz decía el 2 -10- 2003 :Queridos hijos, entréguenme por completo sus corazones permítanme conducir los amigos que es la verdadera paz y felicidad, no permitan que el brillo falso que los rodea y que les es ofrecido los engañe, no permitan que satanás reine sobre ustedes con la paz y la felicidad falsas, vengan a mí ,estoy con ustedes.
Querido hermano que recibes este mensaje en camino a la consagración tal vez para ti ,hoy es el día para comenzar de nuevo y sabiendo entre las luces del no ser y la luz de la vida hoy es el día para pedirle a Dios la gracia de caminar en todo momento en la luz de su verdad de dejar de lado las medias verdades que son las grandes mentiras de satanás ya hoy es el día para pedirle a la Virgen María que al contemplar su modo de vivir en la tierra crezca ti el deseo de imitar su amor, su humildad ,su desprendimiento, su actitud de servicio comprometido en la iglesia en la sociedad.

Oración final para cada día:
Padre del cielo, en el Nombre de tu Hijo Jesucristo y por la intercesión de María Reina de la Paz pongo en tus manos, a todos tus hijos que habitamos en esta tierra, especialmente a los más necesitados de tener una experiencia, de tu amor y de tu Divina Misericordia que así sea. Y que en este día te bendiga Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo.

10 jun 2019

33 días con la Reina de la Paz. 10 de junio 2019. 19° Día. Padre G. E. Jamut, omv.




Décimo noveno día de preparación para consagrarse a Dios con la intercesión de María Reina de la Paz.
Oración inicial para cada día:
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu santo, tu luz me envuelve y me protege, a la vez que el amor de la reina de la Paz me rodea. Tu luz Señor guie mis pasos en este día y con su resplandor hechas fuera las tinieblas, de mi alma, de mi familia, de mi iglesia y de cada rincón de mi país y de toda la tierra. Madre de Jesús y Madre nuestra , nos unimos a ti en oración de intercesión pidiéndole a Dios que disipe hasta la más espesa oscuridad, para que ya no regrese ni siquiera a la más pequeña sombra del mal. Amen.

Texto bíblico para meditar: Job 29 ,3 cuando hacía brillar su lámpara sobre mi cabeza y yo caminaba a su luz entre las tinieblas.
Mensaje de la Reina de la Paz del 18 de marzo de 1999: Queridos hijos, deseo que me entreguen sus corazones para conducirlos por el camino que lleva a la luz y a la vida eterna, no deseo que sus corazones se extravíen en la oscuridad del presente, yo los ayudaré, estaré con ustedes en ese camino de descubrimiento del amor y de la misericordia de Dios.
Reflexión: La luz de Dios y el amor de nuestra señora reposan sobre ti.
Llama junto a ti a la Virgen María Reina de la Paz y dile madre nuestra, en esta jornada en que me encamino a consagrar a Dios todo lo que tengo y todo lo que soy, te pido que con tu presencia mediadora aumentes en mí la conciencia, de que este día y cada día es único e irrepetible y que debo vivirlo como tal, con capacidad de asombro como si volviese a ser un niño con un ánimo lleno de esperanza y de buen humor.
El versículo de Job de este día, afirma …cuando hacía brillar su lámpara sobre mi cabeza,  lo cual puede ayudarnos a meditar  el hecho de que cuando a lo largo del día caminamos por las calles de la ciudad solemos sentir el sol que está sobre nosotros y sus rayos nos permiten distinguir todo lo que nos rodea, sin embargo, no nos detenemos a pensar en el sol ,lo asumimos como algo normal ,algo que debe estar donde está y cumplir con la tarea que dios le ha asignado iluminar a los hombres y mujeres de esta tierra, así como el sol siempre está incluso en los días nublados también la presencia amorosa del Espíritu Santo te rodea ,ya que como decía santa teresa el cristiano puede encontrar a Dios hasta en las cacerolas, en las hojas de la cocina, por lo tanto ya que, frecuentemente la Reina de la Paz , nos invita , a orar con el corazón,  integra tu imaginación y todo tu ser en este momento, de encuentro con Dios y de fusión espiritual con él ,imagina una brillante fuente de luz que viene de Dios y que procede de lo alto ,mientras que con tus palabras le pides al Señor que su luz ilumine tu cabeza, que penetre por el cuero cabelludo ,que los rayos de su luz Divina, penetren en tus pensamientos y todo tu ser,  toda tu genética, toda tu historia personal y podríamos decir,  hasta prehistoria intergeneracional , en la mano extendida de la Reina de la Paz , entrega todo lo que tú sabes, todo lo que conoces de tu familia pero también aquello que te es desconocido y que de algún modo positivo o negativo influye en tu herencia, siente como Dios ama, cada parte de tu ser, como el recrear cada célula pues como dice en su palabra “…tu amas todo lo que existe y no aborreces nada de lo que has hecho porque si hubieras odiado algo no lo habrías creado”
Respira lenta y profundamente el aire de un nuevo día y con cada inhalación ahora con el corazón repitiendo varias veces:¡ María Madre nuestra bendícenos!

Oración final para cada día:
Padre del cielo, en el Nombre de tu Hijo Jesucristo y por la intercesión de María Reina de la Paz pongo en tus manos, a todos tus hijos que habitamos en esta tierra, especialmente a los más necesitados de tener una experiencia, de tu amor y de tu Divina Misericordia que así sea.
Y que en este día te bendiga Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo.