El
Espíritu Santo, Señor y Dador de Vida ha revoloteado sobre una familia, La
Iglesia, para que ésta brille e ilumine a todas las naciones. Y este año, la
familia de la Iglesia Argentina porta un plus, una chispa santa que debe hacer
milagros.
“Hacemos
la Iglesia” : esta expresión que estamos llamados a trabajar con los chicos
tiene dos direc ciones cl a r a m e n t e d i f e r e n c i a d a s y complementarias al
mismo tiempo:
“Hacemos”
desde el “ser”, desde que “somos la Iglesia” porque la hacemos nosotros, los
que somos la familia del Señor por el Espíritu Santo, ya sea desde el Papa
hasta el último de los bautizados y aún más, hasta cualquier persona que sólo
tenga el deseo de pertenecer a ella.
“Hacemos”,
la hacemos, en cuanto a la misión fundamental: dar a conocer a Jesucristo,
verdadero Dios y verdadero hombre, en nuestra propia persona, a todos los
hombres del mundo.
Esta
tarea de “enseñar” estos misterios de nuestra Iglesia Católica, resulta
primordial e indispensable porque encierra un profundo tema de identidad. Es
fundamental saber y conocer quiénes somos y adonde pertenecemos para saber
hacia dónde caminamos.
Muchas
veces los catequistas, animadores y distintos agentes de pastoral, de liturgia
o grupos de oración, no medimos la importancia y el enorme significado que
puede tener para una persona el hecho de “PERTENECER” a la Iglesia. Pertenecer
supone poseer un suelo hecho de 2000 años de pasión y amor, ser parte de esta
Iglesia de hijos de Dios, hermanos de Cristo le da al hombre una dignidad única
e intransferible. Supone ser uno más de una familia hecha de santos y de
mártires; de personas
que
teniendo el mismo origen, se encaminan al mismo destino. Y al mismo tiempo se
sabe ser “alguien
único”
ante un Pastor que nos conoce por nuestro nombre y tiene en el Cielo preparado
un lugar para cada uno de nosotros. Ser Iglesia no nos hace “masa”, no nos hace
público, nos hace PUEBLO,
y
Pueblo de Dios. No nos hace espectadores sino actores de un mismo destino.
Por
eso es muy importante que el chico sepa aquello que el Espíritu Santo hizo en
los hombres para que el mundo tenga una oportunidad de salvación. Debe saber
quién es el Laico, el religioso, el diácono, el sacerdote, el Obispo, el Papa.
Daremos
aquí una breve exposición de algunos puntos del Catecismo Católico que no
podemos dar por obvios, ya sea con los chicos, ya con sus padres: ( por
supuesto cada vez más debemos tener el Catecismo de la Iglesia Católica muy a
mano para ser cada vez más certeros ante las dudas que vemos se presentan
cotidianamente.
Estos
temas se refieren a lo que nos ocupa este año “Hacer la Iglesia desde nosotros”
y “Hacer la Iglesia construyéndola”
En el Credo largo rezamos: “Creo en la Iglesia que es Una,
Santa, Católica y Apostólica”. ¿Qué queremos decir cuando rezamos que la Iglesia es Una?Al decir que la Iglesia es Una, estamos diciendo que creemos que la Iglesia Católica fue fundada obre la Roca, Pedro (cf. Mt 16, 18), la cual está unida bajo el sucesor de Pedro, el Papa.
Queremos decir, por
tanto, que Cristo fundó una sola
Iglesia. Y que esa Iglesia que El fundó subsiste en la Iglesia Católica,
gobernada por el sucesor de Pedro. (CIC-C #162). Que todos sean uno (Jn 17, 21).
La Iglesia es Una porque tiene como
origen y modelo la unidad de un solo Dios en la Trinidad de las Personas; como
fundador y cabeza a Jesucristo, que restablece la unidad de todos los pueblos
en un solo Cuerpo; como
alma al Espíritu Santo que une a todos los fieles en la comunión en Cristo. La Iglesia tiene una sola fe, una sola
vida sacramental, una única sucesión apostólica, una común esperanza y la misma caridad.
