5 mar 2019

PRIMER ENCUENTRO DE CATEQUESIS


Jesús amigo
Esta actividad puede ser tenida en cuenta para el primer encuentro…
Se puede comenzar con una charla…explicando que haremos en catequesis…vamos a compartir en familia el camino de preparación a la PRIMERA COMUNIÓN, seguramente seremos buenos amigos, una tarea que exige mucho empeño y necesita de un corazón bien dispuesto a abrirse y aceptar a los otros como un regalo de Dios.
La actividad que proponeos a continuación la podes hacer con:( 2 mochilas y fibrones de colores y cartulinas) .Cartel con la pregunta: ¿Qué NECESITAMOS PARA EL CAMINO?
Para iniciar este caminar tenemos que preparar lo que necesitamos…Tomo mi mochila y pienso ¿Qué cosas hay que no me sirven para este año de catequesis? Y ¿Qué cosas nuevas pondré para hacer catequesis? A medida que van pasando los años, vamos guardando muchas cosas que vivimos. No queremos tirar nada…poco a poco, la mochila comienza hacerse grande y pesada y este es el momento de elegir…seguir cargando a diario su peso, aliviarlo o tirar lo que no me sirve…pero ¿de qué desprendernos?
En la mochila hay AMISTAD, ALEGRÍA, FE, PACIENCIA, ENTUSIASMO, AMOR, COMPRENSIÓN, es raro pero esta mochila no pesa nada!
Seguimos mirando metemos la mano bien adentro y descubrimos cosas que no queremos mas,RABIA,IRA,ODIO,ENVIDIA,MENTIRA,INCOMPRENSIÓN,TRISTEZA,MIEDO,RENCOR,INDIFERENCIA, esta si que pesa mucho, y además arruinan la FELICIDAD que permanece en el fondo de la mochila…¿Qué podemos hacer?


TRAIGO- DEJO

  
Carta de Jesús a su nuevo amigo…

Querido/a amiguito/a:
que esta carta te encuentre feliz y lleno de paz, ¡Cuánta alegría me da saber que estas creciendo! Conozco tus ilusiones, tus sueños, tus preocupaciones e inquietudes, las veces que estas triste y cuando estas alegre.
Por eso me pone tan feliz invitarte a seguirme… ¿estás dispuesto/a? Así vas a ver qué vas a conocer muchos amigos con los que podrás compartir como hermanos el mismo camino.
Siempre estoy a tu lado y así como lo hacía mi mamá María guarda en tu corazón todo lo bueno que vallas descubriendo en este caminar.
Recibí mi abrazo y mi beso más cariñoso. Tu amigo Jesús de Nazaret.
Atte. ¡Espero tu respuesta!

Completar las siguientes frases y compartir con el resto de los amigos:

Me llamo:..........................................................
Vivo con………………………………………………………………
Los domingos me gusta………………………………………………………………
Valoro de mis amigos que……………………………………………
Vengo a los encuentros de catequesis con………………………………
Me gustaría……………………………………………………………………
Me pongo triste cuando………………………………………………………………………………
Me pongo alegre cundo…………………………………………………………













PRIMER ENCUENTRO DE CATEQUESIS


La luz del faro señala el camino del amor...
Empieza el año y todo el entusiasmo que hay que poner para preparar el encuentro inicial!, todos los catequistas sabemos lo que significa prepararlo.
Poner toda la creatividad para poder transmitir la experiencia de fe y ayudar a que crezca en otras personas es vital en un marco de respeto, actitud de escucha y compromiso.
El primer paso para desarrollar un espacio de catequesis es crear un ambiente propicio para que todas las actividades que se plantean durante el año den su fruto; esta no es una tarea que se consigue de un día para el otro, tendremos que explicarles a los niños que este espacio de encuentro se forma entre las personas que lo integran, por lo cual crecer en este camino que transitaremos juntos será una tarea que desarrollaremos entre todos ,aportando de forma conjunta con los papas , y la comunidad parroquial a la que pertenecemos.
Luego de compartir con los chicos un espacio conversación acerca de que esperan ellos encontrar en la catequesis y cuales creen ellos que son los comportamientos, los valores que debemos tener para poder crear un encuentro que antes mencionábamos.

