11 jul 2013
11 DE JULIO SAN BENITO
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VIDA DE SANTOS
"DIOS ME HA DADO UNA TAREA Y YO TRATO DE HACERLA LO MEJOR POSIBLE" ...ALABADO SEA MI SEÑOR.
10 jul 2013
EL AGUA BENDITA
El Agua Bendita es un sacramental que perdona los pecados veniales. A causa de la bendición a ella adjunta, la iglesia recomienda encarecidamente a sus hijos el uso de la misma, especialmente cuando les amenaza algún peligro, ej. fuego, tempestades, enfermedades y otras calamidades. Todo hogar Católico debería tener siempre agua bendita disponible.
Aprovechemos los grandes Beneficios que procura, fomentemos el uso del agua bendita. Cada gota contiene tesoros indecibles de auxilio espiritual para el alma y para el cuerpo, pensemos en ello, si ahora nos diésemos cuenta de sus beneficios como lo comprenderemos después de la muerte la usaríamos más a menudo y con mayor fe y reverencia El agua bendita tiene, su gran poder y eficacia en virtud de las oraciones de la Iglesia que su Divino Fundador siempre acepta con prontitud y complacencia. He aquí la oración de lo que pide la iglesia al bendecir e...l agua: “Oh Dios… concédenos que esta criatura tuya (el agua) sea dotada de la divina gracia para expulsar los demonios y alejar las enfermedades, y que cualquier cosa en las casas o posesiones de los fieles que fuere rociada con ésta agua quede libre de toda impureza y de todo daño… Que todo lo que amenace la seguridad o la paz de sus habitantes sea expulsado por la aspersión de esta agua, para que la salud implorada por la invocación de tu Santo Nombre sea guardada de todo asalto.
Oraciones Eficaces...
Estas oraciones suben al Cielo cada vez que se toma agua bendita con la mano y se rocía una sola gota sobre sí mismo o sobre otros, presentes o ausentes vivos o difuntos; y las bendiciones de Dios descienden sobre el cuerpo y sobre el alma...
Expulsan al Demonio
El diablo como dice Santa Teresa, odia el agua bendita por ese poder especial que tiene sobre él. No puede permanecer largo tiempo cerca de un lugar o de una persona rociada con agua bendita.
Beneficia a los Ausentes
Si nuestros seres queridos se hallan lejos de nosotros, el agua bendita, rociada con intención de que Dios los bendiga donde quiera que estén, puede mover al Sagrado Corazón para que los bendiga y proteja librandolos de todo mal, de alma y cuerpo. La oración de la Iglesia les puede socorrer a cualquier hora y en cualquier lugar donde se encuentren, sobre todo a las Benditas Ánimas
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EL BUEN SAMARITANO 2
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PARABOLA DEL BUEN SAMARITANO
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8 jul 2013
LECTIO DOMINGO 15 LC 10,25-37 ...JESUS ES EL BUEN SAMARITANO
CELAM Lucas 10, 25-37
“Tenía como prójimos los sacerdotes y levitas
y como extraños a los samaritanos.
Pero los prójimos pasaron de largo
y fue el extraño quien se aproximó”
(San Agustín)
“Vete y haz tú lo mismo”
Introducción
Una vez que el evangelista Lucas nos ha presentado el
tema de la misión (ver evangelio del domingo pasado), nos introduce enseguida
–en el marco de la subida de Jesús a Jerusalén- en tres distintivos de aquel
que ha entrado en el camino de Jesús en calidad de discípulo. Tres
características del discipulado nos plantea Jesús hoy y en los próximos dos
domingos:
(1) El ejercicio de la
misericordia: el discípulo se distingue por el amor al estilo de Jesús
(10,25-37).
(2) El ejercicio de la escucha:
la acogida de Jesús implica escucharlo en calidad de Maestro (10,38-42).
(3) El ejercicio de la oración:
la escucha introduce en la relación con Dios Padre a la manera de Jesús
(11,1-13).
Nos detenemos hoy en la primera
característica: el ejercicio de la misericordia debe ser un rasgo distintivo e
indiscutible de un discípulo de Jesús.
Para profundizar en esto leemos
uno de los relatos más impresionantes y conocidos de todo el Evangelio: la
Parábola del Buen Samaritano; un relato que pone en crisis la mediocridad de
nuestra capacidad de amar.
La parábola está enmarcada por
el diálogo entre Jesús y un experto en la Ley, de manera que hay que mirar el
conjunto en sus tres partes:
(1) Primera parte del diálogo
de Jesús con el legista sobre el mandamiento principal, el del amor (10,25-29)
(2) La parábola del Buen
Samaritano (10,30-35)
(3) Segunda parte del diálogo
de Jesús con el legista donde se concluye cómo se ejerce el amor al prójimo
(10,36-37)
Abordemos el texto con
atención.
1. Primera parte del diálogo
de Jesús con el legista: “¿Qué debo hacer…?” (10,25-28)
Todo comienza con la pregunta,
en principio maliciosa, del experto en la ley: “Maestro, ¿qué he de hacer
para tener en herencia vida eterna?” (10,25). Este otro maestro está
interesado en la vida eterna; él sabe que ésta es un don de Dios pero que hay
que ganarse el cielo. Él está interesado en una respuesta práctica: “¿Qué
tengo que hacer…?”.
Verdaderamente una pregunta
estimulante. El legista sabe mirar más allá de los intereses cotidianos, sabe
que la vida no termina con la muerte, que su existencia está destinada a una
vida eterna. Detrás de esta inquietud, entonces, hay un gran sentido de
responsabilidad. Sobre el trasfondo de que la vida eterna es la realidad
decisiva, viene entonces la respuesta de Jesús. Si no se siente responsabilidad
con el Dios viviente, entonces será igualmente indiferente lo que se haga o
deje de hacer en el camino de Jericó.
Jesús entonces le devuelve la
pregunta poniendo la mirada directamente en el querer de Dios: “¿Qué está
escrito en la Ley?” (10,26). La respuesta es la esperada: la
responsabilidad con Dios (“Amarás al Señor tu Dios con todo…”)
está unida a la responsabilidad con el prójimo (“y a tu prójimo como a ti
mismo”; 10,27).
Entonces los dos, Jesús y el
legista, quedan de acuerdo en el mismo punto: es absolutamente necesario amar a
Dios y al prójimo en la vida presente, y este es el punto de partida para la
comunión de vida en la eternidad. Jesús lo dice abiertamente: “Haz eso y
vivirás” (10,28).
Pero surge un nuevo problema: “Y,
¿quién es mi prójimo?” (10,29).
2. La parábola del Buen
Samaritano: “¿Quién es mi prójimo?” (10,30-35)
Se abre un gran paréntesis que
ofrece las pistas para la respuesta a la pregunta: “¿Quién es mi prójimo?”
(10,29), es lo mismo que decir: ¿Quién hace parte del grupo de personas a
quienes debo amar como a mi mismo?
Veamos la parábola que le
expuso Jesús:
2.1. La situación: un hombre
en extrema necesidad en medio de un camino rodeado de desierto (10,30)
“Un hombre… bajaba de
Jerusalén a Jericó” (10,30a).
Nos encontramos en una ruta que
une dos ciudades importantes, por ella pasaban habitualmente muchos peregrinos
que venían o regresaban de Jerusalén. El camino atraviesa un escarpado
desierto, peligroso además por su inseguridad; continuamente aparecían
delincuentes que aprovechando esta geografía asaltaban las caravanas o los
viajeros solitarios. Efectivamente esto último es lo que sucede. “Un
hombre… cayó en manos de salteadores que, después de despojarle y golpearle, se
fueron dejándole medio muerto” (10,30b).
La desgracia de este viajero es
triple: (1) le roban todas sus pertenencias (literalmente “lo desnudaron”);
(2) lo golpean brutalmente dejándolo en grave situación (literalmente “medio
muerto”); y (3) lo abandonan a su suerte en un lugar descampado, en
medio del desierto, sin posibilidad de ayuda inmediata. Peor no puede ser la
situación: está en extrema necesidad, su vida está en juego y no tiene la más
mínima posibilidad de valerse por sí mismo para salvarse, depende completamente
de la ayuda y la buena voluntad de los demás.
Hasta aquí estamos ante una
situación más o menos común, que una persona esté necesitada de ayuda y que
quien le tienda la mano se hace su prójimo, no es una verdadera novedad. Sin
embargo el punto más grave no ha sido contado, ayudar a este hombre implica:
(1) poner en riesgo la propia vida, ya que detenerse es exponerse al mismo
peligro y (2) ser capaz de cambiar los planes personales de viaje (¡en pleno
desierto!). El tipo de compromiso que exige la ayuda a este hombre se sale de
lo habitual.