(CIC-C 161)
¿Y los demás Cristianos no-Católicos no son nuestros hermanos? Ha habido momentos en que la Iglesia se ha separado por diversos
motivos. En las Iglesias y
comunidades eclesiales que se separaron de la plena comunión con la Iglesia
Católica, se hallan muchos
elementos de santificación y verdad. Todos estos bienes proceden de Cristo e impulsan hacia la unidad
católica. Los miembros de
estas Iglesias y comunidades se incorporan a Cristo en el Bautismo, por ello
los reconocemos como hermanos. (CIC-C #163)
La Iglesia es UNAión
La Iglesia es apostólica por su origen, ya que fue construida «sobre el fundamento
de los Apóstoles» (Ef 2, 20); por su enseñanza, que es la misma de los Apóstoles (CIC-C #174)
¿A qué se llama Sucesión Apostólica? Cristo funda su Iglesia sobre los Apóstoles. Es la cadena in-interrumpida de Obispos que vienen desde los
mismos Apóstoles. Cuando Jesús confirió su
autoridad a los Apóstoles, éstos fueron pasando
esa autoridad de Obispo a Obispo hasta la atualidad.
Así
que cada Obispo que ha sido
ordenado Obispo puede trazar su línea hacia atrás hasta alguno de los
Apóstoles. Lo mismo todo Sacerdote que ha
sido ordenado sabe que el Obispo que lo ordenó puede trazar su línea originaria
hasta alguno de los 12 Apóstoles.Impresionante ¿no? Además de la Iglesia
Católica, la única que tiene Sucesión Apostólica es la Iglesia Ortodoxa.
La Iglesia es APOSTÓLICA
Todo bautizado que esté en unión con el Papa y con los Obispos,
que participa de los Sacramentos de la Iglesia está formando parte de la
Iglesia Católica.
¿Quién pertenece a la Iglesia Católica?
Como
sucesor de San Pedro y cabeza del Colegio de Obispos, el Papa es el fundamento y garantía de la unidad de la Iglesia.Jesús le dio a San Pedro la singular posición de pre-eminencia
entre los Apóstoles.Esto lo constituyó en la suprema autoridad en la Iglesia en
sus comienzos.Por eso el Papa, que es su sucesor, tiene -como él- la autoridad pastoral suprema y es la autoridad final en materia
doctrina y moral, y en decisiones disciplinarias.
La Iglesia debe anunciar el Evangelio a todo el mundo porque
Cristo ha ordenado: « Vayan, entonces, y hagan que todos los pueblos sean mis
discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo,» (Mt 28, 19). (CIC-C
#172). La misión de la Iglesia es
claramente misionera porque, guiada por el
Espíritu Santo, continúa a lo largo de los siglos la misión del mismo Cristo.
Por tanto, los cristianos deben anunciar a todos la Buena Noticia traída por
Jesucristo, siguiendo su camino y dispuestos incluso al sacrificio de sí mismos
hasta el martirio. (CIC-C #173)
¿Cuál
es la responsabilidad del Papa? Como sucesor de San Pedro y cabeza del Colegio de Obispos, el Papa es el fundamento y
garantía de la unidad de la Iglesia.Jesús le dio a San Pedro la singular posición de pre-eminencia
entre los Apóstoles.Esto lo constituyó en la suprema autoridad en la Iglesia en
sus comienzos. Por eso el
Papa, que es su sucesor,
tiene -como él- la
autoridad pastoral suprema y es la autoridad final en materia doctrina y moral,
y en decisiones disciplinarias.
¿Cuál es la misión de la Iglesia? La Iglesia debe anunciar el Evangelio a todo el mundo porque
Cristo ha ordenado: « Vayan,entonces, y hagan que todos los pueblos sean mis
discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo,» (Mt 28, 19). (CIC-C
#172). La misión de la Iglesia es
claramente misionera porque, guiada por el
Espíritu Santo, continúa a lo largo de los siglos la misión del mismo Cristo.