La propuesta es armar un mini faro…cada uno deberá dibujarse en una ventana del  faro y poner su nombre, la luz del faro, representa el mensaje de Jesús, a quien iremos conociendo durante el año y en los cilindros del faro (ponemos comportamientos o valores que esperan ellos encontrar en la catequesis.)
Cada uno se lleva su propio faro para decorar y completa con sus deseos para esta catequesis y se puede luego pegar en su cuaderno o en un papelógrafo para recordarlo.

                La luz del faro señala el camino del amor,
     seguiremos este camino guiados por el mensaje de Jesús.




PRIMER ENCUENTRO DE CATEQUESIS

Nos conocemos

Ambientación: cartel de bienvenida, altarcito o rincón de oración (por lo general estamos en cuaresma cuando comenzamos) con mantel violeta, la cruz de san Andrés es muy recomendable, la biblia, cirio blanco (se pueden poner la virgen, flores, velas, un cuadrito, etc.)

La actuación del catequista durante los primeros encuentros es fundamental ya que es el primer contacto como grupo pondrá la base de cómo se desarrollaran los encuentros a lo largo del año.
Es común que el grupo se sienta incómodo y tenso, más aún, cuando no se conocen entre sí.
Por eso el catequista puede explicarles que van hacer en los encuentros. Es por eso que los primeros encuentros son clave para conocerlos pero también para que ellos conozcan de que se tratara la catequesis y marcar el camino que van a recorrer con el grupo.
Es esencial que el catequista mantenga una actitud positiva y un estado de ánimo alegre, con el fin de generar un ambiente, divertido, de confianza ya desde el principio. De ello dependerá en gran parte, la motivación y participación activa del grupo.

Actividad
Materiales:  mural o póster con versículos Mc 10-14-16.  
  

  Jesús les dijo: «Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos(...)Después los abrazó y los bendijo...

Invitamos al grupo a ponerse de a dos y que cada uno converse con el compañero /a, nombre, que le gusta hacer y colocar su nombre en la nubecita.

Completar las siguientes frases y compartir con el resto de los amigos:

Me llamo:…………………………
Vivo con……………………………
Los domingos me gusta……………………………
Valoro de mis amigos que…………………………………………
Vengo a los encuentros de catequesis con…………
Me gustaría…………………………………………………………
Me pongo triste cuando………………………………………
Me pongo alegre cundo……………………………………

  
Es importante que el/la catequista, participe activamente en esta actividad, que será presentar la catequesis y presentarse para así romper el hielo y el grupo la conocerá de esta manera se comenzara construir la confianza.
Una vez que todos se han presentado, comienzan pareja por pareja a presentarse mutuamente ante el resto del grupo y al mismo que han presentado van pegando la nubecita con su nombre en la cartelera.
Por ultimo entre todos completamos la nube más grande con el nombre de Jesús y lo presentamos como un amigo más del grupo e invitamos a decir a los chicos en vos alta lo que conocen de El .
Luego a manera de cierre el catequista puede invitar al grupo a decirle algo a Jesús, comenzando primero dando gracias por haberlos conocido y por el momento que acaban de compartir.

 Otra idea es Jesús en camino y a cada chico darle huellitas y también las mismas preguntas anteriores u otras y una vez completado los invitamos a colocar la huella detrás de Jesús.



Esta ideas es de http://familiaunafiesta.blogspot.com.ar



                                    

2 mar 2019

LA OCA DE CUARESMA FANO



Juguemos a la  OCA con cuarenta casillas en la que la Palabra de Dios nos va guiando cada día. Este camino morado nos lleva de O.C.A. en O.C.A. (de Oración, Caridad y Ayuno…). Partimos de ser IGLESIA en la casilla de SALIDA (Iglesia en salida) con el corazón en las manos y  siempre en marcha. Recorramos juntos este camino que nos llevará a la Pascua. No caeremos nunca en la casilla de la muerte pues Jesús vence y nos hace pasar por encima de ella.  (Es más un calendario que un juego pero podemos jugar a inventar funciones de algunas casillas, dejando ser creativos a los niños y descubriremos mucha profundidad… os pongo algunos ejemplos Casilla 16 “la injusticia nos aplasta y estamos un turno sin jugar,  otro dice que saltemos de la casilla 24 a la 32 diciendo “de corazón a corazón y soy un campeón”…


Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma de 2019


La Santa Sede difundió este martes 26 de febrero el mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma de este 2019 titiulado “La creación, expectante, está aguardando la manifestación de los hijos de Dios”, en el que hace un llamado a la conversión mediante el ayuno, la oración y la limosna.
“Que nuestra Cuaresma suponga recorrer ese mismo camino, para llevar también la esperanza de Cristo a la creación, que ‘será liberada de la esclavitud de la corrupción para entrar en la gloriosa libertad de los hijos de Dios’. No dejemos transcurrir en vano este tiempo favorable. Pidamos a Dios que nos ayude a emprender un camino de verdadera conversión. Abandonemos el egoísmo, la mirada fija en nosotros mismos, y dirijámonos a la Pascua de Jesús; hagámonos prójimos de nuestros hermanos y hermanas que pasan dificultades, compartiendo con ellos nuestros bienes espirituales y materiales”.
A continuación, el texto completo del mensaje del Papa Francisco:
“La creación, expectante, está aguardando la manifestación de los hijos de Dios”
Cada año, a través de la Madre Iglesia, Dios «concede a sus hijos anhelar, con el gozo de habernos purificado, la solemnidad de la Pascua, para que […] por la celebración de los misterios que nos dieron nueva vida, lleguemos a ser con plenitud hijos de Dios» (Prefacio I de Cuaresma). De este modo podemos caminar, de Pascua en Pascua, hacia el cumplimiento de aquella salvación que ya hemos recibido gracias al misterio pascual de Cristo: «Pues hemos sido salvados en esperanza» (Rm 8,24).
Este misterio de salvación, que ya obra en nosotros durante la vida terrena, es un proceso dinámico que incluye también a la historia y a toda la creación. San Pablo llega a decir: «La creación, expectante, está aguardando la manifestación de los hijos de Dios» (Rm8,19). Desde esta perspectiva querría sugerir algunos puntos de reflexión, que acompañen nuestro camino de conversión en la próxima Cuaresma.
1. La redención de la creación
La celebración del Triduo Pascual de la pasión, muerte y resurrección de Cristo, culmen del año litúrgico, nos llama una y otra vez a vivir un itinerario de preparación, conscientes de que ser conformes a Cristo (cf. Rm 8,29) es un don inestimable de la misericordia de Dios.
 Si el hombre vive como hijo de Dios, si vive como persona redimida, que se deja llevar por el Espíritu Santo (cf. Rm 8,14), y sabe reconocer y poner en práctica la ley de Dios, comenzando por la que está inscrita en su corazón y en la naturaleza, beneficia también a la creación, cooperando en su redención.
Por esto, la creación —dice san Pablo— desea ardientemente que se manifiesten los hijos de Dios, es decir, que cuantos gozan de la gracia del misterio pascual de Jesús disfruten plenamente de sus frutos, destinados a alcanzar su maduración completa en la redención del mismo cuerpo humano. Cuando la caridad de Cristo transfigura la vida de los santos —espíritu, alma y cuerpo—, estos alaban a Dios y, con la oración, la contemplación y el arte hacen partícipes de ello también a las criaturas, como demuestra de forma admirable el “Cántico del hermano sol” de san Francisco de Asís (cf. Enc. Laudato si’, 87). Sin embargo, en este mundo la armonía generada por la redención está amenazada, hoy y siempre, por la fuerza negativa del pecado y de la muerte.
2. La fuerza destructiva del pecado
Efectivamente, cuando no vivimos como hijos de Dios, a menudo tenemos comportamientos destructivos hacia el prójimo y las demás criaturas —y también hacia nosotros mismos—, al considerar, más o menos conscientemente, que podemos usarlos como nos plazca.
Entonces, domina la intemperancia y eso lleva a un estilo de vida que viola los límites que nuestra condición humana y la naturaleza nos piden respetar, y se siguen los deseos incontrolados que en el libro de la Sabiduría se atribuyen a los impíos, o sea a quienes no tienen a Dios como punto de referencia de sus acciones, ni una esperanza para el futuro (cf. 2,1-11). Si no anhelamos continuamente la Pascua, si no vivimos en el horizonte de la Resurrección, está claro que la lógica del todo y ya, del tener cada vez más acaba por imponerse.