2.2. Los dos primeros
viajeros pasan de largo (10,31-32)
Los primeros chances de ayuda
en el camino solitario, dejan ver no sólo la difícil situación en la que se
encuentra el hombre herido sino también lo que implica ayudarlo. Éstos
prefieren seguir de largo:
“Casualmente, bajaba por
aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo. De igual modo un levita
que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo” (10,31-32).
Como lo destaca la narración,
el hecho es que ellos “ven”, pero cuando se percatan de lo que implica el
ayudarlo optan por seguir en su comodidad personal se desvían un poco
(literalmente en griego: “pasar por el otro lado de la vía”; hoy:
“cambiar de acera”) y pasan de largo.
¿Quiénes son estos dos que no
le tienden la mano al moribundo abandonado?
Que se diga expresamente que el
primero en negar la ayuda sea un “sacerdote” es grave. Probablemente sea uno de
estos sacerdotes, estilo sacerdote Zacarías (ver Lucas 1,8-9), que después de
prestar su servicio sacerdotal en el Templo regresaba a su casa ubicada en otra
población (era lo habitual; ver el caso de Zacarías en 1,23). De hecho, hoy
sabemos que Jericó era una de las ciudades que más tenía casas de sacerdotes.
El levita pertenecía a una categoría
sacerdotal inferior, pero era miembro de una prestigiosa elite en la sociedad
judía de la época. Los levitas eran los responsables del esplendor de la
liturgia y de la vigilancia en el Templo. Eran muy respetados.
¿Por qué no prestan ayuda?
Hay diversas explicaciones: (1)
en caso de que hayan pensado que el hombre ya estuviera muerto: para evitar la
impureza por el contacto con el cadáver; (2) para no exponerse también a ser
asaltados (como quien dice: mejor seguir ligerito); (3) porque la situación era
tan grave que no se sentían en condición de poder ayudarlo, las consecuencias
para la economía personal eran grandes. Cualquiera que sea la razón, el hecho
es que estos dos hombres que pasan al lado del herido son incapaces de un acto
de amor que implique riesgos y para ello encuentran buenas excusas. Es todo lo
contrario de lo que Jesús hacía: para salvar a un hombre no tenía barreras, si
era preciso violaba incluso la ley del sábado (ver 6,9).
La parábola deja entender que
tanto para el sacerdote, como para el levita, la preocupación por su propia
seguridad y por la realización de los planes que llevaban en mente, resultó más
fuerte que la compasión por este hombre agonizante y abandonado a su suerte en
el camino. Para ellos el “amor al prójimo” no es “como a sí
mismos”.
2.3. La mano tendida de un
enemigo: el buen samaritano (10,33-35)
Frente a las dos ayudas
negadas, dos ocasiones perdidas, cobra mayor relevancia la buena acción que
realiza el tercer viajero: un samaritano. Él actúa de modo ejemplar: pone todos
sus intereses personales (su tiempo, su cómoda cabalgadura, sus escrúpulos, su
dinero) en un segundo plano y se concentra totalmente en la salvación de la
vida del herido en el camino. El samaritano no ve otra cosa que la necesidad
del hombre que está sangrando en el suelo.
¿Quién es este personaje?
“Pero un samaritano que
iba de camino…” (10,33a)
Como se ha dicho, se trata de
un “samaritano”. Para los hebreos solamente los miembros de la misma raza eran
considerados “prójimo” y sólo a ellos se aplicaba la obligación de “amar como a
sí mismo”. Pero el que aquí aparece no es judío. Más aún, desde el punto de
vista judío era considerado como enemigo.
Por razones históricas, en
aquellos tiempos las relaciones entre ellos no eran buenas, como de hecho ya
comprobamos cuando leímos 9,53, cuando –subiendo a Jerusalén- Jesús pasó por
Samaría: “Pero no le recibieron porque tenía intención de ir a Jerusalén”
(o como se dice en el evangelio de la samaritana: “¿Cómo tú, siendo
judío, me pides de beber a mí, que soy mujer samaritana? –Porque los judíos no
se tratan con los samaritanos-”; Juan 4,9).
Cuando en la parábola se
menciona al “samaritano” inevitablemente viene a la mente la enseñanza sobre la
ayuda al enemigo, que Jesús le había predicado solemnemente a sus discípulos en
el Sermón de la Llanura: “Pero yo os digo a los que me escucháis: Amad a
vuestros enemigos, haced bien a los que os odien” (6,27).
¿Qué hace el samaritano?
El samaritano “llegó
junto a él y al verle tuvo compasión” (10,33b) Él “tuvo compasión”.
La conmoción interna que siente frente al herido es similar a la de Jesús
frente a la viuda de Naím en el funeral de su único hijo (ver 7,13) o a la del
papá cuando ve regresar a casa a su hijo disoluto (ver 15,20). El dolor del
moribundo del camino se le entra hasta su propio corazón.
Esto nos recuerda los mejores
momentos de la profecía de Oseas, cuando describe el corazón de Dios: “Mi
corazón se agita dentro de mí, se estremece de compasión” (11,8b).
Este sentimiento violento de
amor genera enseguida responsabilidad ante el caído. Siete gestos concretos
muestran cuál es –en este caso- el “hacer” propio de la
misericordia (10,34-35):
(1) Se acercó.
(2) Vendó sus heridas,
curándolas con aceite y vino.
(3) Lo monto sobre su propia
cabalgadura.
(4) Lo trasladó a una posada.
(5) Cuidó personalmente de él.
(6) Pagó la cuenta de la
primera noche de posada y dejó un anticipo (que es suficiente para muchos días)
para los nuevos gastos que va a implicar su cuidado.
(7) Se mostró disponible para
seguir respondiendo por él.
Notemos cómo la ayuda tiene
tres momentos: (1) asistencia inmediata (las acciones No.1-2-3); (2) el cuidado
más de fondo (Las acciones No.4-5-6) en vista de la total recuperación; (3) la
responsabilidad permanente (la acción No.7): el samaritano espera volver a
verlo y está dispuesto seguir con la mano tendida si fuera del caso. El buen
samaritano no es un asistencialista, él se compromete con la recuperación
total.
El comportamiento del buen
samaritano quizás se repetirá más de una vez, porque como él mismo anuncia:
volverá por la misma ruta (ver 10,35b).
Así termina la parábola, pero
no el diálogo de Jesús con el legista…
3. Segunda parte del diálogo
de Jesús con el legista: “Vete y haz tú lo mismo” (10,36-37)
Llegamos a la aplicación de la
parábola.
En la pregunta del legista “¿Quién
es mi prójimo?”, estaba implícita la idea de que hay límites en el
amor: ¿a quién es que debo a amar y con quién es que no tengo obligación?
Jesús retoma la cuestión y
lleva a su interlocutor a sacar él mismo la conclusión: “„¿Quién de estos
tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?‟ Él
dijo: El que practicó misericordia con él” (10,36-37a). La respuesta es
clara: no se puede trazar un límite preciso, debo hacerme prójimo de todo el
que necesite de mí no importa cual sea su apellido, su edad, su género, su
condición social, su religión.
Pero notemos que en la
pregunta, Jesús hace caer en cuenta que “prójimo” no es el otro sino yo mismo
en cuanto “me hago prójimo”. “¿Quién fue prójimo (ó se hizo
prójimo) del que cayó en manos de los salteadores?”. Como puede verse
Jesús le invirtió la pregunta al legista: no es “quién es mi prójimo”
sino “de quién tengo que hacerme prójimo”. El buen samaritano no
se preguntó si el herido era su prójimo sino que efectivamente él se hizo
prójimo de su enemigo.
Jesús nos invita a ampliar los
horizontes de nuestras relaciones y de nuestro compromiso. De esta manera no se
admiten evasivas ni excusas -ni que sean teológicas- (recordemos que el legista
primero quería poner a Jesús “a prueba”, 10,25a, y luego quería “evadirse”,
10,29a) para ponernos a hacer el bien.
El evangelio del buen
samaritano nos coloca ante una nueva perspectiva: ya no hay que preguntar
“¿hasta qué punto ya no tengo compromiso?”, porque no es el grado de parentesco
ni la simpatía lo que determina hasta dónde debo extender mi mano para ayudar,
sino la situación de necesidad real en la que la otra persona se encuentra.