Por tanto, los cristianos deben anunciar a todos la Buena Noticia traída por
Jesucristo, siguiendo su camino y dispuestos incluso al sacrificio de sí mismos
hasta el martirio. (CIC-C #173)
¿Quiénes forman la Iglesia que es UNA, SANTA, CATÓLICA y
APOSTÓLICA?
El Jefe Supremo es el Papa. El
es el representante de Cristo en la Tierra. La Cabeza de la Iglesia es Cristo,
pero el Papa es la Cabeza visible de la Iglesia.
Territorialmente, la Iglesia Católica se organiza en Diócesis, no se organiza por países. Cada Diócesis es regida por un Obispo.
Algunas
Diócesis son llamadas Arquidiócesis y su Obispo se llama Arzobispo.
Ningún
Obispo, aunque haya sido nombrado Cardenal, tiene autoridad sobre otro, sino
que cada Obispo depende directamente del Papa.
Los Cardenales son
Obispos o Arzobispos que ayudan al Papa en la acción pastoral de la Iglesia
universal y en la administración del Vaticano y la Curia Romana. Cuando el Papa
muere, o renuncia, eligen al sucesor de entre los Cardenales.
Las Conferencias Episcopales: Los
Obispos de un mismo país – y/o de un mismo continente suelen organizarse en lo
que se llama una Conferencia Episcopal, para poder ejercer unidos funciones
pastorales comunes para todos los habitantes de un país o de una región.
Los
cargos dentro de las Conferencias Episcopales se los distribuyen los Obispos
entre sí.
Los Sacerdotes o Presbíteros dependen
directamente de cada Obispo en la Diócesis a la cual pertenecen, y ayudan a los
Obispos a pastorear al pueblo de Dios, con la evangelización y la predicación
de la Palabra de Dios, la administración de los Sacramentos y la celebración de
la Santa Misa en cada Parroquia. También pueden organizar obras de caridad de
diversa índole.
Los Diáconos ayudan a los
Sacerdotes en algunas funciones como la predicación, y pueden administrar los
Sacramentos del Bautismo y el Matrimonio.
Nota: El Papa, los Obispos, Sacerdotes y Diáconos constituyen lo
que se llama la “Jerarquía Eclesiástica”.
Congregaciones y Ordenes Religiosas: Son grupos de personas establecidas conforme a los tres consejos
evangélicos de pobreza, castidad y obediencia. Las Congregaciones y Ordenes
Religiosas no pertenecen a la organización jerárquica de la Iglesia. Unas dependen
directamente del Papa y otras dependen de algún Obispo. Se dedican a muchísimas
actividades dentro de la Iglesia: enseñanza, salud, oración, pastoral, jóvenes,
etc.
Los Laicos: Son todo el resto
del pueblo de Dios perteneciente a la Iglesia Católica y es parte muy
importante de ella. Todos somos Iglesia. Los laicos forman parte de la Iglesia
y también tienen deberes y responsabilidades dentro de la misma.
¿Cómo colaboran los laicos en la misión de la Iglesia?
La principal responsabilidad de los laicos es ser miembros vivos
del Cuerpo Místico de Cristo que es su Iglesia, es decir, tienen la obligación
ineludible de vivir en Gracia, de ser
portadores de Cristo con su vida, de manera
de que la savia que fluye en ese Cuerpo no sea interrumpida por ser ellos
miembros muertos que no viven en Gracia.
Además,
los fieles laicos tienen
como vocación propia la de buscar el Reino de Dios, iluminando y ordenando las realidades
temporales según Dios.
Responden así a la llamada a la santidad y al apostolado, que se dirige a todos
los bautizados. (CIC-C #188). Esa es la
primera labor de los laicos: llevar el
mensaje de Cristo a sus ambientes (familiar, escolar, universitario,
recreativo, laboral, etc.).
Los
laicos también pueden utilizar parte de su tiempo para colaborar con la Jerarquía en difundir el mensaje de Cristo,
participando en la Catequesis, la enseñanza, la evangelización o algunas otras
labores a las que se dedique la Iglesia.
