Insisto en la importancia de utilizar métodos
variados en la presentación de un relato bíblico: orales, visuales,
gestuales, pero también hay que tener
algunos criterios y aspectos en cuenta a la hora y el momento de la presentación (ni
el antes ni el después) del relato bíblico .
Damos por supuesto
que antes de presentar el relato se ha trabajado suficientemente la oportuna
motivación: sensorial, cognitiva, afectiva,... Ahora ¿qué hacer?
1. ¿Estás
preparado/a? Los relatos escogidos son (Jn 1, 45-50 y Mc 11, 12-14.20-25) son,
sin duda, llamativos, chocantes, diría que incluso conflictivos ¿No suscitarán preguntas
difíciles por parte de los niños y
conclusiones no deseadas? ¿No les sorprenderá que Jesús, que es tan bueno,
liquide fulminantemente a la higuera, trate tan mal a la naturaleza? ¿No parece
demasiado caprichoso, irritable, con un pronto de mal genio nada educativo? ¿Y
no les resultará demasiado interesante su poder adivinatorio, mágico,
para conocer a las personas, en concreto a Natanael, un poco al estilo de Harry
Potter? Bueno, leamos algo sobre el asunto. Un consejo: entra en www.google.es y teclea “debajo de la higuera”. Verás cómo
aparecen direcciones interesantes y variopintas (nada más y nada menos que 530
direcciones)
La higuera como
señal de fidelidad de Israel, lugar de la siesta, lugar de estudio, lugar de encuentro
de un tesoro, lugar de la iluminación de Buda, etc..
2. Otra cuestión:
¿texto bíblico literal o texto adaptado? Aunque hay voces y opiniones
diversas, mi opinión es que para el nivel Infantil (primera infancia) , es mejor que el
texto bíblico sea adaptado. Hay muchas y buenas Biblias infantiles. Puestos a
recomendar, aconsejo “Biblia, historias de Dios” de PPC. Y cuando son más grandes en catequesis para
primera comunión ya leerles el texto directamente.
3. Técnicas para
hacer más motivadora la presentación del relato bíblico:
1. El/la catequista
varía las voces según los personajes que intervienen en el relato. Es una
antigua técnica narrativa, empleada por trovadores y narradores callejeros de
historias. Las voces de Felipe, Natanael, Pedro,... ¿Y la higuera? ¿No tendría
voz? ¿Qué timbre, qué matices podríamos dar a cada una de las voces? No es un
asunto secundario.
2. Otro recurso es
distribuir los personajes, lo que dicen, a algunos alumnos. Uno es Felipe, otro
es Natanael,...
3. Otro modo de
presentación es escoger una frase, y todos la dicen, a modo de coro,
intercalada en la lectura de los relatos ¿Qué frase podría ser? Veamos algunas
posibilidades:
i.
Dar fruto es hacer buenas obras.
ii. La higuera
desaprovechó su tiempo.
Y otro modo (no son excluyentes los
mencionados) es asignar cuidadosamente a determinados niños para la tarea de
aportar efectos especiales al texto (ruidos ambientales, del viento, del mar,
de los animales, de personas que no están en primer plano,...) Esto es más viable
en Infantil y en la de la la escuela Primaria.
2. ¿Qué hacemos con
las palabras que los alumnos no entienden?El vocabulario de los alumnos
es escaso. Aunque utilicemos Biblias adaptadas, es más que probable que en el
relato aparezcan palabras que los alumnos no conozcan su significado. Se nos
presenta un dilema, lo que yo llamaría El dilema Salgari. Era
característico del genial escritor describir una escena de acción, por ejemplo,
en la que los corsarios huían de Caracas perseguidos por los soldados
españoles. En medio de la selva, la distancia se acorta cada vez más. Uno de
los corsarios que más simpatías despiertan en los lectores, tropieza en su
huída precipitada en una gruesa raíz de árbol. Le cuesta levantarse... y los
soldados cada vez más cerca... crece la tensión... y entonces Salgari dedica un
erudito y larguísimo párrafo a describir las características de ese árbol. Y se
carga la tensión dramática.
¿Qué hacer,
interrumpir el relato para explicar lo que no entienden, o seguir adelante
tirando de la atención de los alumnos, aunque no entiendan algo? Soy partidario
de secuenciar un procedimiento progresivo:
- Primera lectura,
ambientada, motivando y creando la máxima atención posible.
- Después, un tiempo
para aportar detalles complementarios, explicativos sobre el texto, fijar la
atención en los aspectos importantes, abordar lo que no entienden (ojo, no
entrando a trabajar de lleno el texto aún)
- Una segunda
presentación enriquecida e iluminada tras estos comentarios y explicaciones,
del texto bíblico.
1. Otro recurso es
el llamado Cómo sigue el texto, que consiste en interrumpir el relato y
preguntar a los alumnos ¿Qué creéis que pasará? ¿Qué hará Jesús con la higuera?
¿Qué le dirá a
Natanael? Con frecuencia, el relato bíblico choca con lo que el sentido
común o la imaginación de los alumnos. Esa divergencia entre el modo en que
creen que ha de seguir el relato y lo que en realidad ocurre puede ser, debe
ser, una situación de aprendizaje, un capital de significatividad que debemos
aprovechar.