En otras palabras, cualquier
persona que se encuentre en mi camino y que esté pasando necesidad, él es el
prójimo al cual le debo abrir mi corazón y prestarle auxilio, así esto implique
desacomodar mis esquemas personales. El necesitado es el lugar donde tengo que
estar amando, el lugar donde mi apertura de corazón es el primer paso del amor
que sabe a vida eterna.
Mientras leemos hoy el relato
del buen samaritano dejemos que repique constantemente en nuestra mente y en
nuestro corazón el imperativo de Jesús: “¡Haz tú lo mismo!”.
4. Releamos el Evangelio con
un Padre de la Iglesia
“„¿Y quién es mi prójimo?‟.
Pensaba que el Señor le iba a decir: „Tu padre y tu madre, tu esposa, tus
hijos, hermanos y hermanas‟. Pero no fue así que le respondió. Por el
contrario, queriendo aclarar que todo hombre es prójimo de todo hombre, le
respondió con un cuento.
„Cierto hombre‟, dijo. ¿Quién?
Cualquiera, pero hombre. ¿Quién es, pues, ese hombre? Una persona cualquiera,
pero una persona humana. „Descendía de Jerusalén para Jericó y cayó en manos de
ladrones‟. Aquí se llama ladrones a los mismos que nos persiguen. Herido,
despojado, abandonado medio muerto en el camino, fue despreciado por los
transeúntes, por un sacerdote, por un levita. Pero un samaritano que pasaba por
allí, se fijó en él. Se acercó a él, con todo cuidado lo cargó en su burro, lo
llevó al hospedaje, mandó que le ofrecieran cuidados y pagó los gastos. Al que
le había preguntado, se le pregunta ahora quién había sido el prójimo de aquel
hombre medio muerto. Porque dos lo habían despreciado, precisamente sus
prójimos, llegó el extraño. Aquel hombre, siendo de Jerusalén, tenía como
prójimos los sacerdotes y los levitas y como extraños a los samaritanos. Pero
los prójimos pasaron de largo y fue el extraño quien se aproximó.
¿Quién era, entonces, el
prójimo de este hombre? Di, tu que interrogabas diciendo „¿Quién es mi prójimo?‟.
Ahora ya responde la verdad. Había sido la soberbia la que preguntó, que hable
ahora la naturaleza. ¿Qué dices entonces? „Pienso que fue aquel que usó
misericordia con él‟. Y el Señor le replicó: „Vete y haz lo mismo tú también‟”.
(San Agustín, Sermón 299D, 2)
5. Cultivemos la semilla de
la Palabra en lo profundo del corazón
¡Hay tantas personas que han
caído en los caminos de Jericó de nuestras grandes ciudades, poblados y campos!
¡Hay tantos rostros empobrecidos y moribundos esperando que nos hagamos su
prójimo!
1. Leo cuidadosamente la
parábola del Buen Samaritano y la reconstruyo paso a paso deteniéndome en las
frases que más me llegan.
2. ¿Cuáles son las personas de
mi entorno que más necesitan de mí y a quienes algunas veces he negado mi ayuda
oportuna? Si es posible las identifico con el nombre. ¿Qué ayuda me pide cada
una de ellas? ¿Cómo me haré prójimo de ellas?
3. ¿Alguna vez he actuado como
el sacerdote o el levita y siendo consciente de alguna necesidad, he preferido
“hacerme el de la vista gorda”?, ¿Por qué lo he hecho?, ¿Qué he sentido
después?, ¿Qué propósitos me he hecho o me hago hoy al respecto?
4. Recuerdo la última vez que
actué como el buen samaritano. ¿Con quién fue?, ¿Qué hice?, ¿Qué intereses y
necesidades personales pasaron a segundo plano?, ¿La mano que tendí esa vez fue
sólo de momento o aún hoy continúo brindando mi ayuda generosa?
5. Como comunidad, familia,
grupo, ¿Qué nos proponemos hacer concretamente para actuar como el buen
samaritano?
Dediquemos un espacio de
nuestro tiempo, podría ser una tarde, para ir a algún lugar donde haya alguna
persona o grupo de personas que nos necesiten y brindémosles nuestra ayuda. Y
¿por qué no hacerlo periódicamente?
P. Fidel Oñoro C., cjm Centro
Bíblico del CELAM
I En la parábola de este
domingo es importante subrayar su actualidad. No olvidemos que estamos todos en
camino de Jerusalén, siguiendo a Cristo. De la parábola resulta una ética
cristiana en la cual podemos distinguir tres tiempos indisociables e
imprescindibles: ver, compadecerse y actuar.
II Los Padres de la Iglesia,
desde Clemente de Alejandría, identificaron al buen samaritano con Jesús. Con
base en esto, la homilía podría pasar de la exhortación moral a la alabanza a
Cristo, sirviéndose, especialmente, del entusiasmo hímnico de la segunda
lectura. La homilía puede también apoyarse en el magnífico prefacio común VIII,
de uso recomendado en este domingo, que tiene como título “Cristo, el buen
samaritano”.
III En algunos lugares están en
vacaciones o las están terminando. Donde la afluencia de turistas es
significativa, se puede justificar un gesto especial de acogida y simpatía.
IV Actuar como Buen
Samaritano (Lc 10,25-37)
“¿Cuando te escucho, Jesús, me
transformo, hago oración, y termino actuando como un hijo del Padre hacia mis
hermanos? Tu Palabra es fuerza abriendo mi corazón para ofrecerse al prójimo,
en todo momento, a la manera
del buen samaritano” (Franck
Widro
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P.FIDEL ODOÑO
"DIOS ME HA DADO UNA TAREA Y YO TRATO DE HACERLA LO MEJOR POSIBLE" ...ALABADO SEA MI SEÑOR.
MARIA ITATY ,CORRENTINITA MADRE DE DIOS
VIRGEN DE ITATI Fiesta: 9 de julio
Según la tradición, emigrando hacia el sur para escapar de los constantes ataques indígenas, llegaron los franciscanos desde Ciudad Real, provincia del Guayra (Paraguay), a la reducción de Yaguarí, a cargo de fray Luis Gámez portando consigo una hermosa imagen de la Inmaculada Concepción que colocaron en un oratorio a orillas del río Tebacué. Un nuevo ataque indio destruyó el lugar y la Virgen desapareció sin dejar rastros. Mucho tiempo después, un grupo de aborígenes que navegaba el Alto Paraná, muy cerca de lareducción de Santa Ana, encontró la imagen sobre una roca. La Virgen se hallaba envuelta por un brillo extraño y una música extremadamente bella sonaba alrededor. Enterado fray Luis Gámez de aquel prodigio, mandó que llevasen la imagen a su reducción y así se hizo, pero en dos oportunidades regresó al mismo sitio en la que fue hallada anteriormente. Comprendiendo los misioneros que aquello era voluntad de la Virgen, decidieron trasladar a ese lugar la reducción, epopeya que llevó a cabo fray Luis de Bolaños, sucesor de fray Luis Gámez, entre 1580 y 1608, quien llamó al nuevo pueblo con el nombre de Pura y Limpia Concepción de Nuestra Señora de Itatí (“punta de piedra” en guaraní). Después que se le edificó allí un templo, era párroco el asunceño fray Luis de Gamarra, sucesor de Bolaños, tuvo lugar la primera transfiguración de la Virgen, en la Semana Santa de 1624. Dijo al respecto el padre Gamarra: “Se produjo una extraordinaria mudanza del rostro, y estaba tan linda y hermosa que jamás tal la había visto”. La transfiguración duró varios días y se repitió varias veces en los años siguientes, volviendo a escucharse, más de una vez, la misma música que oyeron los indios cuando la encontraron en plena selva. Luego ocurrieron muchos milagros, y la gente comenzó a peregrinar hasta su santuario, llenando el lugar de peregrinos y devotos que acuden a esta amorosa Madre.
MARIA ITATI
Te coronaron con las estrellas,
tuya es la luna, Madre del Sol;
de ojitos negros y tez morena,
correntinita, Madre de Dios.
Azul el manto como tu río,
blanca mantilla de ñanduty,
Reina y Señora por cuatro siglos,
sos pura y limpia María Itatí.
Estribillo:
Carita de nogal, manitos de timbó,
che sy de los avá, del viejo yaguarón.
Vos sos tierra sin mal, y estás llena de Dios,
mirá nuestra orfandad, curá nuestro dolor.
Mostranos a Jesús, danos tu bendición.
Como los indios en otros tiempos
necesitamos saber que estás,
curando el alma de nuestro pueblo
que se desangra en su identidad.