Como sabemos, la causa de todo mal es el pecado, que desde su aparición entre los hombres interrumpió la comunión con Dios, con los demás y con la creación, a la cual estamos vinculados ante todo mediante nuestro cuerpo.
El hecho de que se haya roto la comunión con Dios, también ha dañado la relación armoniosa de los seres humanos con el ambiente en el que están llamados a vivir, de manera que el jardín se ha transformado en un desierto (cf. Gn 3,17-18). Se trata del pecado que lleva al hombre a considerarse el dios de la creación, a sentirse su dueño absoluto y a no usarla para el fin deseado por el Creador, sino para su propio interés, en detrimento de las criaturas y de los demás.
Cuando se abandona la ley de Dios, la ley del amor, acaba triunfando la ley del más fuerte sobre el más débil. El pecado que anida en el corazón del hombre (cf. Mc 7,20-23) —y se manifiesta como avidez, afán por un bienestar desmedido, desinterés por el bien de los demás y a menudo también por el propio— lleva a la explotación de la creación, de las personas y del medio ambiente, según la codicia insaciable que considera todo deseo como un derecho y que antes o después acabará por destruir incluso a quien vive bajo su dominio.
3. La fuerza regeneradora del arrepentimiento y del perdón
Por esto, la creación tiene la irrefrenable necesidad de que se manifiesten los hijos de Dios, aquellos que se han convertido en una “nueva creación”: «Si alguno está en Cristo, es una criatura nueva. Lo viejo ha pasado, ha comenzado lo nuevo» (2 Co5,17). En efecto, manifestándose, también la creación puede “celebrar la Pascua”: abrirse a los cielos nuevos y a la tierra nueva (cf. Ap 21,1).
Y el camino hacia la Pascua nos llama precisamente a restaurar nuestro rostro y nuestro corazón de cristianos, mediante el arrepentimiento, la conversión y el perdón, para poder vivir toda la riqueza de la gracia del misterio pascual.
Esta “impaciencia”, esta expectación de la creación encontrará cumplimiento cuando se manifiesten los hijos de Dios, es decir cuando los cristianos y todos los hombres emprendan con decisión el “trabajo” que supone la conversión. Toda la creación está llamada a salir, junto con nosotros, «de la esclavitud de la corrupción para entrar en la gloriosa libertad de los hijos de Dios» (Rm 8,21).
La Cuaresma es signo sacramental de esta conversión, es una llamada a los cristianos a encarnar más intensa y concretamente el misterio pascual en su vida personal, familiar y social, en particular, mediante el ayuno, la oración y la limosna.
Ayunar, o sea aprender a cambiar nuestra actitud con los demás y con las criaturas: de la tentación de “devorarlo” todo, para saciar nuestra avidez, a la capacidad de sufrir por amor, que puede colmar el vacío de nuestro corazón.
Orar para saber renunciar a la idolatría y a la autosuficiencia de nuestro yo, y declararnos necesitados del Señor y de su misericordia.
Dar limosna para salir de la necedad de vivir y acumularlo todo para nosotros mismos, creyendo que así nos aseguramos un futuro que no nos pertenece. Y volver a encontrar así la alegría del proyecto que Dios ha puesto en la creación y en nuestro corazón, es decir amarle, amar a nuestros hermanos y al mundo entero, y encontrar en este amor la verdadera felicidad.
Queridos hermanos y hermanas, la “Cuaresma” del Hijo de Dios fue un entrar en el desierto de la creación para hacer que volviese a ser aquel jardín de la comunión con Dios que era antes del pecado original (cf. Mc 1,12-13; Is 51,3).
Que nuestra Cuaresma suponga recorrer ese mismo camino, para llevar también la esperanza de Cristo a la creación, que «será liberada de la esclavitud de la corrupción para entrar en la gloriosa libertad de los hijos de Dios» (Rm 8,21). No dejemos transcurrir en vano este tiempo favorable. Pidamos a Dios que nos ayude a emprender un camino de verdadera conversión.
Abandonemos el egoísmo, la mirada fija en nosotros mismos, y dirijámonos a la Pascua de Jesús; hagámonos prójimos de nuestros hermanos y hermanas que pasan dificultades, compartiendo con ellos nuestros bienes espirituales y materiales. Así, acogiendo en lo concreto de nuestra vida la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte, atraeremos su fuerza transformadora también sobre la creación.