Por eso podemos sintetizar que los laicos junto con toda la
Iglesia no podemos dejar de CAMINAR, CONFESAR QUE CRISTO ES NUESTRO DIOS Y SALVADOR Y CONSTRUIR DESDE
ALLÍ LA IGLESIA.
Primer día: Espíritu de
Alegría
Podemos
iniciar con alguna canción.
Leemos en la carta a los filipenses: Alégrense siempre
en el Señor. Vuelvo a insistir, alégrense.
Que la bondad de ustedes sea conocida por todos los hombres.
El Señor está cerca. No se angustien por nada, y en cualquier circunstancia,
recurran a la oración y a la súplica, acompañadas de acción de gracias, para presentar
sus peticiones a Dios. Entonces la paz de Dios, que supera todo lo que podemos
pensar, tomará bajo su cuidado los corazones y los pensamientos de ustedes en Cristo
Jesús.
El
papa Francisco, en una de sus primera predicaciones como papa, nos decía: “No
sean nunca hombre o mujeres tristes: un cristiano jamás puede serlo. Nunca se
dejen vencer por el desánimo”.
Vamos
a pedir, en este primer día de oración preparándonos para la fiesta de
Pentecostés, que el Espíritu Santo que esperamos nos llene el corazón de su
alegría. No una alegría que pasa rápido, o que la tenemos porque recibimos un
regalo, o hace lindo día o ganó nuestro equipo de fútbol. La alegría de la que
nos habla Jesús es mucho más grande. Somos cristianos alegres, porque el Señor
resucitó y nada nos puede vencer. Somos cristianos alegres porque su amor llena
nuestro corazón.
Somos
cristianos alegres porque estamos llenos de esperanza. Somos cristianos alegres
porque queremos ser felices, de la mano de Jesús.
Oración para repetir.
Te pedimos Espíritu Santo
que desciendas sobre nosotros.
Danos tu Espíritu de Alegría
para que en medio de tu Iglesia
podamos ser para nuestros hermanos
testimonio de cristianos alegres. Amén
Segundo día: Espíritu de Misericordia
Leemos
en el evangelio escrito por un amigo de Jesús llamado San Lucas: “Sean misericordiosos, como
el Padre de ustedes es misericordioso. No juzguen y no serán juzgados; no condenen
y no serán condenados, perdonen y serán perdonados. Den y se les dará”. Una de las invitaciones más lindas que Jesús nos hace es la de
ser santos. La tarea es complicada, no nos podemos engañar, sin embargo, el
papa Francisco nos dice algo muy importante: el encuentro con Jesús y la dulzura
del perdón que Él nos regala, son fundamentales para alcanzar la meta de la
santidad. Descubrir que somos perdonados, cuidados y acompañados por el Señor
hace más llevadera esta tarea.
Pidamos
al Espíritu que nos regale el don de la misericordia. Que aprendamos a mirar
nuestro corazón siempre necesitado de perdón y de la ayuda del Señor. Que
aprendamos a mirar a nuestros hermanos misericordiosamente, con humildad,
sabiendo que el que está a nuestro lado también necesita sentir que la bondad
del Señor acaricia su corazón. Que no nos cansemos de pedirle al Señor que nos
perdone. Que no nos cansemos de perdonar.
Para
terminar, podemos cantar juntos alguna canción de pedido de perdón, o rezar
algunas oraciones a modo de acto penitencial y repetimos algún estribillo del
estilo “Hoy te pedimos perdón” o “Papá del cielo”.
Tercer día: Espíritu de Fiesta
Podemos
comenzar cantando Fiesta del Señor.
Leemos en el evangelio de San Juan : Tres días después
se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí.
Jesús también fue invitado con sus discípulos. Y como faltaba vino, la madre de
Jesús le dijo: «No tienen vino». Jesús le respondió: «Mujer, ¿qué tenemos que
ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía». Pero su madre dijo a los
sirvientes: «Hagan todo lo que él les diga».