En tu silencio y entre tus manos
cabe la pena del poriajhú,
vivimos todos crucificados
quedate cerca de nuestra cruz.
tuya es la luna, Madre del Sol;
de ojitos negros y tez morena,
correntinita, Madre de Dios.
Azul el manto como tu río,
blanca mantilla de ñanduty,
Reina y Señora por cuatro siglos,
sos pura y limpia María Itatí.
Estribillo:
Carita de nogal, manitos de timbó,
che sy de los avá, del viejo yaguarón.
Vos sos tierra sin mal, y estás llena de Dios,
mirá nuestra orfandad, curá nuestro dolor.
Mostranos a Jesús, danos tu bendición.
Como los indios en otros tiempos
necesitamos saber que estás,
curando el alma de nuestro pueblo
que se desangra en su identidad.
En tu silencio y entre tus manos
cabe la pena del poriajhú,
vivimos todos crucificados
quedate cerca de nuestra cruz.
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MARIA
"DIOS ME HA DADO UNA TAREA Y YO TRATO DE HACERLA LO MEJOR POSIBLE" ...ALABADO SEA MI SEÑOR.
¡ENVIA TRABAJADORES A LA COSECHA! LC10.1-12 Y EL ESPANTAPAJAROS
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según
san Lucas 10,
1-9
El Señor designó a
otros setenta y dos, además de los Doce, y los envió de dos en dos para que lo
precedieran en todas las ciudades y sitios adonde Él debía ir. Y les dijo: «La
cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los
sembrados que envíe trabajadores para la cosecha.
¡Vayan! Yo los envío
como a ovejas en medio de lobos. No lleven dinero, ni provisiones, ni calzado,
y no se detengan a saludar a nadie por el camino.
Al entrar en una casa,
digan primero: "¡Que descienda la paz sobre esta casa!" Y si hay allí
alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá
a ustedes.
Permanezcan en esa
misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su
salario. No vayan de casa en casa. En las ciudades donde entren y sean
recibidos, coman lo que les sirvan; curen a sus enfermos y digan a la gente:
"El Reino de Dios está cerca de ustedes". Palabra del Señor.
APORTES:
DESAFÍO
BÍBLICO
* Desafío del domingo anterior: Cita bíblica: “… tú
ve a anunciar el Reino de Dios” Lc. 9, 60
Opción
1: Dramatización “El espantapájaros”
Materiales
previos
Un animador que representará a un espantapájaros, vestido
del personaje. Otros dos animadores (dueño
del campo y amigo) que dialogarán delante de él.
Dramatización
“El espantapájaros”
Dueño
del campo: ¡Hola!
¿Cómo estás?
Amigo: ¡Hola! Yo bien… ¿Cómo vas con la
siembra?
Espantapájaros: Mira atentamente la situación, puede mover la cabeza hacia un lado y otro escuchando a los
que hablan…
Dueño
del campo: ¿Qué
siembra?
Amigo: La que hacés todos los años.
¿Dónde están los trabajadores, las máquinas, las semillas, los fertilizantes?
Dueño
del campo: Este año no
hay nada de eso. ¡Me cansé! ¡No quiero sembrar más!
Espantapájaros: pone cara de admiración, de sorpresa…
Amigo: Pero si todos los años sembrabas
maíz, soja y algodón…
Dueño
del campo: No quiero
trabajar más, es complicado, hay que luchar contra los insectos, las pestes,
las plagas…
Amigo: Pero, muchas familias trabajaban
acá, y además lo que vos producís es necesario para vivir: la harina que luego
se convierte en pan, el algodón para vestirnos, la soja para alimentarnos…
Dueño
del campo: Ya lo sé,
pero no me interesa. Quiero estar en mi casa y no ver a nadie… ya tengo muchas
cosas y dinero y no me hace falta nada más…
Amigo: Yo pienso que hay que trabajar y
dar trabajo, salir y compartir la vida.
Espantapájaros: Mira con tristeza, agacha su cabeza, cuelga sus manos…
Luego… el
Dueño del campo y el amigo se saludan y salen de escena.
Espantapájaros: ¡Y ahora, que voy a hacer de mi
vida!, nunca pensé en quedarme sin trabajo.
Les cuento chicos, antes de plantar y remover la
tierra, lo primero que hacía mi patrón era vestirme con ropa nueva, y eso era
signo de que iban a sembrar el campo. Me ponían una camisa muy colorida, estrenaba
un pantalón, un sombrero de paja, unos zapatos, y eso es todo lo que tengo y
necesito para mi tarea.
Todos los que pasaban y me veían radiante, bien loockeado, facha, con la ropa
nueva sabían que se venía la siembra.
Yo trabajo las 24 hs. durante muchos meses y soy muy
feliz cumpliendo mi misión.
Bueno, espero que mi patrón modifique su actitud y
decida cambiarme la ropa y volver a sembrar.
Al final de
la misa puede entrar el espantapájaros con otra ropa diciendo: ¡Mi patrón cambió de opinión y va
a sembrar! ¡Hay Siembra, Hay Misión!
Dialoga
con los chicos se reconstruye el Evangelio
+ El evangelio nos relata
que un día Jesús designó a setenta y dos discípulos, para que vayan delante de
Él a las ciudades. Debían ir de dos en dos.
+ Jesús los envió con las
indicaciones precisas: que no llevaran muchas “cosas” encima y que regalaran la
“Paz” en las casas. Además les dijo “Yo
los envío como a ovejas en medio de lobos”.
+Jesús nos recuerda algo
que no debemos olvidar nunca: “La cosecha
es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los
sembrados que envíe trabajadores para la cosecha”.
+
Recordamos la dramatización, escuchando
las respuestas de los chicos…
- ¿Qué
vimos recién? ¿Quiénes estaban? ¿Qué decían?
…dos escenas, … el diálogo de dos personas, el dueño y el
amigo, escuchamos al dueño del campo diciendo que no quería sembrar más.
Vimos y escuchamos el corazón del espantapájaros...
Utilicemos
esta caricatura del espantapájaros:
- El
espantapájaros, del alguna forma, al recibir un cambio de ropa avisaba que se
venía la siembra, algo así eran los 72 misioneros que enviaba Jesús, ellos
preparaban la tierra para que después pueda llegar el Señor y realizar su tarea
de anuncio.
- El
espantapájaros no tenía muchas cosas, sólo una camisa, un pantalón, unos
botines y un sombrero, Jesús les dice a los 72 que no lleven mucho, que sean
sencillos.
- El
espantapájaros sabía de su misión y eso lo hacía muy feliz.
+ Jesús, como a los 72,
nos invita a misionar y nos dice ¡Vayan! a contagiar el amor que brota de su Palabra en el evangelio. Tenemos que
anunciarlo en el colegio, en nuestros hogares, en el barrio, en la plaza, con los
amigos, etc.
+ Hoy el anuncio se
realiza desde el ejemplo, el medio
más eficaz y visible que tenemos, siendo personas pacíficas, serviciales,
generosas, solidarias, etc.
+ Jesús nos envía con las manos vacías, pero con el corazón lleno
de su amor. Sabemos que Él está con nosotros.
+ Para realizar la misión
es necesario tener “trabajadores”. Tenemos
que comprometernos y rezar una y
otra vez, para que el “dueño” envíe trabajadores para la cosecha.
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MISIONERA
"DIOS ME HA DADO UNA TAREA Y YO TRATO DE HACERLA LO MEJOR POSIBLE" ...ALABADO SEA MI SEÑOR.
6 jul 2013
NOVENA EN HONOR A LA VIRGEN DEL CARMEN...
Virgen del
Carmen, queremos, a lo largo de estas jornadas, andar el camino de la plegaria
y de la reflexión hacia una meta: La de conocerte más y amarte mejor.
Ilumínanos, Señora de la Luz, para redescubrirte cada día en el misterio de
Cristo y de la Iglesia...
NOVENA EN
HONOR A NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN
DÍA PRIMERO:LA
BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA EN LA ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR
Salutación Virgen del Carmen, queremos, a lo largo de
estas jornadas, andar el camino de la plegaria y de la reflexión hacia una
meta: La de conocerte más y amarte mejor. Ilumínanos, Señora de la Luz, para
redescubrirte cada día en el misterio de Cristo y de la Iglesia. Haz que, a
través de la experiencia espiritual del Carmelo, te contemplemos como Virgen
orante que nos enseña a acoger, meditar, vivir y proclamar la Palabra de Dios,
y como Madre espiritual que acompaña el desarrollo de nuestra existencia hasta
la plenitud en Cristo. Así sea.
