Leemos
en la página www.paulinas.org.ar la historia de san Cayetano.
Investigamos acerca de la devoción al santo en nuestro país y el culto que se
le rinde para pedirle por el pan y el trabajo.
Reflexión
sobre el valor del trabajo
En
el diccionario, se define la palabra trabajo de esta manera: ‘Acción y
efecto de trabajar. Ocupación. Obra, resultado de la actividad humana. Esfuerzo
humano aplicado a la producción y a los bienes’.
Dios
crea al hombre y le da un trabajo: ¡ocuparse de la creación y de su propia
subsistencia! A lo largo de toda la historia, vemos cómo el hombre y la mujer
han desarrollado su capacidad de trabajar para su subsistencia y para la
conservación de la especie: aprendió a cazar y a pescar, a tallar piedras, a
prender el fuego, a fabricar sus armas, a confeccionar sus vestimentas, a
construir sus viviendas…
Con
el tiempo, el trabajo humano se especializó en diferentes oficios o profesiones
que marchan al compás de las civilizaciones y que se siguen desarrollando hasta
el día de hoy.
El
trabajo realizado por el hombre en sociedad construye el bien común, todas las
actividades de las personas tienen que estar orientadas a este bien. Cualquier
trabajo donde la persona persiguiera su propio interés olvidándose del bien
común daña el tejido social.
Todos
los seres humanos tienen el derecho de tener un trabajo, de realizarlo en
condiciones dignas y de recibir una remuneración justa que les permita vivir
con dignidad. La falta de trabajo y la desocupación es un atentado contra la
dignidad de las personas.
Todo
lo que nos rodea es el resultado del trabajo de muchas personas: el lugar donde
vivimos, la comida, la ropa, la salud, nuestra educación, el transporte, la
tecnología, nuestras diversiones… en todo lo que nos rodea, hay un grupo
de personas que trabajan para prestarnos ese servicio. Y sobre todo, el trabajo
de nuestros padres, que con tanto amor y esfuerzo se ocupan de que tengamos lo
que necesitamos para crecer y para desarrollarnos hasta que también nosotros
podamos insertarnos en el mundo del trabajo. Trabajan fuera de casa, para ganar
el dinero que necesitan para la familia; y trabajan dentro de casa para
cuidarnos y para mantener el orden de su hogar.
El trabajo nos dignifica, nos hace bien, nos ayuda a conocer
nuestras capacidades y a ponerlas al servicio de los otros; nos desafía y nos
enseña a ser mejores personas. ¡Todo en la vida implica una tarea o trabajo!
Las personas deben encontrarle un sentido a su trabajo, para poder realizarlo
con alegría, aunque resulte pesado; de otra manera el mismo trabajo se volverá
una carga emocional –mal humor, amargura– que se sumará a la tarea en sí.
La virtud del trabajo está en relación con otras virtudes,
por ejemplo:
– La responsabilidad, que nos hace «responder» de
manera adecuada a lo que se espera de nosotros o a las tareas que nos son
encomendadas.
– La perseverancia, que nos hace actuar con constancia
y con firmeza, para obtener los resultados que nos propusimos. Nos ayuda a
resistir con paciencia los esfuerzos, a no perder de vista la meta a la que
queremos llegar, a no dejar a un lado nuestros compromisos ante las dificultades.
– La humildad, que nos permite aprender de otros,
dejarnos enseñar y corregir, y pedir ayuda cuando lo necesitamos.
Para crecer en la virtud del trabajo y para encontrar su
sentido en la vida de las personas y en la cultura, debemos ejercitarnos en los
siguientes aspectos:
– Considerar cuál es el fin del trabajo que realizamos y sus
beneficios.
– Cumplir responsablemente las tareas que nos asignan.
– Poner atención, cuidado y dedicación en lo que hacemos.
– Hacer esfuerzos disciplinados y ordenados.
– Aprender a usar las herramientas y medios para la tarea
propuesta.
– Dejarnos enseñar y pedir ayuda cuando la necesitemos.
– Agradecer a diario que tenemos trabajo y orar para que
todos lo tengan.
MPEC
1. ¿Cuáles son mis trabajos o tareas cotidianas? ¿Cómo las
realizo? ¿Me gusta trabajar en lo que trabajo?
2. ¿Cuáles son las tareas o trabajos que los otros me
encomiendan (mis padres, mis maestros, mis amigos)? ¿Cómo las realizo?
3. De todas mis ocupaciones que cumplo en el trabajo, ¿cuál
es la que más me gusta? ¿Cuál es la que me sale mejor, la que menos me cuesta?
¿La que realizo con más alegría? ¿Cuál es la que menos me gusta o la que más me
cuesta? ¿Por qué? Las enumero del 1 al 5, según el orden de conformidad.
4. ¿Qué sentido le encuentro a mi trabajo? ¿Para qué lo hago?