27 feb 2019

¿Sabes qué significa Aleluya?





Durante el tiempo de Pascua hemos notado que la palabra “Aleluya” se hace más presente que en otros tiempos litúrgicos, y esto tiene un sentido muy importante. La repetimos de diversas formas, pero en realidad sabemos ¿Cuál es su significado? ¿Sabes qué queremos decir cada vez que la proclamamos?

La palabra aleluya significa “alabado sea Dios” o “salve al que es”. Está compuesta por el verbo hebreo “allelu” que significa alabar y del nombre propio de Dios, “el que es” (ia). Decir aleluya es expresar un sentimiento de alegría, alabanza y bendición a Dios. El tiempo de la Pascua es sinónimo de exaltación y jubilo pues Cristo nos ha abierto las puertas de la eternidad para compartirla junto con él. Por lo tanto, decir aleluya es expresar nuestras alabanzas a Dios. También que el aleluya lo digamos en Pascua tiene este mismo significado de alabanza al Señor por todas las maravillas que ha obrado en nosotros a través de su Resurrección.

Esta expresión la podemos encontrar en el Antiguo y Nuevo Testamento; por ejemplo, en el Libro de Tobías:

Las plazas de Jerusalén serán soladas con rubí y piedra de Ofir; las puertas de Jerusalén entonarán cantos de alegría y todas sus casas cantarán: ¡Aleluya! ¡Bendito sea el Dios de Israel! Y los benditos bendecirán el Santo Nombre por todos los siglos de los siglos (Tb 13, 17).

Otro lugar de la Escritura donde lo podemos ver en el Libro del Apocalipsis, donde vemos, una vez más, que decir aleluya es manifestar la alegría y el regocijo al Señor:

Y oí el ruido de muchedumbre inmensa, como el ruido de grandes aguas y como el fragor de fuertes truenos. Y decían: ¡Aleluya! Porque ha establecido su reinado el Señor, nuestro Dios Todopoderoso. Alegrémonos y regocijémonos y démosle gloria, porque han llegado las bodas del Cordero, y su Esposa se ha engalanado (Ap 19, 6-7).

Los primeros cristianos incorporaron en sus textos literalmente la palabra Aleluya. De manera muy significativa durante el tiempo de la Pascua tomaba un significado mayor por ser un himno de alabanza a Dios por la gloriosa Resurrección de Cristo, su Hijo. De igual forma, para nosotros como cristianos, este tiempo debe ser de alegría, debemos vivir un aleluya permanente. Como dice San Agustín: “El cristiano debe ser un Aleluya de pies a cabeza”.

Pero ahora yo me pregunto: ¿Cuántos de esos cristianos que cada domingo cantan el aleluya, verdaderamente viven una vida interior de alegría y felicidad? ¿Esa alegría es permanente o sólo es momentánea? ¿Tenemos rostro de resucitados? Este tiempo de la Pascua no debe ser vivido sin sentido y pasado por alto. Pues la Resurrección es la puerta a la esperanza, es la respuesta a todas las incertidumbres, es salir de la tristeza, del dolor y el desaliento. Es convertir los problemas en soluciones, porque Cristo es: “el Camino, la Verdad y la Vida”.

Dice el Salmo 148: “¡Aleluya! Alaben al Señor desde los cielos, alábenlo en las alturas, alábenlo todos sus ángeles, alábenlo todos sus ejércitos. Alábenlo el sol y la luna, alábenlo todos los astros de luz; alábenlo cielos de los cielos y las aguas por encima de los cielos” (Sal 148, 1-4).

San Agustín lo resume así:

Ahora, pues, hermanos, os exhortamos a la alabanza de Dios; y esta alabanza es la que nos expresamos mutuamente cuando decimos: Aleluya. “Alabad al Señor”, nos decimos unos a otros; y así, todos hacen aquello a lo que se exhortan mutuamente. Pero procurado alabarlo con toda vuestra persona, esto es, no solo vuestra lengua y vuestra voz deben alabar a Dios, sino también vuestro interior, vuestra vida, vuestras acciones (Comentario sobre el Salmo 148, 1-2).

Fuente: P. José Luis González Santoscoy 



26 feb 2019

canción manos abiertas

la voz solista es de Emilia Arija y la acompaña su hermano Alberto