Momento
Evangélico: Escribe S.
Lucas:“El ángel Grabiel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada
Nazareth, a una Virgen, desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de
David; las Virgen se llamaba María. El ángel entrando a su presencia dijo:
Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre las
mujeres.”
*María es la
llena de gracia desde el principio: desde su concepción inmaculada. Dios otorga
a su Madre el don gratuito de la santidad esencial con miras a su cooperación a
la obra redentora. Pero la Virgen, a su vez, se afana por conseguir la santidad
personal con su correspondencia. María vive una santidad rebosante y creciente.
Compañera generosa del Cristo Redentor, se convierte en la Madre de la Divina
Gracia. Asunta ya a los cielos, continúa obteniéndonos los dones de la
salvación eterna.
*Nosotros nacidos
en pecado. Pero por la regeneración del agua y del Espíritu Santo, hemos muerto
al pecado, naciendo a la vida de la gracia.
Desde el bautismo
nuestro quehacer cristiano estriba en desarrollar ese germen sobrenatural, para
vivir en plenitud nuestra filiación divina, la inhabitación trinitaria y
nuestra configuración con Cristo.
*Pío XII nos
recuerda que la devoción del Escapulario “produce abundantes frutos de
santificación”. Hemos de llevar, pues, la librea mariana como un signo de
nuestra llamada a la santidad.
Invocaciones
ROSA DEL CARMELO,
perfúmanos en el alma y cuerpo, para que seamos buen olor de Cristo en medio de
nuestros hermanos. (Ave María)
ESTRELLA DEL MAR,
conduce nuestra barquilla en la noche oscura del destierro hasta las playas
luminosas de la Patria. (Ave María)
REINA DEL CIELO,
que un día, junto a ti, gocemos en la eternidad y proclamemos la grandeza del
Señor, porque el Poderoso hizo en ti maravillas. (Ave María)
(PÍDASE LA GRACIA
QUE SE DESEA ALCANZAR)
Plegaria
Universal
Pidamos,
hermanos, a Dios, fuente de toda santidad, que escuche nuestras súplicas por
intercesión de santa María, Madre de la Divina Gracia, y digámosle
confiadamente:
Por el don de
María, la llena de gracia, te alabamos, Señor.
(AÑADAMOS, EN SILENCIO, NUESTRAS INTENCIONES
PERSONALES)
Oración: Te suplicamos, Señor, que nos asista con
su intercesión poderosa la Santísima Virgen María y Reina del Carmelo, para
que, guiados por su ejemplo y protección, lleguemos hasta la cima del monte de
la perfección que es Cristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén
DÍA SEGUNDO: LA
BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA, MUJER CREYENTE
Salutación: Virgen del Carmen, queremos, a lo largo de
estas jornadas, andar el camino de la plegaria y de la reflexión hacia una
meta: La de conocerte más y amarte mejor. Ilumínanos, Señora de la Luz, para
redescubrirte cada día en el misterio de Cristo y de la Iglesia. Haz que, a
través de la experiencia espiritual del Carmelo, te contemplemos como Virgen
orante que nos enseña a acoger, meditar, vivir y proclamar la Palabra de Dios,
y como Madre espiritual que acompaña el desarrollo de nuestra existencia hasta
la plenitud en Cristo. Así sea.
Momento
Evangélico: Escribe S.
Lucas:“En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a
un pueblo de Judá; entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto
Isabel, oyó el saludo de María saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel
del Espíritu Santo y dijo a voz en grito:¡Bendita tú entre las mujeres y
bendito el fruto de tu vientre!... ¡Dichosa tú que has creído! Porque lo que te
ha dicho el Señor se cumplirá.”
*Isabel llama a
su prima dicho por la fe. María es la mujer de fe en la hora de la Encarnación,
cuando con su “Sí” incondicional se convierte en Madre de Dios.
María corona su
fe en la prueba suprema del Calvario. Allí cree contra toda evidencia. María es
modelo de una fe viva, oscura, contrastante, consecuente y apostólica.
*Nuestra vida
cristiana es una vida cristiana de fe con exigencias de permanente crecimiento.
Nos hemos de esforzar, pues, día a día en alcanzar la talla del creyente
perfecto, sobre todo con las obras del amor. Cristo espera, además, que seamos
testigos de esa nuestra fe ante el mundo ateo y descreído de hoy.
*Por el
Escapulario estamos unidos con el Carmelo, una familia espiritual que camina
por la fe desnuda hacia la unión divina, de la mano de Maria y de San Juan de la
Cruz.
Invocaciones
ROSA DEL CARMELO,
perfúmanos en el alma y cuerpo, para que seamos buen olor de Cristo en medio de
nuestros hermanos.(Ave María)
ESTRELLA DEL MAR,
conduce nuestra barquilla en la noche oscura del destierro hasta las playas
luminosas de la Patria. (Ave María)
REINA DEL CIELO,
que un día, junto a ti, gocemos en la eternidad y proclamemos la grandeza del
Señor, porque el Poderoso hizo en ti maravillas. (Ave María)
(PÍDASE LA GRACIA
QUE SE DESEA ALCANZAR)
Plegaria
Universal
Oremos, hermanos,
a Dios nuestro Padre, de quien hemos recibido la fe mediante la Iglesia y
digámosle con profunda humildad
Por intercesión
de la Madre de los creyentes, aumenta nuestra fe.
Te suplicamos,
Señor, que nos asista con su intercesión poderosa la Santísima Virgen María y
Reina del Carmelo, para que, guiados por su ejemplo y protección, lleguemos
hasta la cima del monte de la perfección que es Cristo. Que vive y reina por
los siglos de los siglos. Amén
DÍA TERCERO: LA
BIENAVENTURADA MARÍA, LA VIRGEN DE CANA
Salutación:Virgen del Carmen, queremos, a lo largo de
estas jornadas, andar el camino de la plegaria y de la reflexión hacia una
meta: La de conocerte más y amarte mejor. Ilumínanos, Señora de la Luz, para
redescubrirte cada día en el misterio de Cristo y de la Iglesia. Haz que, a
través de la experiencia espiritual del Carmelo, te contemplemos como Virgen
orante que nos enseña a acoger, meditar, vivir y proclamar la Palabra de Dios,
y como Madre espiritual que acompaña el desarrollo de nuestra existencia hasta
la plenitud en Cristo. Así sea
Momento
Evangélico: Escribe S.
Lucas:“Había una boda en Cana de Galilea y la Madre de Jesús estaba allí; Jesús
y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó vino y la Madre de
Jesús le dijo: No les queda vino. Jesús contestó: Mujer, déjame, todavía no ha
llegado mi hora, Su Madre dijo a los sirvientes: Haced lo que El os diga... En
Galilea Jesús comenzó sus signos”.
*María aparece en
esta escena evangélica ayudando a unos recién casados que durante el banquete
nupcial están al borde del ridículo por la falta de vino.
María acude
discretamente a Jesús pidiéndole remedio, aun a costa de un milagro. Y consigue
de Cristo el “signo”, después de una aparente negativa. El gesto de María nos
habla de un corazón rebosante de amor fraterno. Ha sido la caridad, hecha
delicadeza, la que ha puesto en labios de la Madre la súplica que desata la
omnipotencia del Hijo.
*Parece
impertinente recordar que el amor fraterno es el mandamiento nuevo de Cristo.
Pero hay que repetirlo con oportunidad o sin ella, pues a menudo olvidamos en
la practica lo que hemos de saber en teoría. Cristo había dado pruebas
incontrastables de amor a los hombres con su encarnación, con su vida, con su
mensaje, con su pasión y muerte y tenía derecho a exigirnos a los hombres el
amor de los unos para con los otros. Así nos lo mandó reiteradamente en su
testamento.
Los cristianos
hemos de ir superando nuestro egoísmo, para llegar a la sublime meta de la
caridad fraterna; un amor que ha de estar entretejido, como el de María, de
comprensión, delicadeza y servicio.
*Se ha llamado al
Escapulario “signo de hermandad”. Vivamos, pues, lo que el vestido de María
simboliza. Que cuantos llevamos la librea de carmelita tengamos una sola alma y
un solo corazón.