La
fiesta de Jesús se hace presente en nuestras vidas, en nuestro corazón, en
nuestra escuela y comunidad cada vez que hacemos lo que “Él nos dice”.
Imaginemos
cuantas veces al día, tenemos la oportunidad de hacer fiesta: cuando ayudamos a
alguien en una necesidad, cuando estamos atentos a papá y a mamá, cuando
estudiamos y somos responsables, cuando amamos a nuestros hermanos como Jesús
nos ama, etc, etc.
El
Espíritu Santo viene a llenarnos de dones para que cada momento de nuestra vida
sea fiesta, para que nuestros pequeños gestos hagan de nuestras comunidades,
pueblos y ciudades, lugares de Fiesta de Jesús.
Recemos juntos esta oración:
Vení Espíritu Santo
y llená nuestros corazones:
que estemos siempre dispuestos
a brindar amor, alegría y paz
para que en nuestras comunidades
vivamos siempre la fiesta del corazón
que nos regala el Señor Jesús. Amén
Cuarto día: Espíritu de unidad
Leemos en la carta de San Pablo a los Efesios. Sean
humildes y amables, sean comprensivos y
sopórtense unos a otros con amor. Mantengan entre ustedes
lazos de paz y permanezcan unidos en el mismo espíritu: un solo cuerpo y un
mismo espíritu, pues ustedes han sido llamados a una misma vocación y una misma
esperanza.
¡Qué
importante es la unidad! Cuando caminamos unidos, como Iglesia, un montón de
cosas se nos hacen más fáciles. Nos animamos unos a otros, la alegría es
fundamental, quienes nos escuchan saben que hablamos del mismo amor de Jesús,
la paz es un signo visible y la esperanza llena los lugares donde estamos. Sin
embargo, no es fácil caminar unidos, juntos, queriéndonos y respetándonos. Ahí
se hace fundamental el Espíritu Santo y la disposición de nuestro corazón para
que otra vez se llene con los dones que el Espíritu nos trae.
Vamos
a hacer nuestra oración pidiendo el Espíritu de Unidad y para ello vamos a
hacer un pequeño gesto. Nos vamos a tomar de las manos y juntos y unidos en
Jesús, vamos a rezar al Padre del cielo la oración que Él nos enseñó: Rezamos
el Padre Nuestro.
Quinto día: Espíritu de Misión
Leemos en el libro de los hechos de los apóstoles: Cuando
llegó el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De
repente vino del cielo un ruido, como el de una violenta ráfaga de viento, que
llenó toda la casa donde estaban, y aparecieron unas lenguas como de fuego que
se repartieron y fueron posándose sobre cada uno de ellos. Todos quedaron
llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el
Espíritu les c o n c e d í a q u e s e expresaran.
Nos
dice el papa Francisco: No podemos confesar a Jesús, no podemos hablar de
Jesús, no podemos decir alguna cosa de Jesús sin el Espíritu Santo. Es el
Espíritu que nos hace confesar o hablar de Jesús o tener confianza en Él. Jesús
que está en el camino de la vida, siempre.
Ya
llega el día de Pentecostés. Y queremos construir la Iglesia con Jesús.
Una
tarea que no podemos olvidar es la Misión. El Espíritu, igual que con los apóstoles,
llena nuestro corazón y provoca que no podamos callar lo que vemos y oímos: Que
Jesús nos quiere y nos salva. Esta Buena Noticia necesita de todos nosotros
porque nadie tiene que quedarse afuera.
Vamos
entonces a pedir al Espíritu que llegue a nosotros y con sus dones nos anime
para construir, tomados de su mano y guiados por el cariño pastoral de nuestro
papa Francisco, la Iglesia de Jesús que quiere llenar con su amor el mundo
entero.
Rezamos juntos
Espíritu Santo
que nos regalás tu consuelo y compañía
que estás junto a nosotros
para que podamos anunciar
sin cansancio y con alegría
la Buena Noticia de Jesús.
Danos tu fuerza
para que en este nuevo Pentecostés
nos animemos a ser
misioneros y contagiemos
el amor de Dios
a todos nuestros hermanos.Amén.
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