¿De qué manera el trabajo que realizo (ya sea en la escuela o en alguna otra
ocupación) construye el bien común?
5. Miro las tres virtudes para ejercitar en el trabajo:
responsabilidad, perseverancia y humildad. ¿Me considero responsable,
perseverante, humilde? Sí - No ¿Por qué?
6. ¿Qué necesito para crecer en responsabilidad,
perseverancia o humildad? ¿Qué debo hacer?
7. Miro todas mis ocupaciones cotidianas, dentro y fuera del
hogar: ¿En cuál de ellas necesito poner más atención y esfuerzo?
8. ¿Qué podemos hacer, como familia, para que el trabajo de
todos construya nuestro bien común? ¿En qué tiene que trabajar cada uno para
que crezca el bien entre nosotros?
Sugerencias para hacer en familia
Compartimos en familia el MPEC trabajado en forma personal.
Cada uno comparte los cinco trabajos que más le gusta hacer; en qué virtudes
tiene que crecer y por qué y en qué trabajo tiene que poner mayor atención.
Los
padres pueden aprovechar para conversar con sus hijos acerca de sus trabajos y
para planear un día para que el hijo los acompañe y los «vea» en su lugar de
trabajo. Conversamos acerca de las tareas que cada miembro de la familia hace y
pensamos juntos en qué debemos crecer para que reine el orden y la comunión
gracias al trabajo de cada uno.
Los
padres podrían hablar con los hijos acerca de la situación de las personas que
están sin trabajo, de los índices de desocupación en nuestro país, y de cómo
nuestro pequeño aporte contribuye a la construcción del bien común.
Reflexionamos
juntos:
–
¿Hay algunos trabajos que no están en relación con el bien común? ¿Cuáles? ¿Por
qué?
–
¿Hay algunos trabajos o actividades que no sean dignos o que atenten contra la
dignidad de las personas? ¿Cuáles?
–
¿Qué pasa cuando el trabajo de los hombres no es remunerado dignamente? ¿Por
qué existen tantas diferencias en la remuneración de los diferentes trabajos?
¿Estas diferencias son justas? ¿En qué casos?
–
¿Qué es mejor darles a las personas que están necesitadas: pan o trabajo? ¿Por
qué?
Podemos
también buscar y comentar algún cuento, mito, fábula o poesía que nos hable
acerca del valor del trabajo.
Todas
las noches, agradecemos a Dios por el trabajo, rezamos por el trabajo de todas
las personas y pedimos especialmente por aquellas que están desocupadas o no
tienen trabajo.
El trabajo nos dignifica, nos hace bien, nos ayuda a conocer
nuestras capacidades y a ponerlas al servicio de los otros; nos desafía y nos
enseña a ser mejores personas. ¡Todo en la vida implica una tarea o trabajo!
Las personas deben encontrarle un sentido a su trabajo, para poder realizarlo
con alegría, aunque resulte pesado; de otra manera el mismo trabajo se volverá
una carga emocional –mal humor, amargura– que se sumará a la tarea en sí.
MPEC
1. ¿Cuáles son mis trabajos o tareas cotidianas? ¿Cómo las
realizo? ¿Me gusta trabajar en lo que trabajo?
2. ¿Cuáles son las tareas o trabajos que los otros me
encomiendan (mis padres, mis maestros, mis amigos)? ¿Cómo las realizo?
3. De todas mis ocupaciones que cumplo en el trabajo, ¿cuál
es la que más me gusta? ¿Cuál es la que me sale mejor, la que menos me cuesta?
¿La que realizo con más alegría? ¿Cuál es la que menos me gusta o la que más me
cuesta? ¿Por qué? Las enumero del 1 al 5, según el orden de conformidad.
4. ¿Qué sentido le encuentro a mi trabajo? ¿Para qué lo hago?
¿De qué manera el trabajo que realizo (ya sea en la escuela o en alguna otra
ocupación) construye el bien común?
5. Miro las tres virtudes para ejercitar en el trabajo:
responsabilidad, perseverancia y humildad. ¿Me considero responsable,
perseverante, humilde? Sí - No ¿Por qué?
6. ¿Qué necesito para crecer en responsabilidad,
perseverancia o humildad? ¿Qué debo hacer?
7. Miro todas mis ocupaciones cotidianas, dentro y fuera del
hogar: ¿En cuál de ellas necesito poner más atención y esfuerzo?
8. ¿Qué podemos hacer, como familia, para que el trabajo de
todos construya nuestro bien común? ¿En qué tiene que trabajar cada uno para
que crezca el bien entre nosotros?
Sugerencias para hacer en familia
Compartimos en familia el MPEC trabajado en forma
personal. Cada uno comparte los cinco trabajos que más le gusta hacer; en qué
virtudes tiene que crecer y por qué y en qué trabajo tiene que poner mayor
atención.
FUENTE . ESCUELA DE CATEQUESIS CUADERNILLO