Invocaciones
ROSA DEL CARMELO,
perfúmanos en el alma y cuerpo, para que seamos buen olor de Cristo en medio de
nuestros hermanos.(Ave María)
ESTRELLA DEL MAR,
conduce nuestra barquilla en la noche oscura del destierro hasta las playas
luminosas de la Patria. (Ave María)
REINA DEL CIELO,
que un día, junto a ti, gocemos en la eternidad y proclamemos la grandeza del
Señor, porque el Poderoso hizo en ti maravillas. (Ave María)
(PÍDASE LA GRACIA
QUE SE DESEA ALCANZAR)
Plegaria
Universal
Elevemos nuestra
oración al Dios Amor en manos de María, la Madre del amor Hermoso, y pidámosle por
las necesidades de todos los hombres, nuestros hermanos, diciendo con fe:
Que interceda por
nosotros la Reina del Carmelo
Que interceda por
nosotros la Reina del Carmelo
(AÑADAMOS, EN
SILENCIO, NUESTRAS INTENCIONES PERSONALES)
Oración:Te suplicamos, Señor, que nos asista con su
intercesión poderosa la Santísima Virgen María y Reina del Carmelo, para que,
guiados por su ejemplo y protección, lleguemos hasta la cima del monte de la
perfección que es Cristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén
DÍA CUARTO: LA
BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA, MADRE Y MAESTRA ESPIRITUAL
Salutación Virgen del Carmen, queremos, a lo largo de
estas jornadas, andar el camino de la plegaria y de la reflexión hacia una
meta: La de conocerte más y amarte mejor. Ilumínanos, Señora de la Luz, para redescubrirte
cada día en el misterio de Cristo y de la Iglesia. Haz que, a través de la
experiencia espiritual del Carmelo, te contemplemos como Virgen orante que nos
enseña a acoger, meditar, vivir y proclamar la Palabra de Dios, y como Madre
espiritual que acompaña el desarrollo de nuestra existencia hasta la plenitud
en Cristo. Así sea
Momento
Evangélico:Escribe S.
Lucas:“En aquel tiempo, los pastores se decían unos a otros: “Vamos derecho a
Belén, a ver eso que ha pasado y que nos ha comunicado el Señor”.
Fueron corriendo
y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo,
contaron lo que les habían dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se
admiraban de lo que les decían los pastores.
Y María
conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
*Contemplamos hoy
a María, como Madre y Maestra de oración. Ella ha sido la gran orante. Ella
conservando las palabras del Señor, y meditándolas en su corazón, nos revela su
trato amistoso con Dios el la intimidad. María, en su oración, ante todo, se
afana por adorar y alabar a Dios. La Virgen es guía segura en los difíciles
caminos de la oración.
*El hombre
necesita orar. Como mendigo que es de Dios, debe acudir a Él en busca de ayuda
para su menesterosidad.
Como criatura, ha
de reconocer el dominio del Creador con la adoración y la alabanza. Hijos de
una sociedad secularizada, autosuficiente y extrovertida, sentimos las
dificultades y aun el cansancio de la oración. Pero hemos de luchar frente al
ambiente negativo que trata de sofocar
nuestra vida de
orantes. Hoy más que nunca los cristianos hemos de recordar la consigna del
Señor: Es preciso orar siempre, sin desfallecer.
*El Escapulario
expresa una profunda sintonía con María y nos recuerda que debemos continuar
aquí en la tierra el amor de Jesús hacia su Madre. Orar es “recibir a Dios en
nuestros corazones, llevarlo dentro de nuestro corazón, alimentarlo y hacerlo
crecer en nosotros de tal modo que Él nazca de nosotros y viva con nosotros
como el Dios con nosotros” (Tito Brandsma. Y también, nos ha invitado Pío XII a
“ver en el Escapulario que vestimos día y noche, significa con elocuente
simbolismo, la oración”. No perdamos nunca de vista que esa librea mariana nos
vincula a una Orden que tiene como carisma el mantener un alto espíritu de
oración.
Invocaciones: ROSA DEL CARMELO, perfúmanos en el alma y
cuerpo, para que seamos buen olor de Cristo en medio de nuestros hermanos.(Ave
María)
ESTRELLA DEL MAR,
conduce nuestra barquilla en la noche oscura del destierro hasta las playas
luminosas de la Patria. (Ave María)
REINA DEL CIELO,
que un día, junto a ti, gocemos en la eternidad y proclamemos la grandeza del
Señor, porque el Poderoso hizo en ti maravillas. (Ave María)
(PÍDASE LA GRACIA
QUE SE DESEA ALCANZAR)
Plegaria
Universal
Oremos, hermanos,
a Dios, nuestro Padre, por medio de Jesucristo y en el Espíritu Santo, y
digámosle con confianza de hijos:
Por intercesión,
de Mará nuestra Madre, atiende nuestras súplicas
Por intercesión,
de Mará nuestra Madre, atiende nuestras súplicas
(AÑADAMOS, EN
SILENCIO, NUESTRAS INTENCIONES PERSONALES)
Oración: Te suplicamos, Señor, que nos asista con
su intercesión poderosa la Santísima Virgen María y Reina del Carmelo, para
que, guiados por su ejemplo y protección, lleguemos hasta la cima del monte de
la perfección que es Cristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén
DÍA QUINTO:SANTA
MARÍA DE NAZARETH
Salutación: Virgen del Carmen, queremos, a lo largo de
estas jornadas, andar el camino de la plegaria y de la reflexión hacia una
meta: La de conocerte más y amarte mejor. Ilumínanos, Señora de la Luz, para
redescubrirte cada día en el misterio de Cristo y de la Iglesia. Haz que, a
través de la experiencia espiritual del Carmelo, te contemplemos como Virgen
orante que nos enseña a acoger, meditar, vivir y proclamar la Palabra de Dios,
y como Madre espiritual que acompaña el desarrollo de nuestra existencia hasta
la plenitud en Cristo. Así sea
Momento
Evangélico: Escribe S.
Mateo:“Fue Jesús a su ciudad y se puso ha enseñar en la sinagoga. La gente
decía, admirada: ¿De dónde saca éste esa sabiduría y esos milagros?¿No es el
hijo del carpintero? ¿No es su Madre María?
*Lo nazarenos
tienen a Jesús por hijo del carpintero, según consigna de San Mateo, y por
carpintero, conforme a la versión más primitiva da San Marcos. Por
consiguiente, María era esposa de un carpintero y Madre de un carpintero.
Esposa y madre de trabajador. Y trabajadora ella misma. Que cerca nos recuerda
aquella María que realiza los quehaceres de casa, guisar, coser, lavar, zurcir,
barrer... Aunque utilicen otros títulos más grandes para saludar a nuestra
Señora, nosotros la proclamamos hoy “Santa María del trabajo”.
*Dios que es la
actividad esencial, hizo al hombre para trabajar como el pájaro para volar. Y
Cristo redimió el trabajo y nos redimió con su trabajo, el trabajo desde
entonces es medio para configurarnos con un Cristo que quiso hacerse obrero.
*El Escapulario
es en su origen una prenda monacal íntimamente relacionada con el trabajo. Que
veamos pues en él como una apremiante invitación a trabajar, como trabajaron
Cristo y María.
Qué bonito sería
que antes de emprender nuestra tarea diaria, besáramos con amor el Escapulario,
para ofrecer a Dios nuestra actividad por manos de María.
Invocaciones
ROSA DEL CARMELO,
perfúmanos en el alma y cuerpo, para que seamos buen olor de Cristo en medio de
nuestros hermanos.(Ave María)
ESTRELLA DEL MAR,
conduce nuestra barquilla en la noche oscura del destierro hasta las playas
luminosas de la Patria. (Ave María)
REINA DEL CIELO,
que un día, junto a ti, gocemos en la eternidad y proclamemos la grandeza del
Señor, porque el Poderoso hizo en ti maravillas. (Ave María)
(PÍDASE LA GRACIA
QUE SE DESEA ALCANZAR)
Plegaria
Universal
Pidamos a Dios
Todopoderoso, que dio a los hombres la ley universal del trabajo, asociándolo a
su obra, y digámosle con palabras salidas del corazón:
(AÑADAMOS, EN SILENCIO, NUESTRAS INTENCIONES
PERSONALES)
Oración:Te suplicamos, Señor, que nos asista con
su intercesión poderosa la Santísima Virgen María y Reina del Carmelo, para
que, guiados por su ejemplo y protección, lleguemos hasta la cima del monte de
la perfección que es Cristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén
DÍA SEXTO SANTA
MARÍA REINA Y MADRE DE MISERICORDIA
Salutación:Virgen del Carmen, queremos, a lo largo de
estas jornadas, andar el camino de la plegaria y de la reflexión hacia una
meta: La de conocerte más y amarte mejor. Ilumínanos, Señora de la Luz, para
redescubrirte cada día en el misterio de Cristo y de la Iglesia. Haz que, a
través de la experiencia espiritual del Carmelo, te contemplemos como Virgen
orante que nos enseña a acoger, meditar, vivir y proclamar la Palabra de Dios,
y como Madre espiritual que acompaña el desarrollo de nuestra existencia hasta
la plenitud en Cristo. Así sea
Momento
EvangélicoEscribe S.
Lucas:“Y María dijo: Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi
espíritu en Dios, mi Salvador, por que ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones, por que el Poderoso ha hecho obras grandes
por mí: su nombre es santo. Y su misericordia llega a sus fieles de generación
en generación.
El hace proezas
con su brazo: Dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los
poderosos y enaltece a los humildes a los hambrientos los colma de bienes y a
los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel,
su siervo, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros
padres, a favor de Abraham y su descendencia por siempre”.
*Estas vibrantes palabras
de María, que alaba por dos veces a Dios misericordioso, nos revela que
habiendo experimentado de manera singular la misericordia de Dios, “ruega sin
cesar” por la salvación del pueblo que se acoge confiado a ella en medio de las
tribulaciones y peligros.
Ella nos dio a
Jesucristo, misericordia visible del Dios rico en misericordia, y ahora ella
como Madre de Jesús, en los cielos presenta las necesidades de los fieles a su
Hijo, como le rogó en vida por los esposos de Cana.
*Invocar a María
como Madre de Misericordia, es desear vivamente la misericordia de Dios. Es
acudir confiados a nuestra Madre, que atenta siempre a las plegarias de sus
hijos, ruega sin cesar a Jesucristo, para que Él enriquezca con su gracia
nuestra pobreza, y fortalezca con su poder nuestra debilidad y es también el de
poder acoger y vivir como ella la invitación de su Hijo: “Sed, misericordiosos,
como vuestro Padre es Misericordioso”.
*Llevar el
Escapulario, es reconocer a María, como nuestra “Reina y Madre de
misericordia”, y experimentar su protección. Entonces nuestra pequeñez se llena
de su grandeza y misericordia y no tenemos miedo de presentarnos ante Ella
porque la vemos muy cercana a nosotros, alcanzándonos siempre la misericordia
de Dios.
Invocaciones
ROSA DEL CARMELO,
perfúmanos en el alma y cuerpo, para que seamos buen olor de Cristo en medio de
nuestros hermanos.(Ave María)
ESTRELLA DEL MAR,
conduce nuestra barquilla en la noche oscura del destierro hasta las playas
luminosas de la Patria. (Ave María)
REINA DEL CIELO,
que un día, junto a ti, gocemos en la eternidad y proclamemos la grandeza del
Señor, porque el Poderoso hizo en ti maravillas. (Ave María)
(PÍDASE LA GRACIA
QUE SE DESEA ALCANZAR)
Plegaria
Universal
Oremos, hermanos,
a nuestro Padre, que por medio de María nos dio a Jesucristo, misericordia
visible del Dios rico en misericordia, y digámosle con confianza:
Por María, Madre
de Misericordia, escúchanos, Señor
(AÑADAMOS, EN
SILENCIO, NUESTRAS INTENCIONES PERSONALES)
Oración: Te suplicamos, Señor, que nos asista con
su intercesión poderosa la Santísima Virgen María y Reina del Carmelo, para
que, guiados por su ejemplo y protección, lleguemos hasta la cima del monte de
la perfección que es Cristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén
DÍA SÉPTIMO: SANTA
MARÍA, DISCÍPULA DEL SEÑOR
Salutación: Virgen del Carmen, queremos, a lo largo de
estas jornadas, andar el camino de la plegaria y de la reflexión hacia una
meta: La de conocerte más y amarte mejor. Ilumínanos, Señora de la Luz, para
redescubrirte cada día en el misterio de Cristo y de la Iglesia. Haz que, a
través de la experiencia espiritual del Carmelo, te contemplemos como Virgen
orante que nos enseña a acoger, meditar, vivir y proclamar la Palabra de Dios,
y como Madre espiritual que acompaña el desarrollo de nuestra existencia hasta
la plenitud en Cristo. Así sea.
Momento
Evangélico: Escribe S.
Lucas:“Y vinieron a ver a Jesús, su Madre y sus hermanos, pero con el gentío no
lograban llegar has Él. Entonces le avisaron: Tu Madre y tus hermanos están
afuera y quieren verte. Él les contestó: Mi madre y mis hermanos son éstos: los
que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en por obra”.
*En este pasaje
evangélico la respuesta de Cristo nos resulta misteriosa y hasta desconcertante.
Parece como si en ella pospusiese a su Madre y diese preferencia a los oyentes
y cumplidores de la Palabra de Dios.
Pero la verdad es
que nadie como María ha escuchado y puesto en obra la Palabra de Dios. Por ello
es la Madre de Dios en sentido total. En la anunciación, María acoge la Palabra
de Dios transmitida por el Ángel, con fe y obediencia. Y será entonces cuando
el Verbo se haga carne en sus entrañas virginales.
*La Iglesia nos
abre los tesoros de la Biblia, sobre todo en la celebración de la Palabra, que
precede a la Eucaristía. La misma Iglesia nos recomienda la asidua lectura
personal de la Palabra de Dios, para alcanzar el sublime conocimiento de
Cristo. Hemos de hacer por consiguiente, de la Palabra Divina alimento
frecuente de nuestra fe cristiana.
*Llevamos el
Escapulario, signo del silencio humilde que nos acerca al Evangelio; expresión
de una mirada mutua, de María a nosotros, y de nosotros a Ella; compromiso de
guardar la Palabra de Dios y meditarla en nuestro corazón.
Invocaciones
ROSA DEL CARMELO,
perfúmanos en el alma y cuerpo, para que seamos buen olor de Cristo en medio de
nuestros hermanos.(Ave María)
ESTRELLA DEL MAR,
conduce nuestra barquilla en la noche oscura del destierro hasta las playas
luminosas de la Patria. (Ave María)
REINA DEL CIELO,
que un día, junto a ti, gocemos en la eternidad y proclamemos la grandeza del
Señor, porque el Poderoso hizo en ti maravillas. (Ave María)
(PÍDASE LA GRACIA
QUE SE DESEA ALCANZAR)
Plegaria
Universal
Oremos, hermanos,
a Dios que antiguamente habló por los profetas y ahora, en la etapa final, nos
ha hablado por el Hijo y digámosle llenos de confianza:
Por la Madre del
Verbo encarnado, escúchanos, Señor
Por la Madre del
Verbo encarnado, escúchanos, Señor
(AÑADAMOS, EN
SILENCIO, NUESTRAS INTENCIONES PERSONALES)
Oración:Te suplicamos, Señor, que nos asista con
su intercesión poderosa la Santísima Virgen María y Reina del Carmelo, para
que, guiados por su ejemplo y protección, lleguemos hasta la cima del monte de
la perfección que es Cristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén
DÍA OCTAVO: LA
BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA, DEL MONTE CARMELO
Salutación: Virgen del Carmen, queremos, a lo largo de
estas jornadas, andar el camino de la plegaria y de la reflexión hacia una
meta: La de conocerte más y amarte mejor. Ilumínanos, Señora de la Luz, para
redescubrirte cada día en el misterio de Cristo y de la Iglesia. Haz que, a
través de la experiencia espiritual del Carmelo, te contemplemos como Virgen
orante que nos enseña a acoger, meditar, vivir y proclamar la Palabra de Dios,
y como Madre espiritual que acompaña el desarrollo de nuestra existencia hasta
la plenitud en Cristo. Así sea
Momento
Evangélico: Escribe S.
Juan:“Junto a la cruz de Jesús estaban su Madre, la hermana de su Madre, María
de Cleofás, y María la Magdalena. Jesús, al ver a su Madre y cerca al discípulo
que tanto quería, dijo a su Madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo. Luego dijo al
discípulo: Ahí tienes a tu Madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió
en su casa”.
*Cristo,
moribundo, provee a la próxima soledad de su Madre, encomendándola a los
cuidados filiales del discípulo amado. María será en adelanta la Madre de Juan.
Y Juan será el hijo de María. Pero las palabras de Cristo agonizante tiene en
sentido más universal. La Iglesia se ve representada en la persona de Juan y
recibe como suyo el testamento: Ahí tienes a tu Madre. A su vez el Carmelo se
contempla prefigurado en Juan, recibiendo así a María como Madre espiritual de
la Orden.
*Los miembros de
la Familia carmelita sabemos que el marianismo es una nota esencial de nuestra
vocación. Hemos nacido espiritualmente de la Virgen. Ella, como hacen las
buenas madres con sus hijos, nos ha alimentado, nos ha vestido, nos ha amparado
en las horas de peligro.
Se ha afirmado
que el Carmelo es “todo de María”, mariano por su origen, mariano por su
historia, mariano por su tradición, mariano por su espiritualidad, mariano por
su apostolado, mariano por su Escapulario...Y así lo vivieron: Santa Teresa de
Jesús, con su cariño tierno y misionero hacia la Madre; San Juan del Cruz y su
mirada permanente al misterio de María para aprender a dejarse guiar por el
Espíritu, y tantos hermanos y hermanas, han seguido haciendo alianza con la
Madre a través de los tiempos.
* El Escapulario
se convierte en signo de alianza y de comunión recíproca entre María y los
fieles (Juan Pablo II) El Escapulario, por su sencillez, nos habla de las cosas
de cada día, pero, con una rica expresividad que lo convierte en patrimonio de
los pobres de la tierra, habla de alianza con todos los pueblos y de la
comunión de hermandad entre nosotros. El Escapulario, es una parábola de
comunión, porque es regalo de una Mujer que besa cada día nuestra herida y nos
acerca de forma entrañable, en su ser de mujer, la ternura de Dios Trinidad.
Invocaciones
ROSA DEL CARMELO,
perfúmanos en el alma y cuerpo, para que seamos buen olor de Cristo en medio de
nuestros hermanos.(Ave María)
ESTRELLA DEL MAR,
conduce nuestra barquilla en la noche oscura del destierro hasta las playas
luminosas de la Patria. (Ave María)
REINA DEL CIELO,
que un día, junto a ti, gocemos en la eternidad y proclamemos la grandeza del
Señor, porque el Poderoso hizo en ti maravillas. (Ave María)
(PÍDASE LA GRACIA
QUE SE DESEA ALCANZAR)
Plegaria
Universal
Invoquemos,
hermanos, a Dios, nuestro Padre, que nos ha dado a María por Madre y digámosle
con profunda gratitud:
Por el don de
María, su Madre, el Carmelo te aclama, Señor.
Por el don de
María, su Madre, el Carmelo te aclama, Señor.
(AÑADAMOS, EN
SILENCIO, NUESTRAS INTENCIONES PERSONALES)
Oración: Te suplicamos, Señor, que nos asista con
su intercesión poderosa la Santísima Virgen María y Reina del Carmelo, para
que, guiados por su ejemplo y protección, lleguemos hasta la cima del monte de
la perfección que es Cristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén
DÍA NOVENO LA
VIRGEN MARÍA FRENTE AL MISTERIO DEL DOLOR
Salutación: Virgen del Carmen, queremos, a lo largo de
estas jornadas, andar el camino de la plegaria y de la reflexión hacia una
meta: La de conocerte más y amarte mejor. Ilumínanos, Señora de la Luz, para
redescubrirte cada día en el misterio de Cristo y de la Iglesia. Haz que, a
través de la experiencia espiritual del Carmelo, te contemplemos como Virgen
orante que nos enseña a acoger, meditar, vivir y proclamar la Palabra de Dios,
y como Madre espiritual que acompaña el desarrollo de nuestra existencia hasta
la plenitud en Cristo. Así sea
Momento
Evangélico: Escribe S.
Lucas:“Cuando entraban (en el templo) con el Niño Jesús sus padres, Simeón los
bendijo diciendo a María: Mira: éste está puesto para que muchos en Israel
caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la
actitud de muchos corazones. y a ti una espada te traspasará el alma”.
*L a profecía del
anciano Simeón, recogida en este pasaje de San Lucas, tendrá puntual
cumplimiento a lo largo de la vida de nuestra Señora. Espada será el destierro
a Egipto, la pobreza de Nazareth, la pérdida de Jesús en el Templo, la
separación del Hijo durante su evangelización... Pero la espada del vaticinio
desgarrará sobre todo las entrañas maternales de María en la pasión y muerte de
su Hijo. María, junto a la cruz de Cristo, se convierte en la Dolorosa, en la
Reina de los mártires.
*Dios no ha creado
el dolor, ni el hombre fue creado para el sufrimiento. Fue el pecado original
el que introdujo en la familia humana el dolor con su larga caravana de
torturas físicas y sufrimientos morales. Cristo asumió voluntariamente el
dolor, haciéndolo instrumento de redención. Desde entonces el enigma del
sufrimiento se descifra, siquiera parcialmente; y el hombre tiene el privilegio
de poder completar lo que falta a los padecimientos de Cristo, sufriendo por su
Cuerpo que es la Iglesia. El dolor antinatural, se cambia así en sobrenatural:
corredentor.
*Nos recuerda Pío
XII que por el Escapulario estamos consagrados al Corazón de María: un Corazón
traspasado por la espada del sufrimiento. Este vestido mariano nos vincula, a
la familia del Carmelo. En ella, sus más relevantes figuras han buscado siempre
el “padecer”, sabiendo como sabían aquello que: “En la cruz está la Vida y el
consuelo y que ella sola es el camino para el cielo”.
Invocaciones
ROSA DEL CARMELO,
perfúmanos en el alma y cuerpo, para que seamos buen olor de Cristo en medio de
nuestros hermanos.(Ave María)
ESTRELLA DEL MAR,
conduce nuestra barquilla en la noche oscura del destierro hasta las playas
luminosas de la Patria. (Ave María)
REINA DEL CIELO,
que un día, junto a ti, gocemos en la eternidad y proclamemos la grandeza del
Señor, porque el Poderoso hizo en ti maravillas. (Ave María)
(PÍDASE LA GRACIA
QUE SE DESEA ALCANZAR)
Plegaria
Universal
Oremos, hermanos,
a Dios Padre, que no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó a la pasión
y muerte, y digámosle con el más vivo reconocimiento:
Por los dolores
de tu Madre, te lo pedimos, Señor.
Para que la
Iglesia, esposa de Cristo Crucificado, peregrinando entre persecuciones,
anuncie valerosamente la cruz del Señor hasta que vuelva,
Por los dolores
de tu Madre, te lo pedimos, Señor.
(AÑADAMOS, EN SILENCIO, NUESTRAS INTENCIONES
PERSONALES)
Oración: Te suplicamos, Señor, que nos asista con
su intercesión poderosa la Santísima Virgen María y Reina del Carmelo, para
que, guiados por su ejemplo y protección, lleguemos hasta la cima del monte de
la perfección que es Cristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN: Muchos hombres y mujeres se han hecho
santos cultivando día a día el amor a la Virgen. “Un espléndido ejemplo de esta
espiritualidad mariana, que modela interior mente a las personas y las
configura a Cristo, primogénito entre muchos hermanos, son los testimonios de
santidad y de sabiduría de tantos santos y santas del Carmelo, todos creciendo
a la sombra y bajo la tutela de la Madre”(Juan Pablo II.
La devoción
auténtica a la Virgen no les ha llevado a un sentimentalismo estéril y
transitorio, sino que ha brotado de la fe y se ha expresado en el amor filial y
en el deseo de imitarla en sus virtudes.
Nosotros hemos
querido, en estos días, mirar el rostro de la Virgen, para descubrir en ese
rostro a Jesús, amar a Jesús y seguir a Jesús. Un ejercicio tan sencillo como
es la “novena”, nueve días de camino y de encuentro comunitario, nos ha
permitido mirar y admirar a la Madre, y aprender a mirar el mundo con el cariño
y el amor que Dios lo mira.
Que María haga de
nosotros hombres y mujeres de hoy, que vivamos el momento presente, con las
luces y sombras de hoy, con valentía y con lucidez, sin avergonzarnos de ser
amigos de Jesús. Que haga de nosotros personas creativas y con la esperanza
siempre puesta en el corazón, capaces de servir con lo mejor que tenemos, como
contemplábamos en estos días en María.
Y como veíamos en
estos días el Escapulario es don de la Madre del Carmelo y una tarea, de ser
santos, ser testigos de la luz de Cristo. Vayamos con María, gozosos al
encuentro de nuestros hermanos, siendo testigos visibles del amor de Cristo en
medio de ellos
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MARIA
"DIOS ME HA DADO UNA TAREA Y YO TRATO DE HACERLA LO MEJOR POSIBLE" ...ALABADO SEA MI SEÑOR.
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